THE FINAL COUNTDOWN: EUROVISION 2015
Con el inicio del verano, tras la resaca festivalera, el eurofan común intenta desconectar durante unos meses de su mayor afición. Por supuesto, esto es una tarea para muchos imposible, pues en cualquier momento aparece en tu mente el ritmo de cualquier canción eurovisiva que no te la puedes quitar de la mente. Incluso en las fiestas de tu pueblo, la orquesta tira del repertorio eurovisivo. Es muy difícil desconectar, a pesar de que apenas hay noticias eurovisivas.
Sin embargo, con las primeras hojas del otoño, comienzan a aparecer las primeras noticias de la nueva temporada eurovisiva. Tras conocer la ciudad que albergará el gran evento musical del año, los países comienzan a confirmar si participarán o no en el certamen, saltando las alarmas en numerosas ocasiones, ya sea para bien o para mal. Como si se tratara de nuestra fiesta de cumpleaños, los eurofans siempre nos entristecemos por la falta de uno de ellos, deseando que algún año llegue a casa por Navidad nuestra hermana Andorra, nuestro primo Mónaco o el tito Luxemburgo, entre otros. Eso sí, nadie se esperaba que este año entraría por la puerta aquel pariente que vive en la otra punta del mundo, ¿cómo se llamaba?, ah sí, Australia. Pero bueno, nos quedamos satisfechos con la cifra redonda de este año (40 participantes) y que España siga estando entre los países participantes.
Con la llegada del frío invierno, las noticias comienzan a bombardear, se desvelan las primeras canciones y artistas. Y con ellos llegan las primeras críticas y halagos que variarán una cantidad infinita de veces. Del mismo modo, se descubren los presentadores del certamen, siendo este año cuatro mujeres, caso inédito en la historia del festival. Tras una larga espera interminable, TVE comunica su inminente presentación del candidato español. Es el momento cuando estalla la histeria colectiva y la especulación gratuita. En el bombo de la lotería hay participación para cualquier artista, desde Enrique Iglesias, Marta Sánchez o Falete (mejor olvidemos este último nombre). Las alertas se disparan, los artistas desmienten, no confirman y vuelven a desmentir. Los “euroflanes”, al borde de un ataque de nervios, exigen saber de una vez nuestro representante en Viena. Es así cuando amanecíamos un 14 de enero de la mano de Edurne, comenzando el llamado eurodrama. Podemos entender por eurodrama, el conjunto de especulaciones, críticas bipolares constantes e histeria colectiva que arropa a nuestra candidatura hasta la actuación española el día de la final (a veces perdura toda la vida). Asimismo, al conocerse la mayoría de las candidaturas y el orden de la semifinales, comienzan a escribirse las primeras apuestas, quinielas, tops y favoritos a ganar Eurovisión. Personalmente, todo esto lo puedo comparar con los espíritus y demás misticismos del más allá: hasta que no lo vea no me lo creeré.
La primavera extiende su manto de flores a la par que los eurofans españoles llenan de críticas la candidatura española (canción, letra, videoclip,…). Para aquel que llega nuevo a este mundillo, que no se extrañe, pues esto ya es tradición, y pasará de generación a generación para el resto de la eternidad. Otro de los grandes criticados, es el escenario. Aquí hay para todos señores, no se salva nadie. El de este año ha sido catalogado de claustrofóbico, aunque personalmente, creo que nos va a sorprender, y no para mal. La maquinaria comienza a ponerse en marcha y los participantes comienzan su andadura por diferentes escenarios para promocionar su candidatura (véase Eurovision in Concert, The London Eurovision Party,…). Con Edurne, la promoción ha sido básicamente a nivel estatal, participando en varios programas de televisión (olvidemos la participación en “La alfombra roja”), actuando en la embajada austriaca o participando en el spot de la Vuelta Ciclista. Todo ello es muy relativo, pues lo que de verdad cuenta a la hora de ganar votos es la actuación en la gran final.
La cuenta atrás está terminando. Todo está ya listo en Viena para el inicio de Eurovisión 2015. Con los primeros ensayos en el Wiener Stadhalle, los eurofans modificaremos nuestras quinielas, apareciendo los primeros black horses. Esperemos que España sea uno de ellos, ya que este año tenemos una buena candidatura. Es así, señores y señoras, tenemos una pedazo de artista en todos los sentidos, una buena canción (más de un año hubiéramos firmado por tenerla) y un buen equipo con grandes profesionales (Giuseppe di Bella, Miryam Benedited, Tony Sanchez-Ohlsson,…). Es un año difícil, pero tenemos que tener fe y esperanza, apoyando nuestra candidatura, pues estoy seguro que el producto final merecerá la pena.
Como si se tratara del pregón de las fiestas de mi pueblo, finalizo esta columna deseando a todos una emocionante y feliz semana eurovisiva, disfrutando de estos días que anhelamos durante el resto del año y contagiando al resto de personas de la emoción que sentimos por el festival. ¡Viva Edurne, y viva Eurovisión!
Nos vemos en Viena.
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