En 2008 enviamos al ESC a un tal Rodolfo, personaje de cómic, como surgido del TBO, El Jueves o El Papus. ¡Que gran noche aquella del sábado 8 de marzo! Una fecha entrañable. Podría ser candidata a fiesta nacional junto con el famoso 23-F. No fue TVE la artífice del invento, sino La Sexta, el único refugio televisivo de progres que queda en Europa. Se dice, se cuenta, que de esta forma La Sexta le metió un gol a TVE, pero yo creo que a quien se lo metió fue a Tele Circo. En la cadena de Vasile pataleaban de envidia al ver el puntazo conseguido por Buenafuente y su programa de aquella cadena enemiga y tan rojilla.

La cutregala en cuestión se tituló Salvemos Eurovisión, en referencia al mal resultado de audiencia del año anterior. De allí quedaron imágenes inolvidables: Raffaella Carrá, más alucinada que nunca; Uribarri, que no sabía dónde esconderse; Coral, totalmente descompuesta; o el cabreo de los eurofans más radicales, de los cuales todavía hoy se está riendo media España.

Y vaya si se salvó: ¡9.336.000 espectadores de media en la final del 24 de mayo!, y un 16º puesto. Lo cual se puede considerar todo un exitazo en los tiempos en que estamos. Rodolfo tuvo incluso el mérito de dejar a dos puestos por debajo suyo a ¡Suecia! Asombroso.

El país entero despotricó contra nuestro entrañable representante. La cosa tiene miga, pues no sé a qué vino tanto revuelo, ya que yo llegué a contar en total hasta diecisiete chikilikuatres. Había de todas clases para escoger a gusto del personal. Unos ni siquiera se clasificaron, como los payasos de Estonia; algunos quedaron fatal, como aquel rapero croata de 500 años; y otros incluso ganaron: Dima Bilan y el patinador. El numerito ruso de patinaje artístico fue la mayor chikilikuatrada que ha pasado por el festival en toda su historia. El nene tuvo la tremenda osadía de dejar fuera de combate a dos bomboncitos que cantaban mucho mejor. De uno de ellos, Boaz Mauda, se enemoró perdidamente Loles León (la cual formó parte de la tertulia posterior). Del otro, Paolo Meneguzzi, me enamoré yo como una loca.

Hubo dos numeritos, el de los piratas letones y el del vampiro lituano, sobre los cuales me gustaría proponer desde aquí un debate abierto sobre si eran más adecuados para el festival que el show español.

No obstante, el más encantador y simpático fue el pavo Dustin. Los irlandeses quisieron vengarse de sus malos resultados recientes y, al igual que España, enviaron una parodia del festival para mofarse en su propio terreno: Irelande douze points constituyó una burla mucho más descarada que la nuestra. Sin embargo, el pavo no hizo gracia, y ya en la semifinal lo desplumaron vivo, lo empalaron y acabó asado a l'ast.

El representante británico, un exbasurero metido a cantante, corrió la misma suerte. Tras descuartizarlo, sus trozos fueron facturados en distintas maletas pa su pueblo, vía British Airways. Aquí no hay piedad ni misericordia para nadie, ya sean marionetas o personas. Como tampoco la hubo para la engreída Charlotte Perrelli. Se llevó tal chasco la pobre al verse superada por tantos chikilikuatres que, ella misma, tras semejante humillación, acabó convertida en uno de ellos.

Mención especial merece el cantante francés, pero en este caso para bien. Llevó un número antisistema (y por tanto, antifestival). Con un tema totalmente alternativo, se atrevió además a ponerles unas barbas postizas a las coristas para contrastar entre tanta tía buena y despampanante, y tanto niño mono.

Bosnia llevó a un tío rarísimo que se montó el patio de su casa particular en el escenario, rodeado de un coro de novias obesas (disfraces hubo para todos los gustos). En la gala previa incluso salía una gallina. Podrían habérsela traído también y hubiese hecho muy buena pareja con el pavo.

Demenciales fueron los shows de la cantante invidente de Georgia; los ángeles del infierno de Azerbayán; las sardinas-chicho con faldilla de Bielorrusia; la cancanera con plumas búlgara; el funeral húngaro; la cantante maltesa, que llevaba un pedo de vodka que pa qué; la comedora de hombres chipriota; y el impagable numerito de cabaré de Macedonia, que más bien parecía una mezcla de entierro con bulerías.

¡Ah!, me olvidaba de la más rara: Andorra. Resulta que durante dos meses nos prometieron que el principado iba a estar representado por Gisela. Pues bien, ocurrió lo que ya suele pasar otras muchas veces. En la semifinal, en lugar de Gisela, apareció una rara, pero rara, rara de verdad. Una extraterrestre, que vayan ustedes a saber de qué lugar de la galaxia provenía. Y de Gisela ni rastro.

Al final, Dima Bilan arrasó con todos, como ya estaba previsto desde tres meses antes. Los críticos dicen que los del Este se votan entre ellos. Es cierto. Pero los del Oeste también les votamos, en lugar de hacerlo entre nosotros. Con lo cual, o es que los del Este se merecen ganar (cosa muy dudosa), o es que aquí somos unos verdaderos gilipollas. Lo que quiero decir con esto es que, a ellos se les debe apoyar si se lo merecen, nada más. 

Podemos concluir, tras este desfile de los horrores, que Rodolfo fue un digno representante que quedó en un puesto honrosísimo: 55 puntos, 16º puesto, y una audiencia de más de 9 millones de televidentes. Salvamos Eurovisión, vaya que sí. Resultó ser un invento muy curioso e inteligente que por supuesto pasará a la gloriosa Historia de España, y de nuestra incomparable TVE también. Todo un exitazo eurovisivo que se recordará siempre.

Las canciones más interesantes de 2008

Favorita: Era stupendo, Paolo Meneguzzi, Suiza

– Senhora do mar (Negras Aguas), Vania Fernandes, Portugal
– Ke'ilo Kan, Boaz Mauda, Israel
– Oro, Jelena Tomasevic, Serbia
– Deli, Mor Ve Ötesi, Turquía
– Divine, Sébastien Tellier, Francia
– Shady Lady, Ani Lorak, Ucrania
– Even If, Andy Abraham, Gran Bretaña
– Complice, Miodio, San Marino
– All Night Long, Simon Mathew, Dinamarca

– Tampoco estuvo nada mal la canción del grupo Euroband, por Islandia.