COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD

Circula en la red una lista con las “Diez estrategias de manipulación” del conocido lingüista Noam Chomsky, decálogo que acompaña en sus citas al libro Armas silenciosas para guerras tranquilas. Una de ellas se define como “Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD

Circula en la red una lista con las “Diez estrategias de manipulación” del conocido lingüista Noam Chomsky, decálogo que acompaña en sus citas al libro Armas silenciosas para guerras tranquilas. Una de ellas se define como “Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto”.

Leyendo este punto, vienen a la cabeza varios tótems de esta mediocridad. Desde el Chiki Chiki, pasando por Karmele y en general, toda la porquería mediática que produce Telecinco. Lo último, es el chapoteo repugnante de la participación eurovisiva de Lore y Macu, dentro de una conocida serie. Sin intención de promocionar este esperpento, destaca que RTVE aún no haya hecho nada para quejarse por el trato a Eurovisión, una marca registrada cuyo garante es el ente público. Cuando Telecinco ridiculizó el festival en tiempos de Karmele, RTVE se planteó la posibilidad de denunciar dicha cadena para “preservar el buen nombre de Eurovisión”. Que entonces fuera real y en esta ocasión se incluya dentro de una serie de ficción no reduce el daño a la imagen de un festival, al cual parece ridiculizable por cualquier persona que carezca de habilidades vocales.

En este video se pone de relieve como la zafia canción “Lore y Macu” está teniendo más repercusión y éxito que “Que me quiten lo bailao”. Dicha melodía es jaleada por el público en el plató e incluso propuesta para ir a Eurovisión ya que como dicen “no nos lo acabamos de tomar en serio”. Después de la aparición en dicho programa, la canción subió del puesto 16 al 7 en la lista de las canciones más vendidas en nuestro país. Es muy posible que finalmente venda más que Lucía Pérez. ¿Es lo que realmente quiere el público o simplemente se le ha adocenado para que sea así?, ¿después de esta pasividad ante el ensañamiento con Eurovisión, se veía realmente factible que algún artista medianamente conocido se pudiera presentar en nuestra preselección?

 

 

En enero de este año tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Portugal. Uno de los candidatos, Manuel Alegre, era, además de un político de larga trayectoria, escritor y poeta. Suya era la letra de Flor de verde pinho, cantada por Carlos de Carmo en 1976, nacida como poema y posteriormente musicalizada. Una anécdota en la que se mezcla la calidad literaria y la transversalidad eurovisiva. Y es que Portugal, por mucho que este año no lleve su mejor canción, carece del historial de escarnio continuado al festival desde que Chikilicuatre lanzara la primera piedra hace ya tres años. Al final, la mediocridad acaba siendo meritoria para quien la aplaude y tolera. 

Podría sonar ofensivo si se tacha de “mediocre” a la canción que este año irá a Eurovisión. Para resultar menos molesto, se podría disfrazar calificándola de “mejorable”. El pensamiento erróneo de que España debe ofrecer pachanga, canciones de chiringuitos y sonidos como “churuchuru”, “parapapapa” o “naranana” se desplegó en aquella final. La música de Blue en aquella gala no es que gustase, pero se parecía a esto… ¿cómo se llamaba? canciones.

Podemos tener el mejor formato, pero si fallan las canciones, será como haber hecho la mejor autopista para que sólo circulen bicicletas. Fallaba la inexistente o simplona producción de las canciones y sobraba su sonido añejo. Resultaba descorazonador que sonaran, en el mejor de los casos, igual que aquellas presentadas hace diez años o tal vez quince años. Cierto ánimo conformista, quizás por el miedo a que pueda ser peor, ha estancado a la preselección. Un certamen que, atacado por otros flancos como los anteriormente mencionados, tampoco ayuda a que finalmente se tome Eurovisión de forma profesional, responsable y potencialmente útil para la industria musical de este país.

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