¿RETIRARSE DE LA COMPETICIÓN?

No, pese a lo que haya podido parecer, no trato de abrir un debate sobre si España debe continuar o no con su participación en el Festival de Eurovisión. Nuestra querida competición europea es un programa de televisión, es una superproducción televisiva y por ello necesita de inversores. Todo productor que invierte en un proyecto […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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¿RETIRARSE DE LA COMPETICIÓN?

No, pese a lo que haya podido parecer, no trato de abrir un debate sobre si España debe continuar o no con su participación en el Festival de Eurovisión. Nuestra querida competición europea es un programa de televisión, es una superproducción televisiva y por ello necesita de inversores. Todo productor que invierte en un proyecto espera que éste dé buenos resultados. En este caso concreto, más allá de patrocinadores, los productores serían las cadenas públicas de cada país participante.

Por todos nosotros es sabido que hay determinados países que tienen complicado ganar el festival e incluso alcanzar la final para algunos de ellos sería todo un logro. Territorios como Andorra, San Marino, Montenegro o la República Checa nunca han visto sus nombres en el scoreboard de la final pese a haber participado todos ellos en varias ocasiones. Echando la vista atrás hay televisiones públicas que sí han participado en una final de Eurovisión, pero normalmente se las ven y se las desean para que sus representantes superen la semifinal previa. Tal es el caso de Letonia, que no se clasifica desde 2009, Croacia que no lo hace desde 2010, Suiza y Chipre que no han alcanzado la final en seis ocasiones, o Bielorrusia que sólo ha llegado a la final tres veces.

Viendo estos resultados yo me hago varias preguntas, ¿tienen estos países posibilidades reales de competir en una final?, ¿será que la calidad de sus canciones y/o intérpretes no es lo suficientemente buena como para pasar el corte?, ¿deben seguir invirtiendo dinero en un proyecto en el que, por estadística, les es complicado tener éxito?

Algunas televisiones optan por abandonar la competición al no obtener “recompensa” al esfuerzo, dinero e ilusión invertidos, como Eslovaquia, que no supera la semifinal desde su regreso en 2009, Bulgaria, que se clasificó únicamente en 2007 o República Checa que ha llegado a tener un cero en su marcador. También he de decir que en más de una ocasión he leído que el nivel de audiencia era bastante bajo en este último país. Sin embargo otros estados como por ejemplo Países Bajos, tras ocho años seguidos sin alcanzar una final, decidieron insistir y apostar por el programa, según dicen muy querido por los holandeses.

Después de estos datos se me ocurren dos preguntas más, ¿qué deben enviar estas naciones para obtener buenos resultados?, ¿será que el público no quiere gastar el dinero en un SMS o en una llamada telefónica para votar por un país pequeño o que, a lo mejor, no sabe situar en el mapa? Sin embargo, en la otra cara de la moneda se encuentran Grecia, la venerada Suecia, Rumanía, Ucrania o Rusia que parecen gozar del privilegio de competir casi sin excepción en la gala del sábado, incluso cuando han faltado su ausencia ha sido considerada como una sorpresa. ¿Es que su elección es siempre la correcta para gustar internacionalmente?

¿Creéis que estos países deberían seguir intentándolo pese a que parece que lo tienen complicado o deberían plantearse una retirada? ¿Y si España tuviera que pasar por semifinales, cuántas veces nos hubiéramos clasificado hasta ahora?  

Después de todas estas preguntas, y a pocos días de Eurovisión 2014, voy a escribir las propuestas que yo creo que pasarán a la gran final que este año se celebra el 10 de mayo en Copenhague, Dinamarca.

PRIMERA SEMIFINAL: Armenia, Suecia, Azerbaijan, Hungría, Rusia, Bélgica, Portugal, Montenegro, Ucrania y Países Bajos.

SEGUNDA SEMIFINAL: Israel, Noruega, Austria, Grecia, Rumanía, Irlanda, Eslovenia, Suiza, Polonia y Finlandia.

Veremos qué pasa.

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