LO MEJOR Y LO PEOR DE EUROVISIÓN: AÑO 2006

Un saludo cordial a todo el mundo eurofan. Encantada estoy de que eurovision-spain nos permita darnos a conocer.  Empiezo aquí una serie de columnas al más puro estilo “Linda Martínez”. A los más viejos ya les sonaré, pues, allá por el año 2002 era asídua de esos foros de dios, hasta que me echaron por […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LO MEJOR Y LO PEOR DE EUROVISIÓN: AÑO 2006

Un saludo cordial a todo el mundo eurofan. Encantada estoy de que eurovision-spain nos permita darnos a conocer.  Empiezo aquí una serie de columnas al más puro estilo “Linda Martínez”. A los más viejos ya les sonaré, pues, allá por el año 2002 era asídua de esos foros de dios, hasta que me echaron por maleducada. Prometo esforzarme aquí por ser más fina y sobre todo más humana.

Mis columnas no serán otra cosa que una pequeña historia del festival con mi ácida visión sobre cada edición desde 1956, indicando cuáles fueron a mi juicio los temas más destacados e interesantes de cada año.

Comenzaré al revés, desde el siglo XXI hacia atrás. Pero no va a ser 2012 el primer festival a comentar sino que voy a inciar este viaje por el año 2006.  Para mí ese año representa un antes y un después. Por la sencilla razón de que es el año a partir del cual perdí casi todo el interés por este programa de TV.  Y fijáos que digo “casi”, que no del todo.  Por algo estoy aquí escribiendo.

El ESC de 2006 representó el despliegue definitivo de las televisiones del Este de Europa, cosa que se confirmó de manera rotunda al año siguiente con la debacle de todo el Occidente Europeo. Hasta Suecia, desde entonces, se ha ido dando algún que otro batacazo (¡imagínense ustedes, Suecia!) frente a las mafias de votos del Este. El resto de países occidentales, incluso aquellos con más solera, ya venían desde hacía varios años pegándose de morros contra el asfalto. Algunos hasta desaparecieron del mapa, como Luxemburgo. 

Para TVE el 2006 fue el año de Las Ketchup y su “Bloody Mary”, un grupito femenino que hizo furor en las terrazas de verano allá por los primeros años 2000, y luego se esfumaron, se volatilizaron, se desintegraron vaya.  Ya se sabe,  suele pasar. En su paso por Eurovisión destacaron más que nada porque las pusieron a parir a las pobres. Como hicieron en su día con Remedios y su barca. Y es que este país tiene mucha mala leche.  A saber: que si se montaron una peluquería en el escenario, que si la pareja de bailarines no pegaba ni con cola, que si no se las oía nada porque el sonido no funcionó bien, que si ellas no se coordinaban bien, que si mejor hubiesen participado en la feria de su pueblo, que si la canción era una mierda (cosa cierta), que si el vestuario lo sacaron del baúl de los recuerdos de sus abuelas, que si TVE lo hizo a propósito enviándolas a ellas y esa porquería de canción porque ya se sabe que no quiere ganar, y que si patatín y que si patatán…

Lo mejor del caso es que, a pesar de todo, el numerito de Las Ketchup fue de lo que más destacó en aquella tediosa edición entre tanta americanada, así como suena. Aunque parezca increíble, Eurovisión se ha convertido desde entonces en una cosa incongruente: una americanada entre países del Este de Europa en su mayoría. Y Las Ketchup presentaron un show muy diferente al resto de las coreografías, que eran todas muy parecidas, y algo muy distinto entre tanta canción angloamericana. Por lo menos cantaron en su propio idioma.

El 85% de las canciones fueron interpretadas en inglés. Se acabó así el “forum de las culturas” que era el festival hasta el momento. Y da la sensación que desde entonces se da más importancia al espectáculo pirotécnico, lumínico-cromático y a las estrambóticas coreografías que a la propia música en sí. De hecho, por no haber ya no hay ni orquesta  (desde 1998). Ni tan siquiera se celebra en un auditorio musical o teatro, sino que se llena un estadio olímpico entero con gente meneando banderitas y gritando.

Así es Eurovisión desde el 2006. No hay glamour, no hay emoción alguna, pues se ha perdido hasta el efecto sorpresa con esto de Internet, ya que se suele saber quén va a ganar desde tres meses antes de la celebración del festival. Ahora ya sólo importan los euritos que caen con las llamaditas telefónicas.  Por eso para mí, ha perdido interés. En realidad, lo más interesante se queda en los vídeos promocionales y las canciones propiamente dichas. El festival en sí da igual verlo como si no.

De este año 2006 poco a destacar pues. Muy aburrido en general. En cuanto a lo positivo en especial se ha de mencionar la participación de la veterana Anna Vissi, que ya estuvo en 1980 y 1982, este segundo año representando a Chipre con la mejor canción de aquella edición, “Mono I Agapi”. Los estilos musicales fueron variados, aunque las performances muy parecidas: grupos típicos al más puro estilo anglosajón (Suiza), intentos tímidos de música europea, como por ejemplo la celta (Noruega), o los ritmos balcánicos o caucásicos que tampoco faltaron y siempre es de agradecer su presencia (Croacia, Albania, Bosnia-Herzegovina o la debutante Armenia).

Hubieron también muchos estilos musicales de procedencia norteamericana. En sí no están mal y enriquecen el certamen pero creo que se abusa demasiado de ellos y de la lengua inglesa, así como de lo estrictamente comercial, repetitivo, o de lo ya oído y poco representativo de la música europea:  el heavy metal (Finlandia), el twist (Dinamarca), el country (Alemania), el soul (Israel), la música disco (Malta, Suecia), el rap (Gran Bretaña).  Más original fue el grupo letón Cosmos, desmarcándose del resto, con su tema interpretado íntegramente a capela, sin instrumentación alguna. Cosa ésta inédita hasta la fecha.

Entre lo más negativo destacaría: el grupo y la canción de Lituania y el puesto en que quedaron;  las descalificaciones de las canciones de Bélgica y Albania, que sinceramente creo que merecieron mejor suerte;  y el retorno de los insoportables y creídos Fabrizzio y Carola.

Los temas más interesantes a mi juicio fueron los siguientes:

Favorito:

“Lejla”,  Hari Mata Hari,  BOSNIA-HERZEGOVINA.   

“Everything”,  Anna Vissi,  GRECIA.  
“Every song is a cry for love”,  Brian Kennedy,  IRLANDA
“Torneró”,  Mihai Traistariu,  RUMANÍA.  
“Super Star”,  Sibel Tuzun,  TURQUÍA.  
“Je t’adore”,  Kate Ryan,  BÉLGICA.  
“Zjarr e ftohtë”,  Luiz Ejlli,  ALBANIA.  
“I Hear your Heart”, Cosmos,  LETONIA. 
“Hard Rock Halellujah!”,  Lordi,  FINLANDIA.    
“Together we are one”,  Eddie Butler,  ISRAEL

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