EUROVISIÓN DE 1970, LO BUENO SI BREVE…

Para cambiar de tema, dejando atrás los desacompasados ritmos de las Ketchup y su “Bloody Mary”, voy al recuerdo, que es lo que más me gusta. He querido recuperar un artículo sobre el Festival de 1970 que hice hace tres años. Lo he ampliado con algunas preselecciones de ese año y todos los números que […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EUROVISIÓN DE 1970, LO BUENO SI BREVE…

Para cambiar de tema, dejando atrás los desacompasados ritmos de las Ketchup y su “Bloody Mary”, voy al recuerdo, que es lo que más me gusta. He querido recuperar un artículo sobre el Festival de 1970 que hice hace tres años. Lo he ampliado con algunas preselecciones de ese año y todos los números que participaron. Espero que esta nueva revisión os guste.

Fue una edición corta pero sabrosa. Grandes estrellas fueron a la decimoquinta edición celebrada en 21 de marzo en Amsterdam desde el Rai Congrescentrum. Se iniciaba una década de transición donde el Festival entraría en los números vistosos de fuerte carga “festivalera”, cuando se empezó a acuñar ese término tras las victorias de Sandie Shaw, Massiel, Salomé o Lulu.

Con todo hubo tiempo para las baladas, y en 1970 ganó una balada romántica, de corte clásico. Su título es “All kinds of a everything” cantado por una tímida Dana que sentada en un cajón se llevó un montón de votos, algunos extremados como se verá. Las demás delegaciones también optaron por temas de estilo clásico, pero con una calidad estupenda. No por menos los intérpretes eran todos de primera línea en sus países de origen. Unos despuntaban como futuras glorias, otros llevaban años en la profesión y algunos iniciaban su carrera por esos años.

Este año se produce la gran crisis del Festival. Llegó a tal gravedad que se propuso incluso eliminarlo. Hubiera sido una pena porque en los años setenta nos tenía todavía mucho que ofrecer. La crisis vino suscitada por la intervención de Gran Bretaña. Año tras año el Reino Unido llevaba a Eurovisión figuras de renombre internacional. Ejemplos claros eran Matt Monro en el ‘64, Cliff Richard en el ‘68 o Lulu en el ‘69. En 1970 Mary Hopkin fue la elegida. De todos es sabida su fama como pupila de Paul MacCartney, componente de los Beatles. En fin, con estos intérpretes conseguían siempre segundos puestos, pero también dos triunfos, con Sandie Shaw y Lulu. Los demás componentes de la UER se quejaron y el día antes a la Eurovisión, exactamente el 20 de marzo. Se reunieron para decidir qué hacer ya que los ingleses no iban a renunciar a elegir a quien quisieran. Pero el sistema de votaciones era lo que más preocupaba a los miembros de la UER. A la discutida reunión asistieron 23 realizadores de otros tantos países. Se convocó así otra en Montreaux (Suiza) para el 23 de abril, donde se decidiría la continuación del mismo. Como sabemos siguió celebrándose ya que se decidió un nuevo sistema de escrutinio para 1971.

En 1969 habían ganado cuatro países y esto se consideró un gran fiasco de la organización eurovisiva. Tal y como se votaba hacía que hubiera muchos empates, tanto para el primer lugar, como para el último puesto, cuatro ceros en el ’62, ’63, ’64 o ‘65 por ejemplo. Por lo tanto, había que inventar algo nuevo. En 1970 se siguió votando del mismo modo que en el 1968 y 69. Diez miembros del jurado daban un punto cada uno a su canción favorita, y podía pasar, como con Dana -la ganadora-que Bélgica le dio nueve y uno a Mónaco. Nada a los demás. Desproporcionado del todo.

Y ahora vamos con las canciones y sus intérpretes. Cada tema iba precedido por un vídeo clip donde se presentaba a cada artista desde su país de origen. El trío de las representantes holandesas nacidas en Bélgica, en Amberes, las Hearts of Soul formado por Bianca, Patricia y Stella Maessen abren la reñida competición. La canción se titula “Waterman” y un pegadizo ritmo, un poco sureño, conquistó a la sala. Iban como de Supremes pasadas a la versión light. El autor y compositor es Peter Goemans. Dirigió la orquesta Dolf van der Linden. Recibió muchos aplausos, aunque quedaron en séptimo lugar con 7 puntos. Volverán por Bélgica en 1977 formando el conjunto Dream Express junto a su autor preferido Luc Smets. Stella Maessen, que tenía 16 años en 1970, volvería a participar en Eurovisión en 1982 representando a Bélgica con la canción “Si tu aimes ma musique” quedando en cuarto lugar, todo un éxitazo de la historia eurovisiva.

En la final holandesa de ese año hubo muchos futuros eurovisivos como Sandra Reemer (Eurovisión 1972, 1976 y 1979), Saskia y Serge (Eurovisión 1971) y Ben Cramer (Eurovisión 1973). Estuvo a punto de ser escogidos el matrimonio Saskia y Serge con “Het spinnewiel”, que quedaron segundos después de las hermanas Maessen.

Suiza nos llegó con Henri Des que compuso y escribió “Retour”, muy pegadiza aunque algo agobiante. Consiguió 8 votos y el cuarto lugar, compartido con España y Francia. Es lo que se comentaba antes, abundó muchos dobles y triples empates. Esto hacía que la emoción se desvaneciera y más si tenemos en cuenta la diferencia tan enorme con la ganadora. El tema suizo podía estar entre el repertorio de los Payasos de la Tele, porque era muy adecuado para el circo. Además, el intérprete hacía poses propias de la comedia para niños paseándose por todo el escenario con un personaje invisible al que le ofrecía una flor, también invisible, haciéndole gestos un poco inquietantes, la verdad. Era la única canción, de esta edición, totalmente desfasada. El director de orquesta fue el muy efusivo Bernard Gérard.

Italia llevó otra gran figura, qué cambio después del suizo. Se trata de Gianni Morandi, ganador de la Canzonissima. Cantó muy bien, tal y como hacía siempre, y el tema era un prodigio de calidad que no fue comprendido, como era habitual para Italia en esos años. Vistió muy elegante, estaba muy suelto en su interpretación, y es que Morandi ya tenía muchas tablas. Quedó en octavo lugar con 5 puntos (2 de España, 2 de Alemania y 1 de Yugoslavia). Los mismos puntos que tuvo Iva Zanicchi el año anterior con otra canción excelente, aunque ella fue decimotercera. Desde luego había una gran ignorancia musical por parte de los jurados internacionales a la hora de conceder votos. Viendo los resultados nos damos cuenta. La estupidez que sacó Suiza quedó mejor que Morandi, insólito. El tema italiano se titula “Occhi di ragazza”. La letra es de Gianfranco Baldazzi y Sergio Bardotti, con música de Lucio Dalla. Dirigió Mario Capuano. ¿Qué hubiera pasado si este país hubiera llevado a Adriano Celentano y a su exhuberante esposa Claudia Mori?, al fin y al cabo habían ganado el San Remo’70… habrían dado el campanazo.

Eva Srsen es la representante de Yugoslavia con la canción “Pridi, dala ti bom cvet”, aunque de muy agradable audición, la lengua le restaba algo. El autor es Dusan Velkaverh y el compositor y arreglista, el esloveno Mojmir Sepe. Quedó en penúltimo lugar con 4 puntos. Sonaba a tema navideño compuesto para la promoción de algún turrón. Tan dulce como la misma intérprete, de 17 años, nacida en Lubljiana. Hubo muchas adolescentes precoces, como la de Mónaco, la de Irlanda o las holandesas.
En la preseleción yugoslava de 1970 estaba Krunoslav Slabinac que irá a Eurovisión en 1971 y estuvo a punto de ir a Amsterdam Josipa Lisac que quedó en segundo lugar detrás de Eva Srsen con “Jos te cekam”.

Los belgas cantaron en francés como todos los años pares. Jean Vallée -que ocho años después fue segundo en París- interpretó la bella canción “Viens l’oublier”. Vallée actuó con una exquisitez extrema, pero la canción de ese año era poco festivalera y así le fue. Recordaba por su aspecto a su paisano Jacques Brel, además él también era un conocido cantautor. Compuso y escribió el tema especialmente para el Festival. La orquesta estuvo bajo la batuta de otro conocido en Eurovisión, Jack Say. Obtuvo sólo 5 puntos y el octavo lugar, compartido con Italia y Mónaco.

La preselección belga de ese año tuvo al matrimonio, de indescriptible apariencia y que en 1972 saldrían por su país en Eurovisión, Serge y Christine Ghisoland. Aunque destacó un cantante de éxito que nunca fue elegido, Johnny White que cantó “Quand on est amoreaux” siendo segundo en la final del 3 de febrero y en la semifinal quedó desbancada la futura eurovisiva, la malograda Ann Christy que saldría en 1975. Falleció en 1984 de cáncer siendo muy joven.

Francia escogió a otro intérprete de gran experiencia. Guy Bonnet entonó “Marie Blanche” con soltura y delicadeza. La música era suya y la letra de Pierre-André Dousset. Por sus enormes gafas e indumentaria, Bonnet, era el doble de Yves Saint-Laurent. El piano fue el acompañante de tan hermosa balada. Franck Pourcel dirigió la orquesta. La calidad estaba más que probada. Guy Bonnet era un cantante muy conocido en el área francófona. Es más, fue el compositor de “La source” que cantó en 1968 Isabelle Aubret. Allí fueron terceros. Precisamente Isabelle Aubret fue segunda en la preselección francesa de 1970 con el tema “Olivier, Olivia” que interpretaba a dúo con su amigo el cantante Daniel Béretta.

Pero también estaban en la preselección francesa las conocidas eurovisivas Noëlle Cordier que fue por Francia en 1967 y quedó tercera en Viena o Michèle Torr, décima por Luxemburgo en 1966, incluso el compositor del tema que ganaría en 1977, Jean-Paul Cara, todos muy famosos en su país, además de grandes estrellas. Francia esos años también apostaba fuerte por llevar al Festival lo mejorcito.

Guy Bonnet era un gran experto musical, tuvo unos comienzos un poco duros. Nació en Avignon en 12 de mayo de 1942 y hasta que compuso “La source” trabajó mucho y por poco dinero. El éxito le llegó en 1968 y lo ratificó en el ‘70 en sendos Festivales. No quedó mal en Eurovisión con sus 8 puntos y el cuarto lugar, empatado con España y Suiza. Bonnet volverá al Festival en 1983, otra vez con una balada, sentado ante el piano y unas gafas un poco más moderadas.

Con los ingleses llegó el escándalo, aunque su representante fuera muy recatada y un tanto ñoña. La fase del antes del Festival estuvo llena de polémica como se ha comentado. Mary Hopkin fue a Amsterdam como una superstar y su canción era la máxima favorita. Pero un aire de anglofobia se desenvolvió entre los jurados que la castigaron con un segundo puesto. ¡Qué castigo tan dulce!. “Knock knock -who’s there?”, título del tema, obtuvo 26 puntos. La votación estuvo reñida entre ingleses e irlandeses, pero el éxito se decantó por lo últimos para sorpresa de todos. En declaraciones posteriores, la Hopkin dijo que estaba muy contenta con el triunfo de Irlanda ya que la canción era la mejor con diferencia. Al fin y al cabo Dana también era inglesa. Aún así, la deportividad queda suficientemente demostrada con esta actitud.

Mary Hopkin nació en Pontardawe (Gales) en 1951. Emigró a Londres para probar fortuna y la consiguió de la mano de Paul McCartney que la introdujo en el duro mundo del artisteo. El cuñado de Mary, Stan Sherrington fue su mánager, así todo quedaba en familia. En 1969 tuvo un romance sonado con el jefe de grabaciones de Apple, Tony Bramwell, perteneciente a la compañía discográfica de los Beatles. Entre todos hicieron que la galesa subiera como la espuma y pronto se hizo número uno en el Reino Unido y Estados Unidos. Fue escogida en el programa de Cliff Richard, donde cantó las seis canciones que optaban al privilegio de ir a Amsterdam. En segundo lugar quedó “I’m gonna fall in love again” y en tercero “Three ships”. Los autores de “Knock Konck –who’s there?” son John Carter y Geoff Stephens, que avariciosamente se frotaban las manos pensando que el triunfo estaba cantado. John Arthey dirigió la orquesta.

El enfático vals de David Alexander Winter no motivó nada a los jurados. No consiguió voto alguno y quedó el último. No mereció el cero porque la canción no era mala. En 1970 Luxemburgo obtiene su primer y único cero en la historia del Eurofestival y eso que llevaron a una estrella de alto calibre. La canción llevaba por título “Je suis tombe du ciel” y su cantante era muy popular en España, como Mary Hopkin y Gianni Morandi. Era una gran figura en Europa por su éxito “Oh Lady Mary” que tanto se bailó en los guateques. A pesar de su impecable presencia, guapísimo a rabiar y elegante como el que más, no tuvo consiguió un sólo punto. A él le tocó la china este año. La letra es del mismo que se llevó el primer lugar para Frida Boccara en el ’69, Eddy Marnay. Como vemos la vida da una de cal y otra de arena. La música es de Yves De Viendt. El histórico Raymond Lefévre dirigió la orquesta.

Y por fin España, con un Julio Iglesias que ni por asomo podía pensar en el futuro tan rosa que le esperaba. Ya se vaticinaba como una estrella aunque no estaba muy desenvuelto en las tablas. Su voz quebrada y nostálgica hacía enloquecer al público femenino y con esperanzas de triunfo se presentó en Amsterdam. La preselección de la canción española había estado muy disputada por artistas de toda índole. Puede sorprender que se presentara el luego humorista Eugenio y su esposa, pero así fue. Menos mal que no fueron elegidos y que me perdonen allá donde estén, pero cantaban de pena. El grupo Voces Amigas y Basilio quedaron en segundo lugar en la preselección con la canción “Jamas la olvidaré”. Hay que recordar, que tal y como se hacía en San Remo, cada canción iba representada por dos cantantes. Eran una promesa en España por aquellos días. Mocedades llevaron “Un mundo mejor” junto a Voces Amigas también y fueron sextos, pero es que terceros fueron los Valdemosa, el trío corista que acompañó a Salomé en 1969, los del “ey…” del “Vivo cantando”. Jaime Morey y Rosa Mª Lobo, que años después irán por España a Eurovisión y OTI respectivamente, quedaron quintos con “De pronto tú”. Pero también estaban la cantante negra Donna Hightower, un crack, la incombustible y nunca elegida Luisita Tenor, Los Mismos, la canaria Elena y la barcelonesa Cristina, que hubiera quedado muy bien porque eran muy festivalera además de una estupenda cantante. En la semifinal de ese también estuvo Nino Bravo con la preciosa “Esa será mi casa”.

Ganó Julio Iglesias con 37 puntos junto a Rosy Armen que defendían la canción Gwendolyne. Julio se llevó el gato al agua con 24 puntos más que el segundo puesto. Salió elegido el 14 de febrero de 1970, en el II Festival de la Canción Española, celebrado en Barcelona.

Después Julio grabó la canción ganadora en francés, inglés, italiano y alemán, aparte del español. La gira promocional fue exhaustiva durante el mes precedente al Festival. Agotó al propio cantante, que cuanto antes deseaba que llegara el día de la verdad. Los éxitos de Massiel y Salomé hacían que España se preocupara mucho por la representación del ‘70. Arthur Kaps y Enrique de las Casas, encargados de los programas de entretenimiento de TVE, pusieron todo lo que estaba en sus manos para promocionar el tema español. Aunque no se ganara era de gran interés para los mánagers de Julio que quedara en buena plaza y así fue. Cuarto lugar gracias a 8 puntos que fueron otorgados por Italia 3, Luxemburgo 2 y Mónaco 3. Los nervios que pasó fueron monumentales, tal y como él ha explicado y los demás han visto en el vídeo de su actuación. Se le buscó un traje sin bolsillos para que en un ataque de nervios imprevisto hubiera metido las manos en ellos, como hacía habitualmente. También se eligió el color azul chillón, para que quedara bien en televisión, una primitiva tele que grababa en color. En España se vio en blanco y negro, claro.

Con todo Julio estuvo muy nervioso en su actuación y aunque cantó muy bien tuvo momentos tensos en mitad de la canción donde parecía perder el hilo de la letra mientras el público aplaudía en medio de la confusión. Es casi imperceptible, pero el coro, las famosas del trío La, la, la le echan un cable y hace que el tema se crezca al final de la interpretación donde Julio echa el resto. Pero al despedirse de público camina hacía atrás y parece dar un pequeño tropezón que tampoco se nota mucho, pero que demuestra que estaba como un flan ya que viéndole en directo te hace sufrir un poco. Él mismo reconoció años después que fue uno de los momentos que nunca se olvidan por los nervios con los que los vivió, era muy joven todavía y Eurovisión imponía mucho.

Una curiosidad respecto a Gwendolyne es que la famosa chica existía en realidad. Tenía 21 años y vivía en París. Julio la conoció en Cambridge, y allí se enamoraron según prensa de la época, que fueran rumores o no eso era la tónica ya de las revistas del corazón desde entonces. De hecho se publicó una foto de él con la misteriosa chica en la revista Lecturas del 29 de enero de 1970. Se le otorgaban muchos romances, ya era un soltero de oro con un atractivo muy especial. Julio despuntaba en las primeras portadas de la prensa rosa desde principios de esa década. La Preysler todavía no había aparecido en su vida, aunque no tardaría mucho en encontrarla. El 20 de enero de 1971 Julio se casó con la filipina en la localidad madrileña de Illescas.

“Gwendolyne” sigue siendo uno de los mayores éxitos de Julio Iglesias en todo el mundo. Él mismo la escribió estando de veraneo en San Jenjo (Galicia) añorando su amor con la joven inglesita Gwendolyne. La orquesta, para el Festival, la dirigió Augusto Algueró. Pero antes de llegar a Amsterdam en el viaje de ida, la delegación española sufrió un susto tremendo ya que el avión al frenar lo hizo sobre una sola rueda y a poco se estrellan en pleno aterrizaje, según artículo de I. Agustí Ballester para Tele-exprés de 20 de marzo de 1970.

Pero la vida de Julio Iglesias estaba destinada al triunfo. Primero se dedicó al fútbol jugando en el Real Madrid. Un accidente hizo que tuviera que dejarlo ya que las lesiones que tuvo en las rodillas eran irreversibles e incompatibles con ese deporte. Lo de dedicarse a la canción le vino marcado por ese agridulce destino. En 1968 fue un bombazo con “La vida sigue igual”, canción con la que consiguió el primer premio en el Festival de Benidorm y de la que luego protagonizó una película con el mismo título junto a Charo López y Jean Harrington dirigida por Eugenio Martín.

Con todo mucha gente no confiaba en que aquel apocado y tímido muchacho, nacido en Madrid y de padres gallegos, llegará algún a triunfar. Con eso comprobamos la poca capacidad de clarividencia de algunos promotores artísticos que le cerraron las puertas. Eurovisión supuso su lanzamiento al mundo, pero fue a finales de los setenta cuando despuntó como una de las primeras figuras de la canción. Sus discos se vendían en todo el globo terráqueo, se tradujeron al inglés, francés, alemán, japonés, chino, etc. La lista de Lp’s grabados es ingente y demasiado larga para relatarla aquí. Necesita varios capítulos para él solo. Ha sido nominado al Grammy, aunque todavía no lo ha conseguido, en eso le ha aventajado su hijo, Enrique Iglesias, nacido de su matrimonio con Isabel Preysler. Actualmente vive como un rey entre Miami y Marbella, casado por segunda vez y con siete hijos es toda una máquina de hacer dinero. Yo creo que alguno todavía deben estar tirándose de los pelos viendo el resultado de sus éxitos, los mismos que no confiaron en él cuando no era “nadie”.

“Marlène” fue el título de la canción de Mónaco. Dominique Dussault era la intérprete. Con un peinado a lo Edith Piaf, cantó una de las canciones más bellas de esta edición. Vistió un jersey negro y llevaba un crucifijo. Además la voz era asombrosamente parecida a la Piaf. La canción hacia homenaje a la excéntrica y ambigua actriz alemana Marlene Dietrich. Ya en los ensayos se perfilaba como posible ganadora, por su buena voz y sus candorosos diecisiete años. Por raro que parezca, obtuvo sólo 5 puntos y el octavo lugar. La letra es de Henri Dijan y la composición de Eddie Barclay y Jimmy Walter. Alguna estrofa del tema iba en alemán e inglés. Los acordes eran similares a los de “Milord” que tanto éxito tuvo en la voz de Edith Piaf.

Pero si había una máxima favorita, esa era Katja Ebstein y su “Wunder gibt es immer” por Alemania. Christian Bruhn dirigió la orquesta. Las apuestas la fijaban como vencedora. Apareció con una minifalda extremada y un guardapolvos de lo más moderno. Incluso, por el Festival, circulaban sus discos con la canción representante donde ponía Primer Premio de Eurovisión’70, que rápidamente se tuvo que modificar porque no ganó, es más quedó muy abajo en cuanto a puntuación. Obtuvo 12 puntos y el tercer lugar. Veinte menos que la ganadora y catorce menos que el segundo lugar. La pugna prefestival entre Alemania y Reino Unido hizo que a ninguna de las dos se les concediera el triunfo. Hubo votos de castigo, como los de Bélgica. Tanto Katja como Mary Hopkin iban de superestrellas, algo que penalizaron los jurados dando el premio al que menos se podía imaginar, Irlanda. Por lo menos el jurado español se portó bien con la alemana concediéndole 4 puntos. Al Reino Unido nada, como era habitual en esa época y a Irlanda 3 votos.

En la preselección alemana de ese año estaban Mary Roos que será escogida para ir a Eurovisión dos años después y la cantante noruega Kristi Sparboe que representó a su país en 1965, 1967 y 1969. Mary Roos quedó segunda detrás de la Ebstein con el tema “Bei jedem kuss” y la Sparboe cuarta con “Pierre, der clochard” ya que empatado en el segundo puesto con Mary Roos quedó el cantante Reiner Schöene.

Pues sí, Irlanda, que actuó en último lugar ganó Eurovisión’70. Este país desde su debut en 1965 fue llevando baladas preciosas y quedaba muy bien todos los años, con crooners de gran voz, se tiraron por lo festivalero en 1969 con una simpática minifaldera vestida de verde chillón y quedaron séptimos. Al fin consiguen el primer premio de sus siete victorias hasta el momento. Lo de esta delegación ha sido las baladas, aunque ahora estén momentos bajos, siempre solían llevar calidad al Festival.

Dana, nacida en Londres hacía 18 años, se llevó el gran premio fuera de todas las quinielas. De nombre real Rosemary Brown, cantó espléndidamente su “All kinds of everything” y ganó porque se lo merecía. Su sencillez y puesta en escena, sentada sobre una especie de cajón embriagó a los jurados de candor y felicidad, con un fuerte aroma de optimismo ya que nos hablaba de todo lo bueno que hay en cada cosa que nos rodea. Dana era una erudita en música. Practicaba con la guitarra el piano y el órgano, herencia de su padre que tocaba la trompeta en una banda local de la ciudad norte irlandesa de Londonderry, donde había vivido desde pequeña. Era una chica muy musical que ya cantaba a los seis años. De hecho, la descubrieron en un festival para jóvenes talentos y antes el Festival de Eurovisión ya había grabado tres discos: “Sixteeen”, “Come Along Murphy” y “Look Around”. Estuvo a punto de ir a Eurovisión de 1969 ya que fue segunda en esa preselección detrás de Muriel Day. La cantante griega Nana Mouskouri versionó en francés el tema que ganó en el ’70.

Lenny Kuhr, una de las ganadoras del ’69 hizo los honores de dar el premio a una flamante, confundida incluso ante el sorprendente resultado y emocionada Dana. Sus autores estaban encantados en el escenario, como no, delante de la presentadora que estaba loca por acabar la gala. Fue un festival muy escaso, menos mal que las canciones eran buenas.

En definitiva, el éxito eurovisivo la catapultó a la fama en su país. Le pasó como a Massiel en España, se hizo un fenómeno social. Recibida con agasajos en Dublín, su propia madre se quejó de que nunca podía ver a su hija. El mánager de Dana, Tommy Johnston, aprovechó el filón que suponía la fama y la hizo firmar cientos de galas. Los propios autores de la canción, Smith y Lindsay, también protestaron por la extrema atención que se daba a Dana y la poca que obtenían ellos.

Con los años Dana se haría una figura política llegando a ser candidata a la Presidencia de la República de Irlanda a finales de los noventa en representación de un partido conservador ultracatólico.

La próxima cita, al final, sería en Dublín, y por cierto, lo organizaron muy bien. Por último, y como dato interesante, destaca el marcador del Festival. Estaba en holandés y por si alguien no lo entendía pusieron los distintivos de coche de cada país y los números eran tan pequeñitos que casi ni se veían. Los miembros de la UER encabezados por el ínclito Clifford Brown y sus secretarias parecían el Tribunal de la Santa Inquisición, con una cara de antipáticos tremenda, eran otros tiempos.

Reyes del Amor, 18/03/06

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