TRAS LA ESTELA

¡Cómo pasa el tiempo! Y me disculpo por la ausencia de esta columna… Parece que ayer cerrábamos el periplo de Pastora Soler con una feliz clasificación, hoy atravesamos la vereda estival y mañana, entre hojas, luces y roscones de Reyes, hablaremos de la preselección, de cómo será, de quién intervendrá, de cómo los recortes afectarán […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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TRAS LA ESTELA

¡Cómo pasa el tiempo! Y me disculpo por la ausencia de esta columna… Parece que ayer cerrábamos el periplo de Pastora Soler con una feliz clasificación, hoy atravesamos la vereda estival y mañana, entre hojas, luces y roscones de Reyes, hablaremos de la preselección, de cómo será, de quién intervendrá, de cómo los recortes afectarán también a la participación de RTVE en Eurovisión.

La huella dejada por Pastora Soler resultó ser una muestra sencilla e inteligente. Una artista con notable experiencia lanza un disco en otoño que no tiene la repercusión que la discográfica considera que debe tener, así que mueven hilos para que salte a la arena eurovisiva, como plataforma de (re)lanzamiento. Como todos entienden (por fin) que la canción es la otra mitad del éxito, llaman a todas las puertas. Finalmente realizan una gala soporífera y olvidable para elegir la canción que todos sabíamos. Y más allá de su décimo puesto, la propia Pastora Soler ha reconocido que Eurovisión ha influido en una mayor venta de su disco en España, de su canción eurovisiva en Internet con versión en inglés incluida, de un mayor número de galas para este verano y en definitiva, por fin ese codiciado relanzamiento comercial a un público más amplio. Es decir, ha sido una participación rentable y sustanciosa en términos económicos.

En España el panorama musical sigue siendo desolador. En la práctica, la promoción en la mayoría de los casos se ha polarizado: o se venden millones desde Miami o se sobrevive haciendo galas de verano y pequeños conciertos en ciudades españolas. Así que, en esta situación, la cuestión ahora es ¿qué cantantes seguirán la estela de Pastora? ¿las eternas candidatas como Malú, Merche o Chenoa se atreverán a quitarse los prejuicios sobre Eurovisión y emular los pasos de la sevillana? Otras cantantes, venidas a menos y menos nombradas podrían ver también en el festival un pequeño empujón. El segundo disco de Amaia Montero ha pasado sin pena ni gloria, Luz Casal ha recurrido a un enésimo recopilatorio, Rosario Flores se mantiene con versiones y duetos, quedando lejos sus mejores años en los 90…

No obstante, que una fórmula haya tenido éxito no significa que su mera repetición nos lo traiga todos los años. No hay quedarse en el molde (cantante con portentosa voz que canta una balada para todos los públicos), sino llegar a la esencia: hay que transmitir, hay que emocionar. Y para ello, como se dice todos los años, cuenta la voz, la canción, la puesta en escena.

Sería interesante que, además de tener aprendida esta lección, el legado dejado por Quédate conmigo sea un participación más digna y más comprometida. Que el nivel de exigencia sea mayor, que el enfoque hacia el festival sea más exigente en cuanto a preselección y que haya abierto el camino a esos numerosos cantantes que sin ser novatos pero tampoco de ventas millonarias, se acerquen al enorme escaparate promocional que es el Festival.

Por poner  unos ejemplos de solistas femeninas:

Luz Casal se hizo internacionalmente famosa gracias Piensa en mí, banda sonora de la mítica película de Almodovar. Actualmente vive en Francia y su último proyecto fue grabar en Belgrado canciones para Montevideo, la última película del serbio Dragan Bjelogrlic. Si fue Patricia Kaas, ¿por qué no Luz?



Lo que fue, lo que pudo haber sido y lo que es. Aunque mantiene a sus seguidores, Amaia Montero ya no vive los éxitos que objetivamente alcanzó con la banda, cuyo lanzamiento era en sí una noticia y vendieron millones a los dos lados del atlántico. Algunos hablan de estancamiento, de que canta peor, de que aburre… lo cierto es que ya nadie se acuerda de su último disco, transformado en un evidente fracaso comercial en 2011. 


Concha Buika podría una apuesta elegante, digna y diferente. Ha colaborado con la portuguesa Mariza y la griega Elefteria Arvanitakis, dio voz principal a la última película de Almodovar. Es obvio que todo depende de la canción, pero una voz oscura y aterciopelada puede ir más allá del propio lenguaje.


Por último, para salir del esquema de “solista femenina”, Mäbu es la banda de Maria Blanco, la hija de los eurovisivos Sergio y Estíbaliz. Tiene ese aire pop alegre, con desparpajo. Por sus actuaciones en varias salas madrileñas, tiene un directo interesante.


Y otras posibilidades existen… aquí

En definitiva, sustancia hay y Quédate conmigo nos ha dejado en una posición favorable para conservar esperanzas para Malmö. ¿Pero se harán este año correctamente los deberes?

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