¿Va a ser Eurovisión 2025 la edición más ‘sexy’ de la historia del Festival?

En 2025 se cumplen 69 años desde la creación de nuestro querido festival, un número que en la cultura popular ha adquirido una connotación sexual y, casualidad o no, en esta edición varias delegaciones se han puesto «picantonas». ¿Cuántas posibilidades hay de que coincidan en un mismo año dos canciones que tratan de la eyaculación? Por-no hablar de Miriana Conte, que quería servir kant («c*ño» en inglés, «canto» en maltés) dando botes sobre una pelota de yoga. Lástima que, presuntamente siguiendo órdenes de la BBC, la UER le haya dicho a Miriana que no puede decir obscenidades en el escenario de Eurovisión, aunque no dudamos de que el público de Basilea haga su trabajo. Y es que la situación de Miriana ha pillado de sorpresa a muchos, pues, y lo vamos a ver a continuación, no es la primera (ni será la última) referencia sexual que se hace sobre el escenario de Eurovisión.
No enciendas las luces al anochecer
Nos vamos a remontar a lo que para algunos es la Prehistoria: el año 1962. No es por tirar de tópicos, pero realmente eran otros tiempos. No estaba bien visto, y mucho menos en una señora, hablar abiertamente de sexo, pero Lola Novaković, de la extinta Yugoslavia, se atrevió a narrar, de forma muy poética, un encuentro nocturno entre dos amantes. Aunque, lógicamente, no se nos da muchos detalles de las acciones de la pareja, lo podemos intuir por la letra tan evocadora.
En la cálida oscuridad de la habitación, dos cigarrillos, dos pequeñas luces están cada vez más cerca. La noche está hecha para ellas.
¿Incesto?
A finales de los años 60 en cambio se empezaron a escuchar auténticas atrocidades, letras realmente turbias, como la de La Source de Isabelle Aubret, que habla de una violación. En la década siguiente, también en francés, Anne-Marie B defendió su mayoría de edad lanzando reproches a su hermano mayor Jacques, quien no le dejaba tener relaciones con sus amigos, ya que él la consideraba todavía una niña. Hasta aquí todo más o menos normal, pero es que luego pasó a insinuar que se acostaba con él, y no precisamente porque le daba miedo la oscuridad.
Sin ti yo sería una monja. Oigo las campanas, es mi corazón que late cuando te espera, Me he pintado los labios de rojo y he perfumado mi fiebre […] No duermas tanto tiempo, hermano Jacques.
Envidia de un perro
Ampliamos un poco el apartado de filias, fobias y excentricidades para adentrarnos sigilosamente en los ochenta y porque toda excusa es buena para recordar Fantasiaa, de Ami Aspelund. La letra habla de una mujer que se encuentra a un desconocido en un parque, tiene un crush en él y desea con todas sus fuerzas convertirse en el perro del extraño para que sus manos puedan acariciarla. Aunque es un temazo, Ami reniega de él, porque entró a formar parte de una congregación religiosa (junto con su hermana Monica) y allí le dijeron que dejara tranquilos a los perros.
¿Es acaso esto una ensoñación o el inicio de un crush? Acaricia a su perro y lo observo con envidia. No se escucha nada en el parque ni veo a nadie. ¿Estaré soñando?
Ay, ¿qué haríamos sin los hombres?
Eva Santamaría (que no se llama así, sino que cogió su apellido artístico de su lugar de nacimiento: El Puerto de Santa María) fue elegida internamente por RTVE para representarnos en Millstreet 1993 con lo que, en un principio, parecía que iba a ser un manifiesto feminista, para luego dar una vuelta de tuerca y decir que, si no hubiera hombres, las mujeres se sentirían muy solas y no podrían suspirar ni enloquecer. Bueno, no hay que olvidar que la canción la escribió un hombre, encima con un apellido muy heterosexual: Carlos Toro, también letrista del Resistiré, que tantas veces hemos escuchado a raíz de la pandemia. Carlos echó el ojo a Eva y le grabó un disco en Los Ángeles, titulado A buen puerto, en el que se incluyó Hombres, el tema del que hemos hablado y con el que se marcó un hito: la palabra «sexo» fue pronunciada por primera vez en una candidatura de Eurovisión.
Ponen el cerebro, nunca el corazón; vuelan como cuervos a tu alrededor y al sexo llaman amor.
Un paso (adelante)
La austriaca Bettina Soriat tiene, además de la simpatía de toda una provincia española, un piquito de oro. Su participación en la edición de 1997 no fue particularmente memorable (quedó 21ª con tan solo 12 puntos), pero se pasó el juego con esta frase: «El sexo contigo pasa tan rápido como la nave Enterprise», dijo la tía, y se quedó tan ancha. Creemos que los fans de Star Trek no estuvieron muy atentos, o igual es que no sabían alemán (no os dejéis engañar por el título, One Step), porque de lo contrario, aquellos que podían votar (que, también hay que decirlo, no eran muchos), hubieran entregado a esta maravilla de verso todo su dinero.
Oh… el sexo contigo pasa tan rápido como la nave Enterprise. A la velocidad de la luz me enfrías. Así no es como lo quiero.
Un baile final lleno de excesos y lujuria
Podemos decir sin miedo a equivocarnos que la edición de 1997 le echa un buen pulso a Basilea 2025, porque si hubo una actuación que rebosó sensualidad fue la de Paul Oscar. Este icono LGBTIQ+ de Islandia prácticamente montó un videoclip en el escenario de Dublín con cuatro mujeres vestidas de látex jugando insinuantemente en un sofá tras él. Una puesta en escena que ha pasado a la historia a pesar de su discretísimo puesto 20 (de 25).
Champán de cristal, perlas, porcelana. Diamantes para cenar, amor de postre. Si amo hoy, mañana saldrá en los periódicos. Tomo un baño de burbujas, ahogo mis penas.
Exhibición de brazos
Otra edición que casi supera a Basilea en número de actuaciones guarrillas fue la de Turquía, curioso teniendo en cuenta lo gay y sexualizado que le parece el certamen a Erdoğan. Aunque la edición que acuñó el eslogan awakening fue la de 2005, en 2004 tuvo lugar EL awakening para muchos, porque Grecia eligió internamente a Sakis Rouvas, cuyo Shake it parecía promocionar más a una marca de batidos que a él como cantante. No obstante, mucho no importó la calidad de la canción, su arms reveal fue suficiente para que cientos levantaran el teléfono, y otras cosas que no vamos a nombrar aquí. Como sabréis, volvió a lucir palmito en 2009, pero en esa ocasión sí competía con canciones de verdad y no pudo llevarse otra medalla de bronce.
Otro que fue bastante fresco ese año fue Deen, que convirtió el Abdi İpekçi Arena en una discoteca. Su estilo ya lucía desfasadísimo en 2004, pero no hay nada como ver a una persona que se cree que sabe bailar dándolo absolutamente todo. Su graciosa interpretación quedó a las puertas del top 10. En 2016 regresó al festival, más comedido, pero mucho menos disfrutón, y esta vez también se quedó a las puertas, pero de pasar a la final, lo que demuestra mi punto.
¡Vivan las ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-mariliendres!
Nanani nananaina
Llegamos a 2006, y además se nota, porque Ninanajna es un europetardeo de los que solo pueden vivir en libertad en la década de los 2000. Se ha encontrado alguno en cautividad, pero la nostalgia que despiertan no es igual. Ninanajna no podría publicarse en 2025 o, por lo menos, petarlo tanto como lo petó. Hasta ese momento fue el mejor resultado de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, otro nombre que ya empieza a despertar sentimientos parecidos a los que teníamos hace unos años cuando mencionábamos a Yugoslavia. Una jovencísima Elena Risteska nos hizo movernos (aunque al final de la canción teníamos la cabeza como un bombo) y nos perreó en prime time, y es que no olvidemos que podía a hacer que Beyoncé y Shakira bailaran para nosotros, aunque bueno, lo complicado hubiera sido que hiciera bailar a Céline Carzo.
Cumpliré tus fantasías, haré que tus sueños se hagan realidad, pero si quieres ninanai conmigo te diré lo que tienes que hacer.
Alex hace swing y Oscar canta
Este peculiar dúo no hubiera llamado mucho la atención en Moscú si no hubiera sido por la aparición estelar de la vedette Dita von Teese, que aportó glamour a una actuación que parecía gestada en un taller de reparación. Para estar a la altura, el vocalista se desabrocha los botones de la camisa y empieza a mirar con cara de baboso a la modelo, quien le dedica una sonrisa forzada mientras piensa: «¿por qué habré dicho que sí?» Menos mal que al año siguiente salieron a cantar Chanée & N’Evergreen por Dinamarca y todo el mundo se olvidó de la química inexistente que tenían.
Cuando siento el roce de sus dulces labios sé que me va a dar el beso del diablo
Cuando Cupido tuvo miedo de salir a la calle
Svetlana Loboda fue una de las máximas exponentes del barroquismo eurovisivo, una diva de las de antaño que cuando le preguntas: «¿cuánta pirotecnia, luces y props quieres?» responde: «sí». Ya lo avisaba el subtítulo de la canción, anti-crisis girl. Hasta resulta ofensivo viendo el percal actual. El caso es que Loboda quería encontrar una cita para San Valentín, pero no para que le regalaran flores o bombones, no. Ella, como Rosa de España, quería que le empotraran contra la pared. Y cualquiera dice que no a una señora capaz de hacer la rueda con una pequeña ayudita de unos maromos vestidos de gladiadores.
Eres tan sexy (bom). Me vuelves loco (bom). Vamos a hacer el bom bom*. ¿No es increíble? (bom)
*nos consta que no era repostera
Cásate conmigo, cariño
Otra que iba con la sexta marcha puesta era Krista Siegfrieds, abanderada finlandesa en 2013. Cualquiera que la viera out of context diría que se ha equivocado de celebración, o que hubo un error con el vestuario, pero no: ella se quería casar, el escenario de Eurovisión fue su altar y el mundo fue su iglesia. La verdad es que se trató de una boda muy divertida y canalla, con beso lésbico incluido.
Soy tu esclava y tú eres mi dueñ@. Ven cariño, dame una oportunidad.
Cremando mantequilla y lo que surja
¿Quién no se acuerda de las polacas de 2014? Quizá de la canción no, pero esa escenografía realizando tareas cotidianas de la vida eslava como si en su país no hiciera diez grados bajo cero en invierno vive rent free en nuestra mente. Algunos medios de comunicación, en un alarde innecesario de puritanismo, criticaron estas alusiones sexuales, pero Cleo y Donatan respondieron a la polémica afirmando: «solo estamos mostrando la belleza de las chicas polacas». Lo que no mostraron es que no todo el país tiene la mente tan abierta, porque ya sabemos que Polonia parece moderna, pero Polonia no es muy moderna.
Somos chicas eslavas, sabemos cómo usar nuestra encantadora belleza. Menea lo que tu madre te ha dado. Da palmas al ritmo de la música.
Un cohete a las estrellas
Slavko Kalezić fue a Eurovisión a pasárselo bien, a lucir cuerpazo, a hacer el helicóptero con la coleta… a muchas cosas, pero a afinar no. Su actuación fue dura de escuchar, pero muy divertida de ver, dando saltos como una rana y revolcándose en el suelo. Aunque (evidentemente) se comió un NQ como un piano, se recorrió los orgullos de media Europa, y eso, queridas mías, también es ganar. De Space solo vamos a decir que se intuye una letra muy erótica aunque parece escrita con frases inconexas, por eso vamos a ponerla en la lista.
Tengo puesto mi traje, no te preocupes. Dame tu cuerpo, escribamos una historia. Nuestro lenguaje corporal, cohete a las estrellas.
Una diva es valiente, chipriota
Si hay un país que ha explotado la sensualidad por encima de sus posibilidades es Chipre. Y no vayan a pensarse que es algo de los últimos años: Evridiki en 1992 y (sobre todo) en 1994 ya volaba peluquines, pero sí que es verdad que la aglomeración de divas desde que Eleni Foureira consiguiera ese segundo puesto en Lisboa es demasiado llamativa para no hacerles un huequito en este reportaje. Así que mandamos un besito a Tamta, Elena Tsagrinou, Andromache, Silia Kapsis y también a Sandro (para que vea que hay gente que se sigue acordando de él).
Muchos hdp se quieren comer mi espagueti
Mikolas Josef tenía encandilados a los eurofans con su sonrisa, su flow de malote majo y esa mirada que por sí misma conseguiría doscientos puntos de televoto. Su Lie To Me no era ninguna obra maestra de la literatura contemporánea, pero cumplía su función y era picantona como casi ninguna. De hecho, hasta sexualizaba a su madre («Mama hotter than lava«) y, efectivamente, muchos c*brones querían comerse su espagueti, aunque tuvieron que conformarse con un pastel de Belém.
Ven y miénteme. Miénteme oh bebé acércate un poco […] oh bebé recuéstate sobre mi hombro.*
*no nos atrevemos a traducir mucho más
Azuquítar
Natalia Gordienko salió de su prisión desatada. No sabemos qué le hizo el COVID pero cuando eligió su canción para Róterdam quiso ver el mundo arder, o por lo menos grabar en la mente del eurofandom una imagen imborrable. Los más ingenuos estaréis pensando: «a ver, exagerado, si solo es una canción que habla de semen, como otras tantas». Ya, pero es que por aquel entonces Natalia estaba saliendo con nada más y nada que con Filipp Kirkórov, que para más inri fue uno de los compositores de la canción. En su actuación, poco menos que el tren de la bruja de Eurovisión 2021, dejó otra cosa para el recuerdo: una nota interminable que hizo el número (todavía) más largo.
Ven aquí*, ven aquí. Estoy harta de estar sin ti. Ven, ven y dame un poco de azúcar.
*se hace un juego de palabras con come y cum, como Erika este año
Llegó la mami
Que suenen esas trompetas, que vamos a dar la bienvenida al booty hypnotic Chanel from Spain. Un epíteto no del todo funcional pero muy bien merecido. Y es que nuestra representante en 2022 deslumbró con su rutina de baile y con una interpretación de SloMo de sobresaliente. No es de extrañar que se haya convertido en un must de toda fiesta LGBTIQ+. ¡Hasta hay valientes que se atreven a replicar su complicadísimo dance break! Y ya paro de insertar palabras en inglés, lo siento.
Llegó la mami, la reina, la dura, una Bugatti. El mundo está loco con este party. Si tengo un problema, no es monetary Yo vuelvo loquitos a todos los daddies.
Y un toro mecánico
Achille Lauro es uno de los artistas más camaleónicos que existen en este planeta, tan pronto te pone los pelos de punta con una balada preciosa como te hace la horterada más grande sobre el escenario de Eurovisión. Ese Stripper, que contenía tantas referencias a la cultura popular y a los ídolos del cantante, pasó un poco desapercibida en el terreno estrictamente musical y Lauro decidió llenar el escenario con todo tipo de elementos. No se sabía si quería «calentar» al espectador, confundirle, o las dos a la vez, pero lo que está claro es que su propuesta no dejó indiferente a nadie.
La clase de 2025
Después de haber hecho este repaso, podemos concluir que, aunque en toda la historia del Festival ha habido canciones de corte erótico-festivo, la concentración de estos temas en la edición de 2025 es bastante notable. Recordemos que en la semifinal (o como he leído por ahí, la semenfinal) 2 tendremos dos odas al onanismo como son Milkshake Man e Ich komme
¿Sabías que Finlandia ya podría haber mandado una canción sobre la masturbación en 2017? Se llamaba Love Yourself, y estaba interpretada por Günther & D’Sanz. Quedaron quintos en el UMK.
Además, tendremos a Miriana Conte sirviendo kant, o lo que ella quiera, porque ha demostrado ser una caja de sorpresas. Ah, y aunque igual no está en la misma categoría de provocación, es muy interesante la reinterpretación de Poupée de cire, poupée de son que ha hecho Laura Thorn en su La poupée monte le son, convirtiendo un tema clásico sobre la sumisión de la mujer en un himno empoderador. A tod@s ell@s, y a l@s demás concursantes de Basilea 2025 les deseamos la mejor de las suertes en estos días previos al certamen. Recordad que si no ganáis no pasa nada, lo importante es hacer algo icónico para que recordaros y que podáis aparecer en un reportaje de 2045.
Conversación
Aunque el título del artículo despista un poco respecto a su contenido, me ha encantado. Te felicito Sergio: Has preparado un artículo genial que nos hace recordar pasadas ediciones del concurso. Te has fijado en detalles curiosos y con ellos has tejido un hilo, muy ameno de seguir, desde 1962 hasta 2025. Excelente artículo. ¡Gracias!
Gracias, Visir, por este artículo divertido y muy curioso. Da la sensación de que en los primeros años del festival eran más valientes e ingeniosos con las letras que ahora. Hoy en día sería imposible cantar sobre un incesto o una violación. Últimamente se abusa mucho de las letras sobre empoderamiento, por eso se agradece el Ich Komme! finlandés o el Milkshake Man australiano.