…Y GIRA LA NORIAAA…

Han pasado cuatro días desde que la preselección española para Eurovisión 2009 entrase en su fase televisiva dejando atrás la cibernética, para que todos podamos disfrutar de “los elegidos” viéndoles actuar en directo en las galas de Eurovisión 2009: El retorno. El aluvión de críticas no ha parado desde entonces. Al día siguiente del programa […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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…Y GIRA LA NORIAAA…

Han pasado cuatro días desde que la preselección española para Eurovisión 2009 entrase en su fase televisiva dejando atrás la cibernética, para que todos podamos disfrutar de “los elegidos” viéndoles actuar en directo en las galas de Eurovisión 2009: El retorno.

El aluvión de críticas no ha parado desde entonces. Al día siguiente del programa me planteé comentarlo, pero sentí pereza: Uno ya se aburre de hacer todos los años los mismos comentarios. Ya es escribir por escribir. Así que en un principio decidí no escribir nada y “pasar olímpicamente”… hasta que esta mañana desayunábamos con el comunicado de Los Vivancos, anunciando que se retiran “por inclumplimiento de los requisitos técnicos”.

¿Cómo explicas por ahí fuera, en Europa, que los ganadores en España de la primera semifinal para Eurovisión deciden, sin embargo, retirarse? Da una idea del nivel, Maribel.

Para colmo, alguien me ha pasado el enlace al blog de Mauro Canut en la propia web de RTVE, comentando la gala, y ya se me ha terminado de encender la chispa y he dicho: ¿Qué hago? ¿Me cabreo o me descojono?

Todo esto es como de película de Berlanga. La escopeta nacional en versión Eurovisión:

Alaska

Su presencia como presentadora, prometía mucho. Además de ser un personaje querido y que despierta grandes simpatías, siempre reconoció ser seguidora de Eurovisión, e incluso cuenta en su curriculum con haber comentado un Festival (de la OTI, lo cual tiene más mérito) hace ya 20 años. Su presencia fue lo único atractivo de la gala. Su nombre se utilizaba para vender el programa: “Presentado por Alaska”.

Sin embargo, ese día ella no estuvo nada bien como conductora. Parecía querer decir “yo soy Alaska y pasaba por aquí y ya me iréis diciendo sobre la marcha qué tengo que hacer porque paso de aprenderme nada, o paso de que parezca que me implico mucho en esta cosa”.

Su llegada en carroza fue una de las escenas más horteras de la última década de la televisión en España: ¿En qué quedamos? ¿No ibas de transgresora-progre y de cabecilla de La movida de los '80? ¿Qué pintas entonces transportada en carroza en plan señorona diva? Aclárate las ideas: O My fair lady, o Pepi Luci y Bom, pero los dos extremos al mismo tiempo, no. De momento un 0 para el iluminado que tuvo la idea de subirte al carro.


El auditorio

¿Qué es lo que lleva a TVE a montar todo este paripé en ese Teatro-casino? Un local minúsculo de narices para esto. El programa parecía que estaba hecho con el único objeto de promocionar ese sitio. Hasta el logotipo era el corazón de Eurovisión pero formado por un mosaico de decenas de simbolitos en referencia al casino.

¿A qué hemos venido, a hablar del casino y jugar a la ruleta o a lo de Eurovisión? El logotipo del programa parecía indicar subliminalmente que “en Eurovisión es todo azar”.

¿No habría sido más lógico hacerlo en un estudio de la propia TVE en Madrid, con todos los decorados y medios técnicos a mano? Pues no. ¿Qué los suecos se montan la pre en el Globen Arena de Estocolmo con 13.000 asientos? Pues nosotros en un casinito. Mas acojedor. Si sales vivo y no te caes, claro.

El sonido

Ni “que era directo”, ni leches. No creo haber visto jamás ningún programa musical en directo con semejante calidad de sonido, y además semejante cantidad de fallos del sonido en directo, que son dos cosas distintas ¡Por supuesto que era en directo! Todas las preselecciones lo son. La de Albania también, pero por lo visto no llegamos a su nivel.

Eurovisión es en directo. Operación Triunfo, Los Grammy, y hasta los debates petardos de Ana Rosa Quintana son en directo y no pasa nada, ¿o es que inventabáis algo ese día?

Una cosa es justificar en “el directo” algún fallo momentáneo, y otra es tratar de justificar esa macabra calidad de sonido de caseta de feria y ese cúmulo de fallos durante toda la noche. Casualmente además, solamente fallaba el sonido de los cantantes, pero no el de la presentadora cuando hablaba ni el del jurado.

Dice Mauro Canut en su blog: “Vaaaaaaaaaaaele, hubo problemas de sonido, pero el directo es así y el sonido era el mismo para todos”. Rotundamente no. Si lo que querías decir es que “todos aceptaron previamente someterse a la misma calidad de sonido”, vale, pero el sonido del micro de Yulia, no era el mismo que el sonido del micro de Noelia, y a su vez no eran iguales que el (inexistente) sonido del micro de Melody, por ejemplo.

El sonido no fue igual para todos. El sonido “no fue igual”, así a secas. Iba y venía con el viento. Un poco de seriedad, coño… que no es la primera vez que vemos la tele, ni que vemos un programa de música en directo.

El jurado

¿Puede alguien explicarme qué pinta en un jurado de expertos musicales un reportero gracioso del Caiga Quien Caiga? Rellenando jurados ya teníamos antes a Mariano-Mariano al que ya le teníamos cariño. Misterio.

Por otro lado, espero no morirme sin que alguien me desvele de una vez por todas lo de Mauro Canut: ¿Quién es él? ¿A qué dedica el tiempo libre? (y el no libre) ¿En qué lugar se enamoró de Eurovisión? ¿Por qué es una presencia constante en esto de las “pres” españolas de Eurovisión y de dónde ha salido? ¡Jo, yo también quiero!

La presencia de Uribarri en el jurado no es ningún misterio: Si en un país como España, ignorante hasta la médula en cuestiones festivaleras, preguntamos a alguien por la calle “¿Qué nombre le sugiere a Ud. la palabra Eurovisión?”, la palabra “Uribarri” sería de las respuestas más repetidas. Así que ya está: Metemos en el jurado a Uribarri así en plan “tópicos eurovisivos en España”. Esto nos vale lo mismo para hacer de jurado musical, que para un Salsa Rosa o un debate cualquiera sobre “festivales”. Da igual lo que haya que hacer, la clave está en la palabra “festival”. Seguramente le debían seguir en la lista, por si él declinaba invitación, la inocente Karina y la simpática Conchita Bautista (con la anécdota de la prensa extranjera en la puerta de su camerino).

La elección del “quinto elemento”

Felicidades a Víctor Escudero por ser finalmente el llamado “quinto elemento” del jurado. Como asiduo al Festival y conductor del podcast La vida es un festival seguro que lo hará con buen criterio eurovisivo y a él no se le puede reprochar nada. Pero al programa sí: Durante la gala nos vendieron la moto de que “el quinto elemento” sería la voz de los eurofans en el jurado. Entonces ¿qué sentido tiene que el propio jurado tenga voz y voto en la decisión? ¿No se habían abierto ya las líneas al público para que decida “con su propia voz” quién quiere que le represente como “quinto elemento” en ese jurado? Absurdo completamente…

Los índices de audiencia obtenidos

Mágnificos, para lo que hubo que aguantar. Un 6,5% del share, creo recordar. Culpar a los participantes, únicamente, no es justo este año: El programa fue insoportable, desordenado, caótico, carente de ningún atractivo durante cinco minutos seguidos (salvo las repetidas caídas) y lleno de cortes publicitarios.

Confieso que tras 45 minutos me pasé a ver La Noria de Telecinco. Soy eurofan, pero no masoca. Ok, visitaré el Teatro-Casino en mi próxima visita a Barcelona, ¡lo habéis conseguistéis! pero me pasé a Telecinco, y a Tele7 donde daban una porno con una calidad de sonido exquisito, tomado en directo y V.O.

La entrega de Los Grammy puede permitirse el lujo de durar 500 horas, pero esto no. No puede ser que dure más que el propio Festival de Eurovisión. Insostenible la justificación de Mauro Canut en su blog al respecto de esta cuestión. Sólo tendría que repasarse la historia de las audiencias de las preselecciones españolas desde 2000, también con artistas desconocidos.

Las próximas galas

Probablemente no las veré. Ya me contará alguien quién nos representa finalmente en Moscú y cómo culmina todo este paripé iniciado en diciembre vía Internet, con no se cuantos trillones de cuatrillones de votos recibidos como muestra del éxito… y del ciberdescontrol consentido.

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