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Eurovisión 2014 ya tiene a los 10 primeros finalistas junto al Big 5: España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, y el organizador, Dinamarca. Las 10 delegaciones afortunadas son: Armenia, Azerbaiyán, Hungría, Islandia, Montenegro, San Marino, Países Bajos, Rusia, Suecia y Ucrania. Albania, Bélgica, Estonia, Letonia, Moldavia y Portugal, por su parte, han sido eliminados. […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Eurovisión 2014 ya tiene a los 10 primeros finalistas junto al Big 5: España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, y el organizador, Dinamarca. Las 10 delegaciones afortunadas son: Armenia, Azerbaiyán, Hungría, Islandia, Montenegro, San Marino, Países Bajos, Rusia, Suecia y Ucrania. Albania, Bélgica, Estonia, Letonia, Moldavia y Portugal, por su parte, han sido eliminados.

Los resultados de la primera semifinal de Eurovisión 2014 han sido una total sorpresa, nadie ha acertado su quiniela, ni las casas de apuestas, ni las votaciones, ni la prensa, ni los fans, y me atrevería a decir que los artistas, algunos de ellos todavía no se creen que hayan pasado a la gran final, y otros lo contrario.

Armenia, Hungría y Suecia confirman su condición de favoritas. Armenia ha perdido la primera posición de las casas de apuestas en favor de Suecia aunque, en mi opinión, la vencedora de Eurovisión 2014 podría ser Hungria. Sin ser mi favorita, me parece una candidatura internacional y moderna, con una puesta en escena brillante, sin caer en el amarillismo o el tópico por su temática, fantásticamente ideada y ejecutada, y un intérprete solvente aunque adolece de falta de carisma.

Países Bajos y Azerbaiyán, las otras dos claras finalistas, han cumplido los pronósticos. La primera de ellas ha subido cómo la espuma para los apostantes. El secreto del éxito, además de una intimista y preciosa canción, es una de las mejores puestas en escena y realizaciones de la memoria de Eurovisión, elegante, sencilla y sensual.

Montenegro y, contra todo pronóstico, San Marino consiguieron su primera clasificación de la historia para la gran final de Eurovisión 2014. Montenegro es una de las candidaturas más bonitas del año, cantada con clase y maestría, e interpretada con elegancia y gusto, aunque peca de una puesta en escena que, si bien es bonita, despista del intimismo que requería la elección. San Marino, por su parte, fue la sorpresa de la noche para la audiencia, el público, y para ellos mismos. Misterios del festival, una de las propuestas más añejas, horteras y prescindibles de la edición se ha colado en la gran final, Me alegro por San Marino, después de seis intentos, aunque me reservo mi opinión sobre la cantante Valentina Monetta y el compositor Ralph Sieguel.

El circo de Eurovisión ha hecho escala esta temporada en Rusia y Ucrania. Un dúo y una artista mediocres, las primera dos robots que ni sienten ni padecen, con dos voces correctas, aunque totalmente inexpresivas, sin carisma, ni gracia, y la segunda una belleza sin talento con una voz que existe gracias a sus cuatro coristas. Los temas son de los más fácil, rancio y trillado de la edición. La puesta en escena, sin embargo, ha conseguido envolver las actuaciones hasta conseguir el beneplácito del jurado y el televoto. Ucrania, a su favor, tiene una escenografía que, si bien roza el absurdo, ha quedado excepcionalmente en cámara, con una realización y multimedia estudiados, como un videoclip de lujo. Rusia, por su parte, se convierte en la otra incógnita porque, ni sin envoltorio, ni con él, mejoraba el producto, con una de las presentaciones más bizarras que alcanzo a recordar. Ucrania y Rusia, tanto monta, monta tanto, hubieran sido unas justas semifinalistas, yo puedo llegar a entender el pase de Ucrania por toda la parafernalia, no comparto el ruso independientemente de cualquier conflicto humano o político.

El último sobre de la noche cuando todo parecía apuntar a Bélgica, Estonia y Portugal se lo llevó Islandia. La propuesta gamberra de la noche, con su imagen llamativa, su ritmo entre el rock y el funk, y su mensaje de concienciación social contra el bullying. Muchos han atacado su candidatura injustamente por su envoltorio, cuando musicalmente su calidad es más que correcta, y su objetivo es, sin ninguna duda, el más loable de todos.

Bélgica, una de las favoritas de Eurovisión 2014, ha protagonizado el mayor batacazo de la noche. Su gran voz no fue perfecta, su interpretación estuvo nerviosa, y la escenografía bordeaba lo emotivo con lo lúgubre. Su actuación pasó desapercibida entre otras candidaturas similares, solo gustó a unos pocos, mientras que otros apuntan a un exceso de trampa, un recital hecho para captar el voto sensible, y la lágrima fácil. Personalmente, no voy a echar en falta su presencia en la gran final, aunque sí la del siempre alegre e ilusionado compositor, nuestro compatriota Rafael Artesero. Estonia, para sorpresa de muchos, también cayó en la semifinal, sin nada que reprochar a su voz, ni a su tema, ni a su actuación, salvo un exceso de inspiración en muchas otras muy exitosas y vistas. Albania y Letonia, una gran voz en el caso de la primera, y muy buen rollo en el de los segundos, y el despropósito de Moldavia, tampoco conquistaron como estaba previsto los corazones, ni los móviles, de la audiencia y los expertos.

Finalmente, mi recuerdo para Portugal. No era la mejor voz de la noche, ni la mejor actuación, ni mucho menos el mejor tema. Desde este punto de partida, sí fue la única que consiguió levantar a todo el estadio, de arriba a abajo, y de izquierda a derecha, una de las más cantadas, bailadas y coreadas de la noche y toda la semana, y la que nos pone una sonrisa de oreja a oreja cuando alguien la empieza a tararear. Mi querida Suzy, toda una diva para los eurofans para los restos, hizo un papel excelente, no pudo dar más, guapa hasta el extremo, impecable vocalmente, y feliz en cada una de sus miradas y sonrisas. Independientemente del resultado, ella y solo ella, ha sido la representante de Portugal en el 50 aniversario de Eurovisión, la que ha pasado a la historia, y la que ha pisado ese escenario. Otras ni en sus mejores sueños. Mi cariño también a todos los eurofans portugueses, nuestros hermanos, y nuestros compañeros año tras año en nuestras aventuras eurovisivas.

La primera semifinal nos deja la lección de que no nos podemos fiar por completo de las casas de apuestas, las votaciones, ni predicciones, ni entendidos, ni catedráticos, siempre hay una favorita eliminada, Bélgica, una exitosa inmerecida, Rusia, una fracasada injusta, Portugal, y una sorpresa que pasará a la historia de Eurovisión como uno de los expediente X, San Marino. Como nos dice Valentina Monetta, todo es un simple “Quizá”.

Copenhague, a 7 de mayo del 2014. 

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