Eurovisión 1996: La polémica semifinal que cambió el futuro del festival
Olevisión
ESCnation
1996 marcó un punto de inflexión en la historia de Eurovisión. Debido al creciente interés para participar en el festival, especialmente tras la desintegración de Yugoslavia y la Unión Soviética, la UER buscaba desde 1993 la fórmula perfecta para dar su espacio a todas las televisiones europeas. Ese mismo año se celebró la primera semifinal televisada, Kvalifikacija za Millstreet, con un total de siete debutantes, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovaquia, Estonia, Hungría y Rumanía, en la que precisamente las tres repúblicas exyugoslavas ganaron una plaza, mientras que en 1994 y 1995 se estableció un sistema de relegación por el que los siete últimos clasificados quedaban eliminados para la siguiente edición. Y Alemania lo cambió todo.
El último puesto con un único punto de Stone & Stone con Verliebt in dich en Dublín 1995 provocó que la delegación alemana sacara toda su artillería diplomática y convenciera tanto a la organización como a las demás cadenas de modificar las reglas a su favor para tratar de salvar su participación en Oslo 1996. Así se estableció la segunda semifinal histórica que, a diferencia de la primera y las siguientes a partir de Estambul 2004, no se emitió ni por televisión ni por radio, sino que se realizó a puerta cerrada en los despachos de cada emisora.
La eliminatoria tuvo lugar el 20 y 21 de marzo simultáneamente en 29 países, todos salvo la anfitriona Noruega, con 22 plazas para la tradicional gala en directo. La central de datos, por su parte, se fijó en la sede de la UER en la ciudad suiza de Ginebra. 29 jurados, formados por ocho miembros cada uno, fueron citados en los cuarteles generales de cada televisión, donde escucharon en cassettes hasta tres veces cada candidatura y decidieron las propuestas que pasaban el corte. España, Suecia, Irlanda, Reino Unido, Malta, Estonia, Austria, Turquía, Suiza, Países Bajos, Islandia, Francia, Grecia, Bélgica, Chipre, Polonia, Eslovaquia, Portugal, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina y Finlandia se clasificaron de esta forma para la gran final, mientras que Hungría, Alemania, Dinamarca, Rusia, ARY Macedonia, Israel y Rumanía se quedaron fuera de juego.
La eliminación alemana, víctima de su propia delegación, causó una enorme conmoción en el país que, por primera y única vez hasta la fecha, no actuaría en el Eurofestival. Su representante Leon con Planet of Blue, un tema de corte techno y tintes trance, en la línea de lo que se llevaba en la época, pero muy alejado de lo que se solía ver en el concurso, estaba llamado a ser uno de los grandes favoritos al triunfo después de arrasar en su final nacional con el 37,9% de los votos y provocar la euforia del público en el Pabellón Friedrich-Ebert de Hamburgo. Lamentablemente no pasó del puesto 24 con 24 puntos, a dos de la salvación, concedidos por Reino Unido (10), Dinamarca (5), Francia (5), Israel (3) y Suecia (1). Leon probaría suerte otra vez al año siguiente mutando al schlager makinero con la horterísima Schein (Meine Kleine Taschenlampe) que acrecentaría su maldición eurovisiva quedándose nuevamente a las puertas en segunda posición.
El nuevo formato rápidamente se demostró inviable. Además de Alemania, los otros seis países desterrados también habían organizado una preselección televisada, con el correspondiente desembolso económico y desconcierto para la audiencia, a cuyos ganadores se les privaba de cantar en el gran escenario. ARY Macedonia, por ejemplo, tenía previsto debutar con Kaliopi, quien saldrá en 2012 y 2016, pero finalmente no pudo estrenarse hasta 1998. La rumana Monica Anghel, farolillo rojo en esta ocasión, también volverá en 2002 con mayor fortuna. Quien no la tuvo fue Hungría, empatando con Finlandia en la vigesimosegunda y crucial plaza, pero los 8 puntos de los griegos a los finlandeses inclinaron la balanza a su favor. Otro batacazo inesperado fue el israelí con el mismo soniquete y coreografía que en ocasiones previas le había dado tan buenos resultados.
La polémica fue a más cuando arreciaron los rumores de ciertos acuerdos y boicots en las votaciones. Algunos jurados, integrados en su mayoría por directivos de los entes y eurofans de la casa, estuvieron en entredicho por sus sospechosas puntuaciones de ida y vuelta. Los griegos y chipriotas, sin ir más lejos, votaron a los mismos seis países entre 28 opciones, y por supuesto su 12 mutuo de rigor. No son el único caso que se intuye a simple vista. Se dice y se comenta que también hubo una conspiración contra los alemanes por tratar de hacer las cosas a su manera.
Las consecuencias no se hicieron esperar y la ARD, la mayor contribuyente de la Unión Europea de Radiodifusión, exigió de nuevo dos cambios de normas, el primero, instaurar el televoto como sistema de votación, probándose en Alemania, Austria, Reino Unido, Suecia y Suiza en 1997, y fijándose de manera general a partir de 1998; y el segundo, recuperar el formato de relegación que ellos mismos habían tumbado pero, en lugar de eliminar a los últimos clasificados de cada año, se expulsaría a los países que tuvieran peor media de puntos en las cuatro últimas ediciones, cinco desde 1998. Y, una vez más, Alemania volvía a ser su propio verdugo. Los 22 votitos en Dublín 1997 de la flamante ganadora de Lluvia de Estrellas, Bianca Shomburg, y su balada Zeit, compuesta por Ralph Siegel, dejaban por segunda ocasión a la televisión germana castigada contra la pared. Solo la retirada de la RAI les permitió salir en Birmingham 1998 con Stefan Raab y Guildo Horn, artífices del renacer del espíritu festivalero en el país a nivel mediático y popular.
A pesar de que la pública alemana se salvó in extremis de la quema, sus directivos no estaban dispuestos a seguir en la cuerda floja año tras año, e impusieron una nueva condición para continuar en Eurovisión, la creación de un Big 4 que también beneficiaría a España, Francia y Reino Unido y posteriormente a Italia. La UER no se podía permitir la espantada de su mayor fuente de financiación y audiencia y aceptó la propuesta. A partir de 1999, la delegación española, alemana, francesa y británica tendrían de este modo siempre garantizada su presencia, independientemente de sus resultados en la edición en curso. TVE, de hecho, no hubiese podido concursar en 2001, después de los pobres marcadores de Serafín Zubiri en el 2000, Lydia en 1999, Mikel Herzog en 1998 y Antonio Carbonell en 1996, y France Télévisions ni en el 2000 ni en 2001. Ese mismo 1999 llegaron más novedades como la libertad idiomática y la supresión de la orquesta que pusieron punto y final a la catársis eurovisiva de los 90.
LOS 22 CLASIFICADOS
Suecia con Den vilda de One More Time arrasó en la semifinal de Eurovisión 1996 con 227 puntazos y diez máximas votaciones. La ganadora a posteriori, Irlanda con The Voice de Eimmear Quinn, alcanzaría aquí la segunda posición con 198. Curiosamente, solo el jurado irlandés mantuvo sus 12 puntos a la candidatura sueca en la gala en directo donde bajó del oro al bronce. Reino Unido con Ooh… Aah… Just a Little Bit de Gina G completó el podio en el tercer puesto de la eliminatoria, cinco por encima de la gran final, en la que se quedó a medio gas, a pesar de ser uno de los grandes éxitos musicales de la década en el festival, y una de sus actuaciones más icónicas.
Por su parte, España con ¡Ay, qué deseo! interpretada por Antonio Carbonell y compuesta por Ketama se quedó en el número 14 con 43 puntos que Croacia, Eslovaquia y Malta (8), Chipre, Eslovenia, Grecia y Turquía (4), Austria (2) y Rumanía (1) tuvieron a bien darnos. Llamativamente todos ellos, salvo Eslovenia y Rumanía, también recibirían votos del jurado español, destacando el 12 a la candidatura maltesa, el 10 a la turca, el 7 a la griega y el 6 a la eslovaca. Considerada por los eurofans como una de las tres peores propuestas de la historia de TVE, junto a la de Manel Navarro en 2017 y la de Las Ketchup en 2006, se clasificaría finalmente en la vigésima plaza de Oslo.
En el apartado de alegrías y decepciones, Croacia con Sveta ljubav de Maja Blagdan subió nada más y nada menos que 16 posiciones de la semifinal a la final, de pasar el corte por tan solo cuatro puntos, al cuarto puesto que, a día de hoy, sigue siendo el mejor resultado histórico para su país. Portugal con O meu coração não tem cor de Lúcia Moniz, asimismo, saltó 12 peldaños hasta la sexta plaza que fue la mejor marca de nuestros vecinos hasta la llegada de Los Sobral. En el lado contrario de la balanza, Suiza se dejó por el camino nueve posiciones; Francia, ocho; y Malta, seis.
A modo de curiosidad, diversas fuentes afirman que el nombre de Bulgaria aparecía tachado en la plantilla de votaciones de la semifinal, lo que podría indicar que la BNT tenía intención de debutar en Eurovisión 1996, algo que finalmente no se produciría hasta 2005. También hubo informaciones de que Yugoslavia, integrada por aquel entonces ya solo por Serbia y Montenegro, quiso regresar al festival, algo que tampoco haría hasta 2004, mientras que Ucrania y Moldavia llegaron a inscribirse para la competición, pero retiraron la solicitud por problemas económicos, y no se estrenaron hasta 2003 y 2005, respectivamente.
EUROVISIÓN 1996: Semifinal
ANFITRIONA
Xº. Noruega: Elisabeth Andreassen – I evighet
CLASIFICADAS
1º. Suecia: One More Time – Den vilda: 227 puntos
2º. Irlanda: Eimear Quinn – The Voice: 198 puntos
3º. Reino Unido: Gina G – Ooh Aah… Just a Little Bit: 153 puntos
4º. Malta: Miriam Christine – In a Woman's Heart: 138 puntos
5º. Estonia: Maarja-Liis Ilus & Ivo Linna – Kaelakee hääl: 106 puntos
6º. Austria: George Nussbaumer – Weil's dr guat got: 80 puntos
7º. Turquía: Şebnem Paker – Beşinci Mevsim: 69 puntos
8º. Suiza: Kathy Leander – Mon coeur l'aime: 67 puntos
9º. Países Bajos: Maxine & Franklin Brown – De eerste keer: 63 puntos
10º. Islandia: Anna Mjöll – Sjúbídú: 59 puntos
11º. Francia: Dan Ar Braz & l'Héritage des Celtes – Diwanit Bugale: 55 puntos
12º. Grecia: Marianna Efstratiou – Emis forame to himona anixiatika: 45 puntos
13º. Bélgica: Lisa del Bo – Liefde is een kaartspel: 45 puntos
14º. España: Antonio Carbonell – ¡Ay, qué deseo!: 43 puntos
15º. Chipre: Constantinos – Mono gia mas: 42 puntos
16º. Polonia: Kasia Kowalska – Chcę znać swój grzech…: 42 puntos
17º. Eslovaquia: Marcel Palonder – Kým nás máš: 38 puntos
18º. Portugal: Lúcia Moniz – O meu coração não tem cor: 32 puntos
19º. Eslovenia: Regina – Dan najlepših sanj: 30 puntos
20º. Croacia: Maja Blagdan – Sveta ljubav: 30 puntos
21º. Bosnia y Herzegovina: Amila Glamočak – Za našu ljubav: 29 puntos
22º. Finlandia: Jasmine – Niin kaunis on taivas: 26 puntos
ELIMINADAS
23º. Hungría: Gjon Delhusa – Fortuna: 26 puntos
24º. Alemania: Leon – Blauer Planet: 24 puntos
25º. Dinamarca: Dorthe Andersen & Martin Loft – Kun med dig: 22 puntos
26º. Rusia: Andrey Kosinskiy – Ya eto ya: 14 puntos
27º. ARY Macedonia: Kaliopi – Samo ti: 14 puntos
28º. Israel: Galit Bell – Shalom olam: 12 puntos
29º. Rumanía: Monica Anghel & Sincron – Rugă pentru pacea lumii: 11 puntos
Conversación
Hola @Chemator, las votaciones están publicadas desde 2007 por la web ESCnation citando como fuente a la UER. También puedes consultar la plantilla de puntuaciones en Wikipedia. Por supuesto que la ARD no era la única televisión que pedía cambios, pero desde luego que sí era la líder del grupo, y de hecho sus directivos amenazaron con abandonar no solo el festival sino la propia UER si no se cumplían sus peticiones. Sobre los trapicheos, es sabido que esos jurados estuvieron formados mayoritariamente por miembros de las televisiones y colaboradores de confianza entre los que se encontraban algunos eurofans que en esa época distinta a la actual llegaban a tener relaciones muy estrechas con las delegaciones e incluso trabajar de una u otra forma para ellas.
Lo que pasó con Leon es algo incomprensible y quizás la mayor injusticia de las muchas que se han vivido en la historia del festival. Planet of Blue era un temazo que habría ganado el festival o se habría quedado cerca por destacar sobre todas las demás. Malísima década la de los 90', para mí, las horas más bajas del festival con ganadoras en el olvido y pocas actuaciones memorables. Paradójicamente, quedan joyas como está de Leon, que se quedó en el camino...
La primera vez que escuché Blauer Planet no me podía creer que se queeara fuera. Quizá no era la canción al uso, pero era de las mejores.
Pues yo no había visto la actuación de Alemania de ese año, pero no me parece ninguna ?injusticia? que se quedase fuera. La canción me parece un horror, el vestuario de pena (estoy teniendo en cuenta que es 1996), y el número inconexo y mal ejecutado. Todo mal. No sé si hubo elementos turbios en esa semifinal, pero si fue así, no creo que afectase a esta candidatura. Que no pasase me parece lo más normal.
Como siempre, los alemanes no aceptan las derrotas e imponen su dictadura. Imperdonable retirada de la música en directo bajo coacción germana. La misma madurez que el niño que tiene el balón y no deja jugar a quién le da la gana.
Inconcebible que Leon no pasara esta semifinal tan extraña. Y entiendo el cabreo de la delegación alemana. ¿Qué habría pasado si eso le hubiera ocurrido a España? ¿Habríamos peleado por cambiar las cosas como hizo la televisión alemana? En los años 90 y primeros del 2000 ocurrieron desfases y rarezas pocos justas en Eurovisión. Por suerte esa etapa ya la hemos superado más o menos. Magnífico artículo que recuerda uno de los puntos más turbios de Eurovisión.
Sorprende bastante encontrar esa "presunta" votación de esa semi que fue muy oculta.Me gustaría saber si es que la UER las publicó alguna vez. Tampoco comulgo con el protagonismo que se da a la ARD en todo el tema de cambios, había más televisiones poderosas en Europa influyendo. Y tampoco estoy de acuerdo con esa generalización que se hace con los presuntos trapicheos de eurofans en los jurados....¿en qué paises y quienes? Trapicheos hubo, pero creo que de otro modo.