Más de un millón de portugueses ya han visto Sem fazer planos do que virá depois, documental de los productores Nuno Galopim y Miguel Pimenta, que sigue el periplo de la estrella del jazz Salvador Sobral, su hermana Luisa y la delegación portuguesa, una retrospectiva del éxito desde el último Festival da Canção de la televisión lusa hasta la victoria de Portugal en Eurovisión 2017 donde el artista portugués se ganó el corazón de todos los telespectadores por su carismática voz y la autenticidad y simplicidad como mantras.

El documental viaja al 1964, cuando nace el Festival da Canção para elegir al representante luso de Eurovisión, un concurso que cautivó a los grandes nombres de la música portuguesa, hasta que el formato falleció de éxito. Ya en 2016, “decidimos parar para pensar y renovar”, asegura Nuno Artur Silva, administrador de la RTP. La dirección de la cadena lusa se reunió con varios productores, críticos musicales y aficionados. “En esta nueva etapa, queremos hallar buenas canciones”, reconoce en el film Carla Bugalho, responsable de la delegación en Eurovisión.

El reportaje no solo revisa el pasado pisado, también el más inmediato, de cómo la compositora Luisa Sobral gestó la canción que daría el triunfo a Portugal, tras las 48 participaciones de la emisora lusa en el concurso europeo: un tema y rémora a la música de los festivales de antaño sobre el amor desigual y el altruismo. La canción fue creada a partir de la experiencia de la autora, y a pesar de una reacia respuesta inicial de Salvador, “estás completamente loca”, de dicha candidatura se iría conformando un fenómeno mediático sin precedentes.

Salvador caminó de la propia infravaloración al éxito en el Festival da Canção. Los profesionales que trabajaron en la producción de la RTP y los mismos contricantes del músico de jazz elogiaron su genuidad. No obstante, también fue muy criticado, e incluso insultado por las redes sociales, por su físico y la dolencia que padece. La fiebre por el lisboeta crecía progresivamente en la comunidad internacional, que celebraba su victoria nacional. “¿Y ahora?”, se preguntaba Salvador tras ganar en su país.

Luisa, Salvador y la delegación portuguesa creyeron que el éxito de Amar pelos dois no traspasaría fronteras, pero se equivocaron: “Nunca se nos pasó por la cabeza ganar”, confiesa Bugalho. La alfombra roja, “un circo al que fue librado Salvador”, asegura el blogger luso, Bernardo Pereira, asombró, sin dudas, a la delegación portuguesa, que protegió a su representante de la histeria colectiva, los aficionados y la prensa acreditada. Fue entonces cuando la emisora de Portugal empezó a tomar conciencia de su posible y épica victoria en Eurovisión.