Muchos coincidís. Y yo con vosotros. Chenoa quiere representar a España en el Festival de Eurovisión de 2012. Lo ha dicho alto y claro. “Me encantaría ir a Eurovisión como artista individual”. Se lo dijo primero a Vanitatis y lo reafirmaba este fin de semana delante de toda España en los micrófonos de la cadena SER.

Definitivamente, es su turno. Los seguidores del festival así lo han querido y la mallorquina les ha tomado la palabra. Tras formar equipo con Rosa López en 2002, Chenoa se reivindica diez años después como la artista ideal para un festival con las peculiaridades de Eurovisión. Chenoa es sinónimo de directo, y directo lo es de Eurovisión. La conjunción perfecta.

Ahora bien, Chenoa pone condiciones. Cualquier artista profesional lo haría, unas condiciones bastante lógicas que pasan, fundamentalmente, por tener cierto control sobre la canción con la que competiría en Bakú. ¡Qué menos! Ya no sirven ‘bailaos' ni ‘chikis chikis'. Declaraciones similares hizo David Civera a la propia RTVE, dispuesto a repetir en el festival si él mismo elegía canción y puesta en escena tras su meritoria sexta plaza en 2001.

Ahora le toca a TVE mover ficha. Y no sirven excusas. Ya no vale el argumento de que los cantantes profesionales con trayectoria musical no quieren ir al festival. Los directivos de TVE tendrán que buscarse argumentos nuevos.

Los formatos de preselección están todos inventados. Con Chenoa, el sentido común dicta una elección interna de la cantante para luego organizar una gala a su medida donde un jurado profesional y el público de toda España, a través del televoto, puedan elegir la mejor canción entre una terna de cuatro a seis. Lo mismo que ha hecho la televisión chipriota este año con Ivi Adamou, lo mismo que hizo en 2006 la griega con la gran Anna Vissi.

¿Cómo buscamos la mejor canción, a día de hoy lo verdaderamente importante para el festival? Hay varias vías, pero una viable podría ser por invitación directa a compositores de confianza de la artista, o incluso hacer una convocatoria abierta para que cualquier compositor sin importar la nacionalidad pudiera enviar sus temas a Chenoa, canciones que la artista podría luego incorporar a un futuro trabajo discográfico. Un formato para TVE, en tiempos de austeridad, recortes y vaivenes políticos, sencillo, barato, rentable y con garantías de obtener un buen resultado, al menos profesional y competitivo de cara a Bakú.

Y un formato, asimismo, muy interesante tanto para la artista como para su discográfica, Universal Music, desde un punto de vista profesional y promocional. Hay que saber aprovechar y rentabilizar un festival que siguen más de 100 millones de europeos, y esto, a diferencia de otros países, parece no calar en las filiales de las grandes discográficas en España.

Ahora bien, si TVE quiere convertir las preselecciones de Eurovisión en una plataforma para descubrir nuevos talentos, que esperen sentados a que cualquier artista con trayectoria profesional siquiera se moleste en descolgar el teléfono y ofrecerse. Aviso a navegantes. Que luego no digan que no se les ha advertido.

Experimentos con gaseosa en las preselecciones, como por ejemplo separar canción y cantante, lo único que conducen es a amateurismos con poca consistencia y a vagar en una improvisación que pocas delegaciones hoy en día en Eurovisión se permiten.

En manos de TVE está volver a cubrir el expediente en 2012, o apostar por la profesionalidad, la competitividad, la calidad y la audiencia que una artista como Chenoa le puede garantizar a TVE de cara al festival de Bakú.