BUEN INTENTO, ESPAÑA

Hola a todas y a todos. Hoy por fin me he decidido a escribir mi primera columna después de llevar varios años siguiéndoos. Pues bien, la maquinaria ya se ha puesto en marcha y eso indica que nuestros corazones eurovisivos empiezan a latir con mayor rapidez ante la proximidad de conocer quién será nuestro representante […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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BUEN INTENTO, ESPAÑA

Hola a todas y a todos. Hoy por fin me he decidido a escribir mi primera columna después de llevar varios años siguiéndoos. Pues bien, la maquinaria ya se ha puesto en marcha y eso indica que nuestros corazones eurovisivos empiezan a latir con mayor rapidez ante la proximidad de conocer quién será nuestro representante en el festival de este año.

Tras la preescucha de 30 segundos de las seis canciones que TVE publicó el martes, mi sensación general fue de asombro, pero no de sorpresa. Y me explico. Partiendo de la base de que aplaudo que haya una preselección, con seis artistas muy diferentes entre sí y con canciones en inglés, eso es decir mucho, teniendo en cuenta las experiencias en preselecciones pasadas (salvando la de 2014). El nivel es muy bueno, no cabe duda, de ahí mi asombro por el trabajo bien hecho por el ente público y por los artistas. Pero tristemente, ninguna de las canciones ha conseguido motivarme o ilusionarme en demasía como para decir: “¡Hostia! con esta tenemos posibilidades”.

La reacción a la primera escucha, es fundamental. Pienso que si una canción, aunque sean 30 segundos, no te dice nada, no puedes esforzarte en querer escucharla más para que te entre. Recuerdo el año pasado cuando escuché por primera vez Amanecer y fue increíble. Creo que muchos tuvimos una gran sensación con aquella canción aunque ahora otros muchos renieguen de ella. Digan lo que digan, era una buenísima canción con un directo casi perfecto, una instrumentación épica de cuerdas, tambores, etc. que jamás hubiéramos pensado que España llevaría algo así. Todo es mejorable, evidentemente y los factores que influyen para que una canción destaque o no en Eurovisión sigue siendo un misterio, por mucho que nos empeñemos en querer crear estereotipos de lo que gusta y lo que no. Y cada año cambian. El ranking no es sinónimo de qué canción es mejor y cuál no. Influyen multitud de factores: el país, (no podemos obviarlo), la escenografía, la realización, el vestuario, el carisma del artista, el directo y, también, la canción. ¿O es que las abuelitas rusas de Bakú 2012 eran mejor que Pastora Soler o la canción de Albania?

Volviendo a nuestra pre de este año, quiero repasar lo que opino de cada una de las canciones y así me entenderéis mejor:
Barei con Say Yay. Es una canción muy diferente, con una voz muy “soulera” pero que me resulta difícil de retener por las subidas y bajadas, giros y la estructura en sí de la propia canción. Tiene un sonido disco que me echa un poco para atrás porque creo que hubiera quedado muy bien hace 10 años, por ejemplo.
Electric Nana y Now es una canción que me encanta. Tiene un estribillo facilón y potente. Eso juega mucho a su favor, sin embargo, es muy lineal para lo corta que es y corre el riesgo de resultar cansina.
María Isabel lleva una propuesta bastante digna con La vida es sólo una. No podemos negar que a muchos europeos les sigue gustando escuchar nuestras guitarras y flamenqueo, y la artista onubense cumple este papel a la perfección.
Salvador Beltrán con Días de alegría no me dice absolutamente nada. Cierto es que aquí no puedo ser demasiado objetivo porque su estilo de música no va conmigo. Considero que su canción No intentes amarrarme es cien veces mejor que esta.
Maverick con Un mundo más feliz lleva una canción muy salsera (a pesar de que la gente se empeña en decir que es reggaeton) que perfectamente podría pertenecer a alguna versión latina de uno de los primeros álbumes de Marc Anthony. Pero no la veo en Eurovisión. La veo demasiado latina, y quizás si participáramos en la OTI estaríamos hablando de otra cosa.
Y finalmente, Xuso Jones lleva temazo. Victorious ha cubierto las espectativas creadas y, ciertamente, suena muy sueca. Eso es bueno y malo, porque va a recordar mucho a Mäns y está demasiado reciente. Pero si fuera ésta nuestra represante, creo que sería también una canción muy aplaudida que juega en casa.
Si tuviera que decantarme por uno de ellos, sería por Xuso. Sobre todo porque creo que es una apuesta diferente de España (no en otros países que llevan años llevando este tipo de canciones). Ahora bien, que ganemos o no, eso es algo que depende de múltiples factores como dije antes.

Dicho todo esto, lo que está claro es que España y, por ende, TVE, está haciendo bien su papel y por eso creo que debemos seguir por esta senda. De ahí el título de mi columna.

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