ASPIRANDO A GANAR EUROVISION ’79

Ya pasó otra edición del Festival de Eurovisión, con su mes de apuestas y predicciones, su semana de noticias desde Helsinki, su mañana de sábado no apta para cardiacos y sus reacciones tras conocerse el ganador. Personalmente, lo más insoportable de toda esta etapa post Festival y del día después, es tener que leer las […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
IMAGENES WEB-03

ASPIRANDO A GANAR EUROVISION ’79

Ya pasó otra edición del Festival de Eurovisión, con su mes de apuestas y predicciones, su semana de noticias desde Helsinki, su mañana de sábado no apta para cardiacos y sus reacciones tras conocerse el ganador.

Personalmente, lo más insoportable de toda esta etapa post Festival y del día después, es tener que leer las reacciones a modo de pataleta de quien no sabe perder. Y esto incluye a las redacciones de muchos periódicos nacionales (que después de décadas mirando hacia otro lado ahora se permiten saber de esto más que nadie) y por supuesto de muchos fans perdiendo los papeles y culpando al Este y a los inmigrantes del resultado español.

Lo de José María Iñigo en TVE la noche del Festival, pidiendo que nos olvidemos del Festival, soltando incongruencias sobre Eurovisión, y sobre las votaciones, es el mejor ejemplo de la rabieta hispánica que algunos no pueden controlar cuando se ven heridos en su orgullo patrio.

Es como volver a esa España rancia de los '60 donde nadie sabe mirar más allá de los pirineos y de hacer un veredicto objetivo y serio de la situación, sin ninguna argumentación válida.

Cuando Conchita Bautista quedaba a 0 puntos en los '60, es que Europa "no nos entendía", hasta que apareció Massiel con la canción adecuada, y ganó. Y de repente ya nadie hablaba de que no nos entendiesen.

El Sr. Iñigo el otro día envenenó la imagen del Festival dando a entender torticeramente a la audiencia que el voto es exclusivamente político, y que si Serbia había ganado era porque el Este sólo votó al Este. Por lo visto el Sr. Iñigo considera que debía haber ganado el Reino Unido, Bélgica, o Francia… o Portugal…

Sr Iñigo: Revise mismamente el resultado del televoto español, y fíjese en lo que se escogió votar en España.

El Sr. Iñigo es incapaz de ver que el bloque del Este envió a esta edición muchísima más calidad, innovación y actualidad musical que el bloque del Oeste.

Las canciones del Oeste, eran las típicas memeces de las que tradicionalmente se ha acusado al Festival de Eurovisión en este país de dar cabida. Y ahora que otros países envían calidad, y dominan el concurso por tomarselo en serio, entonces ahora nuestras memeces son lo que hay que votar y el resto es voto político… alucinante. 

Como alucinante es, una vez más, Mikel Herzog, dirigiéndose a los Nash durante la conexión en directo con Helsinki y consolándoles diciendo: "Chicos, ¿os acordáis de lo que os dije de las votaciones?"

A ver, Mikeltxu querido, si después de 9 años te vas enterando de qué ocurrió en 1998: Tu canción, aquella que se clasificó en el puesto "ni me acuerdo" de la tabla, era insufrible, no la recuerda nadie, y quedó como quedó por insufrible y porque hubo 800 canciones mejores aquel año. 

España lleva inmersa en los puestos veintitantos de la tabla desde hace años, por ir a Europa con temas in-su-fri-bles, no por votos políticos.

Y al tiempo que España se clasificaba en el puesto 21º con su rollo insufrible de turno, el Festival lo ganaban países del bloque del Oeste, "de los de Eurovisión de toda la vida" como son Grecia y Finlandia.

Todo el problema radica en que muchos se han hecho ilusiones con las posibilidades de la canción española en Helsinki, en que otros no aceptan que un país recién llegado no vote nunca a España, en que otros se han creído dueños del gusto musical europeo sólo por pertenecer a un país que lleva 46 años participando, y en resumen, en que muchos no tienen ni idea de en que consiste el Festival de Eurovisión.

El primer error que cometen los eurofans tooodos los años, es el de comenzar a hacer apuestas y calentarse la cabeza los unos a los otros en los foros con pronósticos 2 meses antes del Festival, que hacen en base a los videoclips de las canciones, y a la calidad del archivo mp3 que tienen de determinadas canciones.

Si algo bueno tiene Eurovisión es que los cantantes interpretan en directo frente a miles de espectadores enfervorizados y con un ambiente que pone los nervios de punta, y esto demostrará a la hora de la verdad quién canta bien de verdad, sabiendo controlar los nervios, y quien pierde los papeles porque lleva dos días de carrera profesional.

Por eso se celebra el Festival en directo, y hasta el día que se celebra no se sabe quien canta bien y quien canta mal. Si no, bastaría con hacer un trailer de videoclips y no semejante despliegue.

Otro error típico eurofan es dar por supuesto que todo el que ve Eurovisión, o todo el que vota, es eurofan como él. En Europa no existen 150 millones de eurofans.

El eurofan es ese extraño ser que está todo el año viviendo el Festival, pero la noche de la verdad, a ellos se suman decenas de millones de espectadores de todo el mundo, para los que está pensado el Festival, y que votan con el mismo derecho que el que colecciona en su casa todos los vídeos desde 1956. De tal manera que los eurofans finalmente no representan ni el 0'5 % del voto. Afortunadamente, por otro lado.

También el eurofan es un ser que suele pensar que por el hecho de serlo, o de saberse lo que fue la historia de cabo a rabo, tiene más capacidad para decidir qué canción merece ganar y cual no. Aunque no sepa de música o no sepa de tendencias musicales en cada país votante. Y si sus pronósticos fallan, comienza a escribir por todos los foros que "Europa se ha vuelto loca", "Cambiemos el sistema de votación", "Acabemos con el televoto", "Maldita inmigración", "Malditos países del Este", y "Maldito vecinismo" etc. Es el lado más patético del frikismo.

Ningún sistema de votación, va a colocar en un Top 10 a una canción que ha quedado en el puesto 20º. No estamos hablando de habernos quedado a las puertas de la victoria por 2 puntos o cosas parecidas, sino de haber quedado los 20º.

Sobre el Este, el Oeste, la Luna y Marte: El Festival de Eurovisión de 2007 no es como el Festival de Eurovisión de 1979. Hoy los participantes se han ampliado, y por tanto el público hacia el que hay que dirigirse es completamente diferente. Para conseguir un buen puesto en Eurovisión hay que saber qué es hoy Eurovisión.

Invito a la gente a que haga un recuento de las votaciones de Eurovisión 2007, solamente con los países del Oeste, y eliminando las votaciones del Este: El resultado es prácticamente idéntico, puesto arriba puesto abajo de algún país.

También invito a que se haga un recuento de las votaciones solamente de los países de la Final, eliminando los de la Semifinal. Y viceversa. Estamos en las mismas. El sistema de votación no tiene culpa de nada. Y menos el televoto.

Al hilo de esto último, se escucha últimamente la cantinela de: "Que vuelva el jurado, o una mezcla con jurado". Para los que no lo sepan, en el Festival de Eurovisión nunca jamás hubo jurados profesionales, ni de expertos, ni nada parecido. Nunca.

Los jurados, cuando los hubo, fueron personas anónimas, y obligatoriamente ajenos al mundo de la música. No se admitían expertos ni críticos musicales. Siempre se buscó conocer lo que sería el gusto popular, de la gente de a pie. Y por eso, una vez que la tecnología permitió hacerlo, se aplicó el televoto, porque estadísticamente si queremos saber cuál es el gusto popular, siempre es más fiable conocer lo que votan 500.000 personas en un país, o 4.000, que no 16, como tenían los últimos jurados.

Eurovisión es un concurso donde toman parte 42 países, desde Alemania y Francia hasta Armenia y Georgia, pasando por todo tipo de nuevas repúblicas y viejas monarquías. El voto de un nuevo país vale lo mismo que el voto de uno que lleve 40 años participando.

Pero hay una especie de esnobismo entre los occidentales que consiste en pensar que cuando un país nuevo de la otra punta del Este accede al Festival, le estamos como acogiendo en "nuestro" Festival o algo parecido, y que tendrá que adaptarse a nuestros gustos y nuestro estándar de lo que debe ganar. Nada más lejos de la realidad.

Permitir la entrada en los años 90 de todo el antiguo bloque comunista del Este no significa darles la bendición para que participen en Eurovisión con nuestro estilo de música, sino que tenemos que adaptarnos nosotros, saber conquistar a sus audiencias para que nos voten a los viejos occidentales. Y esto es lo que aquí no se hace. Seguimos enviando canciones para Eurovisión '79, es decir, pensado en que participa Alemania, Reino Unido, Bélgica, Noruega, Italia, Portugal, Francia…

El Reino Unido sigue enviando mamarrachadas cuyo tono humorístico solo lo entienden ellos. España persiste año sí año no en marear al mundo con ritmos lolailos que de Burgos para arriba no interesan a nadie.

Bélgica, más perdida que un pingüino en un ascensor, manda una canción al más puro estilo funky americano de finales de los '70. Alemania, una magnífica canción de calidad pero americanizante donde las haya y que en el Este hasta puede molestar.

Holanda, a una magnífica eurovisiva pero con una canción tan correcta como rematadamente antigua, que hace que hasta el "Vrede" de 1993 suene más actual. Dinamarca, descubriéndonos a estas alturas de la película y completamente en serio el rollo drag queen de discoteca a lo Priscila, el cual habría hecho las delicias del voto gay en 1994 pero que hoy en día daba hasta vergüenza ajena por desfasada, y más teniendo a Ucrania donde otro drag queen, parodiaba todo este asunto.

Suecia, un sonido antiguo y rancio, donde lo único llamativo era la pinta del cantante. De la canción de Portugal, mejor no hablamos, al menos hasta que alguien nos explique la extraña tendencia de las cantantes portuguesas de ponerse una cresta-tupé de pelo hacia arriba como si fuesen loros.

Suiza, una banda sonora de película infantil de aventuras de cuyo cantante comprobamos que en directo ni siquiera canta. Grecia, un Helena Paparizou 2ª parte ya visto, y poco convincente, con coreografía también ya vista de "chicas, os agarro por las cintas". Israel, aburriendo al mundo con sus problemas políticos a base de mucho ruido y pocas nueces. Irlanda, música celta extremadamente… plof.

Y no nos olvidemos de Italia, Luxemburgo y Mónaco, autoexcluidas por decisión propia y que también son occidentales que no pueden ganar, aunque se de por supuesto porque ni siquiera participen.

Para más tomate, el Reino Unido, con su comentarista Terry Wogan, retransmitiendo el festival en tono insultante, ridiculizando a todos los participantes y a todos los países que no pertenezcan al Imperio Británico, tachando a todo quisqui de friki y ridiculizando sus vestimentas. Salvo a su circo de British Airways, claro.

Muchos se han interesado en seguir los ensayos de la canción española, la actuación de D'Nash en los ensayos, si desafinaban o cómo irían vestidos. La actuación de D'Nash ha sido impecable y como se pudo comprobar, fue mejorando a lo largo de toda la semana. Pero en un Festival donde todo el mundo canta bien, interpretar impecablemente tu canción no basta.

Parece que la canción en sí, no ha interesado al conjunto de los 42 países, habiendo visto que no hay nada que reprochar a la actuación del cuarteto.

Al otro lado, Rusia, con una de las más actuales canciones del Festival e impecable coreografía. Bulgaria, con un tema actual tipo "trance árabe" que te deja la boca abierta durante toda la actuación aunque sólo sea por las habilidades del dúo con la percusión.

Armenia, con una balada atemporal, y puesta en escena de poner los pelos de punta. Serbia, idem.

Ucrania, con una canción humorística e incluso tontorrona, pero que es una auténtica obra de ingeniería eurovisiva de cara a la fiesta, a las palmas, al aplauso y al televoto, con un personaje original como él solo. Moldavia, una canción con mucha fuerza y una cantante con voz realmente espectacular.

Turquía, con un moderno ritmo de inspiración turca pero adaptado a la comercialidad de occidente. Hungría, un blues de innegable calidad que recibió el premio del resto de los compositores en Helsinki a la mejor composición.

Georgia, otra canción con toques folklóricos y un corte nunca visto en Eurovisión. Bielorrusia, una puesta en escena elegante para un cantante con una imagen comercialmente actual. etc. etc.

El Este vota al Este. Pero es que el Oeste también vota al Este. Y al Oeste no lo vota ni el Este, ni tampoco el Oeste. No hay más que revisar las votaciones.

No hay dos bloques votando a sus vecinos. Hay dos bloques todos votando a uno solo, al bloque que realmente se ilusiona por participar en Eurovisión, enviando a lo mejor de su país y con ganas de ganar a cualquier precio. Eurovisión es importante para ellos.

Y no lo es para países como el Reino Unido (cuya industria discográfica opera a nivel mundial y no necesita de Eurovisión) ni para España (cuya industria discográfica casi sólo produce pensando en el mercado latino y flamenco).

Tal es el interés de estos dos países por el Festival, que ninguno de ellos emite ya los vídeoclips del Festival, y escoge a sus representantes a través de programas con nulo atractivo para la audiencia y a los cuales ningún renombrado artista nacional se rebajaría a acercarse.

Además, el año pasado ganó Finlandia. El anterior Grecia. Éste, Serbia. ¿Cómo quedó Serbia en el último Festival al que se presentó? Más bien mal. ¿Cómo ha quedado Finlandia este año tras haber ganado el anterior? Mal. Hace cuatro años ganó Turquía, que el año pasado quedó mal.

Cada año los resultados de la Final son radicalmente distintos, con los mismos países votando. Entonces, no tiene sentido darle importancia al llamado vecinismo. El vecinismo o la afinidad cultural entre países vecinos (que es como hay que llamarlo) no decide el ganador. Y la afinidad cultural entre países es completamente respetable. Es una parte más de la cultura.

Que Macedonia sea siempre votada en la Semifinal por sus vecinos y logre estar en la Final, es algo anecdótico. Pasar a la final no es ganar. Eslovenia sin embargo tiene dificultades para estar en la Final a pesar de sus vecinos ex yugoslavos. Otra prueba de la afinidad cultural, y no de cuestiones políticas.

La afinidad cultural no solamente es eso que se ve en las votaciones de Eurovisión. Hace también que Rocío Jurado triunfe en Sudamérica, o que un cantante mexicano venda en España. ¿Alguien se imagina a Luis Miguel vendiendo discos en Austria?

Eso, es también vecinismo. Si existe en el mundo real, debe estar presente en Eurovisión. Sirve para medir las tendencias musicales por zonas geográficas. Armenia es otro país independiente de Georgia, pero culturalmente su votación será más parecida a la de Georgia que a la de Portugal. ¿Pero tan difícil es esto de entender?

Luego está el rollo del voto inmigrante. Las reglas de Eurovisión permiten votar a cualquier persona que se halle en España, con los números de teléfono que facilita TVE en pantalla. Y España siempre parece votar a Rumanía. ¿Nos acordamos ahora de que en los años '60, '70 y '80, cuando Alemania y Suiza rebosaban de emigrantes españoles, votaban siempre a España con las puntuaciones más altas? Pues si nuestros emigrantes lo hacían, ahora les toca a los rumanos.

Además, el problema del voto rumano desde España, no es de los rumanos, sino de los españoles: Por muchos inmigrantes que tenga España, no pasan de ser un reducidísimo número de la población.

El problema no es que los rumanos en España voten en masa, sino que los españoles no votamos. Otra confirmación más de que en Europa Occidental, y entre su población, Eurovisión no interesa tanto como a los del Este.

Dejemos por tanto de echar las culpas fuera. Si quedamos mal, es porque menospreciamos o nos olvidamos de lo importante que es enviar canciones para conquistar a todos los participantes. Y esto incluye a Francia, e incluye a Bulgaria o a Ucrania. Y si España vota a Rumanía año tras año, es porque los ciudadanos españoles no estamos votando, dejando toda la decisión a los rumanos en España.

No le demos más vueltas: En cualquier encuesta, sondeo, etc. previo al Festival, y entre los periodistas de todos los países en la sede del festival, se barajaba a Serbia, a Ucrania o Rusia como ganadores. Pues ahí están: 1ª, 2ª y 3ª.

La misma Massiel envió un sms a un eurofan durante la Semifinal al acabar la canción de Serbia, diciendo "acabamos de escuchar la ganadora de este año". Que yo sepa, Massiel no es georgiana ni rusa sino occidental de pura cepa. Estaba cantado. El resto son rabietas o no tener ni idea de dónde estamos participando.

Hasta la próxima!

MIKI

Conversación