Y por todos sus compañeros.

A mí esas lagrimotas me pudieron. Llámenme sencillo, sensible. De haber sabido que realmente se iba a sorprender y emocionar por tener plan en Moscú en mayo, habría apoyado públicamente a Soraya. Es un detalle que debería constituirse en tradición cortés eso que suena tan raro de “contar con los eurofans”. Es una cuestión de justicia. Realmente, quienes le han sellado el pasaporte a la extremeña han sido los eurofans. Hagamos la deducción: galas de acreditada impericia -dios salve a Alaska, eso sí, y que un pintor surrealista inmortalice el tímido arrumaco con su Vaquerizo– > es más, noche de sábado > 6,5% de share > dirimente del televoto. ¿Quién si no el sector eurofan prefirió votar en lugar de salir de despiporre?

Esto nos lleva a otra cuestión, de irremediable trascendencia. Si en lugar de un descalabro en la primera gala, TVE hubiera entusiasmado a millones de telespectadores, ¿Melody sería la representante? Conste que lo digo sin maldad, y bajo otra perspectiva de lo digno. Los Vivancos eran el sumando principal para muchos eurofans, ya que hemos acordado que no hubo nadie más viendo la tele. Cada uno tendrá sus motivos para considerarlos tal, yo ahí no entro. Compruébese con los vídeos del pasado sábado: le faltó para llegar al nivel de la semi. En cualquier caso, vuelvo y amplío: el fenómeno de la diva aupada llega a nuestra representación. 2009 es el primer año de la década en que -casi- nadie se queja del emisario.

La Noche Es Para Mí se ha colocado primera en las encuestas en su primera semana en lista, desbancando a Alexander Rybak, niñito de mis altares. Y eso en sentido patrio es realmente positivo: un primer impacto fulgurante es lo que ansía cualquier canción en nuestro festival. No olvidéis que sólo nosotros desgastamos las canciones hasta aborrecerlas, que ese defecto no lo padecen los demás euroyentes. Esto es: La Noche Es Para Mí suena bien en las discoteques sumándose tal aspecto al aspecto noespañol de Soraya (Corazón Corazón).

No olvidéis que no hay caminos de rosas, chiquitines. Fuera euforias. Cierto es que el temible este va patinando que da gusto, siendo ahora malicioso -¿realmente los rusos creen que e.s.o. es digno como canción anfitriona?-. Pero cortémoslo antes de que empiece, y menos dolor. ¡Siéntanse felices si en mayo hacemos top10! Sean parte de Operación Moscú, pero ¡que no vuelva la pandemia Rosa!

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