CARGÁNDOSE EUROVISIÓN
Nos están tomando el pelo. Me siento engañado y un poco enfadado. Quizá sea una postura demasiado negativa la que tengo hoy, pero es producto de las noticias que vamos viendo día tras día y del devenir que está tomando el rumbo del próximo festival. Voy a hablar claro.
Ayer se conoció la canción número 31 de las que podremos escuchar en el festival, la de Bosnia, un país que tradicionalmente lleva excelentes canciones y de distintos estilos, desde ‘In the disco’ a ‘Lejla’, pero que este año vuelve a apostar por el rollo freaky con un tema infumable. Que conste que a mí un tema divertido me parece que siempre está bien, más si se hace con buen gusto (tipo la Serduchka el año pasado), pero no entiendo por qué una gran mayoría de países ha apostado este año por mandar payasadas al festival. Es como si en lugar de imitar a la ganadora (vale, también tenemos un buen número de baladas) se hayan puesto de acuerdo por imitar a la que quedó segunda el año pasado, pero lo hacen apelando al mal gusto encima!
Y es que de las 31 canciones que ya se conocen, mi cabeza sólo quiere recordar siete u ocho. El resto prefiere casi olvidarlas. Siempre hay temas que te parecen malos (tipo Malta, Chipre, etc… pero eso es una cuestión de gustos personales) Sin embargo, no entiendo cómo Estonia, que tan buenos temas tenía en el Eurolaul, manda a dos señores haciendo el payaso… uf. Del mismo modo, me niego a que un muñeco de goma (sea pavo, pato o lo que sea) se convierta en protagonista de una canción en el festival, por mucho que incluso la canción me resulte ¿divertida? Pero si la canta un muñeco de trapo… como que no. ¿Qué será lo próximo? ¿Un perro ladrando sobre el escenario? Señores, creo que la UER debería tomar cartas en el asunto y poner un poco de orden en cuanto a la profesionalidad de las canciones… O hace que los países se tomen el festival en serio o esto se nos va de las manos.
Imaginaros que en la final cantan seguidos Bosnia, Irlanda, Estonia… parecería circovisión. Y ya si luego acto seguido aparece el Chiquilicuatre, apago la televisión. Y es que mucho me temo, cada día más, que el sábado nos llevaremos un disgusto los eurofans para los que el festival es algo importante cuando se nombre al ganador… Tampoco entiendo cómo TVE deja que otra cadena se ría de ella. Es decir, el Chiqui Chiqui, según sus propios creadores (Buenafuente & Cía) es un producto concebido para reírse de Eurovisión y lo que representa. Es decir, para reírse de todos nosotros a los que nos gusta Eurovisión. Vale, de acuerdo. ¿Por qué no crea un equipo de basket con jugadores de menos de metro y medio para reírse de los que les gusta el baloncesto? Creo que es otro señor que está yendo por la senda del mal gusto…
Pero que TVE deje que otra cadena se ría de ella con un candidato que desprestigia en cada entrevista que se le hace al festival, que asegura que será su sobrino quien cambie la letra para no caer en confrontaciones políticas, y que lo único que quiere es meterse con el eurofan, la verdad, me enfada. Y eso por no entrar en la forma en la que ha conseguido colarse en la pre (y medio pasaporte para Belgrado), con votos fraudulentos, reconocidos en su propio espacio web –en el que se publicaba la forma de estafar en la votación de MySpace- No doy crédito señores.
Pero es que todo es un sinsentido. Como la selección de algunas de las canciones elegidas por el ‘jurado profesional’, como algunas de las declaraciones de los participantes en la pre del próximo sábado, como la sorprendente selección de Rafaella Carrá para presentar el programa… que es sin duda una profesional como la copa de un pino y lleva muchísimos años demostrándolo, pero alguien se imaginaba que ella iba a presentar alguna vez nuestra final nacional…
En fin, hay cosas que mejor no esforzarse por entenderlas… Lo único que quiero decir es que me da rabia que cada vez se tome menos en serio el Festival y que, si no se hace algo por evitarlo, el certamen quedará completamente desprestigiado. Nos estamos cargando Eurovisión, no lo estamos Salvando. Por mucho que diga TVE.
