Nada que ver con Atenas, Helsinki o Belgrado. Glasgow, ciudad industrial y gris, acoge mañana el Festival de Eurovisión de Baile y, o vienes a propósito, o no te enteras de que aquí hay un certamen eurovisivo. Ningún cartel en el aeropuerto, como es habitual encontrar en las ciudades que albergan los Festivales de Eurovisión, ni por la ciudad, ni siquiera en el propio Scottish Exhibition Conference Centre (SECC). Sólo un pequeño letrero anuncia el desk accreditation en la entrada del Hall 3. 

Estresada no parece estar la típica escocesa de piel blanca y mofletes rojos que atiende a los pocos que llegamos al SECC en ese punto de acreditación de periodistas. No estamos en el listado de prensa acreditada, pero la buena mujer no nos pone ningún impedimento y nos hace la acreditación oportuna, una P1.

En el centro de prensa, donde me ubico en estos momentos, me acompañan Fotis de oikotimes.com, otro chico rubio que parece nórdico, y un señor, que por su pinta, debe ser de Azerbaiyán por lo menos. Dos periodistas, féminas, con un look muy cool acaban de salir, una es austriaca y la otra finlandesa, de la YLE. En total, puede haber en torno a 50 periodistas acreditados. Acostumbrados a la marabunta en que se convierte el press centre durante el Festival de Eurovisión, esto es paz y tranquilidad. Insisto, nada, pero nada que ver.

De momento, solo os puedo contar que, al igual que en Belgrado, a los ganadores de este Festival se les entregará un trofeo realizado por Brodie Nairn y Nichola Burns del Estudio Glasstorm en Tain (Escocia). Los ensayos de las 14 parejas se suceden intensamente, y hoy tanto a las 14.00 horas como a las 21.00 horas habrá ensayos generales de la final de mañana.

Ah, parece ser que la pareja azerí, Eldar y Anna, han anunciado que contraerán matrimonio si ganan el certamen. Lo que no queda claro es qué harán si no ganan. A ver si me los encuentro por uno de los mil pasillos que tiene el SECC y les pregunto.

Otra anécdota. Comparte hotel conmigo, Munro Forbes, el comentarista de los festivales de Eurovisión para la televisión de Chipre, y durante el desayuno me preguntaba por la incomprensible retirada de TVE de este festival. Al igual que en España, en Europa parece que la gente empieza a alucinar con las decisiones de nuestra queridísima televisión pública.

Forbes me decía que no entiende cómo siendo TVE una televisión pública puede adoptar posturas de tal calado, ya que debería representar los intereses de todos los españoles. Razón no le falta, pero, como yo le dije, nos encontramos ante la inesperada y poco profesional TVE, y más siendo Eurovisión.