VENTANAS DE COMENTARISTA

Comentarista: persona que informa, relata o hace comentarios en los medios de comunicación. “There must be another, must be another wayeinaich, achot kol ma shelibi mevakesh omrot avarnu ad ko, derech aruka, derech ko kasha yad beyad” Hace años, cuando aún no existían los campos abiertos de Internet, escuchar la radio era una de mis […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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VENTANAS DE COMENTARISTA

Comentarista: persona que informa, relata o hace comentarios en los medios de comunicación.


“There must be another, must be another way
einaich, achot kol ma shelibi mevakesh omrot
avarnu ad ko, derech aruka, derech ko kasha yad beyad”


Hace años, cuando aún no existían los campos abiertos de Internet, escuchar la radio era una de mis aficiones, sobretodo en horario nocturno. La grata compañía de músicas, voces, historias se convertía en faro reconfortante a partir de ciertas horas. Como un claro en la memoria, recuerdo las jornadas escuchando La Gramola. Incluso retengo su comienzo, el 4 de septiembre de 1995, en la que Joaquín Guzmán entrevista a Rosa, locutora que antaño había tenido otro programa en M80 llamado Música en ti los domingos por la noche.

Los años pasaron por la radio y por los micrófonos de La Gramola pasaban las modas. Principalmente la de los cantautores y del folk, con Ismael Serrano, Luis Guitarra, Tontxu, Rosana, Ella Baila Sola… La Gramola seguía creciendo, trasladando sus emisiones a ciudades, como en Sevilla, cuando repitieron en La Carbonería, lugar tan ligado entonces a los cantautores que en La Gramola sonaban. El programa cumplía años al sonido de More than words, crecía con nuevas secciones, con nuevos colaboradores y amasaba oyentes implicados en el programa, quizás sin ser conscientes de la huella que se estaba formando.

 

Joaquin Guzmán

Aquel entrañable barco radiofónico lo timoneaba Joaquín Guzmán, con un sentido de la honestidad, empatía y comunicación que rara vez he vuelto a encontrar en otro locutor en una cadena musical. La Gramola le hizo conocido, le hizo popular, pero es sólo un eslabón de su amplia carrera, siempre ligada a la música y a la radio. Que el próximo comentarista de Eurovisión se haya curtido en la radio, donde la voz, sus modulaciones y descripciones lo son todo para transmitir ideas, y que tras tantos años de experiencia conozca los vericuetos que definen ese medio, lo ungen como una apuesta segura al trasladarse a un evento musical como Eurovisión.

Después de haber escuchado durante años a Joaquín Guzman en La Gramola, tengo la certeza y confianza de que va a ser un muy buen comentarista para el festival. Quizás sea una corazonada, pero más allá de una intuición que podría ser engañosa, hay adjetivos radiofónicos que como locutor reúne y que será una bolsa de viaje para su nueva labor de comentarista. La primera de ellas es su sentido de profesionalidad. Guzmán es un profesional del medio, un ingeniero de la voz en antena, que además, es consciente de lo que eso implica y lo que representa. Sabe que un comentarista no puede tener más protagonismo que aquello que comenta, y que los comentarios anuncian, presentan y esbozan la canción y al intérprete, pero en ningún momento los afean, los pisotean o los menosacaban. Las canciones en La Gramola sonaban completas, desde la primera nota hasta el último compás, y Guzmán siempre tenía prudencia e ingenio en caso de manifestar un desacuerdo. Conducía y dirigía los contenidos del programa con humildad y coherencia profesional. Por ello, asumo que no va a hablar sin saber, que no va a criticar sin argumentos ni alabar sin consistencia. En La Gramola había secciones donde se traducían las letras de las canciones, o donde se recibían llamadas de personas contando su trabajo, el ámbito que ellos mejor conocían. Acepto que se informará de lo que no conoce y hará acopio de consejos, sugerencias y otras nociones para ser mejor comentarista, para arropar mejor las canciones que desfilarán por el escenario. Y otra caracteristica, que pulula en el fondo de toda esta labor, es su apego por la música, esa música en el sentido más conceptual y abstracto del quinto arte. Es un cariño musical que hace respetar y hace querer saber. Eurovisión es un Festival de Música, de canciones, y es sobre esta idea sobre la que deben girar los comentarios, cual peonza de palabras. Se puede ensanchar con el vestuario, los gestos, las luces… pero sin olvidar que en el escenario hay un intérprete de una melodía y esa combinación es la quintaesencia del festival.

Reconozco abiertamente que aún echaré de menos a Beatriz Pécker, la cual más allá de Eurovisión, aún permanece en mi retina junto con Paloma Serrano en los andamios de Rockopop. Durante su última etapa eurovisiva, hilvanaba sus frases con una aguja inteligente, respetuosa y serena. Conocía la función de sombra que le corresponde al comentarista. Metódica en las observaciones, entre la seriedad del contenido y el tono próximo del continente, correcta en los prólogos y las traducciones. Ponía en práctica su bagaje profesional en el medio musical, y aunque alguna vez no se pudiera sentir cómoda con Eurovisión, siempre lo miraba con rigurosa profesionalidad.

  

Joaquín Guzmán

 

Como un buen comienzo y siguiendo las marcas que dejaba Pécker, Guzmán ya anunció felizmente que no va a jugar a las predicciones en los votos, esos pronósticos inclasificables que durante años tanto daño han hecho a la credibilidad del festival como competición y a su transparencia. En sus comentarios ni va a exigir votos vecinales ni va a recurrir a la historia para justificar votos más allá de la calidad musical en la presente edición. También confío que sea realista. Un realismo que no implica pesimismo, sino no dejarse llevar por una retórica patriótica y propagandística que eleve a nuestra representante a unas cotas de entusiasmo lejos de parámetros objetivos.

En esta edición vamos a disfrutar de la voz de Guzmán arropando el festival. Quién sabe la próxima edición. El salto de locutor radiofónico a comentarista televisivo es una gran mudanza y seguramente le abrirá nuevas puertas profesionales. Tal vez sólo sea este año. Tal vez continúe varios años. Al igual que Beatriz Pécker, sabrá bien cuando es el momento más oportuno para retirarse, ya que también su dignidad profesional está por encima de perpetuarse en el mismo micrófono.

Durante los tantos años que escuché La Gramola, nunca llegué a enviar ninguna carta o email, y nunca llegué a pedir ninguna canción. Esta columna se me ha hecho un poco extraña. A ratos tenía la impresión que estaba redactando una carta abierta como si fuese aquella misiva que nunca llegué a escribir. En ese caso, tendría que pedir alguna canción, relatando la ventana que se me abre con ella. Pero en esta otra situación, lo único que me cabría pedir es que Joaquín Guzmán sea tan buen comentarista como sé que puede llegar a serlo. Y tal como siempre sonaba después de una solicitud…

“Bienvenido a la Gramola. Ésta es tu elección…”

 

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