Eurofestival de 1978, segunda parte
Siguiendo con el artículo sobre la Eurovisión de 1978, vamos con las demás canciones, entre ellas la española con José Vélez y la de Luxemburgo con las Baccara.
El charme francés llegó con el acicalado Joël Prevost. Parecía un muñeco de cera. Iba perfecto, con frac y muy peinadito. A su vez, la canción de Francia era de lo mejor de este año y por eso favorita. Su título es Il y aura toujours des violons, escrita por Didier Barbelivien y música de Gèrard Stern, en forma de vals. Dirigió Alain Gouraguer que había sido uno de los compositores del famoso Poupèe de cire, poupèe de son. Resultaba difícil un segundo triunfo consecutivo para este país, que hubiese sido el sexto en su historia. Con todo estuvo a punto de ganar. Durante las votaciones recibió votos de casi todos los participantes y quedó tercero con 119. Tuvo un 12. Fue una posición digna ante sus paisanos y como anfitrión del show.
Prevost saludó con afecto, tras las bambalinas, a nuestro José Vélez que salía muy nervioso a escena. Estaba escoltado por el popular Trío La,la,la y Ramón Arcusa –que será director de la orquesta giratoria- compositor y autor, junto a Manuel de la Calva, de Bailemos un vals. No resulta extraño que fuera un favorito, porque en los ensayos ya vieron la estupenda voz del intérprete canario y su gran experiencia como cantante de orquestas en directo. Eso da muchas tablas. Pero el peso de la bandera española y el representar a tu país resultaba todavía insalvable para nuestros eurovisivos. Defendió el tema con soltura, incluso se permitió el lujo de bajar un peldaño del escenario para acercase más al público y poder decirles que si querían bailar un vals. Sacó un traje blanco que le quedaba como un guante, tenía mucha clase. El trío La,la,la lució unas túnicas en gasas con estampados en azul y rojo, con flor de ropa.
En las votaciones rozamos el desastre hasta la mitad de las mismas. Cuando ya había dado su resultado ocho países sólo teníamos 7 puntos que nos dieron los finlandeses. Menos mal que Suiza nos dio un 8 y empezamos a recuperarnos y de ahí fuimos subiendo modestamente hasta quedar en la novena plaza con 65 puntos, empatando con Suiza precisamente. El único que 12 que tuvimos fue el concedido por el jurado de Dinamarca, un país que normalmente no nos vota nunca. Con todo se consideró una injusticia en TVE y un enfado monumental por parte del jurado español que no estaba nada de acuerdo que hubieran ganado los israelitas. Pero para José Vélez resultó una experiencia positiva y firmó para ese verano más de 90 galas. Fue invitado a la Televisión de Luxemburgo como una estrella y vendió 20.000 copias de su disco en Bélgica. En Canadá también fue un éxito. Grabó la canción en francés y alemán. Pero Vélez, con el tiempo ha sido un cantante poco reconocido ya que a inicios de los ochenta pasó al olvido, sólo recuperado por algunos humoristas que hicieron de él pieza clave de unos chistes algo groseros que siempre los ha tomado bien. Fueron temas históricos de los setenta su Vino griego y sus versiones de boleros, que por su tesitura de voz los hacía estupendos. Es un señor de la canción, a pesar de las críticas y la incomprensión de unos cuantos.
Una noticia bomba fue las amenazas de atentado contra José Vélez en París por parte de un grupo terrorista llamado MPAIAC que abogaba por la independencia de las Canarias. Tuvo que estar escoltado por policías noche y día durante la estancia en la capital francesa. También se dio protección a toda la delegación española.
Vestidos de odaliscas con mucha pluma y saltimbanquis maquillados salieron los representantes del Reino Unido, Co-Co con el tema The Bad Old Days. Destaca la presencia de una futura ganadora, Cheryl Baker que formó parte del conjunto Bucks Fizz en el ’81. Canción festivalera y mediocre que quedó peor que España, en la plaza undécima con 61 votos. Está compuesta por Stephanie De Sykes y Stuart Slater. Dirigió Alyn Ainsworth. Las voces del conjunto eran muy malas, pero como el tema era algo pegadizo y colorista la indumentaria se podía soportar. Aún así ha sido de lo peor que han sacado los ingleses en Eurovisión, siendo uno de los países con mejor palmarés por la calidad de sus temas.
Una canción clásica, pero de gran envergadura fue la de Suiza, Vivre –Vivir-, cantada por Carole Vinci. Este año tocaba el francés y es cuando tienen suerte, por lo menos no quedan tan mal como cantando en italiano o alemán. Ocupó la novena plaza con 65 puntos, igual que España, pero los suizos no tuvieron ningún 12. Carole eligió un vestido gris de gasas –prenda de moda a finales de los setenta- con tirantes de lentejuelas y flor de ropa en la solapa. Llevaba media melena rubia y resultaba muy atractiva en escena, además de que tenía muy buena voz. Vivre está compuesto por los famosos Pierre Alain la letra y Alain Morisod la música, que en 1982 fueron también los compositores del famoso tema Amour on t’aime que cantó Arlette Zola. Dirigió Daniel Janin.
Con el puro estilo de Jacques Brel salió el representante de Bélgica, Jean Vallée. Ya le habíamos visto en la edición de 1970 dónde fue octavo. Salió triunfante a escena con el tema compuesto por él mismo, L’amour ça fait chanter la vie. Los arreglos eran de Jean Muzy. Empezó tocando el piano y de golpe se levantó para seguir cantando mientras el piano seguía sonando sin que él lo tocara. ¿Montaje?… Vistió un traje blanco con camisa verde claro de cuello desbordante. Se adornó con una medalla al cuello, como si hubiera ganado los 100 metros lisos. Ocupó el segundo lugar con 125 puntos con cinco 12, de Irlanda, Francia, Italia, Mónaco y Grecia. De todas formas, pocas veces adelantó a los israelíes que durante todos los votos se veían como ganadores.
Los autores de Ding, Dinge a Dong -que ganó en el ’75- compusieron el tema ‘t is okey para el conjunto Harmony por Holanda. Dick Bakker y Eddy Owens junto a Toon Gispen, llevaron un tema pegadizo del estilo al que cantaron Teach-In, pero sin la suerte de estos. Sólo recibieron 37 puntos y quedaron en la decimotercera plaza. Israel les dio un 12. La solista y el acompañamiento, un negro y un blanco, iban con trajes alegres tipo discotequero y la coreografía era también muy graciosa.
Los resignados turcos no cejaban en el empeño de llevarse el premio de Eurovisión a casa. En estos primeros años en que concursaban resultaba imposible siquiera acercarse los diez primeros puestos. En 1975 debutaron quedando los últimos y en su segunda participación ocuparon la penúltima posición con 2 puntos, uno menos aún que en el ’75. Hay que recordar que no concursaron ni en el ’76 ni en el ’77 porque salía Grecia y los turcos no mantenían relaciones con ellos, por la cuestión chipriota que durante tantos años les enfrentó. Pero en el ’78 se enterraron las espadas y accedieron a participar juntas en París, cuna de la diplomacia europea, aunque no se concedieron votos el uno al otro. El grupo Nazar –dos hombres y dos mujeres- cantaron Sevince, tema pegadizo, pero algo infantil. Llevaba reminiscencias puras del folklore turco y la música es de Daghan Baydur y Onno Tunc, que dirigió la orquesta, con letra de Hulki Aktunô. Ellas se vistieron con túnicas blancas a juegos con las chaquetas de ellos y los cuatro llevaban grandes flores rojas en la solapa también.
La conocida Ireen Sheer –que representó a Luxemburgo en el ’74 cantando en francés- ahora llegaba a Eurovisión por Alemania con el tema Feuer –Fuego- de Hohn Morning y música de Erich Leissmann y Jean Frankfurter, que dirigió la orquesta. Llevó un traje blanco del cual se quita una pieza al principio de la canción y la tira en medio del escenario en un acto muy teatral. Su pose era a lo Liza Minnelli. Gustó mucho y quedó en el sexto lugar con 84 puntos. Finlandia le dio un 12 y España y Mónaco un 10 cada una.
Aunque los dúos mixtos no suelen tener suerte, este año Mónaco sí da en el clavo con los elegantes y románticos Caline y Olivier Toussaint, que eran matrimonio. La canción Les jardins de Monaco ocupó el cuarto lugar con 107 votos. Tuvieron el 12 de Suecia. El tema es de Didier Barbelivien –que hizo también la canción de Francia de este año- Jean Albertini y música de Olivier Toussaint y Paul de Senneville.
Otro número teatral fue el de Grecia, con inspiración en la figura del inolvidable Charlie Chaplin, que había fallecido en Londres en 1977. Se le hizo homenaje con el tema Charlie Chaplin de Yannis Xantoulis y música de Sakis Tsilikis, cantado por la expresiva Tania Tsanaclidou. Era otra favorita. El número podía encajar en cualquier cabaret, lo malo que cantado en griego sonaba algo cómico, pero eso no la desmerece porque es excelente. Tania y sus músicos se vistieron del cómico inglés, con bombín y paraguas incluido. Recibió 66 puntos, uno más que España, colocándose un puesto por delante de José Vélez, en la octava posición. Hay que decir que el jurado español le dio 7 puntos, algo que nos perjudicó como se ve en nuestra clasificación.
El grupo Mabel, por Dinamarca, eran ídolos de las quinceañeras de Europa, también en España. Cuatro rubios con pelo largo, que más que guapos, eran monos. Mike Tramp era el solista. En Barcelona tenían un club de fans muy activo situado en la calle Pádua. A París fueron con la canción Boom-boom que era el sonido que hacía el enorme tambor que sacaron con un corazón pintado. El tema está compuesto por el propio conjunto y los arreglos son de Helmer Olesen. Además llevaron dos guitarras y un ukelele que sonaba a folk norteamericano de estilo alegre. Dinamarca estaba algo desentrenada después de permanecer 12 años sin competir. En su retorno no recibieron una gran bienvenida porque sólo tuvieron 13 puntos y quedaron en la decimosexta posición. Los Mabel vinieron a España en 1979 para promocionar sus nuevas canciones I’m a hot dog, Skateboard rider y Wonderful Copenhagen. Fueron número uno en Inglaterra, Japón y Australia a parte de todos los países nórdicos.
Nuestras españolas más internacionales por aquellos días eran Mayte y María, el dúo Baccara, que habían sido número uno en Alemania e Inglaterra con el Yes, sir, I can Boogy, entre otros éxitos. Les propusieron representar a Luxemburgo en París y no dijeron que no, aprovechando la buena acogida que estaban teniendo en Centroeuropa. Se escogió un tema en francés pero que incorporaba algún olé y alguna frase en inglés. Nos relatan la importancia de saber hablar francés invitándonos a todos a hacerlo con Parlez- vous française? Se hizo una versión en inglés y fue récord de ventas. Está compuesto por Rolf Soja que dirigió la orquesta, y letra de Frank Dostal y Peter Zentner. Eran máximas favoritas. Se habló mucho de los vestidos que sacaron, uno blanco y otro negro, como siempre han salido en sus actuaciones, diseñados por Christian Dior. Estaban valorados en medio millón de pesetas cada uno. Unido a esto la coreografía fue la mejor de la noche. Junto a la ganadora es el tema más popular de este año y pegó muy fuerte durante el verano del ’78. No recibieron los votos esperados, 73 puntos, a pesar de tres 12 que le dieron Italia, Portugal y cómo no, España. Ocuparon la séptima plaza.
Hubo un momento simpático antes de la actuación de Baccara y es que Mayte, mientras bajaba por el ascensor hacia el anfiteatro, dijo “de la mano como los niños”. Iba de la mano de Rolf Soja y María. Estaban también muy nerviosas. Años después comentó María “que estaban muy emocionadas de ver a José Vélez defender la bandera de su país, algo que ellas no tenían y en cierta manera la responsabilidad era menor. No por eso dejaron de intentar ganar, aunque hubiera preferido salir por España”.
Se dijo en España “qué cómo podía ganar un país extraeuropeo el Festival de Eurovisión”, en un ataque de chobinismo hispano por parte de algunos miembros del jurado español, y voces críticas como el cantante Emilio José, el compositor del Vivo cantando Aniano Acalde y el periodista Pepe Domingo Castaño (ver Hola de 6 de mayo de 1978). El repelente periodista que estaba acostumbrado a presentar el rancio programa de televisión 300 millones, se atrevió a decir que “el Festival estaba carente de categoría”. De hecho Israel no estaba ni entre las favoritas. Pero dieron el campanazo con Yizhar Cohen y el grupo Alpha Beta con A-ba-ni-bi de Ehud Manor. Fue el primer triunfo para Israel y llevaban compitiendo sólo cinco años. Tuvieron 157 votos y llevaban una diferencia abismal con los demás concursantes a la mitad de las votaciones. Cuando ya habían votado 13 países, Israel tenía 123 votos y el segundo clasificado, Bélgica, sólo 79. Después Bélgica se animó, pero no consiguió adelantar a los judíos y estos ganaron por 32 puntos de diferencia. Israel recibió seis 12, cinco seguidos, de Suiza, Bélgica, Holanda, Turquía y Alemania. El otro les llegó de Luxemburgo. Se habló hasta de tongo, porque decían que “se quería aprovechar el treinta aniversario de la creación del Estado de Israel”. Qué raro, cuando gana Inglaterra o Francia nadie habla de tongo. Con todo los españoles le otorgaron un 6, a pesar de la crítica. De la mano también salieron Yizhar Cohen junto a Nurit Hirsh, compositora y directora de la orquesta. Detrás les seguían en tropel los cinco componentes de Alpha Beta, que se cruzaron tras el escenario con las Baccara. Otra curiosidad es el parecido tan asombroso que había entre Yizhar Cohen y Michael Jackson, no sólo por el físico, sino también en la forma de bailar. El modelo A-ba-ni-bi se patentaría por parte de la delegación israelita hasta la saciedad en los años venideros.
La versión del Chaval de la Peca, Marc Perrot, en el verano de 1999, con su Abanibi quiere decir te quiero amor, fue un gran éxito en España y América Latina. Aprovechó el boom eurovisivo de finales de los noventa para hacerse de oro, estuvo muy oportuno. Mucha gente pensaba que la canción la había inventado él y es que el ’78 y Yizhar Cohen estaban ya muy lejos de la memoria colectiva. Este chico es otro forofo de Eurovisión y nostálgico de los setenta. No paraba de pedir que le dejaran representar a España en alguna ocasión. No es mala idea si pensamos en Guildo Horn y Stefan Raab, representantes de Alemania en 1998 y 2000, respectivamente.
Una canción dedicada a una tal Mrs.Caroline Robinson fue la propuesta austríaca. Tema simplón ya muy escuchado y repetitivo que recordaba al que sacaron Waterloo & Robinson en el ’76 por Austria también. Aquí fueron tres señores de blanco con guitarras y muy buenas intenciones. Se llamaban Springtime y son dos hermanos, Walter y Gerhard Markel y Norbert Niedermayer, compositores a su vez del tema. Dirigió Richard Österreicher. Les relegaron a la decimoquinta plaza con 14 puntos.
Muy concentrado y compungido salió el cantante sueco Björn Skifs, con una canción típica de su país. Su título es Det blir alltid värre framåt natten de Peter Himmelstrand. Bengt Palmer hizo los arreglos. Como el intérprete de Bélgica, este también se levanta del piano a la mitad de la canción mientras el instrumento sigue tocando. Lo cierto es que el que tocaba realmente era uno de los músicos de la orquesta. El piano incorporado al escenario en algunos números era sólo un adorno que queda siempre muy bien. Suecia no sale del bache desde Forbes y ocupan la decimocuarta plaza con 26 puntos.
El intermedio antes de las votaciones se dedicó a la música con un número de jazz grabado e interpretado por Stephan Grapelli, Oscar Peterson, Kenny Clarke y Nils C.Persen. El otro fragmento lo puso el violinista Yuhudi Menuhin. Si alguien quiso hacer comparaciones con los temas en competición y los eruditos nombrados, que quieren que les diga, las comparaciones son odiosas y no ha lugar a comentario alguno.
Marie Myriam salió a dar el premio a los flamantes ganadores, convocándonos así para la próxima edición en Israel. Pero no se sabía sí en Tel-Aviv o Jerusalén. Era una decisión conflictiva por lo ardiente de la zona. Las medidas de seguridad deberían ser extremas si querían ser los anfitriones para asegurar la presencia de todas las delegaciones. Con todo algún país puso sus dudas de que se pudiera celebrar en Israel.
Reyes del Amor, 20/11/03
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