¿LA ORQUESTA DE NUEVO?
Después de un tiempecito sin publicar ninguna columna vuelvo a la carga, quizá con un tema controvertido, las orquestas en Eurovisión. Viendo la noticia publicada por mis compañeros el pasado día sobre el nuevo foro en facebook en defensa del retorno de la orquesta a Eurovisión, me he animado ha hacer una columna de reflexión y opinión personal sobre el tema.
Muchos dirán, bueno, esta defiende la orquesta porque es muy clásica, porque le gusta lo antiguo, porque se quedó estancada en los Festivales de los ochenta. En fin, aceptaré las criticas porque desde este foro estamos para eso. Para mí fue un jarro de agua fría cuando en 1999 vi aquel escenario con tanto colorín en Jerusalén, pero sin músicos, sin orquesta porque se la cargaron el año anterior. Birmingham '98 fue la última sede de la orquesta en Eurovisión, algo que formaba parte de la tradición desde 1956, desde que el Festival nació. Y qué queréis que os diga, esa tradición no es para nada carca, es algo que daba clase, estilo y señas de identidad a un show de canciones ligeras, donde lo mismo se podían adaptar a temas modernos como baladas y demás. Y es que todo había evolucionado.
En los cincuenta y sesenta la orquesta quedaba como un guante porque en sí los temas que competían se hacían para ella. El revulsivo llegó en los setenta cuando entraron los quizás menos adaptables, temas que iremos analizando aquí, pero hay algo que nadie me puede negar. La orquesta hizo grandiosas piezas que también trataré, hacía poner los pelos de punta cuando se iniciaban las aperturas del show con esas majestuosas orquestas, llenas de virtuosos y grandes profesionales por no hablar de mitos de la música del siglo veinte por cada país, daré ejemplos. Después, en los noventa, con sonido mezcla de estudio y orquesta a la vez se solucionaban esos temas mas modernillos que iban cambiando los gustos musicales como es natural.
Empezaré por lo negativo, por analizar algunos temas que se cargaron, me dejaré muchos porque alguno tendrá su propia opinión, pero es que si lo ponemos todo este artículo de opinión se haría interminable, y no se trata de eso.
He escogido cinco canciones que destrozaron, pero es que tampoco se hacían mezclas y en sí ya eran complicadas para el Festival, para un show donde los autores y las televisiones sabían que los temas iban a ir con orquesta. Y me pregunto, ¿por qué sabiendo esto no se evitaron canciones que los directores no podían arreglar porque no eran adecuados para adaptarlos?… Vamos por orden cronológico, dejando a parte los años cincuenta y prácticamente los sesenta, ya que eran ediciones, como he dicho, donde la orquesta quedaba perfecta, salvo muy raras excepciones. En 1969 empezaron a notarse los primeros síntomas de algo cambiaba, con composiciones rarísimas donde ni un pelotón de músicos podía arreglar el desastre. Kristi Sparboe y su Oj, oj, oj, sa glad jeg skal bli ya era infumable, y que me perdonen sus seguidores entre los que tengo muchos amigos. Pues como digo, esta canción fue tremenda y la orquesta la hizo aún más «barroca» y extraña, una pesadilla. Yo no entiendo como tuvo ganas de presentarse a la final alemana de 1970 después de haber quedado última en Madrid, y es que a moral no le ganaba nadie a la Sparboe y a su país, Noruega. También en 1971, aquella orquesta en aquel teatro dublinés tan pequeñito sonaba un poco a lata en algunos temas (véase Irlanda, Noruega o Austria), pero especialmente en el de Malta, daba hasta repelús. Pobre Joe Grech, para ser el más mayor de la escena ese año, menudo chasco se llevó quedando el último. Nunca olvidaré esos garrotazos que daba con el brazo al son de su Marija L-Maltija, parecía que quería dirigir hasta los músicos él, qué lástima, por lo menos no dejó de sonreír en los votos, y a eso sí se le llama deportividad.
Kristie Sparboe en 1969
Otro tema que no estaba acorde con la canción era el de Irlanda en 1973 con Maxi. De hecho ella ya se quejó sobre los arreglos y amenazó con retirarse de la competición si no los cambiaban, llevaron a Tina Reynolds de sustituta por si las moscas. Pero Maxi cantó y todo quedó como de feria, salió mal, mal, mal. Esas trompetas, esos sonidos desacompasados, se cargaron una canción que ya de por sí era muy mala. En 1973 la orquesta benefició a temas como el ganador, pero empeoró otros más modernos y algunos los remató en negativo, como el de Bélgica, Francia o Suiza.
En cuanto a nuestras participaciones, las canciones de Peret y Remedios Amaya se vieron perjudicadas por la orquesta, porque a ese estilo de canción, y a ese tipo de cantantes no les hace falta la orquesta, con su cuadro flamenco ya llevan orquesta incorporada. Peret se veía incómodo, él con su guitarra haciendo «el ventilador» y ese fantástico coro no necesitaban los arreglos de la dirección de Ibarbia. En Remedios Amaya fue aún más clamoroso. Sonaba como un disco rayado nada más empezar a cantar. Con un arreglo de sonido de fondo, como estaba en el disco y aligerando el ritmo esa canción no hubiese sido tan desastrosa, pero con todo, sigue siendo uno de los temas más polémicos de nuestras participaciones. ¿Cómo podía Quién maneja mi barca salir airosa con la orquesta bávara?, qué vengan y me lo digan, porque la voz de Remedios sonó como siempre, genial, sobraba la música, curioso.
Massiel en 1968
Y ya no hago más sangre con los de las canciones inadaptables, porque, claro son muchas más. Pero en general yo sigo considerando positivo la orquesta porque a los grandes cantantes a los temas bellos y a la mayoría de composiciones les venía muy bien. Y ahora pondré ejemplos de ello, empezando por dos participaciones nuestras donde le benefició como el triunfo de mi adorada Massiel en 1968. Al aligerarse el ritmo del La, la, la, es cuando cogió fuerza, unido al portento de voz que esa noche soltó la madrileña y a que se comió a la cámara, la orquesta engrandeció nuestro tema, porque la versión de estudio, en disco, era algo lenta.
Otro belleza puesta en la orquesta es en 1991 cuando sonaba el tema que cantó Sergio Dalma, Bailar pegados, le venía como un guante. Ponía los pelos de punta porque cuando hay una gran composición, la orquesta la adorna y la hace más elegante. Además, como dijo Nina, «para mí, lo mejor fue cantar con aquella orquesta de prestigiosos músicos», decía que se sintió arropada, no por menos el tema de Juan Carlos Calderón, Nacida para amar, era de lo mejor que hemos llevado al Festival. Pero es que en 1989, no sólo esa canción, sino todas salieron beneficiadas por la orquesta, fue una edición muy buena en general.
Céline Dion en 1988
Y hemos de recordar momentos inolvidables, en la retina de los eurofans, de las orquestas de 1978 en aquella planta giratoria en París, el director del Reino Unido en 1977 con bombín y paraguas, los taconazos de Rainer Piestch en 1975 para dirigir el tema alemán de Joy Fleming, el magistral acople de la voz de Céline Dion en Dublín en 1988, qué voz, qué sonido, qué maravilla. La trepidante actuación de Gali Atari & Milk and Honey en 1979 que hizo un clásico el Hallelujah gracias a unos músicos bien llevados por Kobi Oshrat, o los dos temas que cantó Johnny Logan en 1980 y 1987, grandes… por no decir otro de que compuso él en 1992 para Linda Martin. Dios mío, si creo que ganó por el arreglo orquestal majestuoso como pocos. Y son tantos y tantos. Pero es que para las canciones modernas la orquesta también se acoplaba bien como es el caso de Azúcar Moreno, porque se unió el sonido pregrabado de estudio más marchoso, dejando a parte el incidente que todos conocemos.
Lars A. Fredriksen (Noruega) en 1998
Otros casos de canciones movidas donde los músicos no perjudicaban era con los temas de Dana International, Imaani, Edsilia Rombley o Lars A. Fredriksen en 1998, ¿se oían anticuadas?, para nada, porque donde hay base, hay base. O la misma Linda Martin en 1984, un tema moderno, ochentero que quedó perfecto orquestado, como el de Bucks Fizz en 1981. Como también se puede añadir el complemento de orquesta y músicos en escena de Katrina & the Waves en 1997, The Shadows en 1975 o Cliff Richard en 1973, la orquesta no le perjudicaba nada, enriquecía.
¿Y Anabel Conde en 1995?, con esa voz y esa orquesta, ¿se podía hacer mejor número?, fuimos segundos. Otras baladas de calado que con los músicos en la sala se hacían maravillosas son Edyta Górniak en 1994, Elisabeth Andreassen en 1996, Patrick Fiori en 1993, Mary Spiteri en 1992, Umberto Tozzi y Raf en 1987, Daniela Simons en 1986, además ella tocando el piano, en fin son más que menos los que dieron tanta belleza al Festival con la orquesta que no pararía de enumerar canciones, vosotros lo sabéis.
Anabel Conde en 1995
A eso se une las oberturas del show como la de 1985. Esa Lill Lindfors bajando la escalera al sonido de la orquesta, alguien puede dar más glamour a un show, como también lo hizo la presentadora del año siguiente, Åse Kleveland cantando el himno de Eurovisión, ese año lloré, y es que soy una nostálgica. Todavía cuando veo esa bajada de escalera y esa presencia me corre un escalofrío por la columna y es que chicos, ¡empezaba el show!… Y no quiero dejarme la Orquesta Metropol, que hicieron los Festivales de 1958 y 1970, ambos años preciosos donde los temas se hicieron deliciosos, incluso los mediocres.
Obertura del Festival de 1985
Obertura del Festival de 1986
Y no me puedo olvidar de grandes de la música como Franck Pourcel, Juan Carlos Calderón, Allan Botschinsky, Christian Kolonovits, Colman Pearce, Curt-Eric Holmquist, Eric Robinson, Dolf van der Linden, Harry van Hoof, Jean-Claude Petit, José Calvário, Michalis Rozakis, Michel Bernholc, Noel Kelehan, Ossi Runne, Raymond Donnez, Richard Österreicher, Ronnie Hazlehurst, Thilo Krassman y Willy Berking, por poner los más notorios, pero claro, son tantos… ¿Qué hubiese sido de la historia de Eurovisión sin ellos y sin todo eso?. No podemos decir que una cosa tan maravillosa como las orquestas están pasadas de moda para un Festival de canciones, porque hay cosas intemporales y una orquesta es intemporal. Cualquier cantante que se precie adoraría cantar con ese eslabón, a no ser que sea un mamarracho, como va saliendo alguno que otro en el Festival últimamente. Claro si vas de payaso o no eres en realidad cantante de profesión, ¿para qué quieres una orquesta? Pero alguno se imagina cómo hubiese quedado Jade Edwen, Chiara (en 2005), Marija Šerifović, Dima Bilan, Anna Vishy en 2006, Patricia Kaas, etc. etc. con orquesta, sólo de pensarlo me da rabia, porque esos temas están hechos para orquesta. Algunos por eso se llevaban su orquesta propia, como Željko Joksimović en 2004 entre otros. ¿Alguien duda de que ellos hubiesen dicho no a una orquesta? Yo abogo porque en 2010, con la nueva década, vuelva de nuevo tras otra década sin tenerla y con esto abro el debate que supongo será polémico porque los eurofans en esto, como en tantas otras cosas, estamos muy divididos.
Aprovecho para desearos a todos un verano feliz, que no cunda el pánico con el calor, que donde hay calor hay alegría…
Reyes del Amor, 08/08/09
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