DEBATE: ¿MERECE SUIZA UN BOICOT?

  A menos de una semana para que dé comienzo la euforia festivalera, os ofrecemos una serie de tres debates sobre distintos aspectos de esta edición que hemos ido advirtiendo entre vuestros comentarios. Hoy comenzaremos analizando la participación más polémica de 2013, tarea en la que vuestras opiniones jugarán un papel protagónico. Tras dos días […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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DEBATE: ¿MERECE SUIZA UN BOICOT?

 

A menos de una semana para que dé comienzo la euforia festivalera, os ofrecemos una serie de tres debates sobre distintos aspectos de esta edición que hemos ido
advirtiendo entre vuestros comentarios. Hoy comenzaremos analizando la participación más polémica de 2013, tarea en la que vuestras opiniones jugarán un papel protagónico. Tras dos días de maceración, presentaremos las conclusiones alcanzadas entre todos -consensos y disensos- y un nuevo tema de discusión. Al agua, patos.

Cada año, al menos un país cae en la tentación de ofrecer en sacrificio la integridad de su propuesta, ya sea parcial o totalmente, en pos del cumplimiento de las normas que la UER se da para eliminar del festival cualquier rescoldo de vieja rencilla entre participantes. Recientemente, lo hemos visto en varios casos: Georgia, al año de firmar un alto el fuego con Rusia, no llegó a Moscú 2009 por su poco disimulado grito contra Vladimir Putin; Líbano fue vetado en el festival al negarse a emitir la propuesta israelí en 2004; incluso España tuvo que omitir del Chiki-Chiki las referencias a sus líderes políticos.

Suiza ha levantado una gran polvareda esta año al llevar a Malmö a seis integrantes del Ejército de Salvación, una organización evangélica de inspiración castrense
nacida para expandir la unívoca doctrina cristiana bajo el paraguas de la acción caritativa. Entre las polémicas que rodean a este grupo religioso se encuentran los
ataques a la no discriminación por motivo de orientación sexual -el argumento subyacente podría ser este: la sodomía como única forma de la homosexualidad, en tanto que pecado nefando, es abominable y por tanto corregible/suprimible/marginable-.

El Grupo de Referencia de la UER, haciendo uso de la regla que impide la promoción de grupos políticos o religiosos, propuso a la delegación suiza un cambio cosmético (alterar su nombre y su uniforme) para garantizar su presencia en Eurovisión. La letra de You And Me, pese a su visible subtexto misionero, de hermandad que lucha en un mundo apocalíptico, se salvó de la quema al ser lo suficientemente blanda y ambigua como para no levantar ampollas. Así las cosas, los integrantes de Takasa -voz swahili que significa ‘purificar’ o ‘purificado’- defenderán la bandera helvéica el próximo jueves enfundados en trajes que, salvo por la ausencia de insignias, poco se alejan de la muy clásica indumentaria salvacionista.

¿Creéis que estas modificaciones son suficientes o hubierais preferido una aplicación más literal y laicista del reglamento y prohibir la participación de militantes del Ejército de Salvación que emplean su particular tradición musical para difundir su ideal ortodoxo del amor (cristiano, se entiende)? Algunos habéis hablado de boicotear a Suiza por consentir la presencia de una banda que arrastra una ideología supuestamente homofóbica en un evento tan gayfriendly. ¿Creéis, al contrario, que Eurovisión, como reflejo del mapa europeo, también puede albergar doctrinas religiosas como parte del retrato cultural que busca y que las sospechas sobre el Ejército de Salvación nunca se han dado sobre los cientos de participantes presumiblemente creyentes de iglesias mayoritarias que han desfilado por el festival? ¿Sois de los que opináis que lo que importa son las canciones en un certamen de música y que, cumpliendo el reglamento, hay que dejar a un lado cualquier reflexión política? ¿O entendéis más bien que esta será, simplemente, la anécdota friki del año? Por último, y siendo consciente de la trascendencia de la pregunta, pese a que los integrantes de Takasa rehuyen hablar abiertamente en entrevistas sobre los condicionantes de su filiación religiosa, su participación, ¿hiere legítimas sensibilidades de minorías, viola algún derecho humano o incita a ello? O dicho al revés, si se hubiera vetado totalmente su aparición, ¿cabría considerarlo como una conculcación de su libertad de expresión o religiosa?


 

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