Los ceros, segunda parte
Para esta segunda parte vamos a trasladarnos de la década de los ochenta en adelante. De 1981 a 2003 ha habido 13 ceros. Y como España siempre mete cucharada en todo, de eso también probamos en 1983, y casi en 1999. Dos últimos puestos muy sonados y criticados por la opinión pública.
En Dublín ’81 se presentaron 20 países y uno quedó sin votos en el marcador. Se trata de Noruega con Finn Kalvik. Era un chico tímido y compungido, que cantó sentado en un taburete con una enorme guitarra blanca. La verdad es que el muchacho tenía un hilito de voz. Entonó sin gracia “Aldri i livet” y se durmieron hasta las piedras. Noruega sumaba su tercer cero, todavía le quedaba otro.
Cuando hice la columna de Finlandia hablé del impactante número de Kojo con “Nuku pomminn” –Bombas fuera-, tema políticamente incorrecto o incómodo para las autoridades británicas. En el ’82, desde Harrogate, vimos como este rubio finés, con pelo a lo punk y vestido de cuero rojo hacía la “v” de la victoria durante las votaciones cuando veía que iban pasando los países y nadie le daba nada. De hecho en su actuación hizo un gesto algo raro al acabar. Se abría y cerraba la chaqueta de golpe y luego saludaba. Según el comentarista había pasado una gripe en Inglaterra y tenía la voz cascada, se notaba, pero ya de por sí era algo rarito, qué le vamos a hacer.
A cero por año, en 1983 tocaron dos, uno a España con Remedios Amaya y el tan traído y llevado “Quién maneja mi barca” y otro para Turquía, una performance en la que seguro se inspiraron la compañía de teatro La cubana. Cetin Alp y su conjunto The Short Waves montaron el show en Munich con “Opera, opera”. Tema dedicado a los autores y cantantes de las óperas más famosas del mundo. La prensa española, siempre tan proclive al choteo, dijo que esa canción fue incomprendida porque era muy divertida. Es quizá uno de los números más rimbonbantes de la historia del Festival. Más por los pelucones y los trajes de tres al cuarto que querían parodiar el estilo operístico más rancio. De Remedios y España ya se ha dicho tanto. Sólo recordar el inolvidable traje de rayas y la dura crítica que se hizo en nuestro país porque salió descalza. No lo entiendo porque no ha sido la única, ni antes ni después. Pero lo de Remedios Amaya trascendió más. Menuda idea el poner a una flamenca pura con orquesta, violines y trompetas.
Hubo un cierto descanso hasta 1987. Aunque en 1984 estuvo a punto de quedar a cero Anita por Austria. Después en el ’85 Linda Lepomme de Bélgica y en el ’86 Elpida representando a Chipre. Fueron las últimas y rozaron el desastre total por sólo tener 5, 7 y 4 puntos respectivamente. En Bruselas ’87 no se salvó el abigarrado e hiperactivo grupo turco Locomotif capitaneado por una actriz de fama en su país, Seyyal Taner. El tema “Sarkim sevgi ustune” servido a golpe de trote por la pista y tiro al lazo no conquistó a ningún jurado. Luxemburgo, Austria y España también estuvieron en un tris de quedarse sin nada con Plastic Bertrand, Gary Lux y Patricia Kraus.
En 1988 el actor, bailarín, cantante, presentador y productor Wilfried por Austria no obtiene ningún punto con su extraña “Lisa, Mona Lisa” de la que él mismo había sido el autor y compositor. Con ese currículum obtener un cero era poco menos que hacer el ridículo. Aunque con los gallitos que soltó, el coro tan repelente que llevó y su estatismo escénico no creo se hiciera muchas ilusiones al defender semejante bodrio.
Un jurado español en 1989 desde Madrid dijo del chico islandés llamado Daniel “que le recordaba a un niño vestido de comunión”. También reparó en los semitrajes de boda de los chipriotas y la griega. Daniel iba de blanco y gris y se puso un colgante con una cruz que besaba al acabar la canción titulada “Pad sem enginn ser” –Lo que nadie sabe- Según nuestro comentarista era un tema raro que se alejaba de los gustos de la mayoría. Tenía razón, lo que no quiere decir que la canción fuera mala, sólo extraña. Pasó desapercibida e Islandia conseguía su primer y único cero hasta el momento.
Respecto a Thomas Forstner, que fue quinto en 1989 con 97 puntos, cuando volvió en 1991 a Eurovisión dijo nuestro comentarista “que la ropa que lucía el cantante austríaco era de esas que gustaría a alguien del jurado español”. Se refería a Paco Clavel que estaba en Madrid como miembro del mismo. Junto a Baby Doll por Yugoslavia, que recibió un sólo voto, fueron dos números indescriptibles por su vestuario y puesta en escena. Thomas Forstner hizo un cambio incomprensible en dos años para peor. Mientras en Lausana ’89 estaba guapísimo y cantó un tema precioso titulado “Nur ein Lied”, en Roma ’91 se le fue de las manos su “Venedig im Regen” –Venecia bajo la lluvia- Tuvo un enorme cero, el tercero para esta delegación.
Un oscuro Ovidijus Vysniauskas con el tema “Lopsine mylimai” propinó un debut catastrófico para Lituania en 1994. Con voz ronca y una melodía soporífera hizo que tuviera un cero y quedase el último de 25 países en el Point Theatre de Dublín.
En 1997 se volvió al Point Theatre por tercera vez en cuatro años. Hubo dos ceros. Uno para Tor Endresen por Noruega y otro para Celia Lawson que representó a Portugal. El cantante noruego era el décimo año que intentaba salir en Eurovisión y nunca era elegido, con protestas en su país porque siempre llevaba temas preciosos a la preselección. Pero cuando por fin es elegido, va y no le vota nadie. Parece de risa, pero el tema “San Francisco” es de lo peor que se ha escuchado en la historia del Festival. Se trata de una especie de country poco afortunado. El coro terminó de destrozar la canción y el pobre se llevó un pasmo de toma pan y moja cuando acabó el show y no se estrenó en los votos. Por ser un ídolo en los países nórdicos, el chasco fue aun mayor. En cambio la portuguesa Celia Lawson ni cantó tan mal, ni su canción “Antes do adeus” era merecedora de un cero. Los chicos del coro parecían curas ultramodernos con gafas negras, muy sugerentes. En España el jurado se asombró del resultado para los vecinos portugueses, pero si tanto interés tenían en que eso no pasara le podrían haber dado algo, ¿nos os parece?.
Tampoco la suiza Gunvor con “Lass’ ihn” merecía quedar sin nada en Birmingham ’98, el año de Dana International para más señas. Estuvo a punto de obtener otro cero la representante de Francia Marie-Line, con un 3, y el húngaro Charlie, que se parecía al feo de los hermanos Calatrava, con un 4. Ese año fue una debacle para casi todos los países, incluido España, porque del puesto once que tuvo Chipre con 37 votos, al 25, Suiza, quedaron con una miseria todos. Los seis primeros lugares arrasaron y pasaron de los 120 puntos. Diferencias abismales como podréis observar.
También en 1999 España con Lydia, un punto, y Chipre con Marlain, 2 votos, casi quedan con otro rosco. Se salvaron de milagro, aunque fueron las últimas.
Lo que nadie podía imaginar jamás es que el Reino Unido, después de ganar cinco veces y quedar segundos en 15 ocasiones, recibieran un cero. Así fue en Riga 2003 con el dúo Jemini (Chris Cromby y Gemma Abbey) naturales de Liverpool con el tema “Cry baby”. Yo que asistí como espectadora no me podía creer que eso estuviese pasando. Es más, cuando acabó es Festival pregunté varias veces a mis compañeros si no se habían equivocado. Después se habló que había influido la Guerra de Irak y la participación activa de los británicos en el conflicto apoyando a Bush. La cuestión es que los chicos estaban algo nerviosos y se desbocaron por el escenario sin ton ni son, pero sobre todo Gemma lo hizo bastante mal.
Y hasta ahí la historia del desastre. Yo propondría a alguna discográfica que editara un revival de esos temas. Por eso, por ser distintos tienen su mérito. Desde luego que los seguidores de Eurovisión comprarían un ejemplar de ese recopilatorio tan extravagante.
Reyes del Amor 08/10/03
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