En Eurovisión sólo hay una oportunidad. La canción, el artista y la atmósfera generada sólo es expuesta una única vez. El problema no sólo es ese, sino que la candidatura se tiene que medir con 25 combinaciones más, con las mismas variables pero de infinitas posibilidades. Es lo primero que cualquier miembro de un equipo que encamina un proyecto para este programa debe entender, interiorizar y aprender de él.

Desde hace años lo primero que hago cuando voy a escuchar un tema candidato es poner ese chip: te vuelves a un Olimpisky o Malmö Arena y visualizas qué va a ver el espectador en televisión con esa canción, qué puede aportar y cómo es interpretado. Obviamente, todo es imaginación y puede que luego no se parezca a la realidad, pero es un método que, en general, me ha ayudado mucho para tantear y predecir resultados. Y digo resultados no aludiendo a posiciones en el marcador -que también-, sino a la presentación final de la candidatura.

Eso mismo hice ayer por la noche, cuando tuve la oportunidad de sentarme y escuchar las seis propuestas de TVE para Estocolmo. Tras una primera escucha calmada, me decidí a realizar una segunda para sumergirme bien en cada tema y analizarlo con más detenimiento y así escribir esta columna.

Los siguientes párrafos son redactados individualmente al finalizar la segunda escucha de cada canción, con la humildad y el convencimiento de intentar aportar nuevos puntos de vista, inspiraciones, consejos de espectador y conocedor del medio. Desvaríos personales, en definitiva. Como siempre quiero remarcar cuando me atrevo a “juzgar” públicamente una canción, el respeto a cada uno de los equipos es total, porque ante todo los seis cortes que hemos escuchado son muchas horas de trabajo, creatividad, talento y ganas.

Salva Beltrán – Días de alegría

El principio te camela y la primera estrofa deja un buen sabor, pero conforme nos acercamos al estribillo, y éste llega, se desvanece buena parte del atractivo. El estribillo se hace poco vistoso y algo manido. Suena como a ya escuchado. Por otro lado, es muy interesante la parte funky -que puede dar mucho juego en escena- antes de estallar en un último estribillo algo más intenso y destacable. En mi opinión, es una pena que falle en el estribillo, generando ese dejavù y falta de frescura, porque materia prima hay para traer una apuesta que guste fuera. 

Barei – Say yay!

Barei presenta un tema muy trabajado, que mezcla de una manera muy elegante, efectista y atractiva varios estilos y sonidos que hoy día triunfan en la radiofórmula. Además, ella aporta mucha garra, aunque estaría genial que diese aún más en el último minuto. Estoy convencido de que puede derrochar más fuerza. El tema sólo cojea, a mi ver, al tener un estribillo, y una parte previa a él, largos. Enteros sólo se escuchan dos veces. Personalmente, haría una estructura más clara, restaría algo de estrofas y estribillo para hacerla más eficaz, un poco más repetitiva, ya que sólo tenemos una única escucha. Los coros le aportan un rollo muy chulo y piden ser más potentes y envolventes. Es una gran opción.

Maverick – Un mundo más feliz

Tanta popularidad debe tener ya Juan Magán que poco le importa entregar un producto así. Vientos de organillo que rozan el MIDI y palmas de Azucar Moreno de los 90 es lo que más impacta en una canción de letra barata que desluce el trabajo de Maverick, con un innecesario autotune electrolatino incluído. Esta canción -aún con sus carencias- podría ser resultona si estuviese bien producida, de cara a ese aire latino -y moderno- que desde Europa se le demanda a España. Pero con este empaquetado suena a demo. A mi ver, es la única que no llega al mínimo de calidad.

Electric Nana – Now

La cadena sueca estaría encantada con esta candidatura, ya que le regala al guión del festival un minuto, al traer un tema de apenas dos 😛 Junto a Barei, traen las únicas canciones que no generan en la mente del espectador un aluvión de temas ya escuchados y que intentan explotar la imaginación de éstos. Aunque es un corte que destaca por su sonido, descaro y energía para darlo todo, se me ha quedado a medio camino, por un estribillo escueto que no acaba de brillar y por carecer de alguna parte instrumental que invite a introducirse más en el mundo “eléctrico” que ella nos presenta.

Xuso Jones – Victorious

El estribillo fue una mala carta de presentación, ya que desenvolviendo todo el paquete vemos que hay un sonido más allá de la “suecada”. Es un tema producido para el festival, utilizando los tempos precisos para tres minutos y la estructura más adecuada para lucirlo. Las estrofas suenan realmente genial y tiene un inicio maravilloso. Mientras, el estribillo llega a oler demasiado a made in Sweden y a muchos otros temas. Con sólo cambiar la base de esta parte crucial, por otra más actual, ganaría enteros y sería un gran competidor. Un sonido del estilo del último álbum de Justin Bieber sería una opción interesante.

María Isabel – La vida sólo es una

Nuestra última ganadora en un festival de la UER viene con los deberes hechos al haber adaptado su último single al tempo y estructura eurovisiva para aprovechar al máximo su potencial, al igual que Xuso. Aunque sin duda es la apuesta más segura de los tres temas en castellano, recuerda a temas veraniegos pop-dance de corte rumano, que mezclan ese 'acordeón' con el aire latino, aunque con una producción algo anticuada. No me parece el paso que deba dar España en su trayectoria eurovisiva, aunque no me disgusta y sería una candidatura digna para este “EuroComeback Song Contest”.

De esta manera, se puede decir que, aunque tengo varias canciones que me generan energía positiva de cara al festival, no quiero postularme al 100% por ninguna hasta el momento de escucharlas en directo y ver qué puesta nos presentan. El producto no sólo es la canción. Aún así, Barei, Xuso Jones y, en menor medida, María Isabel, son a priori las canciones que veo más efectistas y atractivas para este 2016.

Gracias por haber llegado hasta aquí. Te espero en los comentarios, Facebook o Twitter para seguir desgranando las seis candidaturas 😉