EL EFECTO “SUPREMAS DE MOSTOLES”

Antes que nada, Feliz 2006 a todos. Con esta columna, el molino retoma su ritmo normal, una vez finalizado el periodo anual en el que los occidentales llevamos a cabo este simulacro de paz y amor más falso que el incidente con la falda de Lill Linfors, y todo organizado por los grandes almacenes y […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL EFECTO “SUPREMAS DE MOSTOLES”

Antes que nada, Feliz 2006 a todos.

Con esta columna, el molino retoma su ritmo normal, una vez finalizado el periodo anual en el que los occidentales llevamos a cabo este simulacro de paz y amor más falso que el incidente con la falda de Lill Linfors, y todo organizado por los grandes almacenes y los fabricantes de perfumes.

Con el inicio del nuevo año llegamos a esta estupenda etapa en que todo lo relacionado con Eurovisión parte otra vez de cero y comienza a acelerarse la vorágine eurovisiva: Entre enero, febrero y marzo casi todos los países eligen sus canciones y comienzan las apuestas por uno u otro cantante. El Melodifestivalen, el Dora, el Ema etc. (parecen nombres de mujer) comienzan a ser programas de culto casi tanto como el propio Festival. Y, como no podía ser menos… ¡nuestro inigualable Eurocanción! (o como se llame ahora) rompiendo moldes con ese magnífico despliegue de medios tan propio de nuestra televisión pública cuando se trata de montar algo por o para Eurovisión, solo comparable con el Melodi sueco…

Echando la vista atrás, hay que reconocer que lo bueno de la polémica edición del año pasado de nuestra preselección, estaba aún por llegar. Muchos, la mayoría de los Eurofans españoles, pensamos en aquél momento: ¿¿Pero qué paaaassa??¿¿Pero qué invento es este?? Y entre la pobre chica del “chiringo” y la “piña colada” y los soeces aquellos del “vete a tomar por culo” uno no sabía si reirse o llorar. Esto los Eurofans.

Los no-Eurofans, como siempre, se reafirmarían en su idea de que Eurovisión es una especie de circo cutre que solo interesa a cuatro locos desfasados. Como todos sabemos, al final las triunfadoras fueron las “Son de Sol”, que dentro de todo aquello supieron compaginar muy bien la seriedad artística imprescindible para poder pasearse por Europa, con alegría y colorido festivalero. Sin necesidad de caer en la chabacanería de los colegiales aquellos del hip-hop ni en el previsible y repetitivo rollo flamenquito para Eurovisión que ya aburre hasta a la mismísima Virgen del Rocío.

Todos recordaremos que las “Supremas de Móstoles”, causaron furor hace un año. Fueron las mayores contrincantes de las que finalmente se llevaron el gato al agua. Algunos no las aguantaban. Otros vieron cuando menos, algo novedoso y original dentro de un estilo humorístico-musical sin parangón hasta el momento.

El caso es que a nadie dejaron indiferente, y hay que reconocerles algo que en España tiene muchísimo mérito: Que al día siguiente, medio país estuviese hablando de una canción dada a conocer en la preselección de TVE para Eurovisión. Tanto es así que muchísima gente pensó que las elegidas habían sido ellas.

Si preguntamos por la calle a un señor cualquiera a ver si sabe quién es un cantante llamado Ramón, apuesto a que no tiene ni idea. Pero seguro que de las “Supremas de Móstoles” en el peor de los casos, algo le suena. Y hay que recordar que el primero cantó en Eurovisión, y las segundas no.

En mi opinión, este trío de señoras semidisfrazadas y que cantaban algo que sonaba a coña, en realidad iban bastante en serio y su tema lo defendieron como nadie, cosa que no todos los demás que se presentaron a aquella preselección podrían decir, por mucha seriedad que tratasen de transmitir. Y eso el público lo supo ver.

¿Y cuál es el resultado de todo aquello un año después? Pues que parece que muchos cantantes noveles han tomado ejemplo de las Supremas y se han percatado de que nuestra inimitable preselección nacional, bien aprovechada, da para mucho. Al menos para darse a conocer en España. Es el efecto “Supremas de Móstoles”. Y esto es algo que los Eurofanes debemos agradecérselo a las mostoleñas. Según parece, volverán a intentarlo este año. Su manager ha dicho que “volveremos a presentarnos si los Euofans así lo deseáis”. Como ya dije en otro sitio, mi opinión es que ya tienen más que decidido volver a participar, pero siempre es una manera de ganarse al público haciéndole creer que algo así depende sólo de él.

Si vuelven, y además nos representan en Eurovisión, España seguramente resucitaría un poco momentáneamente ese interés por el Festival, ante el morbo de saber qué ocurre con ellas en el certamen. No dudo que la audiencia la noche del Festival subiría con respecto a lo habitual. Siempre ha ocurrido así cuando hemos enviado un cantante que está en boca de todos antes de la gran noche. Pasó con Sergio Dalma, con Remedios Amaya, y ni que decir con Rosa.

Si bien es cierto que un año después, la mayoría de la audiencia ya ha digerido y aceptado el fenómeno de las “Supremas de Móstoles” (lo cual jugaría a su favor esta vez), también es cierto que por otro lado la canción que presentasen debería estar a la altura del impacto de “Eres un enfermo”, o el público se vería algo decepcionado. Ahora sabemos que “Barrigays”, siguiendo la estela del pop humorístico iniciado con las de Móstoles, también han enviado una canción a TVE con aspiraciones jocosas.

Y quién sabe si no habrá más del estilo. “Los Barrigays y su mambo maricón… que se baila en la cocina, el pasillo y el salón.”… No se por qué me da que la comunidad gay prefiere Eurovisión por sus divas, Selmas, Sertabs y Shiri Maimones varias, que para ver a dos señores relacionando “lo gay” con “plumas”.

Todo yo me hago gracia y soy genial porque me río de mi y además me llamo maricón a mi mismo y a mis semejantes, y tal y tal. La monda, oiga. Así con los pocos datos que tenemos me suena más a espectáculo de cabaret de provincias de los años ´50 que a Europa siglo XXI. Esperaremos a escucharlo antes de dar un juicio final. Aunque el rollo Sestre (Eslovenia 2002) en Eurovisión no funciona.

Estamos todavía a principios de enero… y esto sólo acaba de comenzar. Seguiremos informando (y opinando).

¡Hasta la próxima!

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