QUE SIRVA DE PRECEDENTE

A estas alturas y aunque a día de hoy aún no sabemos nada sobre los planes concretos de Televisión Española de cara al próximo Festival de Eurovisión, todo el mundo en España se ha enterado ya de que Karmele Marchante, conocida colaboradora de Telecinco en sus programas de temática rosa, quiere ir a Eurovisión. A […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
IMAGENES WEB-03

QUE SIRVA DE PRECEDENTE

A estas alturas y aunque a día de hoy aún no sabemos nada sobre los planes concretos de Televisión Española de cara al próximo Festival de Eurovisión, todo el mundo en España se ha enterado ya de que Karmele Marchante, conocida colaboradora de Telecinco en sus programas de temática rosa, quiere ir a Eurovisión. A cantar.

Este tipo de noticias crecen como la espuma (más aún con toda una cadena privada apoyando la gracieta de turno) y en España una vez que salen no hay Dios que las pare:

Somos un país como de infantiloides donde a la mayoría de la gente le parece “diver”, o le produce morbo, o yo que sé, estas cosas de ir en plan tocapelotas a donde se supone que hay que ir en plan serio. ¿Recuerdan en caso del atuendo de las hijas de Zapatero para ir a ver a los Obama? En España se montó la gorda (con o sin razón) y fuera del ámbito político la gente de la calle disfrutó durante días con la situación, imaginando qué se le estaría pasando por la cabeza a los señores de la Casa Blanca al ver por dónde nos pasamos en España el protocolo más elemental.

Pues esto de Karmele viene a ser lo mismo: Karmele en Eurovisión no consiste en otra cosa más que en el morbo de imaginarse la cara de los europeos cuando vean que el despliegue de 20 millones de Euros que ellos se montan, nosotros lo usamos en plan jocoso, porque a graciosos no nos gana nadie. Lo contradictorio es que ese mismo país de graciosos que envía un Chikilicuatre a Eurovisión, al año siguiente no le hace ninguna gracia ver que su apuesta “seria” (léase Soraya, sin ir más lejos) es relegada a la anteúltima posición.

Esta nueva moda de ciudadanos ajenos al Festival que se unen en plataformas de apoyo para Rodolfos y Karmeles ¿no será en realidad fruto de su pataleta al sentirse ofendida en exceso cuando ven a España ninguneada en un concurso internacional? Es como si tuviesen miedo de elegir de forma seria e ilusionarse con una apuesta decente para después comprobar que, al contrario de lo que nos quieren vender, musicalmente en Europa hoy no encajamos ni con calzador (en líneas generales y salvo contadísimas excepciones).

Son precisamente los más antieurovisivos los que más trascendentalmente se toman esto del Festival, y en vez de ver un concurso o un juego, o un espectáculo como hacen los eurofans (vale, algunos con demasiada intensidad) son tan frikis que creen que están viendo algo donde se va a decidir la importancia de su país en el mundo, o algo parecido…

Bueno, pues eso, que Karmele quiere ir a Eurovisión. Paquita, la portera de mi bloque, también. “Lástima que ya no tengo edad para minifaldas”, se lamenta, a lo que yo le contesto que Karina fue tapada hasta los zapatos y casi gana. Esto devuelve la ilusión a Paquita, que ahora visita esta web todos los días esperando que TVE anuncie las bases de su preselección para “la Eurovisión” (que por alguna extraña razón cree que será en Dublín).

La diferencia entre Karmele y Paquita, es que Karmele viene respaldada por Telecinco, como en su día el Chikilicuatre venía por LaSexta. Esa idea como muy inocente que nos quieren vender de que “todo comenzó como una broma en Sálvame, y mirad la que se ha montado”, no se la cree ya ni Perico.

En mi opinión, todo esto de presentar a Karmele a Eurovisión a emular a Rodolfo Chikilicuatre tiene toda la pinta de ser una idea mucho mejor maquinada de lo que nos quieren vender, por la cadena privada (y medios de comunicación afines) más beneficiada si esto de Eurovisión poco a poco va cayendo en el mayor desprestigio y desinterés posible: Telecinco.

Telecinco es desde hace muchos años, líder de la noche de los sábados en audiencia… exceptuando la noche de la final de Eurovisión, en la que de forma indiscutible, invariable, con Paloma San Basilio o con un friki como representante español, Eurovisión vence por goleada en el ranking de audiencias de la noche, del día, de la semana, del mes, o a veces del año. Los datos están al alcance de todo el mundo.

¿Qué gana Karmele con ser el centro de atención en todo esto? Una popularidad increíble y punto (entendemos que no tiene aspiraciones profesionales serias como cantante). Y sería absurdo por parte de Telecinco no apoyarla, en vista de que Karmele va en serio y de que no va echarse para atrás.

A quienes comparan el caso de Karmele con el de Rodolfo Chikilicuatre hay que recordarles que “las cosas han cambiado”, tanto en el reglamento de Eurovisión como en España:

A diferencia de lo que ocurría en 2008, en 2009 la preselección española para Eurovisión no dejó exclusivamente en manos de la tiranía del televoto la decisión de quién iría al Festival, sino que intervino un jurado para salvar los muebles en el último momento.

Igualmente, el reglamento del Festival vivió el año pasado uno de sus cambios históricos más significativos, introduciendo jurados en cada país, lo que por primera vez en muchos años consiguió devolver a artistas de calidad a las primeras plazas de la tabla, y dejar en semifinales a todo aquello que sonase a coña.

¿Se habrán enterado de esto la propia Karmele, Telecinco, las supuestas docenas de grupos de fans, blogs, grupos de Facebook (y no se cuántas cosas más) que se dice que apoyan todo esto?

En un gesto correcto (y que a muchos eurofans ha pillado por sorpresa, todo hay que decirlo) TVE ya ha salido en defensa de Eurovisión y antes incluso de desvelar nada sobre la preselección española, ha parado en seco el circo que se estaba montando aquí este año. Que sirva de precedente y que tomen nota para futuros años.

Pero imaginemos que TVE hubiese permitido a Karmele Marchante llegar hasta la preselección española para Eurovisión: Seguramente un cachondo televoto conseguiría que Karmele llegase a pisar el escenario del Fornebu Arena el 29 de mayo.

Eso sí, no hay que ser muy astuto para ver lo que pasaría después: 80% del share viendo Eurovisión (en TVE, claro) atraídos por el morbo de la actuación de Karmele, constatando como los jurados internacionales la relegan seguramente a la última posición, disfrutando con alguna que otra actuación de la noche, y sacando la conclusión de que “una vez que lo ves, esto de Eurovisión no está tan mal como pensaba”. O sea, lo contrario de lo que pudiera interesar a una cadena privada.

La pelota estaba hasta ayer en el tejado de TVE, que sabiendo ya como sabe del apoyo popular y el peligro que tienen este tipo de candidaturas, ha tenido que pronunciarse en contra de la candidatura apoyada por Telecinco. Pero esto no es suficiente, pues sabemos que los frikis siempre atacan dos veces y parecen multiplicarse con el agua, como los Gremlins

Ahora TVE debería decidir qué tipo de filtro pone en su preselección, y si realmente está interesada en buscar la mejor propuesta posible para Oslo musicalmente hablando, o si decide permitir todo tipo de candidaturas que quieran presentarse, con o sin el apoyo de la privada de turno.

Qué movida… ¡y esto todavía no ha comenzado siquiera!

¡Hasta la próxima!

Conversación