El espíritu de la deportación de los tártaros de Crimea ordenada por el dictador soviético Iosif Stalin durante la Segunda Guerra Mundial ya está encarnado en el videoclip oficial de 1944, la canción con que Jamala conquistó el triunfo para Ucrania en la pasada edición del festival.

Filmado en Chernivtsi, región del oeste del país, dirigido por Anatoliy Sachivk y filmado por Nikita Kuzmenko, con quienes reconoce ““ha sido un placer trabajar”, la naturaleza le brindó los elementos idóneos para reflejar la historia que plasmó sobre el escenario de Estocolmo evocando una situación familiar personal.

En concreto, el videoclip se rodó en una antigua base militar en la montaña Tomatik y en él Jamala recrea los mismos movimientos con que envolvió su actuación eurovisiva, destilando el apesadumbramiento de la barbarie que trata de censurar bajo una espesa niebla y un fuerte viento. “Nos llevó dos horas subir a la montaña y aún más tiempo descender”, recuerda. Ello, en medio de una intensa lluvia y frío y la ayuda de la gente del pueblo, que se agolpó y ayudó en lo que pudo ofreciendo a los participantes miel y té de hierbas.

La historia que narra sigue presente ya que los tártaros de Crimea han denunciado que después de que Rusia se hiciera con el control de la península en 2014 la situación para ellos ha empeorado de manera significativa. A finales de abril el Tribunal Supremo de Crimea prohibió las actividades del Medzhlis (la asamblea popular tártara), al que calificó de organización extremista por negarse a aceptar la anexión rusa de la península ucraniana.

Jamala se ganó el corazón de público y jurado, que le colocaron en una segunda posición cuya media de puntuación le permitió llevarse el micrófono de metacrilato y desde entonces ha estado viajando por Europa promoviendo su música, canciones y, cómo no, Ucrania. Todo ello a la espera de ejercer como jurado en la próxima preselección ucraniana. 1944 se incluye en el álbum de mismo título disponible a nivel internacional desde junio, formado por doce canciones de las que nueve son en inglés y tres en ucraniano, un trabajo muy personal que “refleja mis pensamientos y sentimientos en este momento”. “Las canciones hablan de la búsqueda del camino a casa, la soledad, el amor y la esperanza por un futuro mejor”, sostiene Jamala.