ESC 2012: EL AÑO ENGELBERT

No vi en directo el ESC 2012, tengo que reconocerlo. De hecho, desde 2005 no suelo disfrutarlo en directo. Además, Internet ofrece muchas oportunidades al respecto. Hoy en día ya se pueden ver todos los festivales de Eurovisión excepto el de 1956 que parece ser que sólo fue radiofónico. 2012 podríamos bautizarlo en el mundo […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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ESC 2012: EL AÑO ENGELBERT

No vi en directo el ESC 2012, tengo que reconocerlo. De hecho, desde 2005 no suelo disfrutarlo en directo. Además, Internet ofrece muchas oportunidades al respecto. Hoy en día ya se pueden ver todos los festivales de Eurovisión excepto el de 1956 que parece ser que sólo fue radiofónico.

2012 podríamos bautizarlo en el mundo eurovisivo como el “Año Engelbert”. Precisamente en homenaje al cantante británico Engelbert Humperdinck. Reconozco que a mí este señor no me sonaba de nada (soy musicalmente bastante inculta), pero por lo que he oído y leído, el hombre es archifamosísimo a lo largo y ancho de este mundo. Tiene un currículum musical envidiable con la tira de discos de platino, de oro, de plata, de zafiros, de diamantes, de rubíes, etc, etc…, y no sé cuántas cosas más. Una verdadera eminencia, vaya.

Pues bien, con eso de que últimamente se quiere animar a artistas ya consagrados y de “alta alcurnia” a que se presenten a Eurovisión, allí que fue la BBC e invitó a este buen hombre a que participara. El muy incauto aceptó la propuesta. Y el resultado ya lo sabemos todos: Eurovisión ha supuesto para Engelbert el broche de oro final a su portentosa carrera, habiéndole dejado bien clarito que, si toda ella se ha compuesto de canciones como la que llevó, su currículum para lo único que sirve es para dejarlo guardado en el lavabo de su casa al lado del WC.

Si hasta desde la misma UER se está animando a cantantes consagrados, e incluso con canas, a presentarse al festival, como ya sucedía en sus buenos tiempos, ¿cómo nos explicamos lo sucedido? Fue lo más parecido a un ajusticiamiento y ejecución pública por lapidación (sólo faltó que hubiesen repartido piedras entre el público asistente para podérselas arrojar a su debido tiempo). Y además con la más absoluta indiferencia de la audiencia televisiva y de los famosos jurados “expertos” en la materia.

Vamos, que yo me pongo en el lugar de Engelbert Humperdinck y lo primero que hago tras regresar del festival es pegarle fuego por los cuatro costados a la sede oficial de la UER. Acto seguido, me enrolo (aún a mis añitos, si me dejan) en las fuerzas aéreas británicas, agarro un helicóptero de combate, me vuelvo pa Bakú otra vez, y me lío a bombardear la ciudad, la sede del ESC y el Azerbaiyán ese, a ver si así consigo  que al menos parte de él desaparezca del mapa. No dejo títere con cabeza, vaya.

Intento ponerme seria y no puedo, lo siento. Y es que vale más reírse que llorar. Además nos conviene bastante hacerlo más que nada por los tiempos que corren y, con la que está cayendo… 

Vamos a ver,  la canción de este señor no estaba nada mal, era preciosa. No sé si antigua o moderna, pero era bien bonita y muy sentida. Sí que es verdad que el hombre tiene mil años, pero también las abuelitas rusas sumaban más de tropecientos mil años entre todas ellas y, ahí están tan panchas y campantes, recanchimplonas y rezongonas, la mar de felices y contentas, sanas y salvas.  Pero… ¿cómo es posible?, ¿qué ocurrió?

Los ingleses amenazan con mandar a freir morcillas a Eurovisión y a todo lo que se cuece actualmente a su alrededor y no volver a él hasta que las ballenas canten por seguidillas. No sé por qué. Parece ser que ya no se acuerdan de sus buenos tiempos, cuando arrasaban junto con los franceses en el festival (muchas veces injustamente, por cierto), la UER sabrá por qué. De la misma manera que ahora arrasan Azerbaiyán, Rusia y Ucrania inmerecidamente. Lo dicho: la UER sabrá por qué. Me extraña a mí mucho que la BBC se vaya a retirar un año de estos y mande a freir monas a la UER, al igual que hicieron en su día con el Euro, cuando intentaron implantarlo también en Inglateterra desde la Unión Europea. 

Por cierto, hablando de Euros, este año aquí, si hubo alguién que tuvo huevos y los puso encima de la mesa ante la UER, cantándole bien la caña, ese fue Rambo Amadeus. Este cantante sí que tuvo un par de narices y supo dejarles bien claro a los responsables de ese organismo en qué se ha convertido este festival en los últimos tiempos y de paso en qué se ha convertido la Unión Europea esa. La letra de su canción no tenía desperdicio. Aunque el propio título ya lo dice todo:  “Euro Neuro”,  así tal cual, sin más.  “Euro” de dinerito, y “Neuro” de neurosis colectiva, de chifladura o locura. Más claro el agua.

Otros que están que trinan son los ya mencionados franceses. El reinado de la BBC en Eurovisión acabó allá por 1999. El de los franceses un poco antes, por 1996 (aunque con anterioridad ya se habían pegado algún que otro batacazo -1966, 1973, 1986 y 1987-).  Nunca me acabó de convencer “Echo” (“You and I”) de Anggun. También era ya famosa esta chica, al menos eso dicen por ahí.  Ella quiso ir de moderna y la cagó. A veces pasa. Que me expliquen a mí qué pintaba aquél gimnasio en el escenario, ¿qué relación tenía con la letra de su canción?

Volviendo al tema de la canción protesta tipo “Euro Neuro”, yo siempre estoy a favor de este estilo de canción y creo que ha habido pocas en la historia de Eurovisión. Recuerdo la entrañable “Sami Aednan” del cantautor noruego Sverre Kjelsberg, en 1980, de lo mejor de Noruega en el festival (más que protesta era reivindicativa nacionalista), o la canción griega “Panaghia mou, panaghia mou” de Mariza Koch en 1976, que trataba el espinoso tema del conflicto chipriota entre griegos y turcos. Por tanto soy de la opinión de que si las cosas se hacen, se deben hacer bien, y no presentar una mamarrachada como la de Rambo Amadeus. 

De todas formas, estas bazofias son admitidas a concurso y no me parece del todo mal, aunque no me gusten musicalmente.  En realidad parece que la UER no se entere o no quiera enterarse de que lo que se pretende hacer con ello es pegarle un toque de atención a la organización, indicando que no se está de acuerdo con la fórmula del festival. Vamos que, lo que hacen es reírse del propio festival. Como hicieron Buenafuente y la Sexta con el experimento del Chikilikuatre.

No nos quejemos pues tanto de nuestro representante de 2008, ya que todos los años vemos chikilikuatres. Este año 2012 sin ir más lejos, abuelitas rusas aparte, destacaron también los culos austríacos; la extraterrestre que envió Albania; la india sioux de Holanda (para que luego digan que el ESC no se está volviendo cada vez más norteamericano); Valentina Monetti y su estúpida red social; la cantante letona con un tema titulado “Canción bonita”, así de original; el esperpento georgiano; y de los gemelos pasados por agua para qué hablar, son una verdadera pesadilla.

En cuanto a la niña que ganó, pues ya la van conociendo como “la de los pelos”. Mi madre y mi tía, por ejemplo, la conocen como “aquella que ganó de los pelos”, ¡claro!, ¡Se quedaron con la imagen!  De la canción ni se acuerdan. Y es que, en este festival cuenta siempre más lo que se ve que lo que se escucha o se oye. Con respecto a Pastora, pues que se lo debió pasar muy bien, reirse mucho, viajó, y poco más. Regresó a su tierra y allí sigue apacentando a sus ovejas seguidoras de copla, flamenco y cosas de esas por el estilo.

A partir de ahora, si se presenta algún cantante consagrado más a Eurovisión, a mí me parece que va a ser Rita la Cantaora.

Nada, que ni abuelitas, ni Loreens, ni Pastoras, ni na de na. Aquí el verdadero protagonista de la función y mártir fue Engelbert Humperdinck. Un aplauso para él y un entrañable recuerdo desde aquí. Que descanse en paz.

Entre lo más interesante de este festival yo destacaría los siguientes temas independientemente de su más o menos calidad.

Favorita:   “Kuula”,  Ott Lepland,  Estonia

“Nije ljubav stvar”,  Zeljko Joksimovic,  Serbia

“Quédate conmigo”,  Pastora Soler,  España

“Love will set you free”,  Engelbert Humperdinck,  Gran Bretaña

“L'amore è femmina”, Nina Zilli,  Italia

“Time”,  Izavo,  Israel

“Korake Ti Znam”,  Maya Tsar,  Bosnia-Herzegovina

“Standing Still”,  Roman Lob,  Alemania

“Verjamen”,  Eva,  Eslovenia

“Never forget”,  Gretha Salomé & Jonsi, Islandia

Interpretación de Ott Lepland (Estonia) de Kuula: La mejor canción del festival


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