Queridos eurociegos, me reencuentro con vosotros con una semana de retraso, aunque en realidad esta columna debió de haber sido publicada el día en el se dio a conocer la canción española. Pero como nunca es tarde si la dicha es buena, hoy terminaremos (¡por fin!) el análisis de los debuts eurovisivos. Sí, es cierto que debería hablar de Carola, de Vissi, de Rusia o de Serbia y Montenegro, pero no lo haré, ya que no soy muy bueno como futurólogo y no quiero que luego me digáis que me equivoqué.

Aunque he de reconocer que el nuevo baremo de clasificación (los mejores seis puestos y Gran Cuatro en la final), el cambio del tema francés, los votos rápidos… son temas que captan poderosamente mi atención. Pero en lugar de comentarlos apriorísticamente, esperaré al festival para opinar sobre alguno de estos asuntos. Ahora, quien debe ser el centro de nuestro mundo es I.C.Y., debut islandés con Gleðibankinn, que no tuvieron mucho éxito. Cosecharon el puesto 16 de entre 20 participantes gracias a 19 puntos generosamente donados por jurados desinteresados (qué frase más musical, léela en voz alta). Fue en 1986, y pasarían muchos años para ver países nuevos en el Festival.

Antes de la cita eurovisiva de 1993, y debido al gran número de países del este deseosos de inaugurar una carrera festivalera, la UER decidió organizar un pequeño festival que haría las veces de preselección. Dicha selección tuvo lugar el 3 de abril en Liubliana, Eslovenia. Junto a los tres países que consiguieron proclamarse –Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina-, participaron igualmente Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Estonia, que habrían de intentarlo en convocatorias posteriores, ya que se quedaron fuera.

De esos tres debuts, ninguno consigue tener suerte. Bosnia y Herzegovina confió en el tema Sva bol svijeta interpretado por Fazla, pero apenas consiguieron 27 puntos, y una posición decimosexta de 25 participantes. Un puesto por encima, pero con 31 puntos, la croata Don’t Ever Cry interpretada por Put. El debut más estrellado de esa edición, vino desde Eslovenia, con 1X Band. Apenas 9 puntitos y el puesto 22 para su canción, Tih deeven dan.

Al año siguiente, 1994, tenemos el mayor número de debuts en ningún festival hasta la fecha de hoy. Es la primera edición en la que no participan los peor clasificados del año anterior, por lo que se permite la entrada de tantos nuevos países. Sin más dilación (y recordando aquel To nie ja!), pasamos a mencionar los debuts estrellados de esa edición.

De los cuatro debuts con mala fortuna, todos están del puesto 19 hacia abajo, algo que hay que resaltar debido a que aquel año participaron 25 naciones europeas. El estrellado con más puntos (15), el puesto 19 de Eslovaquia. Martin Durinda and Tublatanka defendieron Nekonecna Piesen pero así se quedaron, esperándolas venir. Pero seguro que hubieran querido esa clasificación los rumanos. La insufrible Dincolo De Nori consiguió unos inexplicables 14 puntos y una posición 21 en uno de los temas más aburridos de estos 50 años de historia. Estos países ya lo habían intentado en la oscura preselección del año precedente.

Los dos últimos puestos de aquel año fueron para dos debutantes. Estonia conseguiría destacar en ediciones posteriores, incluso llegando a ganar, pero en su puesta de largo quedó penúltima, puesto 24, y 2 puntos. Y es que tanto Silvi Vrait como su canción Nagu merelaine lo merecían. Con cero puntos, el patito feo de las repúblicas balcánicas. Lituania, el único de los tres pequeños Estados que aún no ha logrado la victoria. Y eso que Ovidijus Vysniauskas puso mucha ilusión al interpretar su tema Lopisine Mylimai.

Después de tanto debut en 1993.94, no habría nuevos países hasta el 98. La Antigua República Yugoslava de Macedonia (que no es Macedonia a secas por un conflicto con griegos y búlgaros) inició su travesía con un traspiés: 16 puntos en un puesto 19 entre los ya tradicionales 25 participantes para el tema Ne zori, zoro interpretado por Vlado Janevski

Más debuts, más debuts… Ucrania, quien para su primera conparecencia festivalera eligió a una de las mejores voces de su panorama musical (y, también, de aquella edición). Oleksandar y su canción anglo-española, optimista, alegre, aunque de letra paradójicamente contraria a la melodía, quedó a mitad de la tabla. 30 puntos, posición 14 y Hasta la vista, porque al año que viene les veríamos en la semifinal.

Con esto, llegamos a 2004, año en el que el festival estrena nuevo formato en dos galas. Comenzaremos con los países que debutaron en esta semifinal, aunque, en puridad, no debutaron aún en Eurovisión, ya que la semifinal es una preselección previa televisada, no el festival en sí mismo. Atentos al re-estreno de Mónaco. Sí, sé que está fuera de lugar, ya que había participado desde el 59 hasta el 79, pero tantos años de ausencia merecen señalar que la pánfila de Märyon y Nuestro planeta apenas recogió 10 puntos en esa semifinal.

Por otra parte, Andorra tampoco ha debutado en el festival en sí, pero ya ha participado en dos semifinales desde su aparición en 2004. Tras una preselección teledirigida desde la televisión autonómica catalana, Marta Roure llevó una canción simpática pero excesivamente cargante y pánfila. Jugarem a estimar-nos y un horrible peinado, junto con una tos inoportuna la abandonaron en el puesto número 18 de la semifinal, con apenas 12 puntos.

Al año siguiente, sólo un debut. Bulgaria, y Kafee, que llevaron a Lorraine a la posición 19 de la semifinal, aunque con la friolera de 49 puntos. Demasiados, para mi gusto.

Y hasta aquí todos los debuts de Eurovisión. Sí, aún queda Armenia, pero sólo el tiempo nos dirá si es un debut con estrella o un debut estrellado. Hasta el 3 de abril.