PORQUE SÍ: LOS EXTREMOS

Hace un par de días vi un comentario, por las redes sociales, que venía a decir algo así como que no eras patriota porque no apoyabas a España. Tuve que pararme a pensar y a reflexionar sobre esta afirmación porque se me ocurría decirle de todo menos bonito. Entonces se me ocurrió preguntarle si esta […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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PORQUE SÍ: LOS EXTREMOS

Hace un par de días vi un comentario, por las redes sociales, que venía a decir algo así como que no eras patriota porque no apoyabas a España. Tuve que pararme a pensar y a reflexionar sobre esta afirmación porque se me ocurría decirle de todo menos bonito. Entonces se me ocurrió preguntarle si esta vena patriótica la sentía el año pasado. No obtuve respuesta ante mi pregunta.

Por ello, me paro a pensar y veo que hay dos grupos minoritarios que hacen mucho ruido: los que critican destructivamente y los que la apoyan destructivamente.

Es totalmente lícito decir que no te gusta como decir que es la mejor. El problema viene cuando el odio o el amor alcanzan unos límites muy destructivos. ¿Que gana alguien diciendo que es lo peor que ha parido España? NADA, ¿Que gana alguien criticando a otro cuyo único pecado es decir que no le gusta Dancing in the rain? NADA. Los únicos que salen perdiendo son los que fomentan este absurdo debate que no solo daña su imagen, dejando claro que se comportan como niños pequeños que no saben respetar la opinión contraria, sino que también, indirectamente, daña la imagen general de todos.

¿Tan difícil es de entender que una canción X puede provocar amores y odios a partes iguales? ¿No entendéis que la batalla por el gusto musical es una batalla perdida?

¿Que le quita la gracia a todo? Pues si, para que lo voy a negar pero no se puede permitir que por no compartir tu gusto musical o por preguntar algo inocentemente se te apedree e incluso se te falte el respeto. Yo puedo decir que no me gusta Ruth por ejemplo, que no es el caso, y no se me tiene que juzgar ni insultar. Hay que tener mucho cuidado porque a veces el árbol no nos deja ver la diversidad del bosque. Ni lo tuyo es mejor, ni lo mio es peor, solo es diferente.
Por otro lado, siempre se puede criticar cualquier aspecto porque lo veamos mal o porque no compartamos un punto de vista, pero lo que no se puede consentir es la campaña de desprestigio que sufren las personas continuamente. Si no se tiene nada bueno o constructivo que decir es mejor que no se diga nada porque el que queda mal es el que escribe. Yo he llegado a la conclusión que las personas que solo ven todo lo malo únicamente buscan polémicas incoherentes y llenar un vacío siendo ellos el centro de atención.

Los susceptibles pueden considerar, a estas alturas de la película, que es un atentado contra la libertad de expresión pero les tengo que recordar que su libertad comienza cuando acaba la mia, y si yo me siento ofendido por una declaración como ciudadano tengo que exigir un poco de respeto y el otro amablemente tiene que retractarse y/o pedirme disculpas.

La solución a este debate sería llamarles la atención o esperar a que se den cuenta de su inmadura actitud pero como no se le puede pedir peras al olmo, lo único que se me ocurre es pedir que se les ignore. Ya cansa ver las mismas discusiones de los cuatro gatos de siempre que usan las faltas de respeto creyendo que así ganan la discusión. Lo bueno de todo esto es que la gran mayoría de comentarios tienden hacia el centro y saben guardar las formas. 

Para acabar, y siguiendo con la historia del principio, quiero retrotraerme al año pasado. ¿Al 2013? ¿Y por qué te estarás preguntando?
Pues porqué el año pasado existió una auténtica campaña de desprestigio absoluto hacia El Sueño de Morfeo y, que yo recuerde, muy pocos, contados con los dedos de las manos, pedían el mínimo respeto que se merecen.
¿Que pasa que unos si lo merecen y otros no? NO. Todo el mundo merece un respeto hacia su trabajo, un trabajo que te puede gustar más o menos pero que merece un consideración. Yo a esa actitud la considero de una hipocresía intolerable. No puede ser que el año pasado no pasara nada por decir que el grupo era una auténtica basura y este año no se pueda ni decir que no te gusta porque de repente salen treinta cuestionando tu gusto y llamando de anti patriota. Vamos, es que no me cabe en la cabeza. A mi nadie puede venir a obligarme a apoyar a Ruth si no me gusta su canción. Estamos en un concurso de canciones por dios, no en un concurso de a ver quién tiene el mejor país. Yo apoyaré la canción que me guste más (este año por ejemplo me encantan Noruega e Italia). Me parece increíble que solo pidamos respeto y apoyo a quién nos guste más y al que no se le acabe echando a los perros. Así no se llega a ningún lado, bueno si a uno: al camino de la intolerancia y al de la división.

Así, para concluir quiero recordar que, en el campo de los gustos musicales, los extremos son malos y que toda persona siempre merece un respeto, lo apreciemos más o lo apreciemos menos. 

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