ALERTAS

Las nuevas tecnologías pueden abrumarnos con un enjambre de datos, sin que todo ese caudal se transforme en información, de la cual al menos podamos extraer conclusiones. Sin embargo, con paciencia y un poco de conocimiento, nos podemos encontrar con herramientas que sirven para hallar una medida intuitiva del impacto mediático que puede tener una temática, como por ejemplo Eurovisión.
En inglés se demonina hot topic aquel asunto del cual todo el mundo está hablando. El matiz del cómo se está hablando, ya sea para bien o para mal, se escapa, ya que es una aproximación numérica. Sin previsión alguna, hace años creé una alerta en Google News, de forma que recibo en el correo electrónico enlaces a todas las noticias recién publicadas que contengan la palabra «Eurovisión«. Las noticias pueden estar alojada en diferentes medios tales como artículos de opinión, investigación, fanzines, periódicos, revistas, semanario, crónicas, etc. Por tanto, es cierto que no todo lo que llega en esas alertas aborda siempre el festival, sino que la mayoría de las veces se aproxima o sólo lo nombra. La ventaja es que con esa diversidad de noticias, resulta fácil hacerse una idea del impacto mediático, la visión y la cultura sobre Eurovisión que sobrevuela España.
Podrían trazarse varias categorías de alerta. Suele haber noticias de ámbito local, publicados por diarios regionales, y redactados de la forma solemne «El joven Juan Pérez, promesa de Villaluenga del Rosario, intentará representar a España para el Festival de Eurovisión que tendrá lugar en Alemania«. Por lo general, son reseñas sobre personas que se han presentado a las pruebas, o en su momento, subieron su myspace a la votación on-line, y tienen un seguimiento anécdota en su localidad. Otros artículos de orientación similar hacen un seguimiento de los castings de forma más genérica, aunque por el desconocimiento de los redactores, si es necesario rellenar se acaba haciendo referencia a los dos hitos eurovisivos patrios de la década que termina: Rosa y Chikilicuatre.
También llegan anécdotas curiosas, principalmente de sitios webs que no son propiamente de noticias pero que entran dentro de los parámetros de información que el buscador abarca. En ese caso, recientemente una alerta informa que Gisela va a lanzar un disco de villancicos para un supermercado y que Sergio Dalma insiste en que Eurovisión ya no es lo que era. Abundan las entrevistas promocionales, las crónicas de marcado perfil rosa, los a veces rumores y las pequeñas publicaciones de prensa, referidas en su mayoría a eurovisivos o cercanos, cuya carrera musical, cada año más discreta, pasaría desapercibida si no fuera por estas alertas, entre lo divertido y lo nostálgico.
Una de las categorías inevitables son aquellas alertas que de forma numerosa retratan noticias puntuales que hablan de Eurovisión, aunque sea por la tangente. Así, que el Festival de Eurovisión y Gran Hermano hayan sido los programas más vistos de la década merecía una alerta informativa de Google. Si Urribarri dijera adiós por enésima vez a Eurovisión, diciendo lo muy indignado que está con Joaquín Guzmán y las veces que RTVE la ha hurtado ese derecho -a sí mismo atribuido- para ser el comentarista del Festival de Eurovisión, o saliera de nuevo José María Íñigo en un documental de la Sexta diciendo que la práctica de comprar votos en Eurovisión era habitual y por eso ganó Massiel, se vería una avalancha de alertas que llegan, la mayoría con el molde de una misma nota de prensa, por la repercusión mediática que estas noticias concretas están teniendo.
Por último, y las más molestas y penosas, son aquellas que fotografían el desprestigio mediático que aún padece Eurovisión. Esta semana, tristemente, la mayoría de las alertas hablaban de un tal Kiko Hernández, uno de esos personajes grises que en su vida pública lo único que ha hecho ha sido dar gritos en televisión. A través de las alertas uno se entera que dicho individuo ha comenzado una tal Operación Eurovisión, que ha entrado en el proceso de casting, que unos dicen que sí ha pasado la primera fase, otros que no la ha pasado, y en definitiva, que cada día está más cerca. Y han sido unas ocho alertas en dos días, lo que refleja toda la comparsa mediática que acompaña a las desventuras del bufón.
Que se hable más del Festival sólo porque un sujeto venido a menos quiere llamar la atención es el sombrío reflejo de esa persistente tragicomedia de la incapacidad de tomarse en serio ciertas cosas. En vez de abordarlo en noticias más o menos sensatas, respetuosas o entretenidas, el Festival de forma machacona se relaciona con circos, esperpentos, dimes y diretes. Y como lluvia, lenta pera continua, la asociación de ideas, repetidas una y otra vez por la prensa, acaba calando. La irresponsabilidad de muchos medios y la dejadez e inercia cultural de quienes los siguen y potencian dejan el camino libre para una situación en el que, un Festival indefenso, es usado por todo aquel que quiere reirse o echa de menos mofarse de algo.
Que el olvidazo Sergio Dalma insista en que España debería dejar de participar de Eurovisión (como Nerón, «Que después de mí, el fuego destruya la Tierra») o Alejandro Sanz se pronuncie admirador de Chikilicuatre, tildándolo de insuperable, no dejan de ser pasajes de un mismo libro. El mismo que, alerta tras alerta, deja entrever que son muchos los artículos publicados a diario que modelan una misma opinión pública. Muchas las entrevistas, las opiniones y las crónicas que embadurnan el Festival en un fango mediático donde se salpican todo tipo de opiniones, también de personajillos deseosos de subirse a la grupa de festival. No deja de ser cierto que sólo el trabajo serio y diario es el que da sus frutos, pero esta lluvia corrosiva donde la marca Eurovisión aparece tan rebajada, no deja de seguir todavía empañando las gafas con que se ve Eurovisión desde nuestro país.
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