FINAL ESPAÑOLA: CAROLES, CORALES, MARIONETAS Y MUÑECOS VARIOS

Bueno, pues creo que toca opinar sobre la gala de preselección del representante español para Oslo. En primer lugar felicitaría a TVE por “la mejor gala de preselección de las últimas décadas”. Claramente se han superado a sí mismos, lo cual no quiere decir que todavía falten cosas para conseguir una gala en directo a […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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FINAL ESPAÑOLA: CAROLES, CORALES, MARIONETAS Y MUÑECOS VARIOS

Bueno, pues creo que toca opinar sobre la gala de preselección del representante español para Oslo.

En primer lugar felicitaría a TVE por “la mejor gala de preselección de las últimas décadas”. Claramente se han superado a sí mismos, lo cual no quiere decir que todavía falten cosas para conseguir una gala en directo a la altura de una televisión estatal de la Europa Occidental y del Big Four de la UER. En cualquier caso parece que vamos avanzando por el buen camino y hay motivos para la esperanza: El sonido es ya decente (no como en años anteriores) y la presentadora elegida es de lo mejor que la cadena tiene en plantilla.

Las 3 horas pasaron volando y consiguieron que no me despegara de mi sitio ni un instante ni siquiera durante el intermedio, en el que un friki salido del Diario de la Patri parodiaba a Rockefeller, el cuervo de Jose Luis Moreno, aquel que se tocaba sus partes y bombeaba al grito de “¡toooma morena!”.

Volviendo a la calidad de la gala, a los que estábamos tan acostumbrados a los despropósitos de otros años nos dejó muy buen sabor de boca, y se demostró por fin que también en España la audiencia es capaz de interesarse por esta gala de preselección, como así lo demuestran los índices de audiencia a pesar de que al día siguiente había que madrugar. ¡Que todo esto no caiga en saco roto!

Parece que los cambios de directivos en RTVE han venido muy bien para esto y aunque un poco tarde, han conseguido enderezar el rumbo de la “pre”. Para el año que viene ya han anunciado un buen filtro a las candidaturas. Con que nos reduzcan las opciones de 400 a 100 yo me conformo.

La presentadora Anne Igartiburu no estuvo nada mal para ser su primera gala de esto. No se las dio de falsa eurofan como otras precedesoras, y así no metió la pata. Su vestido era todo un guiño al mundo eurovisivo, porque iba literalmente disfrazada de Shandie Shaw cuando ganó Eurovisión en 1967 con Puppet on a string, la famosa Marionetas en la cuerda (aunque Anne no enseñaba los juanetes). Además se integró muy bien en el numerito cómico del humorista mencionado, y lo del “tranquilo, cariño” mientras le acariciaba la cara con su vestidito rosa para tratar de calmarle, fue todo un derroche de glamour. Sólo le faltó insinuarle que fuese a bailar con ella a la cuerda del amor, como una buena marioneta.

¡Ah¡ Momentazo Uribarri… Jose Luis, si lees esto, coño, córtate un poco, que eso de retrotraerse 40 años para empezar a dar agradecimientos cuando lo único que se anuncia es que serás el comentarista en Oslo, fue muy pero que muy, muy fuerte, entre otras cosas porque mi abuela (que es la única que podría recordar a alguno de los mencionados) ya pasa de Eurovisión desde hace años y no estaba viendo esto, hoy día con una audiencia más juvenil. Sólo te faltó dar las gracias a Agustina de Aragón, Miguel de Cervantes o Adolfo Suárez, por ejemplo, por cierto gran amigo y Director del Ente en los '70 antes que Presidente.

Para una gala en la que evitamos caer en el tópico de invitar a Karina, a Conchita la del camerino lleno de periodistas y a Betty la autoproclamada tercera ganadora (las tres encantadoras, todo hay que decirlo) vas y apareces tú con tu listado y tus circunstancias… pues que sepas que en ese momento unos 25 millones de espectadores se cambiaron a CSI, con lo que nos estaba costando mantener la audiencia, hombre.

En cuanto a los participantes, el directo puso a cada uno en su sitio, aunque el de muchos nos lo esperábamos ya: Sin duda Daniel Diges ganó por goleada, y es que dedicarse durante años a cantar musicales de éxito en directo, es lo que tiene… Su buen directo (no sólo cantando sino también en su actitud frente a la cámara) estaba cantado, aunque no por eso dejó de sorprenderme su actuación.

Me fui a la cama muy contento con su elección. Creo que desde Sergio Dalma no estaba tan satisfecho con lo que nos representará en Eurovisión. 19 años ya…

Independientemente del puesto que consiga en Oslo, con su elección España se ha subido de golpe al tren actual del festival (que hace “siglos” que había perdido) y ya no siento vergüenza. No estoy de acuerdo en que la gracia de la canción resida en el mensaje de la letra, y que el hecho de que en Europa no la entiendan pueda restarle gancho. Yo la gracia se la encuentro igualmente en la melodía, en el tono y en lo que trasmite en la cámara aunque cantase en checo. Y que no se le ocurra cortarse los rizos porque serán un sello diferenciador frente a sus 38 competidores.

Venus arrancaba con las actuaciones, y su canción me gustó más de lo que esperaba, aunque ellas parecían forzadas en su coreografía y no del todo compenetradas. Algo antigua para Eurovisión tal vez, o un poco “chumba chumba” del que suele mandar Rumanía.

Ainhoa sufrió de un micrófono demasiado alto con respecto a la música, y del tocado del pelo que se le quedó enganchado atrás cuando no debía. Lo de su actuación olvidada en el resumen de las canciones, es una de esas cosas incomprensibles que hacen que a uno se le pase de todo por la cabeza en ese momento, entre ellas, si se hubiesen dado cuenta del error de no ser por los gritos del público… Si esto le hubiese ocurrido a la candidatura clasificada en segundo lugar, sin duda hoy habría mucha “marioneta en la cuerda” pregonando que todo se debería a un tongo o una conspiración del programa, o a algo más divertido todavía.

El inicio de Fran Dieli hizo esperar más de lo que luego acabó siendo. Entre el tipo de canción y los pantalones parecía el representante de Moldavia. Injusto en cualquier caso su último puesto en el televoto. Seguramente los fans del improvisado Rockefeller se habían unido esa noche para dejarse el sueldo del móvil en votar, sacrificando este mes la compra del último modelo de tapacubos para sus coches.

Lorena subió muchos puntos en mi ranking con su directo, con los nuevos arreglos y con el coro gospel, aunque el tema y su estética seguían siendo demasiado clásicos como para entusiasmar. Al igual que a Ainhoa, en un punto de la canción el micrófono le sube repentinamente de volumen. Al final había opciones mejores…

Tanto Samuel y Patricia como su canción, también me gustaron más de lo que esperaba, aunque no lograron transmitir que entre ellos hubiese magia ninguna realmente, y todo quedó como “actuado”.

Con Galisteo llegué a sentir vergüenza ajena, y no precisamente por su look de Emilio Aragón cuando presentaba VIP Noche en Telecinco.

Tras el intermedio llega Anabel Conde, que presentaba una de mis favoritas de este año. Sin embargo y a pesar de todos sus intentos por volver a Eurovisión, sigo sin ver a la Anabel Conde de 1995 que sonreía y se comía la cámara mientras se subía el tirante del vestido. De todas formas otro de los misterios de este año es su baja clasificación, porque en mi opinión mereció mucho más.

De Daniel Diges que actuaba a continuación, poco me queda decir que no haya dicho antes, más que su puesta en escena (en contra de muchos) a mi me pareció acertada y, con los retoques necesarios, espero que la mantenga e incluso la exagere en Oslo para que parezca más infantil y menos circense, porque a algunos no les quedó claro. Yo añadiría unas marionetas, claro icono de lo infantil y que en el mundo que rodea a alguna de las otras candidaturas continúa sobrando todavía hoy, tres días después de la gala. Como a Sandie Shaw, su lápsus al comenzar la canción no le apartó de la victoria.

En el privilegiado último lugar actuaba Coral, con la mejor puesta en escena y el mejor estilismo femenino de la noche para mi gusto. Comenzó todo muy bien y convincente (aunque eclipsar al candidato anterior era casi imposible). Lamentablemente, hacia el final de la canción ella grita y gesticula de una manera tal que lo que se suponía era una balada romántica se convierte en un film de terror y la película El exorcista desfila por mi mente. Los finales con pétalos o confetis cayendo desde el techo, suelen ser licencias del realizador del programa para laurear al ganador cuando vuelve a salir a escena, pero montarse esto uno mismo y antes de las votaciones es cuando menos “contraproducente” porque puede dar la idea de que uno va de eso, de ganador.

En cuanto al día después y la reacción posterior en los demás medios, nada que no fuese esperable: Todos hablando del humorista más que del ganador, pero hay que consolarse pensando que a fin de cuentas, es una forma de empezar a hablar de Eurovisión y algo es algo. A ver si poco a poco van conociendo también al de rizos antes, durante y después de Oslo, que es quien ahora se la juega.

¿Y tu quién eres? ¿Sandie Shaw o la marioneta?

Hasta la próxima.

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