DE PREDICCIONES Y CASAS DE APUESTAS

Todos los años, desde que se encuentran elegidas todas las canciones de los países participantes, e incluso antes de que estén todas seleccionadas, Internet (considerado como un único ente a parte del mundo) empieza a especular, no ya solo con el país que se proclamará vencedor, sino con las posiciones del resto de participantes. Hay […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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DE PREDICCIONES Y CASAS DE APUESTAS

Todos los años, desde que se encuentran elegidas todas las canciones de los países participantes, e incluso antes de que estén todas seleccionadas, Internet (considerado como un único ente a parte del mundo) empieza a especular, no ya solo con el país que se proclamará vencedor, sino con las posiciones del resto de participantes.

Hay infinidad de blogs, vídeos de Youtube denominados “my top”, sitios web de casas de apuestas, etc… Yo, como curioso que soy, suelo darme un repasillo a todas estas cosillas que internet nos ofrece, y todos los años llego a la misma conclusión: no sirven para prácticamente nada. Ojo, no digo que ocasionalmente no acierten, como por ejemplo con la victoria de Suecia el año pasado.

La vida es imprevisible y por ello, aunque sea completamente lícito intentar vaticinar los resultados, deberíamos tratar de disfrutar del festival desde la perspectiva de la ilusión, del trabajo bien hecho y, lo mejor de todo, desde la incertidumbre que rodea a este magno evento, y es que, para mi, ésta es una de sus principales características. No dejarnos influenciar por lo que dicen por ahí. 

Los augurios que circulan por la red, a mi juicio, son en su mayoría de seguidores del festival, y nunca pueden ser considerados como fiables, porque la audiencia que vota los días de ambas semifinales y la gran final son un público mucho más amplio, y nunca se sabe qué les va a gustar o agradar a la hora de votar por una determinada canción. Sucede, por comparar, como en el cine, hay películas que se ruedan con la vocación de ser un “taquillazo” y en más de una ocasión los resultados económicos no son los deseados por el estudio productor.

Muchas veces se ha oído aquello de (incluso Boris Izaguirre lo utilizó como argumento para votar a favor de Que me quiten lo bailao en 2011) “es mejor una canción que nos haga bailar” o “siempre se recuerda más una canción movidita que una balada”. Puede ser cierto o no, no voy a entrar en ese debate. Sólo voy a decir que en Eurovisión son unas afirmaciones bastante discutibles. Basta con fijarse en los resultados en años anteriores de canciones supuestamente pegadizas, Noruega 2012 fue la 24ª en el televoto, Malta 2012 ocupó la posición 25ª, España en 2009 alcanzó sólo la 21ª plaza, Hungría 2011 fue la opción número 17ª del público, entre otros ejemplos.

En el otro lado de la balanza se encuentran las baladas laureadas por el público, como Albania 2012 con nada menos que 106 puntos, Estonia también en 2012 con 78 puntos o el Is it true de Islandia en 2009, que supuso su mejor clasificiación hasta la fecha en el festival. ¿Quién diría que Azerbaiyán iba a ganar en 2011 con la balada Running Scared?. Son sólo ejemplos de baladas exitosas y soy consciente de que ha habido también varios descalabros baladistas en el televoto, sin ir más lejos nuestro Quédate conmigo y sus escasos 45 puntos y una 18ª posición.

Otro de los motivos, y este es nuevo desde la edición de Soraya, es la introducción del jurado profesional, otro elemento imprevisible que empaña cualquier predicción posible. ¿Quién iba a predecir que el jurado iba a situar a las abuelas rusas de 2012 en una 11ª posición? (cuando a mi juicio y, por qué no, predicción, no deberían haber subido del puesto número 20, lo cual demuestra que me equivoqué). Otros ejemplos son también Rusia 2011 en última posición para los expertos, Malta 2012 la 5ª en su semifinal o Ucrania 2012 la 7ª plaza en la final.

De las casas de apuestas ni hablo, porque ya habiendo dinero de por medio… uno ya no sabe ni lo que apuesta con tal de ganar unos eurillos. Me resulta inverosímil ver a Bielorrusia entre los diez primeros y a España relegada a la segunda mitad de la lista, pero bueno, son las predicciones que un puñado de Euros hacen, veremos si aciertan o no. Espero que por el bien de ESDM, el trabajo que están realizando y nuestra nada despreciable propuesta no den una.

Ilusionémonos, deprimámonos, no nos dejemos influenciar, basémonos únicamente en nuestros propios gustos, creencias y pálpitos y, sobre todo, dejemos que Eurovisión nos sorprenda que eso es algo que no hace falta preveer, porque ya sabemos que es lo que va a suceder. Recordemos la frase de José María Iñigo: “Nadie tiene la fórmula para ganar el festival”.

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