LA SIEMBRA

  La desidia es a veces uno de los rasgos estivales que mejor enlaza las formas del ser humano. El calor extenuante, los largos días de luz, los viajes a ese lugar que tantas veces se ha deseado conocer o a ese fresco rincón que espera, verano tras verano, una visita. Tras la desidia yace el […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA SIEMBRA

 

Vacaciones

La desidia es a veces uno de los rasgos estivales que mejor enlaza las formas del ser humano. El calor extenuante, los largos días de luz, los viajes a ese lugar que tantas veces se ha deseado conocer o a ese fresco rincón que espera, verano tras verano, una visita.

Tras la desidia yace el barbecho, fase natural en un ser tan cíclico como lo es el hombre. Si hay ciclos en la historia, en la economía, en las modas y en las artes, ¿acaso no será por el propio efecto de quien los crea? Se hace necesario descansar las ideas, reposar la cabeza primero para luego poder llenarla de ideas nuevas, una energía renovada que inyecte deseos nuevos como mariposas de colores. ¿Qué nos traerán los próximos meses?

Llevo meses escuchando siempre las mismas cosas, aburridas y vacuas, como consignas repetidas. Agoreros de la economía, lamentos del arte y una aparente intensa dejadez. Ahora parece ser el tiempo de no hacer nada, de quejarnos. Agotados, exhaustos, cansados de tanta bonanza, llegó el tiempo de desastres y catastrofes. Decían los escritos que las vacas flacas explican a las vacas gordas. Yo me pregunto donde estará la semilla, porque todo lo que nace es porque algún día antes se sembró. La creación por generación espontánea es tan ficticia como los estados de lasitud que proclaman muchos mentideros.

Confieso que hasta escribir puede llegar a provocarme sueño, en estos países mediterráneos paralizados por unas temperaturas cercanas a las llamas. Pero pienso en todo aquello que puede inspirar, estrujo las palabras para exponer una idea vistiéndola con mis medidas. O parafraseando el pensamiento verde, “ideas globales pensadas localmente”. Así es como nacen la cosas que queremos decir. Muchas de ellas, pasando el filtro del tiempo, acaban por ser obras de arte. Las temáticas apenas varían: el amor y el desamor, la muerte y la vida, etc. pero narrados bajo la emoción de una óptica diferente.

Me pregunto si alguien en algún lugar estará componiendo alguna canción, quizás para Eurovisión. Si alguien en su casa durante estas caliginosas noches de verano pensará en el estribillo perfecto, en el acorde preciso. Si alguien, ebrio de salitre al borde del mar verá en esa masa de agua que se derrama hasta el horizonte la metáfora que lleva tiempo buscando. Si alguien, en el sosiego de las llanuras, los ríos y los pueblos, encontrará la melodía adecuada, la tecla de piano o el sonido de violín para esa canción que le da vueltas. Si alguien, en esa exploración barullenta de nuevas ciudades y nuevos paisajes, dará forma a los bocetos de esa música que le acompaña en el viaje.

La canción es la materia prima de Eurovisión. Sin canción no hay argamasa ni pilares para construir. Una excelente y acertada producción, una inmejorable intérprete llena de voluntad, una puesta en escena conveniente… todo eso puede ser nada si no se parte con una buena canción. Quizás por eso pienso, y casi deseo con vehemencia, que este verano sea germen de la creatividad, que estos días abrasadores y noches fugaces se conjuren para provocar la imaginación de compositores, y se destilen un tsunami de melodías maduras. Por eso me ilusiono con cabezas pensantes que saben que todo puede llegar a ser posible si la voluntad hace suya la propuesta, con autores de música que este verano sepan crear obras felices para una futura preselección española de 2010. Porque aunque el proceso de TVE sea aún incógnita en su formato, no tendría por qué volver a ser mediocre en contenido, y sí se podría disfrutar de una racimo de canciones exquisitas dispuestas a colorear de música los designios de la próxima representación española.

“You are summer, you never tell me no
summer, life grows in you, summer wind blows in you 
summer, you never tell me no” 

Suecia 1973

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