MASSIEL Y EL PAL. DE RUMORES VIVEN ALGUNOS
Para descansar un poco de tanto Chiki Chiki (que falta nos hace) y aunque ya queda poco tiempo para que comience la edición de 2008 de Eurovision, está columna tratará sobre otro tema completamente distinto, al hilo del reciente aniversario del triunfo de Massiel en Londres.
Existe una leyenda que se ha ido estirando con el paso de los años y de las décadas, y que viene a decir algo así como que la victoria de Massiel en Eurovision ’68 se debió a una serie de tratos comerciales entre el régimen de Franco y Alemania.
Entre esos tratos comerciales, estaría el hecho de que TVE adoptó el sistema de televisión en color PAL como estándar para España, sistema inventado por Alemania, lo cual se tradujo en un porrón de votos que Alemania otorgó al “La, la, la”.
Esto se ha oído mucho, y recientemente se vuelve a escuchar en boca de algunos, al hilo de las recientes declaraciones de José María Iñigo (antiguo showman de la cadena pública) que parece buscar llamar la atención desvelando oscuras historias de hace cuatro décadas, como si en aquellos momentos hubiese tenido acceso de primerísima mano a toda esa información que ahora viene a desvelar.
Jose María Iñigo no cuenta ninguna primicia que los que tenemos cierta edad no hayamos oído antes. Simplemente rescata leyendas, y aprovechando que él trabajaba como presentador en la TVE de los ’70, pues ¡ala!, se levanta como voz autorizada como diciendo “sí, yo estaba allí y lo ví con mis propios ojos”.
A ver, sobre la tontería esta del PAL:
Que TVE adoptase el sistema PAL alemán no tiene ningún misterio ni se debe a ninguna maniobra política de Fraga, entonces Ministro. Se adoptó el PAL porque no había otra cosa que adoptar.
América utilizaba el sistema NTSC desde años atrás, y el PAL, además de ser un sistema mejorado sobre el americano, era lo que se utilizaba en el continente europeo y el sistema a escoger sin ninguna duda en el momento en que una televisión europea decidiese dar el salto del blanco y negro al color. Solamente Francia y sus colonias utilizaban el sistema SECAM, que era primo hermano del PAL pero compatible con éste. Y no había más sistemas.
El Gobierno alemán no pintaba nada en toda esta gaita del PAL, que era un invento propiedad de una compañía privada. Por tanto el Gobierno alemán no tenía nada que agradecer en este sentido a TVE, y menos en forma de votos en Eurovision. Menuda imaginación.
¿¿O es que Alemania se puso a agradecer en forma de votos al resto de países europeos (todos) que también adoptaron el PAL?? Eurovisión era importante, sí, pero en otro sentido y no como para esto, caramba.
Lo que sucede es que en esa España rancia de los ’60 que vivía bajo una dictadura, daba lo mismo hablar de Telefunken, de Lufthansa que del Gobierno alemán, como si todo lo alemán fuese “el Gobierno alemán”.
¿Y qué tendrá que ver el PAL de Telefunken con el Gobierno alemán? ¿Y qué tendrá que ver el Gobierno alemán con Eurovision?
El que comenzó lanzando este rumor allá por aquellos tiempos pensó que en Alemania andaban como nosotros y que el Gobierno del país podía y además no tenía mejor cosa que hacer que alterar sus votos la noche de Eurovision. Oír para creer.
Recordamos que España venció en esa edición con 29 votos, 6 de los cuales otorgados por el jurado alemán de un total de 10 que podían haberle dado. Aquellos 6 votos, que realmente eran muchos para lo que se solían dar con ese sistema, tampoco tienen mayor misterio si recordamos que hasta no hace tantos años, Alemania era uno de los mayores incondicionales votantes de España.
Había una especial simpatía hacia España debido a dos factores:
Por una parte, debido a toda una generación de emigrantes españoles que habitaban allí, y por otra, debido a que España empezaba a ser destino turístico de moda para muchos alemanes.
Raro era el año hasta la década de los ’90 en que Alemania no votaba con 8, 10 ó 12 puntos a la canción española.
Y esto es todo el misterio, Sr. Iñigo. Podría haber sido más original y haberse inventado algo nuevo, porque estas cosas de la imagen del Régimen, que si se compraban unas cosas por otras, al españolito del siglo XXI no le entra en la cabeza, que ya no conducimos un SEAT 600.
¡Hasta la próxima!
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