Nuestro viaje eurovisivo por el Cáucaso acabará en la República de Armenia, Հայաստանի Հանրապետություն. Con una extensión de casi 30.000 km2, parecida a Bélgica, pero menos de 3 millones de población, no es un país muy grande, pero su influencia va más allá de lo que estos números podrían hacernos pensar. Además, esta entrada va a tratar un tema muy cruento pero también insoslayable: la comisión de un genocidio.
En su actual territorio se registran asentamientos humanos desde la Prehistoria. Por ello, con un resumen sin duda excesivo pero con ánimo clarificador, esbozaremos sólo unas pinceladas sobre su periplo a lo largo de los siglos.
La primera referencia a Armenia aparece en el siglo VI a.C., en una inscripción en una cueva situada en el actual Irán. A partir de este momento y hasta la actualidad, el país ha formado parte de numerosos imperios, como el Romano, Persa, Bizantino, Mongol, Otomano y Ruso, pero no de manera continuada, sino gozando de independencia en diferentes períodos históricos. Incluso se menciona el Reino de la Gran Armenia, que alcanzó su máxima expansión entre el 95 y el 66 a.C. Por tanto, los pueblos que se identificaban como armenios siempre tuvieron una referencia histórica que citar, a pesar de que su territorio contemporáneo reflejase tan sólo una pequeña parte de su territorio histórico.
Sin ánimo de desmerecer en ningún sentido, la historia de Armenia podría ser similar a la de muchos países de hoy en día, que han alternado períodos de independencia con pertenencia a imperios. Sin embargo, en su trayectoria hay un hecho distintivo que marca su entrada al siglo XX: el genocidio de 1915.
Los primeros hechos tuvieron lugar el 24 de abril de 1915, conocido como el Domingo Rojo (en armenio: Կարմիր ԿիրակիGarmir Giragi), cuando en Estambul se detuvo a 235 armenios. El número se fue ampliando, y el gobierno de Turquía dio la orden de deportar a todos los armenios. Ello se hizo durante más de un año, con una brutalidad innegable, con marchas de la muerte en las que muchas personas fallecían por hambre y sed, y campos de exterminio donde eran masacrados de forma sistemática y autorizada, y con métodos muy brutales: ahogamientos masivos en el mar, quema de cadáveres, veneno, o inoculación de virus. Todos sus bienes también fueron decomisados. La moderna Turquía nunca ha reconocido el genocidio armenio, pero la mayoría de los estudiosos sí aceptan que los hechos llevados pueden ser calificados con este nombre tan atroz, en el que murieron entre un millón y medio y dos millones de personas.
Escribir sobre un genocidio nunca es fácil, y no es este el ámbito más adecuado, pero no puede obviarse por su trascendencia en los acontecimientos del siglo XX. Según Karl Marx, «la historia se repite dos veces: primero como tragedia y después como farsa». Pero en ocasiones, la farsa puede ser incluso más terrorífica que la tragedia original.
Gran marcha, campos de concentración, venenos, trenes rebosantes de personas que morían en el trayecto, confiscación de bienes, experimentos con la población… Es casi imposible no relacionarlo al genocidio del pueblo judío llevado a cabo por la Alemania nazi. Por desgracia, no es una relación infundada. Según fuentes fidedignas, en un discurso a sus oficiales pronunciado el 22 de agosto de 1939, en el que Adolf Hitler formuló los planes para la solución final, uno de sus argumentos ante las protestas de sus oficiales por la magnitud de lo que el Führer exponía fue: Wer redet heute noch von der Vernichtung der Armenier? Es decir: ¿Quién habla todavía hoy del exterminio de los armenios?
Su terrible resultado puede comprobarse observando los territorios en los que se asentaba población armenia en 1915 y 2024, y vemos que la extensión se ha reducido a la actual República, con el territorio de Nagorno-Karabaj y algunas regiones de la vecina Azerbaiyán.
Nadie ha expresado mejor que el cineasta de origen armenio Atom Egoyan el sentimiento que dejó el genocidio en la población armenia. En su film Ararat (2002), Charles Aznavour interpreta el papel de Edward Saroyan, un director armenio que dirige una película sobre el genocidio, y en una conversación con un joven armenio que trabaja en su película se refiere a los turcos de esta manera:
Joven, ¿sabes lo que todavía causa tanto dolor? No es la gente que perdimos, o la tierra. Es el saber que pudimos ser tan odiados. ¿Quiénes son esta gente, quién pudo odiarnos tanto? ¿Cómo pueden negar todavía su odio? ¿Y con ello odiarnos… odiarnos aún más?
Atom Egoyan - Ararat (2002)
En 1918 se creó la República Democrática de Armenia, de breve duración, ya que en 1920 fue invadida por el ejército soviético, y en 1921 se incorporó a la Unión Soviética con sus actuales fronteras, pero con grandes pérdidas territoriales en favor de Turquía y sobre todo de Azerbaiyán, que pasó a controlar el territorio de Nagorno-Karabaj.
Durante la época soviética, Armenia se vio beneficiada desde el punto de vista económico por la ayuda recibida desde la Unión, que le permitió desarrollar su industria y agricultura. Además, se mantuvo la paz con sus vecinos, especialmente con Turquía, protegida por el Telón de Acero entre la Europa Occidental y la Oriental, y con Azerbaiyán, impuesta desde Moscú con mano de acero y guante de seda. Esta época de paz relativa no pudo ocultar numerosas denuncias por parte de Armenia, que acusaba a la vecina Azerbaiyán de no respetar los derechos de la población armenia en su territorio. La tensión acabó desembocando en un conflicto armado, entre 1988 y 1994, cuyo inicio se fecha poco antes de la independencia de ambas ex-repúblicas soviéticas en 1991. El final de este episodio bélico concluyó con la ocupación armenia de la región de Nagorno-Karabaj y los territorios azerís situados fronterizos con ella, como ya vimos en el mapa de la entrada de Azerbaiyán.
Fijándonos en Eurovisión, observamos que refleja perfectamente la tensión entre ambos países. Armenia debutó en 2006, dos años antes que su país vecino. Su primer representante, André Sergeyi Hovnanyan, artísticamente conocido como André y nacido en la región del Nagorno-Karabaj, ocupó un meritorio octavo puesto, y durante los primeros cinco años de su participación, Armenia consiguió figurar cada año en el Top 10 del Festival.
Armenia 2006: André - Without Your Love
En 2008 -año en que debutó Azerbaiyán-, Sirusho consiguió la que a día de hoy sigue siendo la mejor posición de Armenia en Eurovisión, un cuarto puesto con la canción Qele Qele. El Festival del año siguiente es un espejo de las rencillas entre ambos participantes. Las representantes armenias fueron las hermanas Inga & Anush, que con su canción Jan Jan consiguieron un meritorio noveno puesto. Podemos disfrutar de esta gran interpretación, pero también es necesario mencionar la gran polémica que causó entre los dos vecinos enfrentados y que involucró a la representante del año anterior.
Armenia 2009: Inga & Anush - Jan Jan
Todo el revuelo surgió porque en el vídeo de su presentación se mostraba una imagen de una escultura que representa una pareja de ancianos armenios, llamada Nosotros somos nuestras montañas (Abuelo y Abuela), que está situada en Stepanakert, la capital de Nagorno-Karabaj. Fue construida en 1967, y representa un símbolo de la resistencia y cultura armenia.
A pesar de que tuvieron que retirar esta imagen ante las protestas de la delegación azerí, Sirusho -portavoz en la votación de 2009- sostuvo una carpeta donde podía contemplarse dicha escultura, que también se podía ver en la pantalla del fondo.
Votación de Armenia en Eurovisión 2009
Hemos mencionado que para Azerbaiyán se consideró una provocación, pero no podemos olvidar que en esos momentos Armenia se sentía fuerte. Había ocupado el área del país vecino situada entre su propio territorio y Nagorno-Karabaj, además de la práctica totalidad de esta región. Por primera vez se consideraba que los modernos territorios armenios estaban bajo la soberanía del país.
Un detalle menor, pero que también muestra la confianza del país en el tablero de juego de ambos contrincantes, son las votaciones en Eurovisión. En el año 2008, Armenia otorgó dos puntos a la canción debutante de Azerbaiyán en la semifinal, y en 2009 un punto en la final a la pareja azerí Aysel & Arash. Desde entonces, Armenia nunca ha vuelto a otorgar ningún punto a su vecino, quien tras coincidir en dieciocho participaciones (en la final o semifinal), todavía no ha votado a Armenia.
La canción que representó al país en el año siguiente también tenía un profundo significado. Apricot Stone le cantaba a uno de los símbolos de Armenia -el albaricoque-, que además representa la franja amarilla de la bandera del país. Durante la actuación, podemos ver cómo se plantaba una semilla que acababa convirtiéndose en un poderoso árbol, que representaba a Armenia.
Armenia 2010: Eva Rivas - Apricot Stone
En el año 2011 no se clasificó por primera vez para la final, con Emmy y su Boom Boom. Paradójicamente, fue el año de la victoria de Azerbaiyán con Ell & Nikki, lo que significaba que la edición siguiente se celebraría en este país, en el que los ciudadanos armenios tenían prohibida la entrada (recordemos que una parte de Azerbaiyán estaba ocupada por las tropas armenias). El presidente azerí comunicó que se levantaría el veto para los participantes en el Festival, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto, y en marzo la emisora AMPTV anunció que se retiraba del evento por primera vez en su historia.
Tras el retorno al Festival en 2013 y conseguir repetir su mejor clasificación en 2014 con Aram MP3, al año siguiente la AMPTV se implicó en un experimento de lo más rocambolesco. Su canción, titulada Don’t Deny, fue tachada por muchos países de tener contenido político ya que trataba el tema del genocidio armenio, cuya existencia niegan muchos países -en especial Turquía y Azerbaiyán-. Desde la televisión armenia se manifestó siempre que se trataba de un canto a la esperanza y la reconciliación entre pueblos. Finalmente, la UER obligó a cambiar el título y se escogió Face The Shadow, aunque el título original se mantiene en el estribillo de la canción.
Don’t deny Ever don’t deny Baby don’t deny
Armenia 2015: Genealogy - Face the Shadow
La canción se presentó en el centenario del genocidio del pueblo armenio, y quería representar a la diáspora que éste había sufrido durante todo el siglo XX. Por ello, se formó un grupo ex profeso para interpretarla: Genealogy, formado por seis personas, cada una representando a los armenios de una parte del mundo: Essaï Altounian (Francia/Europa), Inga Arshakyan (Armenia), Tamar Kaprelian (Estados Unidos/América), Mary-Jean O’Doherty Vasmatzian (Australia/Oceanía), Vahe Tilbian (Etiopía/África) y Stephanie Topalian (Japón/Asia). Como podemos ver en el siguiente mapa, ciertamente podemos encontrar población de origen armenio en prácticamente todo el mundo.
Al año siguiente, 2016, se produjo una de sus actuaciones más recordadas: Iveta Mukuchyan con su Love Wave. Más allá de la indudable calidad y cuidada realización, su participación tensionó un poco más las relaciones ya de por sí difíciles entre Armenia y Azerbaiyán.
Armenia 2016: Iveta Mukuchyan - Love Wave
¿El motivo? Iveta sostuvo durante las votaciones la bandera de Nagorno-Karabaj, que en aquellos momentos había declarado su independencia con el nombre de Artsaj.
Un gesto que en ningún caso puede considerarse como intrascendente, ya que tan sólo cinco semanas antes del Festival, el ejército de Azerbaiyán recuperó parte del territorio ocupado por el armenio. Desde ambos países se magnificaron el número de muertes del oponente y el territorio conquistado o defendido, pero a través del contraste de datos y de fuentes independientes, pueden contabilizarse varios centenares de muertos por cada bando, incluyendo población civil. Por lo tanto, el gesto de Iveta tuvo un claro componente político de afirmación de la pertenencia de Nagorno Karabaj / Artsaj a la República de Armenia.
Aquí empezó el declive para ambas potencias y los siguientes años en el Festival no fueron muy exitosos. Armenia ocupó un puesto 18 en la final de 2017 y por dos ocasiones no se clasificó. Cabe mencionar su primera canción íntegramente en idioma armenio en el año 2018, interpretada por Sevak Khanagyan: Qami (Քամի), que podemos traducir como el Viento que da alas al intérprete para perseguir sus sueños.
Armenia 2018: Sevak Khanagyan - Qami
La canción para el malogrado festival de 2020 era Chains on You, de Athena Manoukian. Aunque en unas primeras declaraciones se optaba por mantener la intérprete para el Festival de 2021, finalmente Armenia decidió no participar en este evento. El motivo fue la ofensiva de las tropas azerís sobre el territorio que controlaba el ejército armenio, que finalmente fue expulsado del país. Ello llevó incluso a un golpe de estado en Armenia, que el primer ministro supo contener, dimitiendo y convocando unas nuevas elecciones que finalmente volvería a ganar.
Su regreso al Festival en 2022 tuvo un éxito inesperado a posterior, que ni siquiera se intuyó en el mismo día del concurso. La cantante Rosa Linn y su canción Snap ocuparon el puesto 20 en la final de Turín. A pesar de que es un resultado discreto, tras su paso por el Festival la canción se volvió viral en TikTok, lo que llevó a millones de visualizaciones en YouTube y reproducciones en Spotify. Con ello, se convirtió en la segunda canción más escuchada de toda la historia de Eurovisión, y se situó en las listas de éxitos de países como Austria, Países Bajos, Irlanda, Noruega, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, convirtiendo a Rosa Linn en la artista armenia más popular fuera de sus fronteras.
Armenia 2022: Rosa Linn - Snap
La situación política del país fue estable desde la reelección de su presidente en el año 2021. Pero fuera de sus fronteras, en Nagorno-Karabaj, la población tuvo que enfrentarse a un nuevo éxodo. Antes del año 2020, se contabilizaban unos 100.000 armenios que vivían en esta región, y en 2023 y 2024 un 99 % del total huyeron a la vecina Armenia. Tras la victoria del ejército azerí en la ofensiva de 2023, el gobierno de la autoproclamada República de Artsaj declaró la disolución de todas sus instituciones y su total reintegración a Azerbaiyán, que se produciría oficialmente el 1 de enero de 2024.
Desde Bakú se afirmó que no se tomarían represalias, pero la realidad dista mucho de estas declaraciones, ya que entre sus primeras acciones se cuenta la suspensión de las conversaciones de paz que se llevaban a cabo en Bruselas y Washington, y el encarcelamiento de los políticos del ya disuelto gobierno de Artsaj. Paralelamente, se llevó a cabo el saqueo y destrucción sistemática de monasterios y monumentos de cultura armenia, así como los símbolos políticos o históricos del país. Podemos observarlo en el siguiente vídeo de France24, que aunque nos aleja de Eurovisión, nos ofrece más luz sobre estos vecinos del Cáucaso y, más concretamente, sobre la política azerí.
France 24, septiembre 2024 - One year on, Baku seeks to erase Armenian past of Nagorno-Karabakh
Esta ha sido una de las entradas más difíciles de escribir. Empieza con un genocidio, y acaba con una limpieza étnica. En este contexto, Eurovisión nos aparece como un tema menor, pero también realza una de las grandes virtudes y oportunidades del Festival: nos ayuda a conocer y comprender los acontecimientos que se desarrollan en algunos lugares de los que nos llegan pocas noticias. Una vez más, constatamos que el Festival es una ventana al mundo para muchos países, a la que podemos asomarnos para conocer el trasfondo de la historia que nos cuentan sus canciones.
Acabemos con un toque más alegre: la última participación de Armenia en Eurovisión. Tan solo por segunda vez en su historia se realizó íntegramente en idioma armenio, clasificándose para la final y en la que además ocupó un octavo puesto. Un gran éxito sin duda para el dúo Ladaniva (Լադանիվա), formado en Francia por la cantante armenia Jaklin Baghdasaryan y el músico francés Louis Thomas.
La canción Jako se refiere al apodo de Jaklin y en ella nos cuenta cómo la sociedad nos quiere forzar a comportarnos y vestirnos de una manera, a lo que ella se enfrenta para encontrar su parte más real y desacomplejada. Un triunfo para ambos músicos, que nos regalaron una de las canciones más alegres del Festival de 2024 y que nos permite despedir esta entrada con un toque de optimismo.