LOS NIÑOS EN EUROVISIÓN

Ahora que nos aproximamos a la cita de Hasselt y el Eurojunior 2005, aprovecho para escribir sobre el asunto de los niños. Y es que ahora tienen su propio evento anual, creado en cierta manera para dar cabida al tema de los niños prodigio (o aspirantes a niños prodigio) del panorama musical una vez que […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LOS NIÑOS EN EUROVISIÓN

Ahora que nos aproximamos a la cita de Hasselt y el Eurojunior 2005, aprovecho para escribir sobre el asunto de los niños. Y es que ahora tienen su propio evento anual, creado en cierta manera para dar cabida al tema de los niños prodigio (o aspirantes a niños prodigio) del panorama musical una vez que se les cerraron las puertas del Festival de Eurovisión “de siempre” en 1990.

Hasta ese año de 1990, los infantes compartían escenario con los mayores, muchas veces para fastidio de sus contrincantes adultos que veían como muchas canciones se llevaban un porrón de votos extra condicionados por la edad y el natural encanto infantil de sus intérpretes.

Recordando la historia de Eurovisión a todos nos viene a la cabeza el melodramático Jean Jacques que representó a Mónaco en Madrid haciendo gala de sus 12 añitos y cantándole a su mamá. Conmovedor. Ni siquiera se acercó a la victoria (y menos ese año que había ganadoras para dar y tomar) pero fue un exitazo en España y aún hoy recordado por muchos espectadores de la época.

Pero no fue el primero ni mucho menos. Para cuando Jean Jacques se promocionó en Eurovisión, los niños llevaban ya años haciendo de las suyas en el Festival. Una jovencísima Jacqueline Boyer ganó representando a Francia en 1960. Su papá había quedado el último el año anterior. Y las gemelas Kessler participaron en 1959 haciendo de jovencitas rebeldes (dentro de lo rebelde que se podía ser en 1959) y cantando que “esa noche querían salir de marcha”. Y qué decir de Gigliola Cinquetti, la tierna ganadora del Festival en 1964 con 16 añitos, tras haber ganado también el correspondiente Festival de San Remo pregonando que no tenía edad para amar.

Los monegascos quisieron continuar explorando el filón de los niños en el Festival, y por eso al año siguiente enviaron a Marjorie Noël, quien decía en la letra de su canción que tenía 17 años. No tuvo tanta suerte como la Cinquetti y pasó inadvertida. Sin embargo esa misma edición de 1965 vio a otra jovencita France Gall conseguir la victoria.

Al año siguiente, nos encontramos con Åse Kleveland consiguiendo el tercer puesto para Noruega a sus 16 años. Todo un éxito para el país de los fiordos en esa época, que no se comía un rosco en sus primeros años de participación. Esta mujer volvió a aparecer en 1980 como presentadora de su país (recordemos que ese año los países enviaron también presentadores al Festival) y en 1986 como flamante presentadora del Festival de Bergen, donde se perfilaba como Ministra de Cultura noruega, cargo político que consiguió poco después.

Vicky Leandros, ganadora del Festival de 1972, se había presentado a Eurovisión 5 años atrás, en 1967, como simplemente Vicky, consiguiendo la 4ª posición con 16 años y cantando una de las canciones más populares de la historia del Festival, “L’Amour est bleu”.

En 1969, el Principado de Liechtenstein intentó por todos los medios participar en Eurovisión, para lo cual seleccionaron la canción “Un beau matin” interpretada por la jovencita Vetty, aunque finalmente no se les permitió tomar parte por no disponer de televisión pública propia. Ya después de Jean Jacques, en 1970, de nuevo victoria de otra jovencita: Dana, sentadita en un taburete de medio lado como si fuese “Daisy” la marioneta de “Mari Carmen y sus muñecos” y cantándole a los pajaritos, a las postales sin escribir y cosas parecidas en una de las declaraciones de amor más ñoñas que han pasado por el escenario eurovisivo.

También en 1970, otra jovencita de 16 años llamada Dominique Dussault representó a Mónaco, pero como fue de chica sexy y madura dejando a un lado y sin explotar sus encantos infantiloides, fue eclipsada por la irlandesa ganadora.

En 1971, Hanne Krogh a pesar de que salió a cantar la última y luciendo sus 12 ó 13 años, sólo consiguió clasificarse la penúltima, probablemente por su indescriptible puesta en escena de niña repipi a caballo entre “Mary Poppins” y “La casa de la pradera”, con paragüitas o sombrillita incluida. Y menudo protagonismo tenía el paragüitas. Ahora lo abro… ahora lo cierro, que ya no llueve… Por cierto que esta misma niña, ya crecidita, es una de las integrantes del dúo Bobbysocks que ganó en 1985, y también la rubia del cuarteto “Just4Fun” que cantó el año de Sergio Dalma. También compuso la letra de “Mitt Liv”.

El año de Mocedades, la malograda Marie puso la nota juvenil, pasando con más pena que gloria. Nuestra Betty Missiego ni corta ni perezosa se llevó de coro a 4 niños que formaban un conocido grupo infantil de la época y que al finalizar la canción desplegaban unos letreritos donde nos decían “Gracias, Mercie, Thank you”. Conmovedor. Pero casi funcionó, porque nos quedamos a pocos puntos de la victoria. Menudo dramón cada vez que el realizador nos mostraba cada dos por tres a los pobres niños en la “green room” con Betty Misiego y viendo cómo Israel nos pisaba los talones. Sin duda el momento más cruel de la historia eurovisiva.

Tres años después de aquello la alemana Nicole, menor de edad y guitarra en mano, daba el primer y sonado triunfo a Alemania. Y al año siguiente, la Carola ganadora de 1991 consiguió llevar a Suecia hasta el tercer puesto cuando sólo contaba con 16 años, siendo la canción más vendida de aquella edición. Por aquel entonces, el busto de la escandinava estaba ya en pleno apogeo, por mucho que intentase despistarnos con una especie de jirafa que no pintaba nada.

En 1984, y batiendo todos los records de edad, un feto. Claro que no cantaba. Pero seguro que cotizaba igualmente en forma de votos dentro de la barriga de Kirsten Siggard, la danesa chillona, porque lograron clasificarse en cuarto puesto. La misma danesa chillona que al año siguiente se llevó a una niña de nuevo a cantar a Goteborg, que más que cantar jugaba a esconderse por el escenario. Ese año sólo consiguieron el undécimo puesto.

Y llegamos a 1986, que pasará a la historia por ser la edición con la vencedora más joven de la historia. Más que nada porque ahora ya no está permitido concursar con 13 años como tenía Sandra Kim (aunque ella cantase que tenía 15).

Dos años después, en 1988, un duo madre-hija trató de conmovernos al piano con más pena que gloria. Y la danesa embarazada de cuatro años atrás, volvió a lucir barriga, dando a luz dos semanas después del Festival. Eso sí, quedó tercera.

Y ya estamos en 1989, año en el que Eurovisión amenazaba con convertirse en un colegio: Francia presentó a Natalie Paque de sólo 11 años (que no cantaba mal, por cierto) e Israel al duo Gili&Galit, uno de cuyos miembros tenía 12 años y bastante menos soltura en el escenario que la francesa. Punto y final.

A partir de 1990, se estableció que la edad mínima admitida en el concurso era de 16 años, a cumplir dentro de ese año en curso. Por esa razón y hasta la creación de Eurojunior, Eurovisión se quedó sin la posibilidad de recibir a jóvenes promesas.

No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. Ahora los niños tienen festival propio y todo. Claro que no es lo mismo. En Eurojunior, los niños no destacan por el mero hecho de ser niños porque aquí ya no hay adultos en competición. Ya no son niños cantando a adultos, sino niños cantando a niños (¿o no?) un mercado diferente, pero un mercado discográfico propio y suculento, al fin y al cabo, que la UER no podía dejar escapar.

Hasta la próxima

MIKI (6-11-2005)

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