La invasión de Rusia a Ucrania supuso un punto de inflexión en las relaciones del gigante euroasiático con la Unión Europea e incluso con la OTAN. Como explicamos en la entrada Ucrania (y Rusia), Eurovisión no ha sido ajena a la contienda entre ambos países. Y hoy damos un paso al frente para prever si la invasión puede llegar a territorio moldavo y las derivadas eurovisivas.
Ya hemos estudiado en otras ocasiones que las fronteras entre los países no son absolutamente claras y diáfanas. En el caso de los antiguos límites soviéticos, el resultado de su trazado es especialmente traumático hoy en día, ya que se hicieron de forma artificial, dejando a etnias como minorías de una república, o dividiendo regiones homogéneas en dos repúblicas. Durante la URSS, se trataba de fronteras internas de un estado que, además, se disimulaban bajo el manto del socialismo y la igualdad. Con su transformación en estados independientes, los conflictos están a la orden del día. Los territorios que pueden verse afectadas son, además de Ucrania, las vecinas repúblicas de Moldavia, Georgia, Azerbaiyán y, por contagio, Armenia. En el siguiente mapa podemos observar la situación de las minorías rusas en estos países.
Y hablando de Moldavia, podemos afirmar que su origen se sitúa en 1346, aunque en los siguientes siglos sería vasallo del vecino Gran Ducado de Lituania y también del Imperio Otomano. En 1812 se produciría la partición de su territorio que, a grandes rasgos, ha llegado hasta nuestros días: la parte occidental se incorporó a Rumanía y la oriental al Imperio Ruso. La controversia de una identidad moldava separada de la rumana ha existido desde ese mismo momento, ya que ambos territorios hablan el mismo idioma y tienen una importante historia común, básicamente hasta la llegada de la Unión Soviética.
En el país destaca la minoría rusa que ocupa la parte oriental del país, la región de Transnistria, y la minoría gaguza, un pueblo de origen turco y religión otomana que goza de una autonomía, aunque su territorio sea complejo de gestionar, pues está dividido en cuatro enclaves. Ambas minorías declararon su independencia en 1990, pero no les fue reconocida internacionalmente, y cuando Moldavia hizo lo propio en 1991, quedaron integradas en su interior. Sin embargo, cuentan con el derecho a independizarse en el caso de la reunificación moldava con Rumanía.
Los orígenes de la Moldavia independiente no fueron fáciles. En el momento de su nacimiento tras la disolución de la URSS, las autoridades manifestaron que el idioma oficial del país era el rumano y su himno el de Rumanía. Pero en 1994, tras un referéndum en el que la población ratificó la independencia, se afirmó que la lengua era la moldavo y se declaró un nuevo himno, Limba noastră, que se puede traducir significativamente como “Nuestra lengua”. Ese mismo año se aprobó la Constitución que reconocía la autonomía de Transnistria y Gagaúzia.
Los 90 fueron una década durísima para el país que en 1992 pasó de una economía planificada a una de mercado y sustituyó el rublo soviético por su propia moneda, empeorando la mayoría de indicadores de nivel de vida. A partir de 2001, sin embargo, la economía empezó a recuperarse con un ritmo de crecimiento constante. 2004 fue el segundo año desde su independencia en el que el balance fue positivo y, casualidad o no, Moldavia decide debutar en Eurovisión en 2005.
El primer representante del país en el festival fue el grupo Zdob și Zdub con la inolvidable “La abuela toca el tambor” que alcanzó una más que notable sexta posición en la gran final celebrada en Kyiv. La banda repetiría dos veces más en el concurso, en 2011 con So Lucky y en 2022 con Trenulețul de la que hablaremos más adelante, ambas llevando a Teleradio Moldova a la final.
Moldavia 2005 - Zdob si Zdub - Bunika bate doba
Aunque la mejora de sus indicadores económicos ha sido sostenida hasta la actualidad, ello no quita que todavía sea el país más pobre de Europa en términos de PIB per cápita, unos 6.500 dólares, la mitad de Albania que sería el siguiente por la cola. España, para hacernos una idea, se sitúa en unos 38.000 dólares.
Pero el llamado “polvorín moldavo” no se refiere a su nivel de desarrollo económico sino a la situación política en la región de Transnistria que se considera uno de los conflictos congelados más preocupantes de Europa. La guerra tuvo lugar de noviembre de 1990 a julio de 1992 cobrándose unos 1.000 muertos. Tras el alto el fuego, este territorio quedó de jure incorporado a Moldavia, pero se convirtió de facto en un país independiente, con su propio gobierno, idioma (ruso), moneda (rublo transnistrio) y pasaporte (no reconocido internacionalmente). Desde ese momento, Rusia mantiene allí un importante número de tropas con el objetivo de impedir la integración moldava en la OTAN y la UE y, aunque se han firmado tres acuerdos para la retirada del ejército en 1994, 1999 y 2003, el parlamento ruso no los ha ratificado y sigue desplegado en la región.
Calma tensa. Así es como mejor se podría definir la relación entre Moldavia y Transnistria desde 1992. Una convivencia forzada en la que se ha alcanzado un status quo de respeto mutuo, pues ambas partes son conscientes de todo lo que pueden perder. En algunos puntos existe un paso “oficial” para cruzar entre ambos territorios, y en ellos las autoridades transnistrias entregan un “visado” en un documento anexo al pasaporte, ya que no tienen potestad para emitir este tipo de documentos. Por otras carreteras secundarias, en cambio, es muy fácil cruzar sin ningún tipo de control. Y es que resulta materialmente imposible controlar una “frontera” de 411 kilómetros en la que además existen “zonas grises”, es decir, zonas de un territorio controladas por el otro, como podemos ver en el siguiente mapa.
Ambos territorios, con más o menos tensiones, conviven pacíficamente, algo que también se ha reflejado en Eurovisión. Hasta ahora. Desde el debut de Moldavia en el festival hasta 2021, todas sus canciones se han cantado en inglés de forma total o mayoritaria, salvo la de 2013. Para un país en el que el tema lingüístico es tan significativo, era la opción más neutra.
Además, hasta tres intérpretes o grupos de Transnistria han representado al estado moldavo, Sunstroke Project y su Epic Sax Guy por partida doble, DoReDos y Anna Odobescu. Eurovisión, por lo tanto, juega un papel integrador, ya que la victoria de artistas transnistrios en la final nacional no ha supuesto ninguna polémica regional. El festival de hecho ha abierto una ventana al mundo para los músicos moldavos pues, tradicionalmente, el país ha importado y no exportado música a otros países.
Y ahora cabe preguntarnos: ¿La guerra de Ucrania puede llegar a Moldavia? Examinemos los acontecimientos más destacados.
22 de febrero de 2022: dos días antes de que Rusia invadiera Ucrania, el comandante militar ruso Rustam Minnekaev ya manifestó que pretendían establecer un corredor terrestre a través del sur hasta Transnistria. Cuando el Donbás fue atacado, el parlamento moldavo declaró el estado de emergencia en el país, ante el temor de que Rusia activara sus soldados en Transnistria para apoyar un asalto sobre la ciudad e importante puerto ucraniano de Odesa, a menos de 100 kilómetros. Es preciso recordar, además, que más de 20.000 toneladas de armamento soviético están todavía en Transnistria desde el final de la Guerra Fría, y aunque se trata mayoritariamente de material obsoleto, no es de desdeñar su poder en caso de guerra
3 de marzo de 2022: una semana después del inicio de la invasión de Ucrania, Moldavia solicitó la adhesión a la UE. Dos días después, el 5 de marzo, las autoridades de la autoproclamada República de Transnistria pidieron que se reconociera formalmente su independencia, si bien no fue ratificada por ningún estado
26 y 27 de abril de 2022: Transnistria sufrió varios ataques terroristas en Pridnestrovie y, en esos momentos, la posibilidad de contagio parecía probable, pero por suerte no fue más allá. Se especuló con que fuera fuego amigo para que las tropas rusas “defendieran” el territorio. No fue demostrado y los atentados tampoco dieron inicio a mayores hostilidades
23 de junio de 2022: el Consejo Europeo concedió el estatus de país candidato a Moldavia. Tras este anuncio, no hubo ninguna reacción por parte del territorio rusófono. Y una de las explicaciones es que, sin ninguna duda, su economía se ha beneficiado del acercamiento a la Unión Europea
Desde 1995, Rusia prestaba un gran apoyo a la economía transnistria suministrando de forma gratuita gas natural, lo que daba una gran ventaja a este territorio sobre el resto de Moldavia. Sin embargo, tras el acuerdo de asociación comercial de Moldavia con la Unión Europea, se facilitó el comercio entre este país y el bloque de los (en esos momentos) veintisiete, y en 2023 el 70 % de las exportaciones de Transnistria ya se dirigían al bloque comunitario. Con la aceptación de la petición de asociación moldava llegó también la ayuda en forma de créditos y ayudas a los afectados por la guerra de Ucrania. Asimismo se facilitó el movimiento de personas y se sincronizó la red eléctrica a la de la Unión Europea.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Moldavia ha acogido a más de 30.000 refugiados ucranianos, alguno de ellos en la región de Transnistria, sin que haya habido conflictos destacables entre las diferentes comunidades. Y es que aunque Transnistria sea un punto geoestratégico para atacar Ucrania, no deja de ser pequeño, y tampoco parece que los soldados tengan la voluntad de atacar a sus vecinos moldavos. En definitiva, la actualidad más reciente parece dar esperanzas de que la guerra no llegará a Transnistria.
BBC Newsnight: Moldova's frozen conflict with Russian-backed breakaway region Transnistria
Los últimos acontecimientos, por supuesto, se han trasladado al tablero eurovisivo. Por segunda vez en la historia, una canción en rumano representó a la televisión pública moldava en Eurovisión, el “trenecito” de Zdob și Zdub. El tema celebraba la reapertura tras la pandemia de la línea férrea entre Moldavia y Rumanía, “from Chisnau to Bucharest”. La canción fue elegida internamente por un jurado profesional de la TRM y la letra de la canción no estuvo exenta de polémica, ya que el texto rezaba:
El tren se mueve, como si volara De un país hacia el otro Se mueve, pero se confundi ¿Cuál es el país? ¿Están unidos? ¿Es un país antiguo o uno nuevo? Parece uno, pero son dos Ambos juntos, pero separados ¿Son dos, o cada uno es una parte?
Su cantante Roman Iagupov actuó ataviado con un vestuario inspirado en el folklore moldavo, como la catrintă, y uno de sus músicos salió con el tradicional sombrero de lana cusmă. En el festival de Turín cosecharon nada más y nada menos que el segundo puesto del televoto, solo por detrás de los ganadores ucranianos Kalush Orchestra y por delante de la española Chanel, aunque el voto de los jurados los bajó a la séptima plaza de la clasificación general.
Moldavia 2022: Zdob şi Zdub & Advahov Brothers - Trenulețul
Pero si hay un representante moldavo en Eurovisión que se ha implicado activamente en la política de su país, este es Pasha Parfeni. El artista abanderó a Moldavia en Bakú 2012 con Lautar que, a pesar del título en rumano, se cantó en totalmente en inglés. En la capital azerí se quedó a las puertas del top 10 en el 11.
Moldavia 2011: Pasha Parfeni - Lautar
Tras su participación en Eurovisión, se llevó a cabo el llamado “atraco del siglo” en Moldavia. Mediante una red de préstamos ficticios, entre 2012 y 2014, el 13 % del PIB moldavo se transfirió a paraísos fiscales. El nombre tras este movimiento era conocido por todo el país: Vladimir Plahotniuc, un oligarca que ejercía un control cada vez más férreo en el sistema judicial y los medios de comunicación.
Por supuesto, también entró en política, siendo diputado de 2010 a 2019, y en 2016 pudo haber sido Primer Ministro, pero el Presidente lo vetó por cuestiones éticas. Ese mismo año fue evidente su implicación en la mayor red de corrupción de Moldavia y el tráfico de drogas en Rusia de donde llegó a sustraer hasta mil millones de dólares. En 2019 huyó del país en su avión privado encontrándose todavía hoy en día en paradero desconocido.
Pasha fue uno de los mayores críticos de esta trama, lo que conllevó su veto en la televisión nacional, así como en festivales y conciertos, e incluso de empresas afines al régimen. Pero en 2019 regresó a la industria musical que nunca había abandonado y ese mismo año, cuando Plhotniuc huyó, creó el movimiento Plaiul (Patria), destinado a unir la cultura de ambas orillas del río Dniester.
Parfeni había estudiado de los 16 a los 20 años en Tiraspol donde observó las diferencias entre este territorio y el resto de su país en términos de mentalidad, idioma o costumbres, pero también comprobó de primera mano que las aspiraciones de todos los artistas eran compartidas, por lo que fundó la ONG Lautarul con el objetivo de unir a miembros de la cultura y el deporte de ambas partes.
Oficialmente, el movimiento se inició el 17 de marzo de 2019 con un concierto en Tiraspol en el que participaron cinco artistas eurovisivos con vínculos con Transnistria, Sunstroke Project Anna Odobescu, Aliona Moon (cuyo marido era transnistrio), Lidia Isac (nacida en San Petersburgo) y el propio Pasha. Su organización se integró incluso en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La invasión de Ucrania ha sacudido la conciencia de muchos países europeos ya que nos ha mostrado el peligro de que un país expansionista, con un líder mesiánico, deje de lado la ley y los consensos internacionales, para imponer sus intereses sociales, políticos y sobre todo económicos, aunque sea a costa de la guerra y el sufrimiento en un país vecino. Y en el suyo propio.
Transnistria, de momento, parece que podrá salvarse del contagio. Moldavia no está a favor de la guerra, lo que han demostrado acogiendo a miles de refugiados ucranianos y ayudándolos a desplazarse a otras zonas de Europa. Las tropas rusas en Transnistria, unos 1.500 soldados, están formadas por ciudadanos moldavos en su mayoría, aproximadamente unos 1.200, y no muestran ninguna predisposición en atacar a sus vecinos.
Transnistria todavía es un conflicto latente, pero sin duda, Eurovisión ha puesto su granito de arena para conseguir la paz. Cantantes de ambas partes del país han participado con absoluta normalidad en el festival representando a Moldavia, y no sólo eso, sino que gracias al esfuerzo de Pasha Parfeni se están creando instituciones y ámbitos para compartir la cultura y no para crear un enfrentamiento.
Por ello nos despedimos con su canción en Liverpool, Soarele şi luna, en la que nos cuenta cómo dos personas pueden estar destinadas a estar juntas a pesar de sus diferencias y que el amor puede superar todas las dificultades para unirlas, como lo hacen en el cielo el sol y la luna.