Eurovisión de 1976, veinte aniversario

Vamos a echar un buen jarro de agua fría sobre la polémica de estos días, e intentaremos recordar el pasado con nostalgia, que nos sirva como bálsamo para tranquilizarnos de los encarnizados debates. Eso no significa que no acepte todas las críticas recibidas, para mí todas han sido respetables y las acepto, como doy las […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Eurovisión de 1976, veinte aniversario

Vamos a echar un buen jarro de agua fría sobre la polémica de estos días, e intentaremos recordar el pasado con nostalgia, que nos sirva como bálsamo para tranquilizarnos de los encarnizados debates. Eso no significa que no acepte todas las críticas recibidas, para mí todas han sido respetables y las acepto, como doy las gracias a los que me han dado ánimos en medio de la crispación. He comprendido hasta donde se puede tocar el filo de cuchillo, gracias a Dios nadie se ha cortado porque formamos una gran familia eurovisiva. Un beso a todos.

Pues sí, Eurovisión ’76, mi primer recuerdo de los Festivales, guardado en un rinconcito de la mente, y repasado años después con videos y consultas en hemerotecas.

La NOS (Televisión holandesa) organizó la vigesimoprimera edición del Festival de Eurovisión en el Nederlandse Congresgebouw de La Haya el 3 de abril de 1976. La audiencia estimada fue de 400 millones de telespectadores para 24 cadenas de televisión y otras 14 que lo retransmitieron en diferido. En total fue visto en 38 naciones. No salió Turquía y volvió Grecia. Suecia tampoco intervino, como en el ’70.

Unas imágenes de La Haya y el país anfitrión nos adentraron en la gala. Participaron 18 países: Reino Unido, Suiza, Alemania, Israel, Luxemburgo, Bélgica, Irlanda, Holanda, Noruega, Grecia, Finlandia, España, Italia, Austria, Portugal, Mónaco, Francia y Yugoslavia.

Presentó Corry Brokken, ganadora del Festival del ’57 con “Net als toen”. Tenía un aspecto como de bibliotecaria porque llevaba un traje oscuro, camisa blanca con gran lazo, y unas gafas enormes que no le favorecían nada. No se parecía a aquella chica encantadora que vimos en el ’56, ’57 y ’58 como cantante. Hizo una labor excelente de presentadora. Alternó el holandés con el francés y el inglés en cambios de chip lingüísticos sorprendentes.

Como nota curiosa, decir que el sonido era regular y la orquesta sonaba como a una verbena de barrio, a veces. Tampoco las imágenes fueron buenas del todo. El realizador hizo pocos primeros planos de los cantantes y estos se perdían en la distancia de un enorme escenario.
Unas azafatas daban ramos de flores a todos los participantes una vez acabada su intervención. Un detalle de la organización. Recordemos que entramos en la etapa de los floripondios.

El Reino Unido abre la competición con Brotherhood of Man (formado por Lee Sheriden, Martin Lee, Nicky Stevens y Sandra Stevens, que eran hermanas) y el tema “Save your kisses for me”. Era la típica canción festivalera que obtuvo el primer lugar con un récord de puntuación hasta el momento, 164 votos. Recibió 7 doces y le votaron todos los países. Menuda suerte. España le dio también un doce.

“Save your kisses for me” fue un éxito internacional equiparable al “Waterloo” de ABBA dos años antes. Figuró como número uno en treinta y cuatro países. En cierta manera se parecían un poco al conjunto sueco. Dos chicas y dos chicos, vestidos de una forma muy original y que se movían al compás pegadizo de la música, y letra compuesta por Tony Hiller, Lee Sheriden y Martin Lee. Dirigió la orquesta Alyn Ainsworth.

Los Brotherhood of Man fueron un bombazo en ventas entre 1976 y 1980, pero luego pasaron al olvido, excepto en el Reino Unido donde siguieron cosechando éxitos más modestos. Sus canciones eran todas similares y aunque sonaran en un principio como ABBA, se vio después que eran más mediocres que el grupo sueco. No salieron del éxito eurovisivo. Es una pena porque sobre todo ellas tenían buenas voces aunque no se aprecie apenas con la canción que sacan en el ’76.
Entre sus LP más famosos tenemos “Save your kisses for me” grabado en 1976, “Images” de 1977 en el que se incluye su hit número uno en Inglaterra y Europa “Angelo”.

En España ya se habían dado a conocer con la canción “Kiss me, Kiss your Baby” de Barry Blue en 1975. “Oh boy” fue otro número uno en Europa en 1977. En 1980 graban “Singing a song”, disco de poca calidad y escasa repercusión fuera del Reino Unido. Después vivieron de revivals. Sacaron un doble LP con todos sus éxitos en 1981, tras reaparecer en la famosa Gala del 25 aniversario del Festival de Eurovisión organizada por la Cruz Roja en Noruega. En el ’82 Lee Sheriden dejó el conjunto y fue reemplazado por el rubísimo Barry Upton. En 1983 el grupo intentó volver a Eurovisión con la canción “When The Kissing Stops”, pero decidieron no ir a última hora y por eso fueron los Sweet Dreams que fueron sextos en Munich.

La sala del Congresgebouw quedó conmocionada con la intervención inglesa, como le pasó a Sandie Shaw en Viena el año 1967. Era difícil seguir, pero los suizos Peter, Sue y Marc, que ya vimos en el ’71, interpretaron con fuerza “Djambo, Djambo” dedicada a un payaso muy gracioso que salió con ellos en escena tocando la guitarra y un organillo. Peter Reber, componente del grupo, es el autor y compositor. Recordemos a Charlie Rivel en el ’73. Mario Robbianni dirigió la orquesta. El tema es una balada agradable que obtuvo puntos de casi todos los países, poniéndose en cuarto lugar con 91 puntos.

Alemania es tratada con injusticia este año con “Sing, sang, song” de Les Humphreis Singers –cuatro hombres y dos mujeres- que seguían la tónica de la canción fácil como los Teach-In, ganadores del ’75. El grupo se formó a finales de los 60 y fueron cambiando de componentes, de distintas nacionalidades, en el transcurso de su carrera. Montaron un espectáculo notable, sobre todo las dos chicas bailarinas y cantantes, una rubia y la otra negra. Estaban muy sueltos y se lo pasaron bomba, no iban con nervios, por lo menos eso aparentaban. Obtuvieron 12 puntos quedando en la decimocuarta plaza. El vestuario era perfecto, lentejuelas, brillos y mucho color, en fin, glamour con sabor de los ’70. Kurt Hertha es el autor y la música de Ralph Siegel. Hemos sabido que en el 2003 murió uno de sus componentes repentinamente.

Los Ángeles de Charlie hebreos fueron la propuesta de Israel con Chocolate, Menta, Mastik y el tema “Emor shalom”. Una rubia, una morena -Yardena Arazzi, presentadora del Festival del ’79 en Jerusalén, y que volvió a cantar por Israel en el ‘88- y una pelirroja con el pelo cortito, formaban el grupo. Muy monas y bien conjuntadas ofrecieron una nota de clase y buen hacer escénico con un ritmo envolvente y agradable. La canción llevaba toques folk bastante acertados. Fueron sextas con 77 puntos, aunque podían haber quedado mejor. La letra es de Ehud Manor, especialista en canciones de Eurovisión para Israel y música de Matti Caspi que también dirigió la orquesta.

El atractivo Jürgen Marcus de nacionalidad alemana representó a Luxemburgo y nos trajo un tema algo clásico para lo que se llevaba en 1976. Jo Plëe dirigió la orquesta para la canción compuesta por Vinee Buggy –el de Tu te reconnaîtras del ‘73- y Fred Jay, con música de Jack White. Su título es “Chansons pour ceux qui s’aiment” –Canciones para aquellos que se aman- y sonaba como un himno marcial que subía la moral debido al ímpetu que puso Jürgen en su interpretación. Ponía los brazos en cruz y movía la cadera de lado a lado con garbo y salero. Además el chico tenía una sonrisa preciosa, como de anuncio de pasta dentífrica. No importó mucho todo esto a los jurados que le dieron solo 17 puntos y con ello se colocó en la decimotercera posición. Marcus era una estrella en su Centroeuropa, tenía un programa propio de variedades, y era muy resultón.

Bélgica gustó con el tema “Judy et Cie” –Judy y compañía-, balada cadencial y romanticona ejecutada con maestría por Pierre Rapsat. Obtuvo 68 puntos y quedó en el octavo lugar. Cantó sentado y acompañado de una guitarra entonando un silbido algo melancólico. Es una de esas canciones que si escuchas varias veces te va gustando más que en una primera impresión. Podría servir para una película de amor.

Red Hurley y su “When” –Cuando- sonaba a los años ’60. Irlanda estaba anclada en la balada y lo sigue estando. La verdad es que este estilo musical les da mucha suerte, excepto en el 2001 que ocuparon la peor plaza de su historia y la eliminación para el 2002. El efusivo tema irlandés estuvo dirigido por Noel Kelehan. Aun así este año solo quedó décimo con 54 votos. Recibió un doce del jurado italiano. Esta canción, Matt Monro la hubiera hecho redonda, pero a Red le faltaba un hervor. La letra y música de “When” son de Brendan Graham. Este señor tendrá que esperar todavía 18 años para llevarse el primer premio y en el ’85 creó su mejor balada para Maria Christian. Ganó como autor y compositor en 1994 y 1996.

Sandra Reemer por Holanda, que ya salió en 1972 formando dúo con Andres, parecía una canción de los sesenta también, a lo Mary Hopkin. Sandra, se desenvolvió con delicadeza y expresividad “The party’s over”–La fiesta acabó- Holanda cantaba en inglés desde 1974. No le fue del todo mal, 56 votos y la novena plaza. Sacó un traje azul de gasas vaporosas algo parecido al que Betty Missiego sacará tres años después. Hans van Hemert escribió el tema e hizo su música. La orquesta estuvo a cargo del rubio Harry van Hoof.

El circo de la noche lo llevó Anne-Karine Strøm por Noruega y su “Mata Hari” dedicada a la famosa espía internacional. Podríamos decir que fue la primera drag-queen en Eurovisión. Más de una de ellas mataría hoy por tener el mono dorado y ajustado de lentejuelas de Anne-Karine. Las gafas eran atómicas y la cinta del pelo iba a juego con el traje. Era una sirena nórdica y escultural. La canción sonaba como si la hubieran sacado de la serie televisiva “Vacaciones en el mar”. Sorprende que quedara la última con 7 puntos. Esta cantante cambió el estilo en sus consecutivos años en Eurovisión. Recordemos la magistral canción que nos ofreció en el ’73 con los Bendik Singers (sexto lugar). En el ’74 ya dio un bajón considerable con el tema “The first day of love” (decimocuarta plaza). En fin, en el ’76 tocó fondo con el decimoctavo puesto. El autor y compositor era componente de los Bendik Singers, Philip Kruse. Dirigió Frodoe Thingnl.

Contrasta con Anne-Karine Strøm la chica de Grecia, Mariza Koch. La griega, de padre alemán, interpretó con sabor mediterráneo “Panaghia mou, panaghia mou”. Soltaba unos gorgoritos tremendos e iba vestida con una túnica negra algo tenebrosa. Se acompañó de Dimitris Zouboulis para los coros. Hay que decir, que como en el ’74, este tema de Grecia era poco festivalero. Esto se penalizó porque solo consiguió 12 votos y la plaza catorce. Mike Rozakis era el arreglista. Mariza fue coro algún tiempo de Demis Roussos. Ella era la compositora y la letra es de Michael Fotiomes.

A Fredi por Finlandia no le veíamos desde 1967 cuando quedó duodécimo siendo uno de los favoritos. Con un look renovado, a la moda de los setenta, bigote y pelo largo, pero igual de gordo, cantó el tema cómico de la noche. Se trata de “Pump, pump”, que no era más que el toque de cadera que daba a las dos señoras que le acompañaban como coro. La verdad, no sé como no las echó del escenario con semejantes golpes. En ’76 Fredi se unió a cinco personas más para crear un grupo ya que, desde ABBA, los conjuntos tenían más gancho. Para la ocasión eran Fredi ja ystävät, amigos en español. Quedó mejor que en el ’67 ya que consiguieron 44 votos y la undécima posición.

El canario Braulio, autor compositor e intérprete y el catalán Joan Barcons, director de orquesta, hicieron un buen tándem con “Sobran las palabras”. España obtiene una de sus peores clasificaciones con 11 votos y la decimosexta plaza, a pesar de llevar unos grandes profesionales en el mundo del espectáculo. Braulio tenía muchas tablas y una buena voz. Pero, como sabemos, las baladas a España le dan mala suerte en Eurovisión, salvo excepciones. La canción española no iba por los derroteros de los demás temas, sólo hay que comprobar el tipo de canción que obtuvo los primeros puestos. A España y a Portugal se les trató muy mal este año, aunque llevaran canciones impecables. A Braulio le votaron sólo: Reino Unido 3, Grecia 1, Italia 3, Mónaco 3 y Francia 1. Si ese año no hubiese sido por el Mediterráneo, menudo desastre.

Italia eligió a grandes figuras de la canción como eran Albano (Carrisi de apellido) y Romina Power con “Noi lo rivivremo di nuovo” con letra de ellos mismos, bajo la batuta de Maurizio Fabrizio. El compositor es Detto Mariano. Optaron por utilizar el bilingüismo. Romina cantó en inglés y Albano en italiano. Se habían casado en 1970 y ya tenían dos hijos, Ylenia y Yari, que se llevaron a La Haya y fueron el encanto de todos los periodistas en esos días antes del Festival. La Power nació en Los Ángeles y era hija del famoso actor Tyrone Power y la actriz Linda Christian. Consiguieron la séptima plaza con 69 puntos. Irlanda le dio el doce. Ella estaba algo flojita como cantante pero a su favor tenía un gran magnetismo en escena. Vestía como una ninfa, con su característica e impresionante melena por debajo de la cintura. Albano tampoco estaba muy concentrado porque se olvidó parte de la letra en plena actuación. El contraste entre los dos era lo que les daba ese encanto tan especial y que tanto éxito les proporcionó en los casi treinta años de carrera artística juntos. Aunque como pareja y conjunto musical acabaron como el rosario de la aurora, cada uno por su lado. El schock de la pérdida misteriosa y todavía no solucionada de su hija Ylenia el 4 de enero de 1994 en Nueva Orleans les dejó marcados para los restos y envenenó su relación.

Austria cantó en inglés. La pareja más graciosa del Festival la componen Waterloo y Robinson. Interpretaron “My little world” –Mi pequeño mundo-El tema era pegadizo y festivalero, un poco al estilo de Mouth y McNeal, aunque ellos se parecían algo a Simon & Garfunkel. Arrancó las palmas del público al ritmo de la canción. Hacían un dúo muy extraño, uno era alto, rubio y guapo y el otro era bajito, pelirrojo y feo. Los pantalones que llevó el bajito parecían de Tom Sawyer cuando iba a pescar. Sinceramente inolvidables y con un discreto éxito, se colocaron quintos con 80 votos. Gerhard Heinz es el autor y compositor, con arreglos de Erich Kleinschuster.

Los portugueses vuelven a optar por la calidad y pasan de los cánones festivaleros con un incondicional aire folk. Carlos do Carmo, cantante de fados que tenía mucha popularidad en Portugal, entonó con agrado y temple “Uma flor de verde pinho” –Una flor de pino verde- La letra es de Manuel Alegre y la música de José Niza. Thilo Krasman dirigió la orquesta. Obtuvo tan solo 24 puntos de los cuales doce se los dio Francia. Con esto quedó en la duodécima posición y es que seis países quedaron por debajo de veinte puntos. Claro, todo se lo llevó el Reino Unido y Francia este año. La canción portuguesa podía haber estado firmada por Serrat ya que era un poco el modelo de tema que el intérprete catalán cantaba en los setenta.

Mónaco sorprende con la mejor canción de este año para mi gusto. Efervescente es la palabra que la define. Mary Cristy, con aspecto parecido a Bárbara Rey en esa época, se desenvolvió como una diva en la pista del Congresgebouw. Vistió de negro, con un vestido de escote generoso por delante y por detrás, largo hasta los pies. Su gesto era enérgico, lo malo es que el realizador hacía pocos primeros planos eso hace perder fuerza a la interpretación. La acompañó un coro espectacular también. Raymond Donnez dirigió la orquesta. Pudiendo ganar quedó tercera con 93 puntos, bastante descolgada del segundo lugar. El único doce que recibió se lo dio Luxemburgo. El tema lleva el título de “Toi, la musique et moi” –Tú, la música y yo- que para algunos incondicionales de este Certamen se hace un himno eurovisivo de los grandes. Es la mejor canción de la noche, escrita por Gilbert Sinoue y música de Georges Costa y André Barse.

Francia no llevó una voz muy importante en el ’76 pero el tema era lo que más éxito tenía en los setenta en Eurovisión. La condición era que fuera una canción fresca, rápida y sencilla. Nos referimos a Cathérine Ferry, de 22 años, y el tema “Un, deux, trois” –Un, dos, tres-, otro clásico. Jean Paul Cara fue su compositor y la orquesta la dirigió Tony Rallo, que también había participado en la composición. Cathérine iba bien escoltada por un coro de cuatro chicos que daban palmas muy airosamente al son del Un, dos, tres…. Estuvo alternándose el triunfo con el Reino Unido desde el principio de las votaciones. Francia consiguió 147 votos y cinco 12 (de Holanda, Austria, Mónaco, Alemania y Yugoslavia) ocupando el segundo lugar. La intérprete estuvo espléndida aunque algo estática detrás del micro. Sólo movía la cabeza al ritmo nervioso de los violines. Llevaba el pelo rubio platino, con un corte idéntico al de Raffaella Carrá. La verdad es que eran asombrosamente parecidas.

Y para acabar, tras el estruendo francés, se presentó un grupo de Sarajevo por Yugoslavia llamados Ambassadori. A los pobres les pasó como a los suizos, que tras cantar detrás de los ingleses tuvieron que hacer esfuerzos enormes por mantener a la sala atenta. Suiza lo consiguió con presteza, pero los yugoslavos apenas impactaron con “Ne mogu skriti svoju bol”. Quedaron penúltimos con 10 puntos. A pesar de ser muy conocidos en Rusia, al jurado europeo no gustaron y en la sala pasaron bastante desapercibidos. Ya sabemos que los temas folk mediterráneos no agradaron ese año y esta canción era eso, una típica composición mediterránea. La solista cantaba muy bien y estaba muy bien acompañada por un conjunto musical que le hacía de coro, formado por cinco hombres. Tenían el mismo esquema de conjunto que los Teach-In, aunque Ambassadori no eran tan comerciales. La cantante eligió el color rojo para su vestido. El corte del mismo era largo hasta los pies, como el de la intérprete francesa. Las minifaldas pasaron de moda allá por el ‘71 y todas lucieron trajes largos. En los votos finales quedaron últimos porque en el marcador, con los nervios no sumaron los 4 puntos que les dieron los franceses ya que ni se oyeron. Tenían 6 y Noruega 7, pero al final se le pusieron 10 y adelantaron a Anne-Karine Strom.

Los votos se dieron como en el ’75, de 1 a 8, 10 y 12 a las canciones favoritas. Iban concediéndose por orden de aparición en la tabla. Esta forma de hacerlo resta emoción como pasaba en el ’75. El método se mantuvo hasta 1979. En 1980 se escogió el sistema actual de empezar por el uno y acabar por el doce, twelve points.

Al salir los Brotherhood of Man a recoger el premio junto a los autores de la canción ganadora la cosa empezó a desbordarse y el tiempo apremiaba. Por lo visto la gala había durado demasiado y acabaron a toda velocidad. Los intérpretes ingleses, junto a Corry Brokken en el escenario, tuvieron que soltar el segundo ramo de flores que recibieron, dejándolo en el suelo, y empezar a cantar porque la música ya sonaba. Casi no llegan al micro a tiempo. La solista del grupo Teach-In, ganadora del año anterior, apenas pudo darles un caluroso beso de enhorabuena. Mientras, el compositor bailaba entre bastidores al son de su propia canción, menudo cuadro.

Después Corry Brokken se despidió con otro gran ramo de rosas rojas. Al principio no se oía lo que decía porque el micrófono no sonaba y la pobre parecía una actriz de mimo. Le trajeron otro micro y se despidió en holandés, francés e inglés a cien por hora.

Fue un festival un poco cómico en general. Primero por la organización, cogida por los pelos y segundo por el sonido irregular. Las puestas en escena de todos los cantantes fueron unos auténticos números de circo, excepto España, Bélgica, Irlanda, Portugal, Grecia y Yugoslavia que optaron por lo discreto. Todo ese efectismo escénico se montaba con tal de ganarse al público y a los jurados. Desde 1974 estamos en la etapa de lo rimbombante en escena creándose el típico género eurovisivo y que cada año irá a más.

Reyes del Amor, 13/02/04

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