ENTRE EL INGENIO Y LA PEDORRETA. FRIKADAS EUROVISIVAS: BEWARE!

La temporada eurovisiva no ha hecho más que comenzar y sin embargo ya tenemos en nuestros iPads y gadgets un número considerable de canciones candidatas a pisar el escenario de Malmö. Y, como cabría esperar pero no por ello deja de seguir sorprendiendo, ya empiezan a apuntar maneras algunos de esos candidatos que se empeñan […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
IMAGENES WEB-03

ENTRE EL INGENIO Y LA PEDORRETA. FRIKADAS EUROVISIVAS: BEWARE!

La temporada eurovisiva no ha hecho más que comenzar y sin embargo ya tenemos en nuestros iPads y gadgets un número considerable de canciones candidatas a pisar el escenario de Malmö. Y, como cabría esperar pero no por ello deja de seguir sorprendiendo, ya empiezan a apuntar maneras algunos de esos candidatos que se empeñan en seguir la senda del frikismo en su periplo eurovisivo.

Quienes hayan ido más allá de mojar las bragas porque Melissa esté en el corte final de la pre suiza habrán visto que cierto mentecato que se hace llamar Anthony Bighead (con acento de Cuenca, Antonio el Cabezón, de toda la vida) pretende invitarnos a hacer el mono en Eurovisión con un tema titulado Do the monkey. O que, en mi querida Bielorrusia, cierto grupo llamado The Bever Band intentará pisarle los pies a Alyona Lanskaya con una canción que pretende ser folklórica pero se queda a medio gas. O que, en el colmo del peloteo oportunista, los Saules Briolai lituanos intentarán rendir su propio homenaje a Loreen con una canción bastante triste que no hace honor a la ganadora de 2012. 

Es bien sabido que, de un tiempo a esta parte, el frikismo y las canciones que no son canciones han venido de la mano con Eurovisión más de lo estrictamente necesario. De momento está por llegar a la temporada eurovisiva 2013 una frikada inteligente, por ahora espero que las tres que he mencionado arriba se queden por el camino y no lleguen a estar en Malmö. Pero sí que me han servido para dar algunas vueltas a la cabeza y para animarme a plantear el tema de si el ingenio, la chispa, incluso la crítica velada a través de la música siempre ha de convertirse en frikismo. 

La respuesta, my dears, es un “no” rotundo. De la crítica ingeniosa, aguda, incluso rozando la parodia y la sátira, hasta el frikismo hortera y carente de gusto hay un abismo. La primera puede canalizarse perfectamente a través de la música y dar como resultado una canción aguda y mordaz que siga siendo una canción; la segunda da como resultado cutreces, pitos y panderetas. Me gustaría aprovechar esta columna para analizar con un poco de perspectiva algunos de los numeritos más “frikis” que han pasado por el festival de Eurovisión y tratar de discernir dónde está ese abismal límite entre el ingenio y la pedorreta.

Mirándolo con perspectiva, el año 2008 fue un punto de inflexión para el festival favorito de Europa. Aquella edición, posiblemente una de los más pobres a nivel musical de los últimos años, aglutinó una cantidad desmesurada de pedorreta, mal gusto y pobreza musical. No hace falta que os recuerde a los cutre-piratas-piratones-piratuelos de Letonia, que por mí como si se hubieran ahogado en el Golfo de Riga; o a los parientes adictos al crack de los hermanos Marx en Estonia; o al obsceno pavo irlandés de felpa con problemas gástricos; o al esperpento patrio del que nada más voy a añadir. Especialmente perjudicial fue que fueran a coincidir con dos temas ampliamente considerados como frikis pero que, a mi juicio, eran de los pocos que salvaban el año; me refiero al Pokušaj de Laka y especialmente a la genial Divine de Sébastien Tellier, y en menor medida a la Romanca croata. En un año de frikismo descontrolado, mucha gente cometió el error de meter estas tres canciones en el mismo saco de las frikadas sin gusto, degradándolas y hundiéndolas en la clasificación (sólo Bosnia salvó los muebles, en parte por la enorme popularidad de Laka en los países ex-yugoslavos).

¿Que dónde está el punto de inflexión? Como recordaréis, al año siguiente se introdujo el sistema de jurados al 50% con el televoto. Y curiosamente, el salto de calidad de 2008 a 2009, uno de los mejores años de los últimos años, es palpable. En los años sucesivos, el nivel de frikadas en el festival se ha mantenido al mínimo, quizá salvando el pico de 2012 con lindezas como las de Montenegro, San Marino o la espantosa Georgia. ¿Casualidad? Lo dudo mucho.

Volviendo al tema, ¿qué diferencia a canciones como Divine o Pokušaj de engendros como Leto svet o el infame Chiki-Chiki? Bien, como ya he opinado, una crítica velada o la más mordaz de las letras no se da de bofetadas con un arreglo musical decente. Cuando esto no es así, cuando una canción es musicalmente “rara” o “pobre”, debe de haber algo que lo compense, sea un mensaje especialmente poderoso o una intención deliberadamente provocativa pero con una razón de ser. Estoy pensando, especialmente, en Montenegro 2012 para el primero de los casos: musicalmente patética, “Euro-Neuro” se salvaba por la inteligente y mordaz letra. Lamentablemente, la lamentable puesta en escena en Bakú inclinó la balanza hacia la pedorreta. En el segundo de los casos, la intencionalidad provocativa, me vienen a la cabeza Silvia Night y Verka Serduchka, dos personajes bien afianzados en sus respectivos países antes del festival y no creados como un artificio para ir a tocar los huevos en Eurovisión. El problema de Silvia fue que llegó demasiado lejos con la parodia, mientras que Verka supo mantenerse en los límites adecuados, y aparte, el Dancing Lasha Tumbai es endiabladamente pegadizo, algo que ni sus más acérrimos detractores pueden negar.

En resumen, una canción que pretenda ser un fun act y triunfar en el intento debe tener un mínimo de calidad, ya sea musical o intencional, pero especialmente musical. Un fun act o joke act no es un “todo vale”, ni tampoco se puede justificar la mala calidad de temas que son un desastre manifiesto como el Leto svet o el Chiki-Chiki con la excusa de que “vamos a Eurovisión a reírnos de todo”. Pues corazones, para reíros de todo, os ponéis el Club de la Comedia o Sálvame, pero a Eurovisión se va a cantar. 

Quisiera dedicar la última parte de esta columna a un repaso crítico a algunas de las canciones frikis más emblemáticas de Eurovisión. Y antes de que nadie se me lance a la yugular, esto es una columna de opinión y por lo tanto sí, las canciones que desmenuzo a continuación pasan por mi propio y muy personal rasero. Me disculpo por adelantado si me dejo alguna imprescindible, pero como ocurre con casi todos los eurofans nacidos después de que ganara Céline Dion, todavía me falta bagaje de los años más vintage.

No me detendré más con las pedorretas, ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre ellas y no merecen que les haga más honores. En el grupo de la pedorreta, del frikismo sin razón de ser, de los pitos y flautas porque no valemos para otra cosa, entran las que mencioné antes de 2008 así como el esperpento georgiano y la petardada de San Marino en 2012. Matadlas antes de que pongan huevos.

Más allá de las pedorretas full-time, hay un interesante grupo de frikadillas eurovisivas que son un querer y no poder. De esas en las que se ve una clara intención de aportar ingenio e ir más allá de la pedorreta, pero que el resultado final es un poco como para darles suaves golpecitos en la cabeza y decirles: “Ea, ya está, lo has intentao, pero déjalo, que no funciona. Dedícate a hacer ganchillo”:

Israel 2000: PingPong – Sa’me’ach

Así, empezando fuerte. Shalom, mes amis, no me os lancéis a la yugular. Sí, vale, lo admito, estoy condenado a una muerte prematura y a que un mono oligofrénico me observe cuando esté haciendo pipí, pero Sa’me’ach es uno de mis placeres culpables más difíciles de confesar. Y no podéis negarme que la canción tiene potencial: es infernalmente pegadiza, la letra es tan absurda que hay que quererla (maricas somos y en el camino nos agacharemos, ¿cómo no nos va a gustar una canción que incluye la frase “quiero un pepino”?) y la puesta en escena tenía su razón de ser. ¿Compensa todo eso la jaula de grillos faringitosos con la que se inauguró el primer festival del milenio? Pues va a ser que no…

Francia 2007: Les Fatals Picards – L’amour à la française

Pocos dudan en afirmar que el 2007 fue uno de los años más bochornosos de Francia en la historia reciente de Eurovisión. ¿Un grupo de lilas cantando un himno kitsch en franglais roto? ¿Un calvo correteando con un gato de peluche en el hombro? ¿La Torre Eiffel como fondo en la cortina de LEDs? Pues sí, qué le vamos a hacer, pero tiene todos los ingredientes para ser uno de mis mayores placeres culpables de 2007. Sin embargo, bien es sabido que el humor francés no es de los que mayor acogida tiene en Europa. Eso, y que la puesta en escena fue un paso más allá de lo aceptablemente hortera, lo cual, pese a la originalidad de la propuesta, les costó la vida a Les Fatals Picards que se dieron de bruces con la vigésimosegunda posición. 

Serbia 2009: Marko Kon & Milaan – Cipela

Serbia presentó la canción “de resaca” de Eurovisión 2009, o sea, la canción del país anfitrión del año anterior que tiene la resaca eurovisiva demasiado reciente como para querer descorchar el champán de la victoria tan pronto. Esta resaca supuso una rotura radical con la tendencia reinante hasta entonces de la balada balcánica, así como una de las actuaciones más originales y atrevidas de la edición de Moscú. Por desgracia, ni la divertida puesta en escena, ni la letra chispeante y aguda ni el particular carisma del primo perdido serbio y obeso del de 11811 pudieron compensar una actuación vocal muy resacosa indeed. Y eso que se quedaron ahí, a las puertas de la Final. 

República Checa 2009: Gipsy.cz – Aven Romale

Esto es Esparta, ¿no? Que me proteja la armadura del soldado checo Švejk contra la que podéis a armar unos cuantos por defender esta canción, pero el nil points de Aven Romale en Moscú sigue a día de hoy pareciéndome una de las grandes injusticias del festival en los últimos años. Vale, reconozco (y lo digo con la boca chica) que podía haber diez canciones mejores en esa semifinal, pero ¿un cero mondo y lirondo? OK, touché, la paroxística horterada de mallas naranja butano de SuperGipsy se la podián haber dejado en Praga. Ahí está esa delgada línea que separa lo alternativo de lo hortera. Y, en este caso, la horterada se llevó la palma. El infame segundo puesto de salida hizo el resto. Con todo, Aven Romale me sigue pareciendo un tema por lo menos interesante a nivel de variedad musical, una propuesta atrevida y muy novedosa en Eurovisión y un buen intento (lo dejaremos en intento) de reivindicación de visibilidad de los gitanos centroeuropeos. 

Montenegro 2012: Rambo Amadeus – Euro Neuro

Llegamos al “quiero y no puedo” más reciente. Rambo Amadeus llegó a Bakú con una muy perjudicial actitud de “me la suda” (ya tú sabes, always stay cool like a swimming pool), pero tuvo las suficientes agallas de reírse de la neurosis europea que azota nuestro continente delante de 120 millones de pares de narices. A nivel musical, Euro Neuro no daba para más, pero hay que reconocer que la letra tiene su miga. Y el video de promoción, también. Claro que, habiéndose currado un video así, ya podía haber estrujado los sesos un poquito más, aunque sólo fuera para no dar con una puesta en escena tan poco efectista que se cargó el poco potencial que tenía la canción. El resultado, pues ya lo sabemos todos… Montenegro, para hacer estas cosas con cierta dignidad hay que llevar unas cuantas participaciones en el tintero y, al menos, haberse clasificado una vez. Los experimentos con funky gaseosa, dejádselos a Georgia. 

Mención aparte merecen esas canciones que son ampliamente tachadas de “frikadas” por los eurofans de ventilador (esa fascinante subespecie de eurofans que, si de ellos dependiera, llenarían el festival exclusivamente de suecadas y grecadas y divas chillonas y telas al aire y mucho ventilador delante), pero que están a años luz de porquerías como el chiki-chiki. Dejadme nombrar tres de las que me pone especialmente cirrótico el hecho de ser consideradas “frikadas”: 

Austria 2012: Trackshittaz – Woki mit deim Popo

El eurofan de ventilador medio tiene la peligrosa tendencia a tachar de “friki” todo aquello que se salga mínimamente de su adorado y abotargado schlager o de la típica balada Disney. Permitidme alumbraros, corderillos: hay un sinfín de estilos musicales más allá de la diva chillona de ventilador. Y uno de esos múltiples estilos es el hip-hop. Ni por asomo son el rap o el hip-hop santos de mi devoción, pero me parece muy injusto hacia los chicos de Trackshittaz que se les tache de frikis por su estilo de música. Otra cosa muy distinta es ponerse a valorar la puesta en escena, de gusto y sofisticación bastante cuestionables. No es en absoluto una de mis favoritas del año, que conste, pero me resulta simpática como canción y la listo más que nada para trazar esa diferencia radical entre frikismo y variedad. 

Rusia 2010: Peter Nalitch & Friends – Lost and forgotten

Al pobre cosaco ruso-ucraniano que llevo dentro se le erizan los pelos del bigote y del sombrero cuando tengo que oir paridas como que Lost and forgotten (la canción “de resaca” del año 2010) es un tema friki. Sé que libro una batalla perdida y que Rusia es y seguirá siendo una de las más odiadas y tristemente incomprendidas de la edición de 2010. Para mí, la mejor canción del año después de la imbatible frescura de Lena. Visto el plantel, casi hasta me pareció satisfactorio el insuficiente undécimo puesto en el que acabó este caballero estepario de voz aflautada. Una obra maestra cuya genialidad quedó sin reconocimiento. 

Francia 2008: Sébastien Tellier – Divine

El título lo dice todo. Divino. Sofisticación y savoir-faire en una de las canciones más injustamente tratadas e incomprendidas de toda la historia de Eurovisión, y mira que de eso Francia entiende un rato en los últimos años, cuando se ha atrevido a probar con estilos de lo más diversos para obtener resultados injustamente mediocres. Es cierto que en Belgrado no se le sacó a la canción todo el jugo: los planos de cámara fueron para mear y no echar gota, toda la actuación resultó extrañamente estática y, mal que nos pese a muchos, no todos los espectadores eurovisivos están preparados estéticamente para apreciar música como Divine. Que no se me olvide: chapeau por las coristas barbudas.  

Finalmente, y como reza el título de esta columna: “Frikadas eurovisivas: beware!” Europa de mis amores, si a cualquiera de tus muchos países les da por hacer el simio en Eurovisión, inspírales para que se guíen por alguno de los siguientes. Porque he aquí, my darlings, cómo se puede ser ingenioso y provocador en Eurovisión sin caer en el esperpento o la pedorreta fatua:

Lituania 2006: LT United – We are the winners

Vaya por delante que detesté esta canción con saña y avaricia… hasta que la vi por televisión. Y es que, si Gipsy.cz cruzó la línea del mal gusto en sentido contrario, los LT United consiguieron encarrilarse en directo. Quien me niegue que soltó una carcajada sana y sonora cuando el calvo con cara de ministro de Economía sufrió el ataque epiléptico durante el puente de la canción es de los que dicen que mañana me pongo a estudiar. Y la letra será lo que es, pero la base musical tiene su punto. A Europa pareció hacerle gracia la broma, Lituania no ha mejorado su posición desde entonces. 

Austria 2003: Alf Poier – Weil der Mensch zahlt

El aparente despropósito de Alf Poier torturó a mi pobre cerebro de muchachito de 14 años cuando lo vi en directo por la tele. Ahora, que cuando te pones con el alemán, la cosa cambia. Y es que el punto fuerte no, fortísimo, del sexto puesto más inexplicable de Austria en Eurovisión es precisamente la letra. Una crítica mordaz al ser humano como se ven pocas en Eurovisión. Y da igual que un porcentaje muy alto de europeos considere el alemán como un invento del diablo, en su día parecieron coger la broma, porque la jugada le salió a Austria redonda. 

Luxemburgo 1980: Sophie et Magaly – Papa Pingouin

En el Eurovisión de hoy día, ver a un señor vestido de pingüino (literalmente) en el escenario eurovisivo no sería un gran acontecimiento. Pero en el año 1980, hay que reconocer que la cosa tenía bemoles. El tema en sí no tiene gran cosa de friki, si consideramos hasta cierto punto normal contar la historia de un pingüino que se aburre en su glaciar, pero all in all yo diría que Papa Pingouin, que se convirtió en un éxito de ventas en Francia y Luxemburgo a principios de los 80, podría considerarse como una de esas frikadas “beneficiosas” o al menos “inofensivas” para el festival, aparte de un tema endiabladamente pegadizo. Un recuerdo muy especial para Magaly, que murió por complicaciones del VIH/SIDA en 1996. 

Islandia 2006: Silvía Night – Congratulations

No puedo evitarlo. Es y seguirá siendo uno de mis temas favoritos del paupérrimo año 2006 y una de las muestras más evidentes de estridencia y parodia kitsch en el Festival de Eurovisión. Lo mejor (y también el talón de Aquiles) de todo el canteo islandés que paseó pluma y ostentación por Atenas fue que Silvia Night, igual que Lordi (a los que, por cierto, he obviado en esta columna por pura indecisión sobre si considerarlos frikis o no), nunca se salió de su papel de diva fatua. Ni siquiera para intentar tirarse por un puente o poner de zor**s para abajo a las divas de ventilador que compitieron en Atenas. Kitsch overload y horterada supina, pero con un transfondo muy poco evidente de crítica fina y no muy desencaminada. Tan poco evidente que la pobre Silvía se tuvo que tragar con confetti y serpentinas su Congratulations

Bosnia-Hercegovina 2008: Laka – Pokušaj

Como ya comenté, nada pudo perjudicar más a la concepción eurofan de Bosnia 2008 que actuar en un año lleno de patochadas. Con todo, la autenticidad y no las ganas gratuítas de hacer el payaso tienen su cierta recompensa, y Laka fue el único fun act de 2008 que consiguió auparse hasta el top 10. Y un top 10 merecidísimo, con un tema original, extravagante sin resultar hortera ni desagradable y probablemente uno de los pocos diamantes en bruto que pisaron el escenario de Belgrado. 

Austria 1977: Schmetterlinge – Boom Boom Boomerang

Hay que reconocer que los austríacos los tienen bien puestos. Veintiséis años antes de que Alf Poier se riera de media Europa con sus animales de cartón piedra, cuatro fulanos alpinos vestidos con tuxedos en plan Dr Jekyll y Mr Hyde y una sonriente neo-hippy vestida de rosa ya habían escandalizado a los jurados europeos con una crítica bestial a la industria discográfica. Como veis, el tema no ha pasado de moda ni un ápice. Más valor tiene si cabe presentar semejante paranoia de canción en un año en que la tónica general era todavía la chanson francesa de toda la vida (no hace falta recordar que fue la inigualable Marie Myriam la que se llevó el trofeo aquél año con una de las mejores canciones de la historia del festival). Sin desvalorar ni un poquito esa adorable tónica de chanson francesa, las “mariposas” austríacas se merecían un hueco en el top 5 de 1977. Por desgracia, los jurados europeos no parecían tener el día para boomerangs y condenaron a Austria a una inmerecidísima penúltima posición. 

Ucrania 2007: Verka Serduchka – Dancing Lasha Tumbai

Touché. Reconozco que mi amor obsesivo por todo lo eslavo me ha hecho dejar a mi adorada Verka hacia el final. Cuando escuché por vez primera Danzing, así con z, mi alma tembló, se horrorizó y se ciscó en las trenzas de Yulia Tymoshenko. A la segunda vez, el tipo de las patitas finas envuelto en papel de aluminio me sacó media sonrisa. A la tercera, me pilló mi hermana moviendo los brazos al son del “na-na-naranara-na”. Infecciosamente pegadiza, visualmente impactante, con un mensaje algo raquítico pero presente aunque sea en espíritu y, lo más importante, de una artista consagrada en su país y en todo el Este rusoparlante de Europa que fue a Helsinki siendo ella misma, con sus lentejuelas y sus gafas y su estrella en la cabeza. Así sí se puede una permitir reirse en la cara de Europa. Ahora bien, mi más profundo agradecimiento a Serbia por haber evitado la victoria de Verka en 2007, porque las sucesivas copias de peor calidad que habrían seguido hubieran sido catatónicas para el festival. Un segundo puesto le va como anillo al dedo. Bravísima Verka! Ручки, ручки!!!

That’s all, folks. Seguramente me haya dejado alguna, seguramente no estén todas las que son, pero tengo un gato que me reclama para cenar. Así que sed buenos, y parecedlo. Y aprovechad para contarme vuestros placeres culpables y demás frikadas eurovisivas que se me puedan haber pasado por alto. 

xx
Nikita 

Conversación