En una conferencia de prensa en Pekín, China, el presidente ruso Vladimir Putin se ha compadecido sobre la celebración de la 62ª edición de Eurovisión: “Las actuales autoridades de Kiev no son capaces de llevar a cabo acontecimientos de esta magnitud”. El mandatario ha querido zanjar, al mismo tiempo, el culebrón eurovisivo con Ucrania, “no haber formado parte del festival de este año ha sido la decisión más acertada”, y ha reafirmado la candidatura de la artista rusa Julia Samoylova para el certamen de Lisboa 2018.

Preguntado sobre la retransmisión del concurso, el dirigente ruso ha aseverado que “todo el que ha querido ha podido ver Eurovisión a través de Internet”, a pesar que la televisión pública del país Channel One rechazara la emisión de la superproducción europea el pasado 13 de abril, ya con la insalvable prohibición ucraniana a la intérprete Julia Samoylova y la negativa rusa a aceptar la “alternativa” de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), la actuación de la artista vía satélite desde Moscú.

El Grupo de Referencia del ente europeo decidirá sobre el futuro de Ucrania y Rusia en Eurovisión el próximo 12 de junio. De acuerdo con el jefe del órgano directivo de la red europea, Frank-Dieter Freiling, en una entrevista para la cadena alemana ZDF, la UER podría sancionar a ambos países, incluso con la expulsión temporal del concurso, hasta 3 años, es decir, no concursarían hasta pasada la edición de 2020, por haber secuestrado la competición de este año y utilizarla como herramienta de confrontación. Concretamente se castigaría: