Estocolmo 2016, un festival muy político

Eurovisión es un festival de canciones? Eurovisión es política? Estas preguntas son un clásico en el debate entre fans y detractores de nuestro festival favorito. Ciertamente, Eurovisión es un festival de canciones creado en 1956, al igual que la Unión Europea, para unir con la música a un continente que llevaba siglos matándose y que […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Estocolmo 2016, un festival muy político

Eurovisión es un festival de canciones? Eurovisión es política? Estas preguntas son un clásico en el debate entre fans y detractores de nuestro festival favorito. Ciertamente, Eurovisión es un festival de canciones creado en 1956, al igual que la Unión Europea, para unir con la música a un continente que llevaba siglos matándose y que 10 años antes había cometido la peor barbarie de su historia. 

Pero Eurovisión también es política. En los 61 años que llevamos de Festival hemos visto de todo. El propio festival ha evolucionado junto a las realidades políticas y sociales de cada país y en ocasiones los conflictos políticos han llegado hasta el propio escenario de Eurovisión.

La participación de Israel, por ejemplo, siempre ha sido polémica por su conflicto con Palestina. Cuando la guerra de los Balcanes, el estadio se caía por los aplausos en el momento de la conexión con una sitiada Sarajevo en las votaciones. O, simplemente, la no participación de Georgia o Armenia en los festivales de 2009 en Moscú y Bakú 2012 respectivamente.

Ucrania vs Rusia 

Y 2016 pasará a la historia como el año de las disputas entre las ex repúblicas soviéticas. Todo empezó con la selección de la canción 1944 de Jamala como representante de Ucrania. La letra de la canción cuenta la historia del pueblo tártaro que vivía en la península de Crimea y que fue deportado a Siberia y Asia Central por Stalin en 1944. La propia cantante es nieta de deportados y nacida en Kirguizistán.

Si a esto le sumamos la complicada relación que viven Rusia y Ucrania tras la anexión de Crimea por parte de la primera y el apoyo a las provincias pro-rusas del este de Ucrania, el debate está servido.

Armenia vs Azerbaiyán

Tampoco quedó exento de polémica el hecho que la representante de Armenia, Iveta Mukuchyan hiciera ondear en varias ocasiones durante la primera semifinal de ayer, la bandera de Nagorno Karabakh, región de Azerbaiyán, de población armenia y en rebelión contra el Estado azerí des de la independencia de las repúblicas del Cáucaso en los 90.

En la rueda de prensa posterior, un periodista azerí preguntó a la cantante de Azerbaiyán, Samra, sobre lo que había hecho su rival armenia. La joven representante intentó esquivar la pregunta alegando que Eurovisión es una competición de canciones, pero la polémica está servida.

Finalmente, y no menos polémicas, fueron las declaraciones del representante ruso Sergey Lazarev, cuando en la rueda de prensa y debido a su condición de favorito a la victoria, le preguntaron sobre la intolerancia existente con los homosexuales en su país y que pasaría en caso de que ganase y que el año que viene el festival se celebrase en Rusia, ya que gran parte del público eurofán es también homosexual.

El ruso argumentó que los ataques a homosexuales en su país son solo rumores aunque pocos días antes del festival, la representante española denunció los problemas que había tenido el representante de Israel, Hovi Star, homosexual reconocido, para entrar en el país durante la gira promocional de su canción.

Y por si todo esto os parece poco, Ucrania, Rusia y Armenia son firmes candidatas al triunfo y puede que tengamos un Eurovisión 2107 bastante movidito. Y nada, que, nos guste o no, la política va implícita en Eurovisión y este año 2016 pasará a la historia por las tensas relaciones entre los países de la ex Unión Soviética.

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