Representaciones diferentes entre 2006 y 2016
1. Bielorrusia, con una enérgica intérprete que nos trajo una canción titulada Mum (Mamá), la cual, no había por donde coger. No hablemos de su vestuario y puesta en escena, porque de hacerlo, tendríamos para rato. No quisiera cebarme, pues recibió su merecida descalificación en aquella semifinal griega tan bien presentada por la bellísima María y nuestro «amadodiado» Sakis.
2. Mónaco se lució. Esa noche el pequeño principado quiso llevar a Grecia un cachito del caribe. Vestuario colorido, faldas hawaianas, dos maromos bailando, y una dulce y bella intérprete que si bien no podríamos llamarla cantante (desconozco si ha tenido una carrera musical anterior o posterior al festival), interpretó la canción con solvencia y no del todo mal. ¿Qué pasó? Que no fue suficiente. Entiendo que es un país muy pequeño, con limitados recursos audiovisuales (no por falta de dinero), pero volver al festival dos años antes y que tus represenetaciones puedan enmarcarse en un festival infantil, cuando deben ser lo más cuidadas posible ya que es un escaparate a Europa y al mundo de tu país, pues no está bien, no. Me pregunto qué diría desde su palacio el Príncipe Alberto. ¿Bailaría La Coco Dance?
Pero si queremos hablar de cosas raras, no nos debemos ir muy lejos, pues lo más raro que vimos en esa edición, según mi opinión, no escapa a nuestras fronteras, sino que se queda dentro de ellas, de donde nunca debió salir.
TVE eligió de forma interna a un grupo de pizpiretas chicas que años antes habían triunfado en el mundo entero con un Aserejé calificado en algunos países como invocaciones al demonio. Díganme ustedes dónde veían eso y en qué parte de la letra se encuentra, que quiero saberlo. Delirios a parte y unos cuantos años más tarde, la popularidad de las hijas del tomate había descendido hasta niveles insospechados, de hecho, no se si en ese momento alguien se acordaba de ellas excepto en las fiestas patronales de algún pueblo de España, pero con todo su papo, se plantaron en el escenario del estadio de Atenas y lucieron unas maravillosas sillas rojas de Ikea que giraban y giraban y giraban. Iban acompañadas por dos bailarines, un chico y… ¡Espera! ¿Era un chico o una chica?. Sí, era una chica rapada. Que creo que fue lo mejor de la actuación de la delegación española.
España en 2006 se llevó la palma -bueno, no acabaron últimas, pero podrían haberlo hecho perfectamente, porque ¡Ay, Virgen de la Macarena!, qué despropósito de actuación.
Un año más tarde viajamos a la gélida Helsinki, capital de Finlandia, país al que me encantaría viajar alguna vez (debe ser maravilloso), gracias a la verdaderamente sorprendente actuación de Lordi, a quien no he metido en representaciones «raras» de 2006 porque se me ha olvidado, básicamente. Este es uno de mis festivales favoritos, además de contar con el escenario que más me ha gustado desde que veo Eurovisión (año 2001) -ni Moscús, ni Bakús, ni Düsseldorfes…
De este buenísimo y de gran calidad festival de 2007, creo recordar que no hubo muchas representaciones «extrañas», llamémoslas originales. Quizás podría destacar a Francia, con Les Fatal Picards, con su «Amor a la francesa», canción que me encanta. Pero no los he metido dentro de este grupo. De hecho solo voy a resaltar un país:
1. Bulgaria. Un país balcánico que debutó en 2005 con una canción lenta, que siguió en 2006 con una de sus artistas más famosas del momento, Mariana Popova, quien pedía que la dejaran llorar en su canción, acompañada por un hombre sirena o tritón, como queramos llamarlo y que aterrizó en Helsinki con un dúo. Elitsa Todorova y Stoyan Yankulov, y agua, mucha agua, que es el título de su canción traducido al español.
¿Por qué considero rara esta canción? Pues no hay más que escucharla. Mezcla estilos de música diferentes, por un lado el folklore del país balcánico, por otro la percusión, muy aplaudida en otros grupos como Mayumaná y por último un estilo electrónico, oscuro, lúgubre. Y que queréis que os diga, ¡ME ENCANTÓ!.
Hay quien opina que un quinto puesto es demasiado para esta canción y yo opino que, su originalidad, su rareza, su «salirse de lo común», fue lo que aupó a este país a la parte alta de la tabla que no ha vuelto a pisar hasta este 2016 con Poli Genova.
De Helsinki a Belgrado y tiro porque me ha tocado.
2008 es el año en el que más frikis por metro cuadrado se han juntado en Eurovision. Aunque algunos no merecen ser ni llamados frikis, porque hasta para ser eso, hay que tener un mínimo de calidad encima, y no, muchos de ellos no contaban con ese ápice.
¿Quienes fueron los «frikis»? pues está claro. Irlanda con un pavo de plástico que cantaba los 12 puntos a su país. Tres señores dementes acompañados de tres chicas sin vergüenza alguna (porque si a mi me eligen para bailar ante millones de personas una desfachatez tan grande como la representación de Estonia ese año, renuncio hasta a mi nacionalidad) cantanto un «Leto svet» que bien podrían haberse ahorrado. Un tal Rodolfo que no se a que país representaba en aquel año, con una guitarra de plástico y otras tres chicas bailarinas que no creo que hayan vuelto a trabajar nunca después de aquello mas Disco y Gráfica. Y podría meter a Laka, de Bosnia & Hercegovina, pero como he dicho, hay que tener calidad, y este la tenía.
¿Quienes fueron entonces los raros?
Para mi, Azerbaijan. Un país que debutó este año siguiendo los pasos de su enemiga Armenia, debutante un año antes y que desde el principio entendió lo que era el festival.
Raros por enviar una canción que podría catalogarse como ¿ópera rock? Con dos buenas voces, y una escenografía que podía repugnarte por lo ostentosa o hacer que no te despegases del televisor por lo atractiva que resultaba. Un ángel con sus dos homólogas y un demonio con sus dos almas en pena. Lo raro ese año se encumbró hasta el top , un octavo puesto que les sirvió de ánimo para el año siguiente.
Dima Bilan se llevó el festival a Moscú y allí se reunieron otros cuantos «raros» para competir en el escenario del Olimpisky Arena abarrotado de un entregado público ruso, orgullosos del alarde de medios técnicos que su omnipresente y todopoderoso Vladimir Putin había permitido.
En esta edición destaco:
1.Letonia, con un «Probka» (atasco), del cual parece ser que no pudo salir, ya que no llegó a la final.
2.Serbia, con una canción llamada «Cipela» y un señor con una bola de pelo sobre la cabeza.
3.República Checa, con los Gitanos.Cz que, con su vocalista vestido de ¿super héroe? y sus acompañantes tampoco tuvieron lo que tenían que tener para enfrentarse al público de la final.
4.Una señora gritona que había sido eliminada en Ucrania y que llegó a Rusia con unos años de más, ya que iba envejeciendo según avanzaba la canción. Aunque de ella he de decir que me encantó la canción, la interpretación y el mensaje. Bravo Rusia.
Pero si hubo un raro en esa edición, fue el chico que cantaba en falsete, vestido de caballero medieval, acompañado por unas señoras vestidas de meigas salidas de un videojuego de realidad virtual. Lo siento, pero ni los engranajes que aparecían en los fondos de pantalla de la actuación no funcionaron bien y te llevaron a Moscú sin merecerlo. Creo que no es una mala canción, con un videoclip que me gusta, pero gracias, acaba de cantar y vete, es lo que pensé. Lo original, a veces, no es de calidad. Thank You.
En Oslo nos encontramos con varios asuntos:
1. Una chica que le prgunta a Dios por qué vivimos, por qué lloramos y luego le dice que sólo él sabe la respuesta. Letonia me gustaba ese año.
2. Un excéntrico chico rubio que giraba mucho, cuyos coristas acaban por los suelos al final de la canción. Otra canción la de Estonia que me encantó ese año.
3. Una jóven de 17 años que parecía una madre, de 50 cantando «shalalie shalala», a la que doy gracias por no presentarse en la final y ahorrarnos el disgusto a todos.
4. Un chico polaco, del cual tengo un autógrafo (Martin Mrozinski) cantando «Legenda» con una puesta en escena que incluía manzanas y quien me contó cuando tuve el placer de conocerlo en mi viaje a Polonia que el significado de la puesta en escena, aun mezclando vestuarios folklóricos, tenía que ver con el pecado de Eva.
5. Un dibujo manga procedente de Serbia, para que vean ustedes a lo que nos ha llevado la globalización
6. Un hombre ruso famoso por subir vídeos a youtube en los que su pronunciación del inglés deja más que desear que las interpretaciones artísticas de Sonia Monroy. Aunque confieso que tengo debilidad por esa canción.
Pero lo más raro de esa noche, fue ver a Ucrania, fábrica de buenas voces y bellezas femeninas, de divas y ventiladores, de canciones y puestas en escena potentes, cantando una canción rock, muy íntima y con un mensaje sobre Chernobyl. Una Alyosha con su «Gente dulce» (Sweet People) que me encandiló y me hizo pensar que su puesto fue muy merecido. Lo «raro» fue original y lo original fue de calidad.
Düsseldorf, Huffelpuf, Reivenclof y Slithering. Ah! pero no estamos hablando de casas de Hogwarts, de Harry Potter?
Los alemanes supieron ofrecernos un espectáculo sin igual, tan sin igual que en la mayoría de hogares europeos las dos primeras canciones de la primera semifinal se escucharon con un sonido nefasto y recuerdo que hasta pude escuchar hablar a Jose María Íñigo hablar por teléfono, ya que estaba haciendo la retransmisión a través de él por fallos técnicos. Estos fallos fueron subsanados después y esta edición se convirtió en otra de mis favoritas y de las que más calidad ha tenido, según yo.
¿Raros?
1. ¿Quien recuerda a una señora con uñas como garfios, embutida en un vestido de color crema, con un peinado rojo chillón, tal como ella, chillona, y con unas alas en los fondos de pantalla? Hablo de Aurela Gace. Albania. Una voz prodigiosa que con una canción «rara» no hizo que sientiéramos su pasión, AUNQUE ME ENCANTA.
2. ¿Por qué no hablamos de la chirigota de Cá… digo Portugal? Lo siento vecinos, la lucha no es alegría y menos si lucháis con una canción así. Sorry.
3. Moldavia, volvían para ganar y se quedaron lejos. No fueron tan originales como en 2005, pero si originales. Un ruedin, sombreros cónicos y brujas con escoba en las pantallas. Adios.
4. ¿Alguna vez habéis mezclado el estilo urbano, hip-hop con música étnica y en el idioma natal? Grecia si. Y por si no salía bien, pusieron a un hombre muy alto, con un atractivo sin igual, que además cantaba bien y así se distraían del despropósito que pudo haber sido, pero NO fue. Grecia trajo algo «raro» y le salió bien la jugada. Y a mi, me parece una de sus mejores representaciones.
Pero la verdadera rara de la noche fue una oscura chica que en tan solo un año pasó de ser pizpireta, jovial y aniñada, a toda una diva. Lena Meyer Landrut con «Taken By a Stranger». Fue a luchar por su triunfo y no le fue nada mal. Además la acompañaban las burbujas de Freixienet pero teñidas de plata, iban de incógnito para no ser reconocidas. Otra muestra de que arriesgar, llevar algo «raro», original, puede servir de mucho. Bravo Alemania.
La ciudad más al este que ha acogido Eurovision en su historia, fue la sede del festiaval en 2012. Bakú. Allí, nos encontramos con un pabellón de cristal a las orillas del Mar Caspio, construido en tiempo record, dia y noche desde que fuera elegida sede del eurofestival, a golpe de petrodolar y mucho esfuerzo. No puedo decir de este festival más que fue de una calidad suprema y que también encontramos cosas raras, unas triunfaron, otras no.
1. Israel. Lo siento por los amantes de esta canción y este estilo de música. Pero, ¿Qué es esto? Israel, te merecías algo más, más abajo de lo que quedaste quiero decir.
2. !Una canción dedicada a Facebook! Si, pero de incógnito, no podía nombrarlo. La primera de las participaciones de Valentina Monetta fue para encerrarla en el camerino y decirle, espera aquí a que te llamemos para cantar y no llamarla nunca. Eso si que fue raro.
3. !I'm a Joker»… Georgia,
Y a golpe de grito con un moño de rastas sobre la cabeza que podría pesar ¿3 kg? y una de ellas deslizándose por su cuello cual serpiente de cascabel. Un pendiente que parecía una escuadra para medir triángulos, un vestido de vampiresa y gritos, muchos muchos gritos. La mejor representación de Albania de su historia, su mejor puesto en semifinales y en final. Una fantástica Rona Nishliu que deslumbró a los jurados de toda Europa y a mi. Raro, pero de calidad.
Toca otro nórdico. Suecia. Malmö celebró el festival de 2013. En él nos encontramos con algo menos de lo que nos esperábamos de la grandielocuente y perfecta Suecia. No se que fue, pero faltaba algo excepto una estupenda realización de cámaras que es la envidia de todo técnico en imagen. WE ARE ONE! decía la mariposilla de colorines.
¿Con quién nos encontramos aquí?
Pues mirad, tenemos por un lado a una señora mayor, la reina de los gitanos de Macedonia (creo que se hacía llamar así y no quiero faltar el respeto a nadie). Quien con un tono de voz un tanto aberrante y una respiración que dejaba que desear, fue impostada a un chico que cantaba de lujo. La Former Yugoslav Republic Of Macedonia se quedó en semifinales con otra canción rara que parecía dos a la vez. Una étnica y otra melódica. Quizás si hubieran llevado aquel «Imperija» les hubiera ido mejor, ya que al menos, para mi, estaban en el TOP 3.
2. Elitsa y Stoyan cargan de nuevo. Bulgaria quiso rememorar el éxito que tuvieron en 2007 con la misma pareja y con una canción que si bien quería parecerse, dejó de hacerlo por completo. No faltó la percusión ni los sonidos étnico-folklóricos búlgaros, unas señoras que gritaban cual grillo diciendo «yi yi yi yi yi» durante un rato y una alocada y entregada Elitsa que descalza, se recorrió la pasarela, micro en teta, para animar al público. No les sirvió de mucho, pero si, fue raro.
Y aquí debo destacar dos rarezas.
– La electricidad de una chica de hielo. Margaret Berger representando a Norway con «I feed you my love» alcanzando un 4º puesto más que merecido
– Un Bye Bye Alex con «Kadvesem». Un estilo que no creo haber escuchado antes en Eurovision, por el cual nadie apostaba y se coló en el TOP 10 muy merecidamente.
Dos rarezas que triunfaron.
Emilia de los bosques, según dice, tataranieta de la Reina Victoria de Inglaterra por parte de su abuelo, se llevó el festival a Copenhague. No sabemos si por contactos con la realeza. No, fuera de bromas, desde que escuché la canción en la preselección, supe y quise que ganara el festival. Como iba diciendo, estábamos en Dinamarca, cuando nos llevaron a un almacen de barcos totalmetne reformado, con uno de los mejores escenarios de la historia.
En esta edición podría destacar tres representaciones, mejor dicho, momentos, raros raros raros (en paz descanses papuchi) que no se borrarán de mi memoria nunca. De ellos he de decir que no triunfaron, no fueron bien recibidos, ni serán recordados por el gran público, ni nada de nada de nada de nada de nada…
1. ¿A quién se le ocurrió escoger a esta banda tan RARA¿ ¿El vestuario lo eligieron ellos o a última hora, con los efectos de algún «relajante natural» cogieron lo primero que pillaron? ¿Qué tipo de canción era esa? y por último ¿A quien se le ocurrió salir con un paracaídas al escenario? Supongo que sería para frenar la hos… que se iban a pegar tras la actuación. Al menos a este grupo georgiano le sirvió para que supieran que existían en el mundo, aunque supongo que después todo el mundo se olvidaría.
2. Lo más normal del mundo para llamar la «¡Attention!» es llevar un vestido con dos agujeros y que el bailarín que te acompaña en el escenario, meta las manos por ellos, para sorpresa de todo el público. Si quería atención la consiguió. Lituania, Lituania…
Lo más raro de la noche, no fue ni el paracaídas y elementos varios de la banda de Georgia ni los agujeros de la lituana. Fue el momento en el que una señora se arranca el pelo en medio de la actuación y lo tira al suelo con ira. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? Si, amigos, si. Se arranca el pelo. La canción no era nada del otro mundo, la voz de Cristina Scarlat tampoco era nada del otro mundo, por ello debieron pensar que hacer algo «raro» les serviría de algo. Pero no, ERROR 404. NOT FOUND.
IeeeeeeeeeeeeeeeieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeÓ! a golpe de grito llegamos a Viena gracias a la Conchi y nos fuimos sin comernos un rosco. Pero no hablamos de eso, sino de cosas raras. Y no. Lo más raro del mundo no fue escuchar aplausos que nadie daba (sonidos pregrabados). Lo más raro no fue tampoco el gallo final de Edurne (con todos mis respetos). Lo más raro para mi fue:
1. Ver a una banda de discapacitados (con todo el respeto del mundo, repito) representando a uno de los países más avanzados del mundo. No se si con la intención de captar el voto de caritativo, de la pena, el de la compasión, al ver sobre el escenario a unos hombres que en realidad se desenvolvieron D.P.M. , que lo hicieron genial, pero que llevaban una canción PUNK que no había por dónde cogerla. Y si, otra rareza, es la canción más corta de la historia de Eurovision. Duró 01:28 minutos.
2. Una chica representando a Letonia, que tiene rasgos africanos, ataviada con un vestido tan imposible comp recioso. Con una canción cargada de gritos, electricidad y una voz potentísima. Una rareza por la que no daba un duro al principio y que se convirtió en una de mis debilidades tras el festival. Una rareza que triunfó con un 6º puesto para Letonia.
3. Otra rareza, mi favorita tras la canción de Israel, fue la de los belgas. Una canción oscura y clara a la vez. Claroscura pues. con un chico de corta edad, que deslumbró a televoto y jueces con su voz y magnetismo. Quiero más cosas raras como esta.
Con cierta reticencia volvimos a Suecia este, nuestro presente año 2016 para celebrar en el mítico Globen Arena, el festival número 61 de la historia de Eurovision. Este ha sido un festival marcado por los efectos visuales, por la tecnología, por una koreana representando a Australia y casi ganando el concurso, por una chica perseguida por sombras a la que recientemente ha plagiado Britney Spears en una de sus actuaciones, marcado por el pase a la final de un país como República Checa que no pensaba pisar el escenario un sábado en su vida, pero que lo merecía y también por tres grandes rarezas que para mi tenían bastante calidad. Al menos dos de ellas.
En primer lugar menciono a un grupo de chicos, uno de sus componentes ya había conseguido un 8º puesto en el año 2005 representando a la federeción estatal de Serbia & Montenegro, este año, volviendo por el ultimo, Montenegro. Fue una canción y actuación oscura, cargada, con una chica que bailaba pero no se qué bailaba. Pero que para mi mereció la pena a pesar de no considerarla competitiva. Rara, pero buena.
En segundo lugar nos encontramos con una diva de la vida, con un bañador con capa. Una belleza espectacular y una voz aún más maravillosa. Una canción extraña con una estructura rara, en toda su esencia. Pero que nos encandiló a todos, no solo con la canción, sino con una voz perfecta y una actuación que recreaba un videoclip en directo. Armenia ganará pronto y si no al tiempo. Rara, pero fantástica. Original.
Pero sin duda, lo más raro de la gala final de Eurovision Song Contest 2016 fue ver como una canción que pasaba desapercibida para todo el mundo, se coló en la final y con toda su estridencia, colorido, desfase y locura, se convirtió en una de mis protegidas. Midnihght Gold, de Georgia es lo más raro que he visto en el festival. Creo que merecieron el pase, creo que demostraron que lo RARO puede triunfar siempre y cuando sea ORIGINAL Y DE CALIDAD.
Y es que chicos, para ser raro, hay que tener idea. La idea de conquistar en este festival, porque a eso se va, a conquistar, a ganar.
Espero que os haya gustado y que me deis la oportunidad de volver a escribir.
Un saludo!
Conversación