Eurovisión 1972, segunda parte.

Quedaron en el tintero en el pasado capítulo las restantes canciones del Eurofestival de Edimburgo de 1972, uno de los mejores de la década. Ahora seguimos con ellas, espero os guste. Debo hacer antes una aclaración que un lector de mi artículo pasado me corrigió respecto a que dije que María Estuardo era hermana de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Eurovisión 1972, segunda parte.

Quedaron en el tintero en el pasado capítulo las restantes canciones del Eurofestival de Edimburgo de 1972, uno de los mejores de la década. Ahora seguimos con ellas, espero os guste.

Debo hacer antes una aclaración que un lector de mi artículo pasado me corrigió respecto a que dije que María Estuardo era hermana de la reina Isabel I Tudor. No es cierto, se trataba de su prima. Fue un error imperdonable que se me pasó y por eso rectifico ahora. Venía a colación porque el castillo donde estaban reunidos los jurados era en el que vivía la reina escocesa, María Estuardo. Y ahora vamos con las canciones…

La sorpresa la supuso la mala clasificación de Mónaco, que podrían haber sido los anfitriones, con otro dúo muy romántico. Eran el guapísimo Peter MacLane, nacido en Alsacia (Francia), aunque de apellido escocés, y la rubia francesa Anne-Marie Godart. Entre el público estaba Sevérine observando con minuciosidad la interpretación de sus colegas. “Comme on s’aime” –Como se ama- figuraba entre las apuestas y en los ensayos, un día antes del show final creían que hasta podían ganar de nuevo, pero se quedaron en decimosexta plaza con 65 votos. En cambio el Reino Unido que en los ensayos perdieron interés, después fueron segundos. Ya sabemos que los ingleses se crecen mucho a la hora de la verdad y por eso siempre impactan, van muy seguros. Los cantantes de Mónaco estaban descoloridos y atemorizados y dejaron a público un poco sorprendido. De todas formas hacían una de las parejas más bonitas de la historia del Festival.

La insuperable canción de Portugal con Carlos Mendes –ya salió en 1968 sin barba- fue de lo mejor de ese año. Carlos alternaba sus estudios de Arquitectura con el canto, según nuestro comentarista Julio Rico. El intérprete lisboeta iba de frac y le hacía una figura estupenda. El foco le daba desde arriba viéndose su sombra sobre el escenario alargada, muy efectista. Es junto a Adelaide Ferreira –1985- y Dulce Pontes –1991- el mejor intérprete de este país en Eurovisión. La canción “A festa da vida” –La fiesta de la vida” tenía un empaque fortísimo y asombró por la presteza del cantante al ponerla en práctica sobre el escenario. Obtuvo el séptimo lugar con 90 puntos, una de las mejores clasificaciones de Portugal –la mejor fue la de 1996, sextos- El coro de tres señoras era muy bueno también. Lo único que la canción es algo corta, para mí que lo hicieron expresamente por imperativos de la organización. “Amanece” de Morey también tuvo que ajustar los arreglos para la noche del 25 de marzo. “A festa da vida” lleva música de José Calvario y letra de José Niza. Dirigió la orquesta el inglés Richard Hill.

La parisina y rubísima Betty Mars representó a Francia después de haber ganado a la misma Anne-Marie David – que fue tercera- en la final francesa para Eurovisión. Sinceramente la canción podía haber sido compuesta en 1956 porque suena como si se hubiera escapado del túnel del tiempo, totalmente desfasada. Es de esas cantantes con fuerte acento a lo Piaf que se quedó anclada en lo pomposo. Salió vestida con un traje vaporoso, estilo Sissí, con mangas en tul blanco. Parecía como una paloma a punto del vuelo. Era etérea, femenina y estática. Sin inmutar el gesto, sólo moviendo las manos con suavidad, cantó “Come…comédie” –Como comedia- de Frederic Botton, con arreglos de Franck Pourcel. Obtuvo la undécima posición con 81 puntos, justo detrás de España. El tema no es malo, sino que estaba fuera de lugar.

Irlanda trajo la nota reivindicativa en plena tensión en el Ustler. Sandie Jones cantó en gaélico “Ceol An Ghrá” -La música del amor- en forma de melodía reiterativa muy bien entonada, pero algo larga quizás. La letra es de Liam MacUistin y la música de Joe Burkett. Dirigió Colman Pearce. El traje era verde con brillo, hasta los pies, absolutamente precioso. Los recogidos eran muy bonitos y les daba a todas las intérpretes una cara de candidez inmaculada. El estilo era similar a la de la representación del ’71 por Irlanda, algo engolada. Con todo Sandie Jones era una gran figura en Irlanda porque fue modelo de alta costura y presentaba un programa de variedades titulado “El show de Sandie Jones” para la RTE, según información de Julio Rico. Este país no destacaba mucho a principios de los setenta, exceptuando el superéxito de Dana en 1970. Sandie Jones consiguió 72 votos y la decimoquinta plaza, de las peores de Irlanda.

Los romanticones Grethe Kausland & Benny Borg por Noruega llevaron “Småting” –Las pequeñas cosas” de Kruge Grogtum e Ivar Bossum. Dirigió la orquesta Carsten Klouman. Resultaba como esos temas escritos para comedia musical americana de los años cincuenta, poco apropiada para los setenta, pero estamos en unos años de transición musical donde las mezclas eran enormes. Unos se iban hacía el purismo y la ñoñería y los otros querían romper e innovar, como este año los ingleses, los holandeses o los austríacos. El dúo noruego no gustó y es que los pobres debían actuar después de los New Seekers y nadie se fijó en ellos, sobre todo el jurado que les dio 73 puntos y la decimocuarta posición.

Suiza y Véronique Müller estuvieron de lo más aburrido con “C’est la chanson de mon amour” –Esta es la canción de mi amor-. Sentada en un taburete y con su guitarra puso nota de típica cantautora a lo Joan Baez. Ella había compuesto la melodía con letra de otra mujer, Catherine Desage. Estas canciones lentas en francés suelen quedar bien colocadas, fue octava con 88 votos.

El circo de la noche, que además daban vergüenza ajena, fueron los intérpretes de Malta, Helen & Joseph con su “L’Imhabba” –Amor- cantada en maltés. ¡Qué raritos eran los pobres!. Llevaban ropa como sacada de un baúl antiguo, sin ton ni son, que intentaba emular el aire mediterráneo, con un cierto aroma de andaluces, pero muy rancios. La canción estaba dedicada a los italianos, los españoles y los malteses, culturas unidas por la historia, pero que aquí resultó como una especie de mejunje ininteligible que no sabes bien donde situar. Quedaron en último lugar con 48 votos y este país no volvió a Eurovisión hasta 1975, pero utilizando el inglés, la otra lengua nacional de Malta. Se volverían a dar de baja hasta 1991 y actualmente es uno de los países que mejor palmarés tiene, pero sus dos primeras comparecencias son horrendas.

Otro dúo más, Finlandia con Pävi Paunu y Kim Floor con Muistathan –Recuerda- con Letra de Juha Flinck y música de Juha Flinck y Nacke Johansson. Dirigió Ossi Runne. Si los malteses llevaron el “aroma mediterráneo”, los finlandeses sacaron un tema en kasatschock, con ritmo ruso y golpe efectista final en una melodía compulsiva. Daban un subidón de moral y eran muy buenos intérpretes. Finlandia fue el dúo mixto que mejor quedó colocado en la clasificación después de los holandeses. Ocuparon la duodécima plaza con 78 puntos.

Tereza era la cantante más popular de Yugoslavia. Nació en Split y salió con “Musika i ti” –Música y tú-, muy acorde con el estilo propio de este país. El tema era contundente y la voz de la chica no estaba nada mal, pero tampoco fue uno de sus mejores años. Era lógico ese noveno puesto con 87 votos, un puesto por delante de España. La canción estaba compuesta por Nikika Kalogjera, músico habitual también en el Eurofestival que dio el primer premio a Riva en 1989. Ivica Krajic fue el autor. Kalogjera también dirigió la orquesta esta vez. Era muy conocido en Europa ya que había recibido cuarenta premios internacionales. Tras la ovación que se dio al italiano, di Bari, quedó poco para ella. Ya sabemos que lo mediterráneo no gusta a los británicos. Tereza ya representó a Mónaco en 1966 con “Bien plus fort” y fue última con un tremendo cero junto al tema de Domenico Modugno “Dio comme ti amo” por Italia. Y eso que los dos eran unas figuras en Europa.

Suecia intentaba conseguir el primer lugar con el mismo cuarteto que sacó en 1971. Eran Family Four (Berdnt Oest, Agnetha Munther, Marie Bergman y Pierre Isacsson) muy populares en los setenta en los países nórdicos. Llevando un tema mejor que el de Dublín, quedaron peor clasificados con “Härliga sommardag” –Los hermosos días del verano-, decimotercera posición y 75 puntos. La música y la letra son de Holm Elmqvist y arreglos de Mats Olsson. Este grupo estaba gafado. En el ’71 cogieron una gripe tremenda y a poco no pueden actuar, pero es que en 1972, Marie Bergman, una de las componentes, tuvo un resbalón en los ensayos y se rompió el tobillo. La noche de Festival salió vendada discretamente de rodilla para abajo. Aun así ellas lucieron minifaldas y un look idéntico al del año anterior. En 1994 Marie Bergman volvió a Dublín con Roger Pontare, sin destacar tampoco. El tema de Edimburgo era ligero, pero algo extraño, del gusto nórdico, que hasta ABBA no parecían tenerlo muy claro. No destacaban casi nunca y es que la lengua les impedía llegar al gran público internacional.

Es curioso, pero a pesar de lo ajustado de las votaciones entre países, no hubo ningún empate. De todas formas no hacían justicia al valor de cada tema en sí, porque que Suiza ocupara cinco plazas por delante de Suecia por trece puntos de diferencia, era demasiado.

Y otra pareja chirriante, como la de Malta, fueron los belgas de la parte francófona, el matrimonio Serge & Christine Ghisoland con su tema “A la folie où pas de tout” –O la locura o nada-. La canción era de Daniel Nelis y Bob Milan en la música. Dirigió Henri Segers. Ya fueron finalistas en la preselección belga de 1970 donde fue elegido Jean Vallée para ir a Amsterdam. Serge, cuando cantaba parecía que estaba deshojando una margarita mientras miraba con sus diminutos ojos a Christine. Se acompañaron el coro de tres señoras rimbombantes con pelucones de tres al cuarto conocidas por el trío Nanas. Bélgica no se esforzaba lo más mínimo por llevar algo decente y así les iba. Ocuparon la penúltima plaza con 55 votos, justo delante de Malta. Las dos parejas supongo lo celebrarían, porque lo raro es que les hubieran elegido para salir en Eurovisión sin saber cantar. Esto lo veremos cada año con algún que otro país. Menos mal que después salió como se comentó el pasado capítulo, Vicky Leandros por Luxemburgo y luego Sandra y Andres por Holanda, que dieron colofón de lujo a una edición algo extraña, pero en general bastante buena.

Los votos fueron un jeroglífico. Hay que ser contable diplomado para entenderlos. Al final Sevérine dio en premio a Vicky Leandros, tal y como se hace habitualmente entre misses, una pasa la corona a la otra y todos tan contentos. La verdad es que con esta eran nueve mujeres seguidas ganando, contando las cuatro del ’69. El Festival estaba estancándose un poco. Hasta 1974 con ABBA no se renovó.

Reyes del Amor, 30/01/04.

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