LA SUERTE DEL BURRO

La suerte del seguidor de Eurovisión en España es la suerte del burro, esperando que algún día la flauta suene en una preselección por casualidad. Es decir, esperando que los diversos intereses que diseñan la preselección española vayan eventualmente en la misma dirección que deberían ir si se quisiera competir realmente en el festival. No […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA SUERTE DEL BURRO

La suerte del seguidor de Eurovisión en España es la suerte del burro, esperando que algún día la flauta suene en una preselección por casualidad. Es decir, esperando que los diversos intereses que diseñan la preselección española vayan eventualmente en la misma dirección que deberían ir si se quisiera competir realmente en el festival.

No sabía bien como titular esta columna. Incluso pensé en titularla “J´accuse RTVE!“. En 1898 el escritor Émile Zola escribió una carta abierta, publicada en primera plana en un diario de tirada nacional. Dicha carta era un alegato referente a un caso convertido en cuestión nacional. Su “Yo acuso” es uno de los artículos más famosos de la historia del periodismo, ya que cumplió con la función de control y crítica que corresponden en una sociedad democrática. Una función que alcanza el nivel de la excelencia cuando, al servicio de la verdad y de la justicia, sin partidismos, se atreve a denunciar a los poderes públicos que se han desviado del interés general. Sin duda, paradigma del derecho ciudadano a criticar y exigir transparencia, justicia y dedicación a los poderes e instituciones públicas.

La preocupación que me mueve a recordar el espíritu de Zola es que RTVE haga bien su trabajo en cuanto a lo que Eurovisión se refiere en particular y a la cultura musical en general. Esta labor, propia de una televisión pública, es abordada por la actual cúpula directiva del ente, que es la que marca las directrices a seguir. Y me preocupa no sólo porque parte de lo que me quitan de mi nómina va a parar a las arcas de RTVE, sino que también como ciudadano, me siento en el derecho de valorar las actuaciones de RTVE, incluso pensar si tiene sentido tener una televisión pública que actúa y compite como si fuera privada.

Entre los nombres más relevantes de las personas que deciden la política cultural y de festivales en RTVE, tenemos a Javier Pons, Director de TVE desde enero de 2007. Antes, estuvo trabajando en radio y televisión. En su etapa radiofónica en Radio Barcelona puso en marcha junto a Gemma Nierga el popular espacio “Hablar por Hablar” y fichó a un jovencísimo Andreu Buenafuente con “El Terrat”. En 1994, cambió de etapa dentro del grupo PRISA: director de M80 y a partir de 1996, director los 40 principales. En 2001, cambió la radio por la televisión, incorporándose al equipo de El Terrat como Director General, volviéndose a encontrar con Andreu Buenafuente, hasta que dio el salto a TVE.

Al mes siguiente de ser nombrado Javier Pons como Director de RTVE, en febrero de 2007 y dentro de la Dirección de Programación y Contenidos, se creó la de Programación de TVE-1 y La 2. La responsable fue Lola Molina, licenciada en Sociología, aunque poco le duró la felicidad de este nombramiento. Ocho meses después se restructura de nuevo y Lola Molina pasó a ser Directora de Antena. Como nueva directora de Programas apareció en escena Eva Cebrián, hasta entonces Directora General de la empresa privada Nablas Management. Eva Cebrián pasaba de controlar la carrera de triunfitos como David Bisbal a tener un puesto considerado clave a la hora de gestionar contratos con productoras externas. Recordemos que Eva Cebrián es hija de Juan Luis Cebrián, académico de la RAE, fundador de El País y Consejero Delegado de PRISA. Este nombramiento hizo correr pólvora en Internet, ya que se entendía como los directivos colocaban en TVE a la hija de su antiguo jefe.

Políticas aparte y batallas mediáticas de los diferentes medios de comunicación, lo cierto es que todos estos cambios han influido, y de qué manera, en la preselección española para Eurovisión y el concepto de “cultura musical” en nuestra cadena pública, cosa nada banal.

Por una parte, recordemos que la preselección para Eurovisión 2008 se supo tardísimo, bien entrado enero. Muchos grupos se quejaron del poco margen dejado para grabar la canción, subirla a myspace y participar en el proceso. Pensemos que este notable retraso en el diseño y comunicación de la preseleccións se debió a la reestructuración directiva y a la negociación con dicha empresa colaboradora. Es lógico por una parte este tipo de acuerdos: myspace gana penetración y presencia musical en el mercado español, asociándose a la marca RTVE, mientras RTVE se ahorra dinero y atrae para sí un perfil de consumidor más joven.

Supongamos que a myspace le gustó la experiencia. Tuvo publicidad extra por la incalculable promoción que le supuso estar en boca de todos con Rodolfo Chikilicuatre, todo el mundo hablando de myspace, en la prensa, en la calle: myspace comenzaba a ser muy popular. Entonces, tanto RTVE como myspace siguen interesados, por cuestiones económicas en seguir con la alianza, y ya este año, desde comienzos de noviembre, se anuncia los pasos de una preselección, de nuevo con myspace, pero con plazos de tiempo más dilatados. Y esta vez, para aplacar las duras críticas del año pasado, anuncian que habrá un jurado, del cual uno de ellos será elegido por la audiencia. No importa si ese jurado hubiera sido, por ejemplo, el mismo Buenafuente.

Tomando como serias las disculpas y correcciones de RTVE para este año, supongamos que el diseño defectuoso de la preselección de 2008 que permitió la victoria de Chikilicuatre se debió a la premura de tiempo y no al allanamiento voluntario para que personajes como Buenafuente y El Terrat acamparan a sus anchas. Si hubiera sido ese caso, se trataría de un error muy grave de RTVE por su incompetencia por no ser capaz de definir una preselección adecuada, ya que no contempló todas las contingencias ni estableció soluciones a ellas. Porque como se suele decir, “quien quiere, puede”, y para mí sigue siendo una incógnita la voluntad de RTVE.

Si suponemos como cierto el hecho de que se dejó deliberamente el campo abierto mientras se miraba para otro sitio, este año no era una corrección sino más bien un mojigato lavado de cara. Económicamente parece interesante la colaboración con myspace, y por otra parte, no hay mecanismos reales que hubieran frenado un Chikilicuatre 2. Más bien, hubiera sido otro chollo para TVE, después de todo lo que se embolsaron el año pasado. La preselección de este año era más de lo mismo del año pasado, pero con un torpe disfraz de control de candidaturas. Si Chikilicuatre hubiera sido el más votado, hubiera tenido sitio en las galas. Con el mismo apoyo “multi-mediático” del año pasado, los resultados económicos vía SMS hubieran sido idénticos, aunque posteriormente el jurado lo rechazase.

Durante toda esta preselección 2009, y retomando el asunto de la voluntad que realmente tiene RTVE en Eurovisión, me han venido a la memoria aquellas galas, casposas y cutres, del año pasado. Si suponemos que Eva Cebrián, como Directora de Programas, tiene algo que ver en ellas, tomemos como ejemplo aquella del Dansin Chiki-Chiki, presentada por Santiago Segura (¡Santiago Segura!) una gala producida por El Terrat (¡El Terrat!), en la que: a) Santiago Segura denigra públicamente al Festival, b) reaparece Urribarri como gran defensor del Chiki Chiki y c) se monta una tediosa gala sin-sentido para anunciar a tres chicas y presentar una coreografía de 3 minutos. Aquello fue un ejemplo más de la nula profesionalidad, el escarnio público al festival por parte de la propia RTVE y sobretodo, las miserias de El Terrat haciendo y deshaciendo las galas para Eurovisión de aquel año. ¿Con qué criterio seleccionarían a la productora externa del Terrat para que se encargaran de aquellas grotescas y terribles galas?

  
 

Salvemos Eurovisión

 

El 10 de marzo de 2008, al día siguiente de la victoria de Chikilicuatre, la anteriormente nombrada Eva Cebrián realizó unas manifestaciones a través de un comunicado de prensa que he decidido rescatar y comparar con este año. Ha pasado casi un año de aquello y es saludable ver las cosas con la perspectiva que nos da el tiempo.

Eva Cebrián dijo “No debemos olvidar que estamos ante un Festival que aspira a ser divertido y ameno. Estamos seguros de poder contribuir a ese objetivo con nuestra experiencia“.
Un año después, sigue siendo obvio que Eurovisión no aspira a ser “divertido y ameno”, porque Eurovisión nunca fue un festival del humor. Eurovisión aspira a ser lo que siempre ha sido, un Festival de Música, donde cada país aporta una canción ante una audiencia de más de 300 millones. Por lo tanto, de ninguna manera Chikilicuatre pudo contribuir a ese objetivo, inexistente para un Festival que nunca aspiró a ser del Humor. ¿Se les habrá olvidado este año esa contribución?.

Se habían probado otras fórmulas, casi todas, pero ésta ha animado a los seguidores del Festival más que ninguna otra anterior. Hacía años que no se hablaba tanto de Eurovisión. Hemos roto con la indiferencia y el desinterés“, insistió Cebrián, para luego añadir que “la colaboración con MySpace ha permitido algo que era muy necesario, dinamizar y revitalizar todo el proceso previo al Festival“.
Pero claro, quien no siembra, no puede recoger. Después de lustros de desidia y menosprecio, querer ganarse a la audiencia guiados por el “todo vale”, “como sea” o “el fin justifica los medios”, no da para mucho. En el fondo RTVE quiere hacer creer que la indiferencia proviene del propio festival, y no de la propia indiferencia manifiesta que RTVE ha tenido para con Eurovisión en estas últimas décadas. Y esa indiferencia, a tenor de los índices de audiencia de este año, sigue persistente. Pero miedo me da a que desde RTVE se concluya que, si la ficticia lucha Melody-Soraya no ha sido capaz, lo que nos hace falta es otro Chikilicuatre. Porque la indiferencia se rompe sembrando cultural musical, prestigio al evento y desarrollando tareas que enriquezcan el entorno, no tirándole vísceras planas al pueblo.

En el mismo sentido defendió que España no es el único país que ha optado por este sistema de elección de candidatos: “Otros también lo han hecho“.
¿Qué otros países?, ¿ha creado escuela? Lo más parecido, que por fortuna no es lo mismo, sería la RTP este año, pero ya puede comprobar los parches que han tenido que hacer. En la afirmación se echa de menos que la colaboración con MySpace ha permitido reducir costes, usando el mismo idioma.

El candidato elegido para representar a España es fruto de la diversidad y del mestizaje que caracteriza hoy casi todas las manifestaciones artísticas“.
Esta es la que me daba más miedo. Definir a Rodolfo Chikicuatre como “fruto de la diversidad y del mestizaje” o como “manifestación artística”. Me da pavor que desde RTVE se tenga esa idea de la cultura y del arte. Me recuerda a esa idea neoliberal de que la cultura es muy bonita, pero que no se puede vincular al PIB de un país. Pues según el vecE (Valor Económico de la Cultural en España) del Ministerio de Cultura, en 2007 la cultura y las actividades relacionadas con la propiedad intelectual aportaban un 3,2 del PIB. Otro artículo más reciente, publicado en El País el 31/12/2008, revela que el español, como lengua, supone el 15% del PIB, pero que le falta el prestigio de otras lenguas (vehículo de ciencias, cultura, diplomacia, etc.). Incluso en dicho artículo, el escritor Muñoz Molina se queja del flaco favor que RTVE hace por el español ya que “a realzar su prestigio no ayuda la escasa calidad de TVE Internacional, nada que ver con la parrilla exterior de la BBC“. A lo cual yo sumaría: escasa calidad de TVE a todos los niveles. Si desde RTVE se entiende como “manifestación artística” el “chiki chiki”, me quedo atónito. Imagínense el prestigio que nos ha dado, tanto al español y a nuestra cultura, el Chikilicuatre por toda Europa.

 

Eurovisión El Retorno

 

Después de lo visto este año, en el fondo poco dista del año pasado. Cantantes aficionados sin voz ni presencia ni intención, galas insípidas y soporíferas y la incapacidad de RTVE de trazar una preselección respetuosa con los artistas y con la audiencia. Es obvio que myspace no da más de sí. Sumado al lastre del año pasado, era notable la ausencia de grupos serios, con trayectoria, escarmentados por los sucesos que elevaron a aquel engendro. Sólo ha habido dos, tres, a lo sumo cuatro, candidaturas medio serias que salvan el mediocre nivel de estas galas. El resto han hecho del escenario un karaoke particular o un intento desesperado de salir del anonimato a cualquier precio. Tildar de myspace como medio democrático contiene el veneno de todo lo positivo que se le atribuye a democrático y que parece siempre imposible de poner en duda. Pero el arte no es democrático, sólo lo es su consumo masivo. Y es inaceptable que RTVE tenga una visión mercenaria y mercantilista de la cultura y la música en España. De igual formas que unos progenitores nunca le darían todos los días hamburguesas al hijo, por mucho que éste la pida, hay un componente cultural y educacional en todo esto que RTVE ha olvidado.

Al final este año va Soraya. Sólo me cabe decir “para lo que podía haber sido…”. Que vaya Soraya, buena intérprete, con fuerza y entrega, pero con una canción mediocre, es de lo menos malo que nos podría haber ocurrido. Ahora toca rezar para que el próximo año la flauta de myspace toque por casualidad de nuevo algo digno a nuestros oídos. Lo más triste es que, en el fondo, con un ganador digno nos bastamos. No nos planteamos qué pasará el próximo año, después de que RTVE nos lleve dos años demostrando que estamos expuestos a los designios de la suerte.

 

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