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JESC 2018: Las 3 claves de la victoria polaca

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Si los números cantaran

JESC 2018: Las 3 claves de la victoria polaca

29 de noviembre de 2018


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¡Por fin Polonia lo ha conseguido! Sus inicios en el festival junior fueron muy discretos y en la versión de adultos no ha contado con las apoyos suficientes para conseguir buenos resultados. Repasamos las claves de esta edición junior: ¿Cómo se ha portado esta vez el voto internacional? ¿Han sido justos los jurados? ¿Ha influido en algo la alta participación de países del Este?

EL VOTO INTERNACIONAL

El año pasado se estrenó en la versión junior del festival el novedoso voto internacional. Este sistema de votación incluye factores no vistos hasta ahora en la edición senior como son la capacidad de votar por el país propio o votar desde cualquier punto del planeta. Veíamos en nuestro análisis sobre el 2017 que este sistema era muy poco discriminante, entendido como poco poder de decisión: otorga puntos muy similares a todos los países lo que impide que puedan modificar sus posiciones con tan poco margen. Ya indicábamos que el Melodifestivalen tenía un problema similar y recientemente se han anunciado cambios en este aspecto.

Volviendo al junior, este año se ha puesto de manifiesto lo mismo: el voto internacional discrimina poco. El mejor para los jurados internacionales, Australia, obtuvo 148 puntos mientras que los peores, Portugal y Gales, recibieron 0 puntos. Esto es una diferencia de 148 puntos. En el caso del voto internacional la diferencia es menor, pues la mejor, Polonia, consiguió 136 puntos y la peor, Serbia, sumó 28, lo que hace una diferencia de solo 108 puntos.

También al igual que el año pasado, aunque aparentemente poco decisivo, el voto internacional ha decidido el ganador. En 2017 hizo ganador a Rusia, que fue segunda para los jurados y este año ha sido el país al que colocaron ¡7º! en la tabla. Ni en la versión senior se había visto algo similar con el televoto. Pero es que incluso la segunda opción del voto internacional fue Francia a la que colocaron 6ª. Realmente da la sensación de un contraste entre los países favoritos de cada lado. Esto ya se repitió el año pasado: Georgia y Rusia fueron los favoritos de los jurados mientras que Países Bajos y Malta lo fueron del voto internacional.

Lo que hemos visto este año es un peligro aparente del voto internacional: si todos los países reciben votos similares pero uno despunta, esto le puede suponer una ventaja considerable. Y este año ha tenido premio para Polonia aunque haya sido con un dramático margen. Además, al repartir tan equitativamente los puntos, este método es que hace casi imposible que un país quede con cero puntos en el marcador final. Se maquillan así resultados muy discretos como los de Portugal o Gales.

Polonia es un país que se ha demostrado estadísticamente favorecido por el televoto y que ya ha protagonizado remontadas como la épica de Michał Szpak en Estocolmo 2016. Contrasta en esto con Malta, país defenestrado por el televoto pero que los jurados tienen en mejor consideración. Este año Malta también ha cumplido con la tradición y recibió 95 puntos menos del voto internacional, la diferencia más grande junto con la de Australia. ¿Qué ha pasado con estos dos países?

LA NORMA DEL IDIOMA

En la entrada El jurado, ¿esa mano inocente? ya hablábamos sobre lo crucial que fue la norma del idioma nacional en Eurovisión durante la época de jurados. Una norma similar se aplica en la versión junior y de ahí parecen haber rascado puntos Australia y Malta de los jurados nacionales. En ambos países el inglés es idioma oficial y al poder usarlo de forma íntegra en sus canciones han sabido captar mejor la atención de los jurados.

Coincidencia o no, los peores resultados de Malta en este concurso han sido cuando incorporaba frases en maltés a sus canciones (2010 y 2017). Australia, por su parte, lleva 4 años seguidos sin bajar del octavo puesto. Irlanda, que se incorporó en el mismo año que el país oceánico solo ha alcanzado el top10 cuando ha mezclado irlandés con inglés. Y aunque quede lejos, el Reino Unido logró una plata y un bronce participando solo en tres ocasiones.

En cuanto al otro idioma que se beneficiaba, el francés le sienta bien a Francia a pesar de solo haber participado en dos ediciones. No puede decir lo mismo Bélgica, a la que le ha funcionado mejor en holandés.

En el lado bajo de la tabla tenemos a la mayoría de países que no incorporaron frases en inglés, como Gales, Serbia y Portugal. Además estos países cuentan con idiomas muy característicos. Como no podía ser de otra manera, los 2 puntos de Serbia de los jurados vinieron de Macedonia, por lo que podemos considerar que hubo tres países a cero de entre 20 países.

DE VUELTA AL BLOQUE SOVIÉTICO

El año pasado señalábamos la importancia del compacto bloque soviético que participa en este festival y en este blog hemos profundizado sobre ellos. A los seis integrantes del año pasado, más el retorno de Azerbaiyán, se les ha sumado Kazajistán. De los ocho 12 que han repartido, 4 se quedaron dentro del bloque, tres fueron a las favoritas Australia (2) y Malta (1) y el restante, el de Kazajistán, se fue a Macedonia.

Este año el bloque no ha sido tan descarado como el año pasado y, por ejemplo, ha dejado a cero a Azerbaiyán, ninguno votó por ellos. Por contra, Rusia y Kazajistán fueron estadísticamente favorecidos por el grupo. Para que nos hagamos una idea de esto, en 2017 el bloque se intercambió una media de 7,47 puntos mientras que este año ha sido de 3,63.

Polonia, la ganadora, recibió una media mejor del resto de países que de los soviéticos, siendo Ucrania su mejor valedor del bloque. De entre los países de cabeza, estos ocho países dieron 68 puntos a Australia, 26 a Francia y 22 a Polonia. Es decir, no se lo pusieron fácil a Roksana. En cuanto al país galo, de los soviéticos recibió 3,3 puntos mientras que del resto se llevó 5,5 y un par de 12. De haber recibido una media similar de los soviéticos ahora lo estarían festejando al otro lado de los Pirineos.

Pero si alguna votación destaca en el marcador, es el 12 de Francia que destinaron a Polonia, el único que recibió, y justo los 12 puntos que finalmente han separado a ambos países.

LAS CLAVES:

– El voto internacional discrimina tan poco que actúa como premio para los países que clasifica mejor
– La norma del idioma nacional favorece el uso del inglés
– El alto número de países soviéticos ha podido afectar al resultado final

Este es el análisis numérico de esta edición. Más allá de él, hemos presenciado una elegante edición con un final no apto para cardiacos. Desde el blog damos la enhorabuena a Polonia que también celebra los 100 años de su independencia. Y en cuanto a España, María Isabel pierde el record de la victoria con mayor número de competidores. ¿Momento para volver a disputarlo?

 

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02/12/2018

¡Fascinante análisis! He podido leerlo tantas veces como he podido para analizarlo a profundidad. Un gran trabajo del autor, felicitaciones.