La junta directiva de la televisión pública rumana ha aprobado por consenso su continuidad en Eurovisión, a pesar de su polémica participación en la última edición del festival y su airada reacción a posteriori. La TVR, no obstante, sigue insistiendo en posibles acciones legales contra la Unión Europea de Radiodifusión por anular la votación de su jurado en la segunda semifinal y la gran final de Turín y los daños causados a su imagen. En otro sentido, la prensa rumana también señala que la millonaria deuda acumulada por el canal estatal, la cual motivó su expulsión del organismo y su destierro en Estocolmo 2016, ha sido por fin saldada.

EL ESCÁNDALO DE LAS VOTACIONES DE EUROVISIÓN 2022 

Tal y como recordaréis, la Unión Europea de Radiodifusión canceló la votación de los jurados de Rumanía, Azerbaiyán, Georgia, Montenegro, Polonia y San Marino, tanto en la segunda semifinal como en la gran final, después de que la consultora del festival y otra independiente verificaran irregularidades. Su puntuación se sustituyó por un algoritmo creado por los resultados globales de su bloque geopolítico, también utilizado para el sorteo de las semifinales en base a patrones históricos, como recogen las normas del concurso previamente aceptadas. Las seis delegaciones negaron la acusación, siendo especialmente duras en sus declaraciones la rumana y la sanmarinense, si bien todas las televisiones en la actualidad, salvo la TVR, parecen haber pasado página de cara a la galería.

La tormenta mediática, y algunos salidas de tono de las televisiones implicadas, obligaron a la UER a sacar los papeles que no dejaron demasiado lugar a la imaginación. Concretamente Azerbaiyán, Georgia, Rumanía y San Marino votaron a sus cinco “rivales” en el top 5; Montenegro en el top 6 y Polonia en el top 7. Rumanía y San Marino, además, se intercambiaron entre ellas los 12 puntos, al igual que Azerbaiyán y Georgia. Por si hubiera pocos helados en el carrito, se observó que los 15 jurados nacionales restantes de la segunda semifinal solo clasificaron en el top 6 a uno de estos seis países, a Azerbaiyán, tercera; y dejaron en el bottom 6 a cuatro, a rumanía, decimotercera; San Marino, decimocuarta; Georgia, decimoquinta, y Montenegro, decimoséptima y antepenúltima. La organización del festival declaró que un patrón de esta magnitud no tiene precedentes históricos.

El Grupo de Referencia de la UER, ante las sospechas, anuló la composición de los jurados, idéntica en la semifinal y en la final, y afeó en directo el comportamiento de algunos de estos países impidiendo intervenir a sus portavoces y evidenciando al público los trapos sucios que otras veces se lavan en casa, como en el caso rumano. En la gran gala del sábado noche, Azerbaiyán, Georgia y Polonia hubieran otorgado a la ganadora Ucrania sus 12 puntos, San Marino a Italia, y Rumanía a Moldavia, mientras que Montenegro no hizo pública su puntuación “original”. En la semifinal, los 10 países clasificados para la final hubiesen sido exactamente los mismos.

LO QUE DICEN LAS REGLAS

Las normas de Eurovisión señalan cinco supuestos que definen un voto sospechoso.

• Desviación de la norma: Si la votación de un jurado es claramente opuesta a la de los demás
• Patrones de votación: Si las puntuaciones de los jueces son coincidentes
• Patrones recurrentes de votación: Si el punto anterior se extiende entre países
• Irregularidades: Si los jurados no siguen los criterios de votación
• Beneficiarios: Si los puntos anteriores favorecen a algunos países en concreto

Si se dan dos o más puntos, analizados por la consultora oficial de Eurovisión, con 17 años de experiencia, y verificados por la auditora externa, la votación queda automáticamente anulada.

EL “REFERÉNDUM” RUMANO

Referéndum es un programa de la TVR en la que semana a semana se debate sobre un tema de actualidad, con la presencia de expertos invitados y la participación de los espectadores con sus votos a favor o en contra del asunto a tratar. Poco después del festival de Turín, se emitió una edición sobre la participación rumana y la polémica de las votaciones, con opiniones peregrinas y claramente tendenciosas en contra de Eurovisión. A pesar de los pesares, la audiencia y la movilización de los eurofanes decantaron la balanza a favor de la continuidad en el certamen con un 56% de los votos, frente al 37% en contra y el 7% no interesados en el tema.