El triunfo del cantante de pop ruso Dima Bilan en el Festival de Eurovisión en mayo puso a Rusia patas arriba. Exaltados padres daban el nombre Dima a sus hijos recién nacidos, mientras las autoridades de la caucásica república de Karachaievo-Cherkesia, donde nació el primer ganador ruso de Eurovisión, anunciaban que darían el nombre del joven artista a una calle y a una escuela musical.

De la noche a la mañana Bilan, un personaje ya muy popular entre los jóvenes, se ha convertido en una estrella nacional. En algunas ciudades rusas, en las que estaban previstos sus conciertos este verano, las entradas se agotaron en la mañana del día siguiente al triunfo ruso en la Eurovisión. “La víspera habíamos vendido unas decenas de entradas, pero al día siguiente nos encontramos con colas de varios miles de personas. Solo en una pequeña ciudad satélite de Moscú el 25 de mayo vendimos 15.000 entradas”, recuerda uno de los organizadores del la gira artística de Bilan por Rusia.

Dima, que desde su victoria ha estado de gira por Europa y por las más importantes ciudades rusas, ha presentado además un nuevo disco que saldrá a la venta en Estados Unidos y que cuenta con la producción de Timbaland, el rapero al que recurrió la todopoderosa Madonna en su último álbum Hard Candy.

El principal público de Bilan tiene ente 7 y 18 años. La mayoría, chicas que se vuelven locas por el cantante persiguiéndole por todo el país acompañadas de sus padres. Un grupo de jóvenes admiradoras del artista ha llegado a pedir al presidente ruso, Dmitri Medvédev, la construcción de un monumento a Bilan en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, a 400 kilómetros al este de Moscú. “Sabemos que nuestro presidente seguía con mucho interés la intervención rusa en el concurso y fue el primero en darle la enhorabuena a Bilan. Seguro que nos ayudará a poner en práctica nuestro proyecto”, dicen.

El modelo de la estatua del cantante, que ya estaba hecho la víspera de la la final de la Eurovisión, prevé una figura de bronce con una corona de laurel al estilo de Julio César. "Bilan ha conquistado a Europa igual como lo hizo César hace 2.000 años", opinan sus admiradores.