WHEN THE MUSIC DIES

Bakú, capital de Azerbaiyán, fue la sede del Festival de Eurovisión 2012. El país ha sido hasta la fecha la localización más oriental del evento en el Cáucaso entre Armenia, Georgia, Irán, Rusia, Turquía y el Mar Caspio. La Tierra del Fuego, etimología de Azerbaiyán, ha sido objeto de diversas acusaciones, críticas y protestas después de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
IMAGENES WEB-03

WHEN THE MUSIC DIES

Bakú, capital de Azerbaiyán, fue la sede del Festival de Eurovisión 2012. El país ha sido hasta la fecha la localización más oriental del evento en el Cáucaso entre Armenia, Georgia, Irán, Rusia, Turquía y el Mar Caspio. La Tierra del Fuego, etimología de Azerbaiyán, ha sido objeto de diversas acusaciones, críticas y protestas después de ser proclamado por deber y derecho organizador de la edición 2012 del certamen de la UER.

La concepción del Festival de Eurovisión está basada en la creación de un festival de la canción internacional con participación y transmisión del programa de televisión a todos los países miembros de la Unión Europa de Radiodifusión, UER. El proyecto fue ideado en el año 1955 y presentado en 1956. Europa en la década de los años 50 era un continente dividido entre la devastación y la reconstrucción económica, política y social después de la Segunda Guerra Mundial. 

Los valores del certamen de la UER son de facto opuestos a una guerra: La unión de culturas a través de la música. Un avance social en el que se esconden numerosos progresos tecnológicos que hoy serían imposibles de plasmar sobre una línea temporal.

Azerbaiyán, una república constitucionalista, secular y el primer país islámico democrático de la historia, es considerado actualmente un país No Libre por el informe Libertad en el Mundo 2012 de Freedom House. Una calificación obtenida a pesar de su pertenencia a las principales instituciones internacionales y la firma y ratificación de los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos. Azerbaiyán, a pesar de todo, ha alcanzado un nivel alto de desarrollo económico y humano y bajo de desempleo y homicidios.

La prensa, los seguidores y las televisiones de la UER se han dividido sin un disimulado oportunismo entre el ataque y la defensa a Azerbaiyán. Incluso ciertas personalidades relevantes de la cultura y la política se han posicionado a favor o en contra. Esta misma situación se produce siempre que un país con problemas políticos consigue la organización de un evento internacional mientras que muchos de los críticos son posteriormente los primeros en viajar como turistas a dichos lugares u otros con conflictos internos.

El Festival de Eurovisión ha sido y será ajeno a la política. Numerosos países han participado y organizado el evento sin libertad, bajo una dictadura o una guerra. El mejor ejemplo: España. Ningún país está libre de la amenaza del terrorismo interno o internacional, político o religioso. Esta vez no voy a utilizar el ejemplo típico de España y tópico del Islam para definir la anterior afirmación, ambos válidos perfectamente. Noruega, uno de los máximos referentes de democracia, libertad, progreso, respeto y calidad de vida, ha sido escenario del último gran atentado de Europa. Una atrocidad cometida por un conservador y cristiano. Nadie está libre de pecado desde Noruega hasta Azerbaiyán ni de un católico a un musulmán.

La realidad de Azerbaiyán que nos encontramos los extranjeros en el país es bien distinta de las advertencias, las amenazas y el miedo previo. Un pueblo que, a pesar del evidente choque cultural, ha sido un excelente anfitrión por su amabilidad, su calidez, su generosidad, su hospitalidad y su simpatía, sin olvidar su desesperante y encantadora parsimonia, que se merece totalmente el honor y el privilegio de organizar un evento de carácter internacional. Quizá, la gente que mejor me ha tratado en mis cinco experiencias como espectador en directo.

Mi recuerdo a una conversación con un taxista no oficial en medio de una de las habituales retenciones del caos circulatorio en Bakú. El señor, amablemente, me dió respuesta a todas mis preguntas entre risas y sorpresa por la cantidad de barbaridades que según el se decían en la prensa internacional. Verdad o mentira, mi sensación después de este viaje en el que no solo hemos podido conocer la fachada y la propaganda del régimen sino la cara oculta del país se acerca más a la información de este individuo que a la de la prensa siempre corrompida y manipulada por el dinero y el poder.

La egolatría de los poderosos y los ricos, ya sea un país o una población, les hace olvidar que sólo nos separan 67 años de la Segunda Guerra Mundial y únicamente 17 años de las Guerras Yugoslavas en el útimo conflicto armado de Europa. Rechazar a los diferentes, los pobres o los problemáticos es la decisión fácil pero no la solución que pasa única y exclusivamente por la integración para la defensa de unos valores universales en común. La excelente y vieja idea de la música como únión entre culturas sigue más vigente que nunca.

Democracia, libertad y respeto para la población de Azerbaiyán no sólo antes sino después del Festival de Eurovisión. Un Festival de Eurovisión que está y debe estar por encima de cualquier problema político. Cuando la música muere está todo lo demás.

Yo quiero volver a La Tierra del Fuego.

Y tan ricamente.

A Coruña, a 16 de septiembre de 2012.   

Y Tan Ricamente en Facebook y Twitter

Conversación