Si hay un apellido que retumbará en el Ariston en la próxima edición de Sanremo ese es sin duda el de Mango. Y es que Angelina, una de las grandes favoritas a luchar por el triunfo, paseará sobre el escenario la memoria de su padre, Pino Mango, uno de los mejores y más innovadores cantantes de la historia del pop italiano y al que el festival nunca valoró la gran calidad de sus propuestas y su espectacular voz.

MANGO, UN APELLIDO PREDESTINADO PARA LA MÚSICA

Pino nació en el seno de una clásica familia italiana de clase media siendo el menor de cinco hermanos, pero con una gran diferencia de edad, puesto que Giovanni, el primogénito, era 15 años mayor. Sus padres, Antonio y Filomena, eran músicos, pero la Segunda Guerra Mundial y la dura recuperación de Italia tras las consecuencias del fascismo, impidieron que pudieran dedicarse profesionalmente a ello. No obstante la música siempre fue el pegamento de la familia Mango, presente las 24 horas del día en casa entre instrumentos y el indispensable tocadiscos con los que se criaron sus hijos. Y es que Antonio y Filomena siempre tuvieron la esperanza de que sus hijos sí pudieran vivir de ella.

El primero en despuntar fue el mayor, Giovanni, que tocó en varios grupos con cierta relevancia en la región. Luego fue Michele quien formó su propio grupo de versiones de rock and roll americano con compañeros de escuela y donde reclutó a sus dos hermanos pequeños, Armando y Pino, que tan solo tenían 8 y 6 años. Los dos pequeños eran la gran esperanza de los Mango, pues tanto sus padres como sobre todo Giuseppe vieron en los dos benjamines algo especial que no tenía ninguno de la familia.

Mientras Armando sí mostró interés en dedicarse a la música en serio tocando en varias bandas durante su adolescencia, Pino, si bien mantenía la melomanía familiar de escuchar y disfrutar de todo tipo de géneros, mostraba un cierto desdén al respecto y es que no lo veía más allá de un juego y un entretenimiento con sus hermanos o amigos, así que se tituló como agrimensor e inició la carrera de sociología en la Universidad de Salerno. Fue ahí cuando la música volvió a cruzarse en su camino pero esta vez de forma definitiva. Y es que algo hizo “clic” en el joven Pino.

EL ESPEJO Y MOTOR DE PETER GABRIEL

Hasta entonces sus gustos musicales partían sobre todo de Lucio Battisti como gran referente, la música negra y el incipiente hard-rock. Led Zeppelin, Aretha Franklin, AC/DC, Otis Redding, Deep Purple, James Brown o Rainbow eran sus favoritos hasta que llegó ese “clic”: Genesis.

Con Genesis, y sobre todo con su líder Peter Gabriel, Pino sintió por primera vez que la música podía servir para trascender sobre sí misma y vio en él alguien con la capacidad para destruir todo tipo de fronteras sonoras que pudiesen existir en el rock y en el pop y que todo valía para escribir una obra de calado. Consideraba que intentar hacer lo que hacía Peter Gabriel en Genesis sí merecía adentrarse en la música de forma definitiva.

Deja la universidad y se va con su hermano Armando a Roma para presentarse al examen de aptitudes artísticas que les permitiría registrarse en la SIAE y, así, ser oficialmente artistas. Mientras se preparaban para el examen, Armando y Pino conocen a Renato Zero, ya convertido en gran referente del glam-rock en Italia. Le enseñan varias canciones que han estado componiendo mientras preparaban el examen.

Renato queda impresionado con la calidad del material y el potencial que veía en ambos como compositores, pero sobre todo con la finura de Pino como cantante, y les pone en contacto con el gran capo de la RCA italiana, Franco Migliacci, quien también queda impactado con los dos hermanos, y acuerdan grabar un álbum para Pino Mango como cantante, y el propio Pino y Armando como compositores.

Pino, eso sí, decide que aún siendo un disco solista, firmaría únicamente con su apellido, puesto que lo consideraba un proyecto conjunto con su hermano Armando, relegado a co-autor, y como homenaje a sus padres y hermanos, músicos de vocación que nunca habían conseguido llevar el apellido familiar a la portada de una obra artística oficial: Había nacido Mango.

LOS PRIMEROS DISCOS: ELOGIADOS E IGNORADOS

El álbum vería la luz en octubre de 1976 bajo el título de La mia ragazza è un gran caldo. La recepción del público sería más bien discreta, pero no así la de la crítica que lo consideró uno de los grandes debuts del año en Italia, y por los artistas que quedan impresionados por las composiciones de los hermanos Mango, tales como Patty Pravo y Mia Martini, que volverían a grabar dos de las canciones del LP convirtiéndolas en éxitos comerciales. La propia Mia Martini diría años más tarde que Pino y Armando eran los compositores con las almas más bellas que jamás había conocido.

Los elogios recibidos por ese primer álbum no evitan que RCA no perdone el escaso éxito del disco y Mango tuvo que esperar a que Numero Uno, la discográfica de Mogol, le permitiera grabar un segundo LP que saldría en 1979 bajo el título de Arlecchino. Pero se repite la historia, elogios y aplausos de la crítica, escasas ventas y repercusión y, de nuevo, Patty Pravo que se lleva el éxito comercial de una de las canciones del álbum.

Mango entra en los años 80 preparando el tercer álbum con su tercera discográfica. Esta vez es con Fonit Cetra con quien firma È pericoloso sporgersi. El disco, muy cercano a la new wave británica y con la sombra de Peter Gabriel muy presente, gusta mucho a los directivos de la disquera que, a diferencia de RCA y Numero Uno, sí trazan un plan de promoción potente en radios y televisión con la certeza de que conseguiría el éxito… que tampoco llegó.

UN AMAGO DE RETIRADA Y VUELTA A LA UNIVERSIDAD

È pericoloso sporgersi apenas despacha 300 copias, una cifra irrisoria, a pesar de que nuevamente cuenta con el favor de los críticos y, por vez primera, una buena campaña de promoción. Aún así Pino y Armando presentan a los directivos de Fonit Cetra una maqueta con sus nuevas composiciones, pero estos deciden guardarla en un cajón. El estrepitoso fracaso del álbum hace que Mango no entre en absoluto en los planes de la disquera. Pino había tomado una decisión y es que la aventura de ser músico llevaba ya 8 años, un buen cúmulo de disgustos y casi ninguna alegría. Tocaba volver a la universidad y concluir la carrera de sociología, mientras que su hermano seguiría componiendo para otros artistas como, de hecho, ya estaba haciendo.

Unos meses después, Mara Maionchi es nombrada directora artística de Foni Cetra y ficha como productor a Mogol, fundador de Numero Uno, que decide inventariar las grabaciones descartadas en los últimos meses. Descubre la cinta con las maquetas grabadas por Mango y rechazadas por el anterior equipo directivo y queda impresionado con la calidad de las composiciones. Ambos, Maionchi y Mogol, intentan contactar con Pino que ya había iniciado los trámites para matricularse en la universidad, pero rechaza frontalmente hablar con ellos. Durante semanas e incluso meses ambos insisten en al menos tener un encuentro en una cafetería con los constantes noes del artista que no quiere saber absolutamente nada de la música.

Pero, tras mucho insistir, Mango acepta y la directora y el productor tratan de hacerle ver el potencial de las canciones y poder terminarlas en el estudio de grabación. Acepta a regañadientes y se encierra en el estudio junto a Mogol para dar forma a esos temas. De todas ellas Mogol tiene fijación con una en especial que se llama Mama Voodoo, reescriben la letra al completo y la retitulan Oro.

ORO VERTEBRA SU CARRERA Y SU VIDA

Durante las sesiones de grabación, capitaneadas por Alberto Salerno, Pino conoce a una joven cantante llamada Laura Valente que esos días grababa sus primeras canciones junto a Salerno de productor. El flechazo, según ambos, fue instantáneo e iniciaron una relación que duró casi 40 años de la que surgieron dos hijos, Filippo y Angelina Mango.

Los arreglos del tema lo acercan de nuevo a la sofisticación pop de Peter Gabriel, esta vez más que nunca. Línea minimalista de sintes, una base rítmica sintetizada y los nuevos aires de la World Music de la que Gabriel se había convertido en el gran valedor en ese momento. Mogol consigue que Fonit Cetra sacara la canción como single y Pino lo toma como la última bala, si no funciona, lo dejaba definitivamente. Y funcionó.

Se convirtió rápidamente en un rotundo número 1, los promotores de conciertos reclamaban sin cesar a Mango en sus agendas y Fonit Cetra dio luz verde a grabar un nuevo álbum con un horizonte: Sanremo. Oro sería la canción de su vida, su mayor éxito, salvó su carrera, le hizo conocer a su compañera… y sería la última que cantaría.

En 1985 consigue plaza para la categoría Giovani de Sanremo y, si bien no consigue pasar a la final, Il viaggio se lleva el Premio de la Crítica, actualmente Premio Mia Martini, y se convierte en otro gran éxito de ventas que serviría para lanzar su álbum definitivo: Australia. A la cuarta fue a la vencida y el disco fue uno de los más importantes del año en Italia. Cosechó grandes críticas que no tardaron en señalar a Pino como el Peter Gabriel italiano y, por fin, logró importantes ventas de un larga duración disipando así las dudas que pudiesen existir en que Oro fuese un “one hit wonder”.

SANREMO, LA ESPINA CLAVADA DE MANGO

A partir de entonces su carrera fue viento en popa, casi sin bajadas artísticas ni en ventas hasta el final de su carrera, siendo uno de los indiscutibles del pop en Italia en las décadas de los 80, 90 y 2000, pero su trayectoria en Sanremo fue cuanto menos pendular, irregular y con la sensación de que nunca obtenía un resultado a la altura de las composiciones presentadas, ya sean propias o para otros artistas.

En 1986 debuta en la sección Campioni pero, además, cuela otras tres canciones en la competición. Con Lei verrà acaba en una discreta decimocuarta posición, pero obtiene un gran éxito comercial, mientras que Re, interpretada por Loredana Bertè, alcanza el noven puesto. En la categoría Giovani escribiría Nessun dolore para Anna Bussotti que no se clasificó para la final. Pero, además, sería el autor la sintonía oficial de Sanremo 1986 en la voz de Loretta Goggi y que, curiosamente, fue presentada para representar a Italia en Eurovisión, pero la retirada de la RAI ese año frustró los planes iniciales de Fonit Cetra.

La historia de Io nascerò es curiosa porque Mango la compuso para que Loredana Bertè la presentara a Sanremo, pero la hermana de Mia Martini se decantó por Re del propio Mango. Convencido del potencial de la canción supo que Loretta Goggi también buscaba canción y se la ofreció. Esta queda encantada, pero la RAI da la sorpresa y la selecciona para presentar Sanremo. Recién fichada por Fonit Cetra, la discográfica sabe de su viejo deseo por acudir a Eurovisión y hace la propuesta a una RAI en la que gusta muchísimo el tema, pero no para acabar diluido en lo que siempre ha considerado un festival menor, sino como sintonía del festival. El tema se convertiría en otro rotundo número 1 para un Mango que por fin estaba saboreando las mieles del éxito.

En 1987, Mango alcanzaría otra cota en su carrera que llegaría de la mano de Lucio Dalla con quien compondría Bella d’estate, otro exitazo de ventas en Italia y la primera vez que traspasaba fronteras. Su versión en castellano, Flor de verano, alcanza el número 1 en España, y es uno de los singles más vendidos del año, y también logra un gran éxito en Latinoamérica. Es además su composición más redonda y brillante con una estructura circular que cierra el tema con una estrofa extra que sorprende a primera escucha. En resumidas cuentas, es la obra maestra de Mango.

Con Dal cuore in poi vuelve a intentarlo en el Ariston en 1987, pero no supera la decimoctava plaza, y no volvería a competir en Sanremo hasta 1990, cuando con el retorno de la orquesta presenta la delicada y cargada de sensibilidad Tu… sì con la que obtiene un meritorio séptimo lugar en una de las mejores ediciones musicalmente de la historia del festival.

Lo mismo sucedería en 1995 cuando presenta otra soberbia canción como Dove vai, pero el gran nivel del festival y el exceso de baladas, característico de los festivales de Pippo Baudo, hacen que se pierda en el número 11.

Ningún álbum de Mango en los 90 bajaba del medio millón de ventas, pero seguía con Sanremo en el punto de mira, diseñando en 1998 su candidatura más ambiciosa y, por qué no decirlo, pensada para ganar de una vez por todas el festival. Junto a la cantante alemana Zenima, una total desconocida que ejercía de corista de Matia Bazar, liderados entonces por su esposa Laura Valente, se presenta en el Ariston con Luce y desde la primera serata se alza como la gran favorita al triunfo. El extraño sistema de votación en el que se fusionaban las dos categorías en la final y prorrateaba lo conseguido noche a noche penalizando a los Campioni dieron al traste con las posibilidades de Mango con una sexto puesto que supo a derrota. Para la historia, una de las actuaciones más brillantes de la década en Sanremo.

Solo dos años después escribe para Mietta la brillante Fare l’amore con ese sonido tan característico de la World Music de Peter Gabriel… y Mango. El resultado es discreto y no supera la decimotercera posición en uno de los festivales más polémicos de la historia por su confuso resultado final y un jurado que anuló al televoto en favor de la Avion Travel cuya historia merecería una película digna de 12 hombres sin piedad.

Habría que esperar hasta 2006 para que Sanremo tuviese de nuevo una composición de Mango, esta vez en la categoría Giovani, que interpretaría otra cantante alemana llamada Helena Hellwig y de la que poco se supo tras su aventura sanremese.

Y nueve años después volvería a competir como solista en Sanremo. Chissà se nevica no estaba pensada con la ambición de 1998, sino para promocionar su nuevo disco de estudio, y para su sorpresa obtuvo el favor del jurado y el televoto acabando en una gran quinta puesto en la final. Esta fue la última vez que el apellido Mango se subía al palco del Ariston.

ANGELINA, EL OJO DERECHO DE PINO

Mango siempre dijo que por encima de su obra artística estaban sus hijos Filippo y Angelina y su mujer Laura Valente, a quien conoció en las sesiones de grabación de Oro en 1983 y con quien se casaría en 2004. Tal y como sucedió con Pino, la profesión de sus padres marcaría a ambos hermanos. Filippo se interesó rápidamente por la batería, mientras que Angelina ya cantaba como lo hacían sus padres. “Para mí cantar, hacer y escuchar música con mis padres era un modo de comunicación”, declaró Angelina recientemente.

Heredaron de su padre su afición por el rock duro y el rock and roll de Rolling Stones y Deep Purple, además del grunge de los años 90 de Nirvana, Soundgarden y Garbage. En la adolescencia forman parte de la misma banda con Filippo de batería y Angelina de cantante. Pronto se encuentran con el apoyo de sus padres para que, sobre todo, disfruten de la música sin obsesionarse con vivir de ella, y siempre que pueden Laura y Pino suben a sus hijos al escenario. El propio Pino se ve reflejado en Angelina y es que su intuición, su criterio y su gusto musical le recuerdan a aquel joven estudiante de sociología que cantaba por afición y sentía la llamada a través de Peter Gabriel. Es su ojo derecho.

A partir de 2014 las navidades nunca serán las mismas para Angelina. Pino Mango había acabado la gira que le llevó por gran parte del país, pero le pidieron participar en el concierto World of Colours que se celebraría el 7 de diciembre a beneficio de los niños de Guinea Bissau. Se iba a dar en Policoro, un pueblo cercano al suyo, Lagonegro, donde al finalizar el recital se reuniría esa misma noche con su familia para pasar las fiestas. El concierto encaraba su final con total normalidad hasta que llegó el momento de interpretar Oro, su gran éxito. Sentado al piano sintió que algo no iba bien, no podía respirar y paró de cantar, pero el público siguió coreando ese himno eterno, y un exhausto Mango pedía disculpas mirando al suelo. No es hasta que los músicos dejan de tocar y los técnicos saltan al escenario que los espectadores no son conscientes de la gravedad de lo que está sucediendo. El vídeo del momento grabado por varios de los asistentes se hace rápidamente viral en las redes sociales italianas hasta que a altas horas de la madrugada saltaba la noticia: Pino Mango había fallecido de un infarto fulminante en pleno concierto.

Mientras se sucedían las muestras de dolor y los homenajes a Mango, tanto en Italia como en España y Latinoamérica, su hermano mayor Giovanni sufría en el velatorio un ataque al corazón que terminaría con su vida solo 24 horas después que Pino. En tan solo 24 horas, Angelina perdía a su padre y era testigo de la muerte de su tío. Aquella adolescente de 13 años que veía la música con cierto desdén, quizás por un exceso de la misma en su casa, se acababa de dar cuenta que su destino no era otro que ser artista. Y un destino que se repetía, porque de nuevo, al igual que pasó con su padre, sería su hermano, batería de rock, quien la empujaría a dar el paso definitivo.

No es hasta 2020 que saca su primer EP de título Monolocale que recibe una buena acogida por parte de la crítica y le permite telonear a Giovanni Caccamo. Después participa en la categoría Giovani de Sanremo 2021 y en el certamen de nuevos talentos del emblemático concierto del Primo Maggio, sin excesiva suerte. Su hermano Filippo, quien está con ella desde el principio siendo el batería de su banda de directo, la inscribe a los castings de Amici di Maria de Filippi, el talent show que más estrellas del pop ha sacado de toda Europa que cuenta con la particularidad de no ser un mero karaoke, sino que los concursantes compiten con sus propias canciones originales.

A partir de ahí el apellido Mango vuelve otra vez a la primera plana. Los jueces y el público se asombran con su manera de cantar y con lo arriesgado de sus composiciones que continúan el legado de su padre de trascender haciendo pop. Finaliza segunda, pero no es más que la antesala de un 2023 que ha sido espectacular para ella convirtiéndose en la gran revelación de la música italiana. Con su EP Voglia di vivere alcanza el número 2 de ventas y el tema que le da el título se alza como una de las canciones del año.

Pero tiene una deuda pendiente con la historia, con su apellido y con su padre: Sanremo. Su fulgurante 2023 ha terminado con el anuncio de su debut en el Ariston en 2024 y la antesala de su primer álbum de estudio. Junto a Durdust y Madame, dos de los músicos más influyentes del momento en Italia, ha escrito la que será su carta de presentación para el gran público, La noia.

Precisamente es 2014 el último en el palmarés de Sanremo con una solista femenina como vencedora. Quien sabe si una década después de la muerte de su padre el destino le tiene guardado ser la primera Mango con el León de Oro… y la primera mujer en una década en conseguirlo.